Breakfast at Tiffany's [Dylan y Natasha]

Dylan

Acudes a la torre de Tarth Lömen pues la Princesa te ha citado para desayunar junto a ella y otros conocidos.

Os reunís en lo jardines de la torre. A la mesa, se sientan vuestra afitriona, presidiendo la mesa. A sus lados se sientan su senescal, un hombre viejo y gordo cuyas patillas se unen con su bigote, Sir Nicholas Karsten; y la duquesa Elizabeth Mercer, una mujer rubia y delgaducha que lleva un vestido simple pero de excelente confección.

Te sientas junto a la duquesa, quien te pregunta por Kelton Smilhausen, sin prestarte mucha atención. Frente a tí se sienta una joven con de cabello rosa, que por la forma de moverse y de responder a las preguntas de Sir Nicholas más parece un viejo perro de guerra que una jovencita de tu edad.

Los dos asientos del fondo permanecen vacíos, pese a estar preparados para recibir más comensales.


Natasha

Una vez reclamados tus derechos de nacimiento en Galgados poco te quedaría por hacer, sin embargo la situación política del principado puede beneficiar a "Los Plumas Plateadas", supuesto que se alíen con el bando ganador. Por ello, cuando Marina Daorland te invitó a compartir su mesa, aceptaste encantada y acudiste vestida "como una señorita". En la mesa se encontraban el senescal, una mujer que te parecía recordar era bastante influyente y un jovenzuelo que no te suena de absolutamente nada, con un aire enérgico que te resultaba agradable.

Una vez sentada, Nicholas, crees que se llama, te entretiene preguntándote cosas de tu vida como mercenaria y contándote historias de su tiempo en el ejército. Despues de unos minutos sacas en claro que lo más cerca que ha estado el viejo de un campo de batalla ha sido una maqueta.

[Ambos]

Pasados unos minutos Marina alza la voz:
-Damas, Caballeros. Agradezco que hayan accedido a compartir mi mesa esta mañana. Sin embargo, tengo asuntos urgentes que tratar con ustedes, así que en lo que llegan los invitados que faltan iré al grano.

Lady Ganz, pese a que su familia tenga sus raíces aquí es usted una extranjera en la práctica. Dígame, ¿cómo percibe usted la disputa de sucesión? ¿estaría dispuesta a decantarse por algún bando? Sea usted sincera, se lo ruego.

En mi favor diré que, a parte de mi derecho por primogenitura, cuento con el favor de los principales consejeros de mi padre, Sir Nicholas Karsten y Lady Mercer.

Y bueno, Lord Kendrick ha hecho un largo viaje hasta aquí para darme su apoyo. Eso tiene que decir algo en mi favor, ¿no?

Natasha

Lo directo de la pregunta te toma por sorpresa y te quedas mirando embobada a la princesa que acaba de soltar esa peorata.

-¿Y bien señorita Ganz? ¿Piensa quedarse mirándome con la boca abierta o va a responder en algún momento de esta semana?- La irritación es visible en los ojos de Marina y te temes, Dylan, que a la pobre muchacha le espera una arenga igual o peor que la que le soltó a su hermano pequeño hace unos días.

Afortunadamente, justo en el momento en que empeiza a desenvainar la lengua, un criado aparece anunciando la llegada de los otros dos invitados... Frederick Daorland, un hombre apuesto de pelo rubio y ojos grises; y el Comandante Lehane Garrow, un hombre moreno, de ojos verdes, bajito y de expresión amable.

-Marina, querida hermana.- Saluda el joven recién llegado con una sonrisa que no le llega a los ojos y una voz que recuerda a un témpano de hielo.
-Llegas tarde, querido Frederick. Temía ya que no te veríamos hoy. Lehane, me alegra verte de nuevo.
-Señora.
-Éstos son Lord Kendrick, del Valle de Ospren; y Natasha Ganz. Supongo que recordarán a Lord Karsten y a Lady Mercer- dice haciendo un arco con el brazo en vuestra dirección. -En cuanto a los caballeros que acaban de llegar se tratan de mi querido hermano pequeño, Frederick, y el comandante de la guardia de la ciudad, Lehane Garrow.
-Encantado.
-Señorita, es un placer conocerla, ¿dígame, qué trae a una mujer de acción como usted por nuestro pacífico país?- dice, mientras te estrecha con firmeza la mano. -En cuanto a Lord Kendrick le recuerdo de la última vez que viajé al valle. Dígame, ¿cómo se encuentra su madre? Era una mujer bastante mayor la última vez que la vi...- Te dice con una sonrisa lobuna.

- Lord Smilhaussen está ocupado. Aunque por desgracia está ocupado haciendo campaña a favor de Frederick, excelencia - respondí a la duquesa.

Al parecer, la "dama" que se encontraba frente a mi se trataba precisamente de Lady Ganz, y nos encontrabamos allí primeramente para tratar de ponerla de nuestra parte. Aunque por lo visto las palabras de Marina parecían impresionarla. Demasiado, para su desgracia. La afilada lengua de su excelencia estuvo a punto de asestar una estocada a la cual Lady Ganz no estaba acostumbrada a recibir.

Estuve a punto de intervenir, pero la aparición de los dos invitados que faltaban me lo ahorraron. Desgraciadamente hubiese preferido que la interrupción la hubiera provocado un trozo de comida alojado en mi tráquea.

- Un placer conocerle, señor comandante - comenté añadiendo una ligera reverencia -. Agradezco su preocupación, mi señor Daorland - dije, tragandome el orgullo -. Mi madre se encuentra perfectamente, gracias a Dios, y ambos esperamos que así siga siendo durante mucho tiempo.

Después de eso callé. No quería seguir hablando, por un lado porque sería una descortesía frente a Marina, y por otro para que la verdad no escapara de mis labios y creara una situación innecesariamente tensa.

GAAAAAAAAAAAANS. ¿TAN DIFÍCIL ERA NO CONFUNDIR UNA MALDITA ESE? El enfado era bastante normal en Natasha, y por un momento estuvo a punto de preguntarse cuan profundo podría entrar el cuchillo de la carne en la garganta de la tan cacareada Marina Daorland.

Iba a responder después de tranquilizarse, pero les interrumpió Frederick. Obviamente no podía dar su respuesta de forma abierta frente a quien era otro de los candidatos al trono, pero se levantó para saludar al joven y responder con una respuesta sútil. Bueno, todo lo sútil de lo que se acordaba de como ser tras tantos años sin pisar un lugar así.

-Pasaba de visita Ser Frederick, - desde luego no pensaba llamarlo Lord - Es obvio que con una cabeza como su hermana, el principado no encuentra problemas de los que necesitarían a alguien como yo. - Y, colofón final de esa mordacidad que era la única burla permitida por las "profesoras" de la escuela de "señoritas" - Pero lo cierto es que tras ratificar mis títulos con la Emperatriz, me ví obligada a viajar a ver a la familia. - Y, levantando la copa ligeramente - Por la Emperatriz, y su capacidad de impartir justicia sin tener en cuenta viejos prejuicios antediluvianos.

- Me alegra oír que su madre se encuentra bien. Lord Smilhaussen me ha informado de que hay un refriado bastante tenaz que se está cebando con los ciudadanos más mayores.- Responde Frederick a Dylan sin perder la mueca que se hace pasar por una sonrisa.

Cuando Rose menciona a la Emperatriz en su brindis, los rostros de ambos pretendientes se oscurecen y corean el brindis de Natasha con voces bastante frías

- Por la Emperatriz y su habilidad para elegir consejeros. Esperemos que éstos sean siempre dignos de la confianza depositada en ellos.
- Por la Emperatriz, que su juventud e inocencia no le impidan ver la realidad del Imperio.

Lady Mercer y Lord Karsten se limitan a corear un breve “Por la Emperatriz”, y beber mientras que Garrow gruñe algo ininteligible con el ceño fruncido y se bebe la copa de un trago… para luego repetir la operación dos veces más.

-Bueno, querida hermana. Y además de para disfrutar de tu mesa ¿para qué has requerido mi presencia?
- ¿Has oído sobre el problema de los mineros? Me gustaría que me reportases algo, como te corresponde como principal responsable de las minas de la ciudad… Lo que menos nos interesa ahora mismo es tener una revuelta en las minas.
-Según yo lo veo hay dos opciones: La primera es que los mineros hayan muerto, en cuyo caso habría que clausurar los túneles en los que desaparecieron y enviar un equipo a investigar. Puesto que dicho equipo no ha encontrado nada, pasamos a la segunda opción: se han perdido entre los túneles.

Considerando que ha pasado cerca de una semana desde la desaparición de los mismos, es improbable que alguno siga con vida. Pero, si alguno siguiese vivo, lo mejor es continuar con las actividades de la mina de manera que nuestro “Caperucito” tenga alguna referencia para salir de donde quiera que se haya metido.
...
-¿Y Karlson? Esperaba verlo aquí.
- ¿Karlson? Esperaba que me lo dijeras tú. Supuse que iría a verte nada más salir de palacio.- Una sonrisa cruel se extiende por el rostro de Marina - El pobrecito se llevó un buen rapapolvo ayer. Supongo que estará enfurruñado en alguna taberna de la ciudad, lloriqueando en el regazo de alguna "señorita" y maldiciéndome.

Los ojos de Frederick brillan con rabia - ¡Lenguaje hermana! Karlson es nuestro hermano y uno de los pretendientes a la corona de Galgados!- Un poco más sosegado - Además, debo decirte que he decidido apoyar hasta cierto punto la idea de Karlson. No me jugaré mi derecho al trono, eso está claro, pero no creo que esté mal que cada uno de nosotros presente un campeón que actúe en su nombre. Divertirá a la gente y estando las cosas como están quizás sea lo mejor que podemos hacer.

Marina parece bastante contrariada, pero no suelta un bemol. Como si fuese algo que hubiese esperado continúa con la reunión sin perder el hilo Como queráis, será una pérdida inestimable de recursos y de tiempo…  Pero supongo que no tengo opción.

El siguiente punto es el asunto de las reuniones nocturnas que se celebran en ciertas zonas de la ciudad. ¿Alguna idea, Lehane?
El principal instigador creemos que es un individuo cubierto con una armadura verde brillante y un antifaz. Aunque no hay nada que lo ligue a los hechos, hay varias personas que lo han visto realizando auténticas proezas físicas. La mayoría de los testigos, de hecho, afirman que se trata de un hombre agresivo y peligroso… Podría ser una coincidencia pero yo no creo en las coincidencias.

En cuanto al contenido de dichas reuniones, nada bueno supongo. Hemos pedido al padre Joshua que nos asesore en todo lo referente al asunto. Ahora mismo, lo que menos necesitamos es a un grupo de pirados jugando a ser brujos.

La reunión continúa tratando temas relacionados con los informes de Lord Karsten y Lady Mercer sobre la seguridad de las fronteras del principado así como de un repaso a los suministros de los que dispone la ciudad y los informes de las cosechas de distintas partes del principado… bastante soporífero la verdad, aunque os sorprende notar que Frederick toma nota de todo ello en una pequeña libreta de cuero marrón.

Al finalizar la reunión, Marina os pide que permanezcáis unos instantes más en su compañía, lejos de la presencia de los otros comensales.

-Natasha, deseo contratarte como mi agente en la ciudad. En la mayoría de los casos su función será la protección de Lord Kendrick, lo que no debería ser demasiado lioso pues es un buen chico que apenas se mete en líos. Naturalmente no espero que sea gratis.

No estaba muy segura, pero alguien que tiene los ovarios de hacerle un desplante así a mi hermano "y a mí" no debe de ser muy dado a intrigas... Además vuestra vasta experiencia marcial os permitirá actuar de incógnito sin muchas complicaciones

Dylan, vas a  reunirte con una tal Chrome en "Las casas colgantes", debería tener cierta información referente a Lord Dyrr de Renroth, quien recientemente se ha reunido con mi hermano.

Estuve a punto de soltarle a la joven que nunca debería juzgar a un libro por su cubierta, pero al menos ahora creía que no sería muy útil (para ningún bando) en una intriga. Mejor para mí. Odiaba la escuela de señoritas cuando era pequeña, y prefería no tener que usar sus métodos.

Bueno, un trabajo es un trabajo, sin embargo no puedo darle un... presupuesto, hasta hacerme una idea de la cantidad de protección que va a requerir. Así que necesitaría más detalles sobre eso. En cuanto a cualquier otra actividad, tendrá que ser pagada como un extra. Dicho esto, me detuve unos segundos, y tras darle un sorbo a mi copa, seguí. Sin embargo, dudo que se trate del tipo de actividades para las que haría una factura para el gremio de mercenarios, así que creo que podremos aplicar un cierto descuento sobre el precio habitual. Además esos "extras" no me los pagaría directamente a mí. Soy una mercenaria limpia y sin vínculos con nadie, y si alguien relacionase esos extras conmigo me tomarían por algo que no soy, así que tendría que ingresarlos a una cuenta del banco de Providence que le indicaría.

Cuenta de la que se beneficiaría principalmente mi hermana, no yo, pero eso eran detalles que nadie tenía porque saber.

- Por la emperatriz - dije, añadiendome al brindis.

Contuve risa e indignación a partes iguales cuando mencionaron al caballero esmeralda como instigador de las reuniones nocturnas. La gente aun no parecía darse cuenta aún de lo que estaba haciendo por ellos. Daba igual, ya lo harían, y si no, tampoco lo hacía para conseguir su reconocimiento.

El tiempo transcurrió, a un ritmo lento. Se me hacía muy pesado, pero era necesario. Por fin terminó todo, pero mientras los demás se iban de la sala, mi señora nos pidió a Lady Gans y a mi que permanecieramos. Con poca gente a mi alrededor, pese a que no se había perdido seriedad, una sonrisa se dibujó en mi rostro. Costaba mucho mantenerla escondida cuando llevabas tanto tiempo usandola, y siempre servía para conseguir la confianza de la gente.

- Por supuesto, pero sería de agradecer una localización un poco mas precisa, a poder ser.

- Bueno, concretamente mencionó que se encontraría un sitio llamado “Marlow”. Es el tipo que suelen frecuentar “caballeros” sobre todo. – dice ruborizándose y mirando a un lado. - De todas formas, en cuanto a lo que pudiesen costar sus servicios, Lady Ganz, no dudo que será una cantidad elevada… A fin de yo también soy la cabeza de una organización y comprendo las repercusiones de que algo me ocurriese…

Levantándose y dirigiéndose hacia la salida añade - Espero que la búsqueda sea fructífera, ¿alguna cosa más?

***

Mientras salís de la sala un criado os detiene - Señor Kendrick, ha llegado una carta de su madre –te dice mientras te alarga un sobre (Dylan, revisa tu bandeja de entrada).

- Oh... Entiendo...

Me sonrojé, aun mas que Marina, y mi sonrisa desapareció. No era el tipo de sitio al que estuviera dispuesto a ir, pero si era por Marina, tendría que hacerlo. El trabajo podía resultar duro, pero era lo que había que hacer.

Marina preguntó si queríamos algo mas. Aquel era un momento perfecto para ayudarla con un tema que no haría mas que traernos problemas en el caso de no solucionarlo. Mi habitual sonrisa volvía a estar en mi rostro

- La verdad es que si, excelencia, si me permitís el atrevimiento...

Esperé a que me diera su visto bueno.

- Verá, me gustaría comentaros un problema que deberíamos solucionar cuanto antes - esperaba que Lady Gans no estuviera atenta a aquella conversación -. No me gustaría que lo interpretaseis como una falta de respeto, pues es mi última intención, pero, excelencia, creo que hay algunas ocasiones en las que os excedéis en vuestro lenguaje con vuestros posibles aliados, y eso puede asustarlos y hacer que, en lugar de apoyar vuestra pretensión, apoyen la de uno de vuestros hermanos.

"Espero que no se lo tome a mal."

- Lamento haberos hecho perder el tiempo, pero considero que es un tema que debía ser tratado. Y por cierto, es Gans, no Ganz. Natasha parece estar algo molesta por ello.

Hice una reverencia y me dirigí a la salida, pero antes de llegar a ella uno de los criados me trajo una carta de mi madre.

- Muchas gracias.

Una vez fuera, abrí la carta y la leí con detenimiento. La volví a introducir en el sobre y la guardé en uno de los bolsillos interiores de la gabardina.

- Partamos pues, Lady Gans.