Con amigos como estos...

Un claro, un ataque reciente, tres figuras en el borde del claro observándose a unos metros.

Dos de ellas iban juntas, un enorme norteño con una espada bastante grande y una chica preciosa con un arco.

La otra figura era un músico con un violonchelo, hasta hacía un apr de segundos lo estaba tocando.

Un segundo de tensión abordó el ambiente. Un segundo de silencio, ninguna del as tres figuras pareciá agresiva, y las tres estaban sorprendidas.

En aquel momento por el rabillo del ojo captasteis una figura salir con dificultad del refugio. Sostenía una lanza y avanzaba lentamente, hizo una mirada de reconocimiento pero se notaba que no estaba del todo bien.
A Perttu su silueta le resultaba extrañamente familiar.

Otro sonido rompió la noche, el relinchar de caballos y el sonido de cascos. Al otro lado del claro. Por la dirección que llevaban y el ruido parecían los bnadidos que han huido

[No tenía ganas de haceros tirar advertir, interaccionad un poquito, ahora si xD]

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

El salvaje desapareció de mi vista, y me contenté al ver que este estaba asustado. Deje de tocar, satisfecho, cuando, mientras aun tenía el arco en la mano, dos personas aparecieron. Uno de ellos era un tipo enorme y amenazador, con una espada aun mas amenazadora. La otra era una joven preciosa que, a juzgar por el arco que portaba, era quien había derribado a aquel bandido.

Y aquella podía ser un pedazo de problema si hubieran visto la cuchilla de aire. El miedo podrían haberlo asociado a la música en si, pero lo otro era un ejemplo claro de magia. No tenía muchas ganas de inquisición, ni tampoco de matar, así que busqué un movimiento de distracción.

- Esto... ¿Vosotros dos sois pareja?

Vale, de distracción y ligoteo, lo admito. Pero oye, la muchacha estaba bastante bien y yo llevaba demasiado tiempo durmiendo solo. Por otra parte, tampoco tenía ganas de morir por culpa de un novio/marido celoso, así que preguntar también era una buena opción por ello.

Pero de repente algo llamó mi atención. Una figura salió del campamento de los bandidos, pero no era un bandido. Estos se estaban dando en retirada en aquel momento. Me fijé mejor, y me di cuenta de que era la suka a la que había ido a buscar.

- Vaya, parece que ha podido escaparse por si sola... - musité.

Me encogí de hombros. Ahora solo tendría que llevarla hasta algun pueblo cercano y luego ya podría echarle la bronca.

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Este es el aspecto de Perttu. Sobra decir que lleva ropa de abrigo y que su violonchelo no está en el suelo.

Spoiler:

Quiero irme... todo esto me supera... ¡¡Vámonos de aquí!!

Los pensamientos de Rose gritaban en su mente, ensordecían cualquier raciocinio. Una música, era lo único que recordaba antes de ponerse a temblar. Como era una chica con determinación, no quiso volver atrás, pero de no ser porque se agarró ligeramente a Aren no podría haber avanzado hacia ese sonido terrorífico.

Ahora se encontraban frente a un desconocido con un violoncello. Él era, sin duda alguna, el artífice de todo. ¡¡Ese hombre era el mal!!

Al verlo y estar junto a Aren se le pasó algo ese miedo irracional, pero algo en su mente seguía taladrando: "Ten cuidado con ese hombre, no es lo que parece".

Optó por una posición estratégica. Si aquel personaje no les servía no dudaría en dejarlo atrás. Se acercó a Aren y le susurró.

- No me fío de este tio, vámonos por nuestra cuenta. Cuanto antes terminemos antes nos pagarán. No tenemos que ir andando de niñera de nadie.

Tampoco tenía porqué fiarse de Aren, pero cada vez le inspiraba más confianza. ¿Sería su incapacidad para hablar bien el latín?

Gòdia

Las últimas horas habian sido terribles. Gòdia ya habia combatido y estado en situaciones peligrosas antes. Pero ahora, que ya podia sentirse segura, sus instintos remitieron y su cerebro empezó a darse cuenta de lo cerca que habia estado de morir.

Y de como le dolia todo.

El ultimo hombre que habia matado podia haber sido su fin, la lanza le pesaba tanto que no podia sino arrastrarla. Se asustó de pensar lo que un humano acorralado podia llegar a hacer.

Y entonces otro instinto afloró en su mente, uno mas primitivo que el de combate. El que permitió a la humanidad sobrevivir antes de la civilizacion, antes de Cristo cuando el mal asolaba la tierra.

El miedo, el miedo de un sabor único, de un olor penetrantre y que marea. El miedo a lo desconocido.

Veia a aquel mendigo al que habia injuriado ¿Como habia escapado de la guardia? ¿Que hacia aqui?

No le cabia la menor duda de que el era el artifice de aquella música demoniaca ¿Que loco se pone a tocar en medio de un combate? La figura del violinista se torno mas peligrosa en la mente de Gòdia, que habia dejado de considerarlo un simple mendigo.

Por la expresion de la chica, la extraña pareja no estaba aliada con aquel... ser. Gòdia estaba realmente debil, la herida de la bestia -Un nuevo escalofrio recorrio su espalda, al recordar los colmillos de aquel monstruo- le ardia y dudaba de poder llegar a ningun sitio por su cuenta.

Y aquel extraño ser con forma humana tenia cuentas pendientes con ella ¿Es posible que descubrieralo? ¿Que yo fui la causante de su aprehension?

Con pasos cortos y los pies arrastrandose se acercó a escasos metros de la pareja, donde esperaba que su debilitada voz pudiera ser oida. Ayuda... Soy un agente Imperial coufh necesito avisar de esto... Digo mirando a los ojos a la arquera.

Llegamos por fin, la musica es estraña, parece querer dar miedo, quizas fuera algun tipo de cancion ritual. Logro mantener la compostura y me dispongo a adoptar una posicion defensiva pero Rose se pega a mi, se ve que a ella le habia afectado mas.

Llegamos y vemos a un hombre, tiene un arco y una especie de instrumento o algo parecido, no tenia pinta de ser peligroso. Cuando pregunta si somos parejas solo obtiene un gruñido por mi parte.

- Estar deacuerdo.

Constesto a Rose, ese tipo no me importaba lo mas minimo y total ya habismo perdido la ubicacion del resto de maleantes porque estaban escapando, aunque si todo era como yo creia facilmente podria haber terminado ya todo, con el Skulling muerto y una de las criaturas.

Pero entonces aparece en escena otra mujer, diciendo ser parte del imperio. Miro a Rose.

- ¿Que opinar?

No conocia a esa mujer y ni por las ropas, lo poco se veia entre tanta suciedad y sangre, no me decia nada, asi que el llevarnosla o no lo dejaria a su opinion.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- Esta juventud, que mal educada... - suspiré.

Lo peor de aquella situación es que, si no conseguía una distracción rápidamente, tendría que salir por patas de allí. El problema era que esa distracción era ni mas ni menos que Gòdia, y la pobre iba hecha un adefesio, por no hablar de las heridas tan feas que parecía tener.

- ¿Pero que demonios? ¿Se puede saber que cojones te han hecho esos bestias?

"Está peor que yo cuando el novio resulta ser un tipo como este..."

Dejé el violonchelo y el arco cuidadosamente en el suelo y fuí corriendo hacia Gòdia. Las heridas tenían una pinta muy fea, y necesitaban un tratamiento cuanto antes, pero no parecía muy dispuesta a cooperar.

- ¿Alguno de vosotros tiene algo para mitigar el dolor? Me vale con alcohol, y si teneis vendas o hilo y aguja sería perfecto.

Spoiler:

No había tiempo de ponerse a discutir, una mujer necesitaba ayuda. La mirada de esa mujer, Godia, clavada en los ojos de Rose había sido decisiva.

- ¡Yo tengo vendas y utensilios!

Rápidamente saqué todo lo que pudiera valer de mi bolsa de viaje.

Medicina: 30:

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Dejo a la decisión del Master qué cosas llevo además de vendas (puse en mi equipo que tenía utensilios de primeros auxilios). Tiro medicina también, pero vamos... no creo que supere esa super tirada.

El violonchelista del demonio se acerca a mi. Levanto mi lanza del suelo con intencion de defenderme de su ataque.

No me engañarás bellaco musito, pero estoy tan debil que no se lo llega a oir nadie. Eres un hijo de satanás y vienes a cobrarte venganza por haberte encerrado, a matarme como mataste a Veil Bernstein

Por desgracia mi lanza estaba siendo usada como baston, asi que conforme se acercaba mi mundo se movia a toda velocidad hasta que me quede mirando el cielo y con un nuevo dolor en el hombro y en la cabeza.

[Perttu, tiene heridas menores, la verdadera herida viene de su cabeza, podrías echar puntos pero el verdadero daño seguramente sea el golpe en sí que la causó, no la herida abierta, tiene un tiempo y está seca, habría que limpiar, y ya, si hiciera falta, coser y vendar]
[Hasta que Godìa no acepte el tratamiento, o no esté ne condiciones de no aceptarlo xD. Continuad mis angelitos, continuad]

La cosa se ponia extraña, la nueva persona estaba herida pero rechazo la ayuda del tipo escualido de la musica, Rose fue para ayudarla.

- Yo te cubro.

Le digo a Rose para estar cerca, con la espada preparada por si hay que cercenar algna cabeza.

- ¿os conoceis?

Era una pregunta mas que obvia por lo que aquella mujer estaba diciendo pero seria mejor si explicaran mas la situacion

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- ¡Lo sabía! - girté -. ¡Por tu culpa la guardia me persiguió en Arkangel! Maldita sea, estás como una regadera.

"Calmate, esto no es lo que te conviene."

Inspiré hondo y solté todo el aire para poder relajarme. La verdad es que eso de acusar de asesinato a alguien solo por querer cobrar a cambio de su trabajo no estaba bien, pero mi pescuezo estaba en juego y no tenía ganas de perderlo.

El grandullón preguntó si nos conocíamos de antes. Resultaba bastante obvio que sí, pero responderle sin dejarlo en evidencia era lo mas sano para mis huesos.

- Si, nos conocemos. No es una historia muy larga, pero hay otros asuntos que resolver antes - volví a dirigirme a Gòdia -. Vamos, dejate de tonterías y deja que te tratemos esa herida tan fea que tienes en la cabeza antes de que se infecte.

Rose estaba todavía medio paralizada, quería poder ver si había algo de utilidad allí dentro y largarse, pero la figura del músico le seguía dando repelús, y ahora encima decían que era un asesino.

-¿Que es eso de asesinatos y venganzas?- se quedó parada, mirando de reojo.

-Mirad, cojamos las pruebas y larguémonos de aquí. Si de verdad eres inocente no tendrás problemas en venir con nosotros- le terminó por decir a Perttu, sonaba como un arresto, pero si aquel tipo se comportaba en contra de la autoridad para la que estaban trabajando sería mejor intentar aclarar el asunto.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Me llevé la mano a la frente y la arrastré por toda mi cara.

- Quien me manda venir a salvarle el culo... - murmuré -. La cuestión es que, ¿a quien van a creer? ¿A un simple músico vagabundo o a un miembro de la Orden del Cielo? Lo siento, pero que mi cabeza termine clavada sobre una pica es una idea que no me resulta demasiado atractiva. Aunque supongo que la opción b es lo mismo pero con alguna que otra herida... - terminé, mirando de reojo al grandullón.

Suspiré. Nunca debí mezclarme con todo aquello. Tendría que haberme largado corriendo en cuanto ví el cadaver. Todo habría sido mucho mas sencillo.

Gòdia se aclaró la mente.¡Pardiez, te estas dejando llevar por las emociones como si fueras una pizpaja! Se reclinó y carraspeo. La garganta le dolia y no podia alzar la voz.

Estabas vagabundeando donde encontramos a un miembro de la Orden del Cielo muerto. Se de buena tinta que tienes contactos con circulos criminales y ciertamente eres una persona sospechosa. Tenia mis razones en ordenar tu aprisionamiento. Razones que aumentan al enterarme de que te fugaste ¿Porqué lo hiciste si eres inocente?

Ahora bien. Aquí estás tratando de salvarme. Se toco la herida. Y bien sabe Dios que me hace falta.

Acepto, malandrín. Pero sabed que seguís siendo sospechoso hasta que todo esto se aclare. No tengo muy claro si quereis envenenarme, si me sanais como coartada o si realmente eres inocente.

[Me recupero al ritmo de la partida. No añado más a lo que ha dicho el máster interpretándome a mi, por mi parte nos podemos ir largando e informar a quien nos ha mandado]

Uno acusa al otro, el otro dice que es inocente, todo muy complicado sin saber absolutamente nada de lo que esta ocurriendo aqui, no tengo ganas de pensar tanto.

- Arrgh, que mas dar, cogamos a los dos y volvamos, que se la apañen alli ellos.

Hablo a mi compañera, siempre con mi arma en mano, no me fio de estos. Si nos fueramos al final si envainaria, total, aunque prefiero mi arma bien puedo acabar con los dos a puños, la chica esta herida y el otro parece un flacucho del monton.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- ¿Y a quien le importa si soy inocente o no? El asesinato de un caballero del cielo en un lugar público es un escándalo, y por lo tanto lo mas importante es encontrar cuanto a antes a alguien a quien poder acusar. ¿Que mejor que un vagabundo excaravanero? Se le pueden poner cuantos antecedentes se quiera y no podrá defenderse - escupí al suelo, asqueado -. Además, si quisiera matarte no tendría que hacer nada mas que dejarte tal como estás. Y ahora quedate quieta, echale un trago a algo de alcohol que tengas y muerde un palo, porque esto va a doler - me giré hacia la chica -. Si eres tan amable...

Cogí sus utensilios y empecé a limpiar la herida de Gòdia. Depués la cosí, seguramente causandole bastante dolor. Para acabar, con tal de evitar que los puntos se infectaran, cubrí la herida con gasas. Una vez terminado todo, se lo devolví a la chica.

Por delante ahora me quedaba enfrentarme a una pena de muerte. Resultaba irónico que fuera a ser por un crimen que no había cometido en lugar de por mis poderes sobrenaturales.

La herida ya tenía algo de tiempo por lo que el trabajo podría no ser efectivo, pero os pareció mejor que dejarla abierta por si misma.
Perttu se puso manos a la obra. El resultado fue interesante, a posta, debido a su animadversión se porto "bastante mal" con Gòdia, apretó por aquí, cosió con ganas, limpió la herida raspando.

Pero aquello hizo que el resultado final fuera mucho mejor de lo esperado, aquello parecía hecho por un médico profesional desde luego una vez terminado. Donde antes la cabeza de Gódia parecía estar abierta ahora no había más que una fea linea cosida cubierta de gasas y vendas.

Gòdia aguanta bastante bien el tipo, está a punto de desmallarse un mar de veces pero es cosa de la pérdida de sangre y la conmoción más bien. Al final tras sentir un poco de dolor y la compresión del vendaje se siente un poco mejor.


Después vino la tarea de irse de allí, pero lo mejor no era irse sin más, habría que echar un vistazo al lugar ya que estaba vacío, o al menos lo parecía, como habían sugerido ya algunos.

No había mucho, el saqueo de armas y armaduras parecían de la batalla parecía haber desaparecido casi, pero se podían encontrar algunas espadas, cotas de malla, incluso algunas placas con las que se podría improvisar algo.
En la zona de atrás había una especie de establo improvisado, donde era evidente que se habían llevado muchos de los caballos. Pero todavía quedaban cuatro o cinco pululando y un impresionante destrero, que saltaba a la vista su que había sido entrenado, el cual Gòdia reconoció a primera vista.

Gódia también os llevó al almacén donde la tenían retenida. Su equipo si había permanecido allí. Y estaba en buenas condiciones.
También había varios cofres, algo pequeños saqueados de la caravana sin duda. Estaban todos cerrados con candados enormes, y dos de ellos eran especialmente robustos, con estructura de hierro.
Sin duda aquellos eran los cofres de ayudas que se mandaban desde Abel, y los dos importantes deberían contener oro.


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Resistir el dolor de Gòdia 137.
Gódia recuperas 20 PV.

Os dejo decidir un momento y ya sigo con la acción, me da cosa hacer esto por vosotros.

Los ojos de Rose centellearon al ver los cofres. Su cuerpo decía "tooodo lo que me des", pero su sentido común le advertía que no era buena idea forzar unos cofres de Abel, sobre todo cerca de desconocidos. Pero, qué demonios, ¿es que no estaba en una aventura? ¡Al diablo con todo!

- Deberíamos abrir esos cofres... - dijo con la mirada fija en los más grandes, casi poseída por su presencia -. Si estos bandidos los habían robado nadie los echará de menos, y nadie sabrá que hemos sido nosotros quienes los hemos abierto.

No se atrevía a mirar a sus compañeros, puede que le dieran el mismo trato de ladrona que a los bandidos huidos, así que se atrevió a añadir.

- Abel tiene demasiado oro y riquezas, por uno o dos cofres menos no creo que se vayan a arruinar.

Miró a Aren, con quien tenía más confianza.

- ¿Qué me decís?


Si me siguen la corriente busco algo con lo que poder abrir las cerraduras, o al menos forzarlas. (Si encuentro las llaves, cosa que dudo, sería un éxito)

Buscar: 106
Trucos de manos: 135

No hay llaves por ninguna parte.

Algunos del os cofres se abren sin más ya les han reventado las cerraduras, contienen metales y documentos. Todos con el sello del león blanco, marcados con número y peso.

Los documentos están casi todos sellados, dirigidos a los mandos del ejército.

Todavía quedan los dos cofres "especiales". Rose no ve manera de forzar esas cerraduras, con simples trucos no le vale. Quizás Aren, con un buen pedrusco o los espadones de los salvajes (hay un salvaje, muerto por Gòdia en la puerta del almacén casi que lleva dos espadones a la espalda) y un rato pueda abrirlo a golpes.


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Por cierto, los cofres, por si acaso, especificaré que son cofres, no arcones, la mayoría los puede llevar "cómodamente" una persona (por tamaño). Aunque pesan entre 20 y 40Kg según el relleno.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Seguí a mis captores, por llamarlos de alguna forma, hasta los restos de lo que en su momento era el campamento de los bandidos. Una vez dentro, Gòdia nos dio un tour por el lugar, mientras iba recuperando sus cosas. Al final, lo mas relevante que encontramos eran dos cofres de oro, la sustracción de los cuales fue sugerida por la jovencita

- No es que esté en contra, que simplemente me da igual, pero decir estas cosas delante de una caballero del cielo me parece que no ha sido la parte mas brillante del plan - dije mirando a Gòdia de reojo.

Aquello no había sido demasiado inteligente, la verdad. Pero por lo menos de momento lo compensaba con su carita de angel.

El tipo raro habló. Vale que no había sido una idea muy brillante y vale que la había propuesto delante de una caballero de la orden del Cielo, pero si acaso osaba atacarme, con lo débil que estaba, no sería un problema acabar con ella e irme con el botín.

¿He pensado en eso? Guau Rose, a veces me sorprendo de lo que piensas :S

Había cambiado mucho desde que salió de casa, no hacía tanto. ¿Qué más podría pasar hasta que volviera?


- Me da igual, yo quiero saber qué hay aquí dentro. Aren, creo que eres lo suficientemente fuerte como para abrirlos. ¿Te parecería intentarlo?

Puso una cara de pena... intentando ablandarle el corazón.

Mientras me pertrechaba de nuevo y vestia de nuevo los aceros de mi armadura, cosa que me costó horrores, pues sola y malherida tenia que hacer cabriolas para enganchar las cinchas y cinturones, oigo a la joven hablar de robar los cofres.

Dita sea moza ¿Es cierto lo que oigo o me he golpeado demasiado fuerte? ¿Acaso no estais siendo pagada por el Imperio? ¿Que honor teneis? Estaba en un aprieto, en mejores condiciones podia haber enfrentado a la chica, y a su gigantón, pero herida como estaba no era ningún peligro. Podian degollarla en cualquier momento, el zíngeuner seguro que se alegraba.

Estos cofres tienen oro y plata, oro y plata que pagará las soldadas de los hombres de armas de Dalaborn. Quizás incluso aqui esté vuestra paga ¿Acaso no maldeciriais si os la negaran porque unos bandidos -recalco la palabra- hubiesen robado los cofres? Piensa en las familias de esos soldados ¿Les negarás el pan?

Los jovenes de hoy salís de aventuras actuando sin consciencia y moral. Os ordenan recuperar los restos de una caravana, y en vez de devolverlos los robais. Me apoyé en mi lanza con un suspiro fingido a medias  ¿En que momento los trotamundos dejaron de desfazer entuertos y hacer el bien para ser hombres sin honor, rufianes y bandidos?

Esperaba que el rapapolvo fuera suficiente. ¿Estoy realmente dispuesta a morir aqui, sin nadie que escriba mi historia?