Prologo[Yayiki]

-Buenas noches...
Kyo se desnuda y se mete en la cama de la habitación.

-¿Hoy no te pides el suelo?-Pregunté más para mí que para él.-Er... nada, pues eso, a dormir.-Me apuré a decir, cerrando los ojos.

Kyo se levanta y se pone al lado de Yayiki en el futón.
-Bueno, si quieres que duerma contigo, pues dormiré contigo
Kyo se coloca en la posición del otro dia.

-Bueno, si quieres que duerma contigo, pues dormiré contigo-Dijo, acostándose en el suelo.

-P-p-pero qué...-Murmuré azorada, pero en seguida desistí y cerré los ojos. Tampoco se estaba mal.

Despertaste al dia siguiente. Kyo seguia dormido, y tambien te abrazaba, como la otra vez. Empiezas a sospechar que siente algo por ti.

Desperté cuando los primeros rayos de sol comenzaron a entrar por la ventana, estos me dieron en la cara, sacándome de mi ya ligero sueño, bostecé levemente, estirándome como si me tratase de un gato, me notaba algo más relajada que ayer, quizás porque no había ningún horrible monstruo tratando de asesinarme.

Me giré... y me encontré cara a cara con Ryo, todavía dormido, pero cuya cercanía me dejó una honda impresión. Más por la la situación que por cualquier otra cosa, pues a sus rasgos ya estaba acostumbrada, los rasgos que, de hecho, mientras dormía se suavizaban. Observé, conteniendo la respiración, el contorno de su rostro, el pelo negro enmarañado por el dormir, la respiración suave pero pesada del sueño... Tomé aire y, tras unos segundos, me levanté, roja como un tomate y yendo a darme un baño. Saqué antes a Kyo Ojos de Pollo de su cubil y me lo llevé.

Como la anterior Pisada, el baño era inquietantemente igual. De madera entero, con una letrina y un barreño de lata lleno de agua, bajo el cual había una plataforma de roca que elevaba la bañera sobre una pequeña hoguera apagada para hacer más llevaderas las mañanas o las noches más frías.

Con parsimonia y cansancio me desvestí entre bostezos y entré en el agua, llevándome a la gallina conmigo, siempre me había gustado llevarme barquitos y similares, ahora que tenía uno vivo...

La gallina se pone a cacarear en cuantro entra en el agua, pero parece que eso no despierta a Kyo. Por tu experiencia sabias que Tora ya estaba abajo y que Akari era indespertable, asi que no te preocupaste.

La gallina cacareó con fuerza cuando entró en el agua, pero la hundí hasta el fondo.

-¡Tocado y hundido!-Dije, entre risas, sacándola segundos después. La gallina emitió un gorjeo, escupió agua y se lanzó contra la puerta cerrada. Al ver que no podía pasar, se puso a dar vueltas, agitando las alas con fuerza y dando esporádicos saltitos aquí ya allá hasta que un acertado lanzamiento de pastilla de jabón la convenció de su preferencia por seguir viva y calladita. Me desperecé dentro del barreño y salí, poco después. No había subido las persianas del baño en ningún momento, tras el enfrentamiento con las aberraciones de ayer, me había sorprendido a mí misma siendo capaz de ver con la misma facilidad en la luz que en la oscuridad, captando hasta los matices más nimios que la penumbra pudiera esconder. El por qué de ello era algo que desconocía pero que en absoluto lamentaba, a fin de cuentas, era una ventaja.

Me vestí ahí mismo (Esta vez no había cometido el error de olvidarme la ropa) y cogí a la gallina, poniéndomela de sombrero exótico. Kyo todavía dormía como un soberano tronco. Tora debía estar devorando presuntuos hermanos de mi sombrero y Akari debía estar durmiendo la mona todavía. Por otro lado, la compañía en solitario del gigantón no era precisamente algo que resultara entretenido. Habría que despertar al dormilón.

-Kyoooo ¡Feliz no cumpleañooooooos!-Exclamé, agitando las manos teatralmente y empezando a cantar el himno del no cumpleaños mientras daba botes por toda la habitación con la gallina cacareando por el constante movimiento.



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Kyo se levanta sobresaltado pegando un grito impresionante.
-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! ¡ME NIEGO A HACER EL RIDICULOOOOOOOOOOOOOO!

Kyo se despertó, sobresaltado, gritando como un loco, no, si después de todo hasta va a tener su lado cómico.

-Buenos días ¿Te ha gustado mi despertar?-Pregunté sonriendo y acariciando mi sombrero.

Kyo te hecha una mirada asesina. Estaba muy cabreado.
-No vuelvas a despertarme asi, ¡NUNCA!

-No vuelvas a despertarme asi, ¡NUNCA!

-Si seguro que en el fondo te ha gustado... En fin, ¿Vamos yendo abajo? Tora debe haberse comido ya a suficientes hermanos de mi sombrero como para no tener ganas de hincarle el diente.

-Lo dudo, hoy a Tora le tocan las costillas de cerdo.
Bajais hasta la taberna donde encontrais a Tora sentado y con varios platos completamente vacios delante suyo.

-Lo dudo, hoy a Tora le tocan las costillas de cerdo.

-Ten cuidado pues.-Dije, saliendo corriendo cuando me fulminó con la mirada. De la otra puerta salían los ronquidos de Akari, tan... sonoros como siempre.

Abajo, Tora estaba recostado contra la mesa, con la armadura salpicada de salsa de costillas aquí y allá y con una cara de satisfacción difícilmente descriptible, con los brazos cruzados y rodeado de platos vacíos en los que, de buen seguro, antes había comida, y bastante a juzgar por la cantidad.

-Bueeeenaaaaaaas ¿Hasta que hora piensa dormir esa señora?-Le lancé la indirecta a bocajarro, ya era hora de ir saliendo de la ciudad.-Ah, y Kyo tiene muy mal despertar.

Si no llegas a escapar te habrias encontrado con una mirada tan asesina que habria sido capaz de provocarte daño. Abajo, Tora se levanta al recibir la indirecta.
-¿Mal despertar? No me digas que le has cantado feliz no-cumpleaños.
Kyo baja y se vuelven a oir los golpes. Tora y Akari salen. Esta vez Akari tiene una cara de sueño que no se le aguanta.

-¿Mal despertar? No me digas que le has cantado feliz no-cumpleaños.

-Pueeesssssssssssssssssss... Quizás.-Repuse, mirando la escalera cuando Tora desapareció por ésta, no sin antes dejar pasar a Kyo, que no parecía precisamente feliz (Aunque nunca soliera parecerlo, por lo que no le presté especial atención.). Al poco, tras una ristra que sonaron horriblemente bien propinados, también bajaron Tora y Akari, esta última con su cara de modorra habitual de por las mañanas.

-Buinaaaaaaas ¿Para donde tiramos entonces hoy?

-Hacia Dalaborn. Despues iremos directamente a Arkangel, sin paradas.-dijo Akari.
Kyo, Akari y tu devorais el almuerzo en poco tiempo. Despues salís y esperais un momento a Akari, la cual vuelve con 3 caballos.

-Hacia Dalaborn. Despues iremos directamente a Arkangel, sin paradas.-dijo Akari, yéndose y trayendo un trío de caballos. Cogí una yegua colo tizón y la monté, haciendo gala de unos conocimientos mínimos de equitación.
-¡Hacia Dalaborn pues!-Dije, como un general frente al ejército enemigo, alzando su espada en pose desafiante. El efecto se perdía si en vez de espada usaba una gallina.

Kyo te mira un momento antes de ponerse delante tuyo de un salto para montar el a la yegua. Tora subio a un caballo de guerra oscuro, y Akari subió a un caballo blanco. Iniciasteís la marcha hacia la capital de Dalaborn. A mitad del camino unos esqueletos extraños y enormes salen del suelo. Son 4. Todos bajais dispuestos a luchar con ellos.

Combate