Mensajes : 1954 Fecha de inscripción : 29/08/2010 Edad : 36 Localización : Barcelona...¿?
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Tema: Buscando a Solace Jue Jun 30, 2011 2:41 pm
Buscando a Solace
Estaba oscuro... El olor a sangre impregnaba la pequeña habitación. Aquél pobre hombre no sabía con quien se estaba metiendo y eso seria su perdición. Otro puñetazo, esta vez un par de dientes saltaron al suelo mezclados con la sangre de aquél hombre.
-No sé donde esta... por favor tengo familia... -suplicó.
Otro puñetazo, ahora en el pecho, se escuchó el crujir de las costillas. Fue un sonido escalofriante. Por un momento temí haberle perforado un pulmón pero respiraba bien, bueno, más o menos bien.
-¡Mientes! -le grité.- ¡Dime donde esta o morirás!
-No lo sé, yo solo soy un simple trabajador... -empezó a llorar.- No sé nada, no se donde esta ella...
-Vaya, eso no es lo que esperaba oír. -Mi rodilla impactó en su rostro y le rompí la nariz.
-Por favor, si no vuelvo pronto pensarán que he desertado y matarán a mi familia. -Provocaba un molesto pitido agudo al respirar.
Empecé a sospechar que aquél tipo no sabía nada en realidad, que mi información era falsa. Pero aquello era imposible, mi contacto era de confianza y no se atrevería a traicionarme. Aunque visto de esta manera, la traición estaba a la orden del día y era muy común en estos tiempos. El Imperio ganaba poder y cada vez quedaban menos dispuestos a alzarse en su contra y más y más se unían a sus filas. A veces es una cuestión de supervivencia. No, es imposible lo conozco desde hace mucho tiempo y jamás me mentiría, además hubiera sido una estupidez mandarme a torturar a un pobre desgraciado.
Le eché un poco de agua a la cara para que se refrescara un poquito, lo necesitaba. Le levanté el rostro desde la barbilla y le abofeteé, empezaba a perder el conocimiento.
-Escucha... Escúchame bien, si no me dices lo que quiero saber seré yo quien vaya a por tu familia así que empieza a cantar.
-Vaya... ahora entiendo porque os exterminamos a todos... Los jedi os creéis que estáis por encima de todo... -me escupió un gargajo lleno de sangre en la cara.- Ahora mismo Solace debe de estar caminando por el corredor de la muerte, es demasiad tarde para ti muchacho.
Sonreí, me limpié la sangre de mi cara y desenfundé mi sable de luz. La habitación prácticamente a oscuras se iluminó pronto con una luz roja.
-Yo... no soy un jedi... -mi cara empezó a desfigurarse en una mueca perversa y mi ojo rojo brillaba con furia.- Y tú... Vas a contarme donde esta ella ahora mismo por el simple hecho de que quieres conservar todas las partes de tu cuerpo antes de morir.
¿Como había llegado a esto? Supongo que estaba predestinado desde mi nacimiento, o quizás fue elección mía desde el principio, puede que siempre hubiera deseado esto. Lo deseo.
Carpazzo Miembro Legendario
Mensajes : 2693 Fecha de inscripción : 20/07/2010 Edad : 29 Localización : Sevilla (Santiponce)
Tema: Re: Buscando a Solace Jue Jun 30, 2011 3:01 pm
Mola! Sangriento y molón, y además el prota parece muy tridimensional! (literariamente hablando, obvio xD)
Derein Miembro Legendario
Mensajes : 1954 Fecha de inscripción : 29/08/2010 Edad : 36 Localización : Barcelona...¿?
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Tema: Re: Buscando a Solace Mar Jul 05, 2011 11:16 pm
El Camino Oscuro
Nunca tuve una familia muy unida, jamás conocí a mi madre y mi padre era militar así que prácticamente no lo veía nunca. Un droide fue quien cuidaba de mí cuando él no estaba, que era casi siempre.
Hobbel Lars, mi padre, me contó como conoció a mi madre, es una historia que me había contado muchas veces. No tenía nada de especial, ella era transportista y mi para aquél entonces padre, era mecánico.
Hacía unos pocos meses había llegado a manos de mi padre un 578-R, una reliquia de la antigua república. Era un transporte espacial muy viejo, probablemente de los últimos que quedaban si no era ese el último ya. Para terminar la restauración de la nave solo le faltaba una pieza que había tenido que diseñar a partir de una pieza antigua y rota, los recursos y la maquinaria para construirla solo podían ser fabricados en una empresa privada en Corellia así que la encargó.
Un mes más tarde el paquete llegó de manos de una transportista humana llamada Sailyne Jia'Lyon, mi madre. El flechazo fue instantáneo y después de una cena de cortejo los dos quedaron prendados el uno del otro. Yo nací nueve meses más tarde.
Vivimos los tres juntos en Coruscant hasta que cumplí los dos años, fue entonces cuando murió mi madre, o eso pensaba, la verdad es que no se que pensar o a quien creer. El transporte de mi madre fue asaltado por piratas y fue destruido, la nave quedó reducida a chatarra y no se encontró rastro alguno de su cuerpo.
Mi padre desolado se alistó en el ejército como piloto y yo simplemente quedé en un segundo plano. A partir de ahí crecí bajo el cuidado de un par de droides y solo una vez cada tres meses podía alcanzar a ver a mi padre. Mi madre... Bueno la verdad es que no recuerdo ni que aspecto tenía, supongo que era demasiado pequeño para poder recordarlo.
Cuando ya tenía cinco años era capaz de hacer cosas que los demás niños no podrían ni soñar a realizar en su vida. Aunque no era consciente de ello era capaz de percibir cosas que nadie más podía, también podía mover objetos a distancia, a veces cuando quería un juguete este simplemente venía a mí como por arte de magia. Cuando tenía seis años estuve a punto de ser atropellado por un speeder que volaba rasante, en aquél entonces no entendí que pasó pero ahora al recordarlo lo entiendo perfectamente.
Pocos adultos tienen los reflejos tan agudos como los tenía yo entonces siendo solo un niño y aún menos podrían haber esquivado el golpe mortal de aquél vehículo que se aerodeslizaba a toda velocidad, pero yo no, antes de que pudiera darme cuenta me encontraba a cinco metros de donde me encontraba y el speeder corría ya por el final de la calle.
Pensándolo bien no sé como la orden jedi no me localizó antes, y he de decir que cuando me localizaron fue una simple casualidad, por aquél entonces yo tenía siete años.
Era de noche y me acababa de acostar, mañana venía mi padre de una misión así que no había protestado ni una vez cuando mi droide niñera me mandó a la cama porque quería estar despierto para cuando él llegara por la mañana.
La habitación estaba a oscuras y yo ya empezaba a sentir el peso de mis párpados mientras el sueño me arropaba. La puerta chirrió al abrirse y la luz del pasillo entró en mi habitación marcando una sombra enorme en el umbral.
Me desperté y vi la silueta de alguien que se acercaba hacia mí, llevaba una capucha que le ocultaba medio rostro, por un momento pensé que era mi padre que había llegado antes pero pronto ese pensamiento se desvaneció de mi mente, aquella persona me inspiraba temor.
A cada paso que daba la sombra se hacia cada vez más grande y mi corazón se aceleraba más y más. Podía sentir algo muy poderoso como una fuerza oscura que emanaba de aquel ente sombrío que parecía la muerte en persona, solo le faltaba la guadaña con la que cosechaba las almas de los muertos, tampoco estaba tan lejos de la realidad.
Lo tenía al lado de mi cama, yo continuaba con las sábanas hasta la altura de mis ojos entrecerrados con los que observaba aquella oscura visión. En la sombra de la capucha se veían brillar dos ojos rojos, la pupila estaba muy dilatada como la de los gatos en la oscuridad y ocupaba prácticamente todo el iris con lo que sus ojos parecían dos anillos de sangre flotando en la negrura de su rostro.
-Levántate Derek... tu madre nos espera. -su voz era rasposa y sus palabras parecían gargajos.- Debes empezar tu camino.
Mi madre... Aquél hombre decía que mi madre estaba viva, era imposible. Mi padre me había dicho que estaba muerta, nada de aquello tenía mucho sentido para mí, estaba confundido, lo que era normal teniendo solo siete años. Como todo niño que hubiera perdido a su madre y de pronto descubriera por pequeña que fuera la posibilidad de que su madre estuviera viva, yo me hice ilusiones.
-¿Mi mama, de verdad? -pregunté.- Quiero verla.
-Pues acompáñame. -dijo con su voz rasgada.
-Vale. -dije mientras me levantaba.- ¿Quien eres?
-Mi nombre es Kan'door Jia'Lyon soy el hermano de tu madre... Maestro Darth Havoc para tí. Vamos, sígueme. -Se giró y empezó a andar hacia la puerta.
-¿Donde esta mi mama? -dije. Se detuvo.
-Antes de poder reunirte con la Jen'ari Darth Omen deberás someterte a la prueba del camino oscuro. Después yo te entrenaré en las artes de los sith y te convertirás en el Sith'ari, serás una leyenda viviente, un dios que caminará entre los mortales. -Cada palabra que pronunciaba se volvía más oscura y sobrenatural.
Apenas entendí nada de toda aquella verborrea que acababa de soltar aquél hombre que clamaba ser mi tío, el hermano de mi madre. Salimos de mi habitación, cuando estábamos a punto de salir cuatro personas irrumpieron en la sala de estar empuñando sables de luz y nos rodearon. Asustado me agarré a la capa de mi tío e intenté esconderme.
No tardó ni un segundo que mi tío ya un sable de luz rojo en cada mano, además aquellos sables de luz tenían una hoja de luz de unos veinte centímetros que sobresalía en la parte inferior de la empuñadura.
-Ríndete Havoc, no tienes nada que hacer. -dijo uno de los más jóvenes. Darth Havoc le dedicó su sonrisa más perversa.
Dos de los intrusos saltaron hacia él levantando sus armas. Darth Havoc paró los dos golpes sin apenas inmutarse y los dos saltaron hacia atrás impulsados por la fuerza del impacto del choque de sus armas.
-Vamos, si continuas por este camino solo encontrarás la muerte. -dijo el Bothan.
Los cuatro se lanzaron hacia él cada uno desde puntos opuestos, Darth Havoc paró los cuatro ataques al mismo tiempo de manera diestra y los cuatro salieron impulsados chocando contra la pared. Entonces mi tío saltó a la velocidad del rayo hacia el muchacho que le había pedido que se rindiera y hundió un sable de luz en su pecho y lo levantó mientras sonreía.
Con el movimiento su capa había caído mostrando el aspecto de Kan'door Jia'Lyon. Su piel tenía un tono gris azulado, era calvo y tenía la cabeza llena de tatuajes tribales, lo más llamativo era el tatuaje de un ojo en la parte posterior de su cráneo y a su alrededor parecía haber una aura oscura que hubiera jurado que podía tocarse. Ahora su poder era mucho mayor y lo sentía vibrar en el aire sacudiendo la misma existencia de aquella habitación.
El Bothan saltó por su espalda velozmente, pero Darth Havoc era mucho más rápido y con un grácil movimiento giró y partió por la mitad a su enemigo, antes de que su cuerpo cayera al suelo le cortó la cabeza.
Yo corrí a esconderme debajo de una mesa. Los dos restantes jedis intentaron un ataque sincronizado, eran diestros pero no eran ni de lejos lo suficientemente poderosos como para enfrentarse a alguien como Darth Havoc. Atacaron en paralelo cruzando sus sables de luz. Havoc se agachó a la vez que empujaba a uno de una patada, se levantaba a espaldas del otro con un sencillo y rápido giro. Agarró con su mano derecha la cabeza del jedi y apretó con fuerza, de repente su cuerpo empezó a convulsionar y a soltar unos alaridos sobrehumanos, su piel empezó a cuarterarse y un hálito azulado salió de cada agujero de su cuerpo hasta que dejó de moverse. Su cuerpo cayó inerte al suelo.
Darth Havoc empezó a andar hacia el maestro jedi lentamente, este se levantó adoptando su postura de combate pero en sus ojos solo mostraban miedo, no, terror. Darth Havoc ni siquiera mantenía sus armas en alto mientras se acercaba andando al maestro jedi y este retrocedía a cada paso tembloroso.
Tres figuras más irrumpieron en la habitación, una era una mujer joven de pelo corto y un tatuaje en la frente, otro era un hombre joven con barba y el último era un Nautolano asombrosamente alto. Los tres miraron los cuerpos inertes de los padawan con tristeza.
-Pa... -empezó a decir el hombre de la barba pero antes de que pudiera terminar Havoc atac
Sus sables de luz chocaron y de pronto una pelea mucho más feroz empezó entre los cinco ahí presentes, el combate era un juego de luces de colores que se movían velozmente como remolinos mientras chocaban entre sí. Parecía un combate muy igualado pero poco a poco Havoc empezó a ceder y quedó acorralado contra una ventana del edificio. De pronto un sbale de luz atravesó su defensa haciendole un corte superficial en el brazo derecho pero lo suficientemente crítico para impedirle usarlo de manera efectiva. Apartó sus adversarios con un golpe de fuerza y rompió la ventana a sus espaldas. Me miró.
-Volveremos a vernos Sith'ari. El camino oscuro nos volverá a reunir. -dicho esto saltó por la ventana del edificio al abismo de Coruscant.
De pronto todo aquel horror había cesado, el salón parecía un campo de batalla, bueno, era un campo de batalla. El maestro jedi que hacía unos minutos estaba temblando se acercó hacia mí, apartó violentamente y levantó su sable de luz dispuesto a atacarme, yo me quedé paralizado. El sable marcó un arco descendiente directo a mí pero antes de llegar otro sable de luz impidió su trayectoria.
-¿Se puede saber que haces? -dijo la mujer que me había salvado.
-Este niño ha sido la causa, esta contaminado por el lado oscuro, ya has escuchado como lo ha llamado. -replicó con furia el maestro jedi.
-¡Solo es un niño! -exclamó ella.- Ni siquiera entiende que es lo que esta pasando.
-Debe morir.
-Es el odio y el dolor quien habla, no tu. -dijo el Nautolano.- Solo es un niño.
-Un niño sensible a la fuerza querrás decir -replicó el joven con barba.
El maestro jedi apagó su sable de luz y cayó de rodillas al suelo con la mirada baja. La mujer se agachó y me miró.
-Hay que llevarlo al templo y intruirle. -dijo.
-Y de paso descubrir que querían los sith con este muchacho. -dijo el joven.
-Vamos Obi Wan, no es momento de hablar de estas cosas. -dijo el Nautolano.
-Tu siempre tan escueto maestro Fisto.
La mujer sonrió y me cogió en brazos, yo simplemente aún estaba en shock por lo ocurrido recientemente.
-Vamos a sacarte de aquí cuanto antes. -dijo.
Aquella fue la primera vez que vi a Solace y el día en que se convirtió en mi maestra.
Buscando a Solace (2)
La tortura es un arte ancestral que se practica desde el principio de los tiempos. Es el método por excelencia para conseguir información de alguien. Mientras torturas a alguien eres capaz de tocar su dolor, de convertirte en todos sus males y tener el poder de quebrarlo en cualquier momento. Cada ser o individuo tiene un límite diferente, un punto de rotura en que su mente y su cuerpo se quiebran y se rinden definitivamente, es entonces cuando ganas completo control sobre su ser.
-Basta... por f... -suplicó pero un puñetazo interrumpió sus suplicas.
-No me dices lo que quiero saber. ¿Sabes lo que es esto? -dije mientras sacaba unas agujas de una bolsa.- Estas agujas contienen una dosis no mortal de una neurotoxina muy potente, un simple pinchazo con ellas y sentirás como tu cuerpo empezará a arder, por supuesto no arderás de verdad pero tu cerebro creerá que sí y será mucho más espantoso, suplicaras que te mate, pero no lo voy a hacer. No he visto nunca a nadie que haya soportado mas de dos pinchazos, me pregunto cuantos soportarás tu...
El hombre me miró horrorizado con su cara inflamada llena de moratones, sangre, lágrimas, sudor y mocos. Clavé aquella aguja de veinte centímetros entre los dedos índice y corazón de su mano derecha, no tardó ni dos minutos en comenzar a gritar. Los alaridos eran insoportables.
-Puedo hacer que termine ahora mismo si quieres, solo tienes que decirme donde esta Solace. -le dije con una sonrisa. No obtuve más que gritos como repsuesta.- Vamos ya te has hecho el hombre, has demostrado que pueds aguantar cualquier cosa pero esto esta más allá de lo que un mortal pudiera soportar, te mereces un descanso pero antes solo tienes que decirme un cosa y todo terminará para tí.
-Esta en... esta... -apenas podía hablar sin soltar ningún alarido de dolor.- El asteroide, es una trampa no sabe que van a emboscarla allí, el mismo Lord Vader lidera el ataque.
-¡Dame las coordenadas! -grité.- ¡Vamos!
-Las coordenadas... estan en mi pad de datos la contraseña es... XYXJ9ZQJ3.
Le corté la cabeza con mi sable de luz, todo había acabado para él, quizás había sido un gesto demasiado misericordioso después de todo el dolor que él y sus “camaradas” habían causado a la galaxia, a mí incluido.
Aquello no era nada bueno, si Vader iba al encuentro de Solace no se que es lo que puede ocurrir, es fuerte sin duda y muy hábil pero Vader es muy poderoso, quizás no pueda sobrevivir a un enfrentamiento directo contra él. Solo pensar que todo aquello era obra de un traidor me ponía enfermo, me había cruzado tantas veces con él en el templo antes de que me expulsaran... No le permitiré arrebatarme a nadie más.
Extraje el pad de datos de su bolsillo he introduje la contraseña. Había un montón de datos pero a mí solo me interesaba una información en concreto, tardé un par de minutos en encontrarla, cuando lo hice la memorizé y tiré el pad de datos a un lado y salí de aquél cubículo oscuro que olía a sudor, sangre y muerte...