Casa Uller

La historia de la casa Uller no comienza con grandes gestas, ni con héroes de brillante armadura. Es más, probablemente, la historia de esta casa sea una de decadencia…

Tras la rebelión de Fuegoscuro, en una época de cierta tranquilidad hará ya unos cien años, el comienzo de la explotación minera en las montañas, y la necesidad de que alguien regentara aquellas tierras, hicieron que el caballero Ser Lucius Uller ascendiera a la categoría de señor. Aparentemente no había motivos para que aquel hombre recibiera tales honores, simplemente los años que su familia llevaba sirviendo a la corona con lealtad durante generaciones; aunque aquellos con peor lengua decían que era simplemente porque se trataba de un familiar lejano de la corona y que tenía una buena fortuna… Pero el hecho de que fuese un montón de piedras sin posibilidad de cultivo, o de mantener grandes poblaciones, y su difícil acceso ayudó a que nadie pusiera muchas pegas al respecto. Después de todo, ¿quién querría pasar su vida en una montaña, aislado del mundo?

Así fue como Lucius pasó a regir en aquella montaña incomunicada. Lo primero que hizo fue asentar una población para los mineros, al igual que comenzar la construcción de un camino que lo comunicase con el resto de lugares de poniente, y la construcción de una fortaleza desde la cual mantener bajo control el territorio. Lucius no llegó a ver cumplido casi ninguno de sus proyectos, ya que murió medio año después de su ascensión, siendo su hijo, Edgar, quien llevaría a cabo todos sus planes y obtendría gloria en su lugar.

Ese fue el comienzo y esplendor de la casa Uller.

Tras la muerte de Edgar, los Uller estaban bien asentados en la montaña: tenían dinero, una fortaleza y soldados. Cosa que, sin ambición alguna, los llevó a estancarse en aquel lugar y parecía que así iba a ser siempre... O así fue hasta que Aeren asumió el liderazgo de la casa, tras la sospechosa muerte de su hermano mayor.

Aeren “El Picas” era un hombre ambicioso y sin escrúpulo alguno, al cual no le importaba el modo que tuviera que emplear si le reportaba beneficios claros. Espiaba, asesinaba, pagaba a bandidos para que asaltasen tierras vecinas… no le hubiera importado vender a su propia madre si le hubiesen pagado bien. Pero, sin duda, por lo que pasó a la historia fue por la manera de tratar a todo aquel que osaba enfrentarse a él, o tan siquiera comentar algo en su contra. A esas personas, tras torturarlas durante días, les cortaba la cabeza y las colocaba en las picas que adornaban los muros de su fortaleza… de ahí su apodo.

Aeren casi significó el final de la casa Uller, ya que tras varios años de su liderazgo no había nadie que le viese con buenos ojos y sus vecinos no hubieran tardado demasiado en atacarle desde todas partes. Pero fue desde dentro de su propia casa donde se originó su caída. Su propio hijo, Edward, fue quien finalmente se alzó contra él a la edad de 17 años, quien contaba con el apoyo de casi todos los hombres de su padre y algunos de sus vecinos.

Aun así no fue fácil derrocarlo, ya que se encerró en la fortaleza familiar junto con aquellos que todavía le eran leales. El asedio en la montaña estaba lleno de impedimentos, lo que hizo que la batalla fuese más cruel y sangrienta de lo previsto, provocando la muerte y sufrimiento de muchas más personas. Tras un par de meses de asedio, finalmente, Edward, cansado y sin ningún deseo de conservar aquella fortaleza y su historia manchada por la regencia de su padre, decidió quemarla hasta los cimientos atacándola con fuego valyrio… con su padre, y todos los que habían decidido permanecer junto él, aún en su interior.
Para ello se aseguraron de bloquear las puertas desde fuera y, una vez hecho esto, comenzaron el ataque con fuego valyrio. Desde el exterior de la fortaleza se podían oír los gritos angustiados y temerosos de los que estaban en su interior, conscientes de que su cruel final se acercaba. Algunos incluso optaron por saltar desde los muros, ahorrándose así la agonía de las llamas… Pronto no quedaría más que un montón de piedras calcinadas allí dónde había estado el hogar de los Uller.

Tras ese capítulo oscuro, Edward ordenó construir la torre en la que a partir de entonces vivirían él y sus descendientes hasta la actualidad.

Desde entonces, la historia de la casa Uller fue bastante modesta, mientras intentaban reganar su posición y forjar nuevas y mejores relaciones con sus vecinos. No era una tarea fácil, ya que todos habían sufrido de alguna manera la tiranía de Aeren, ya fuera mediante saqueos o en sus propias carnes.

Pero aquel no fue el escándalo más reciente de la familia Uller, sino su participación en la Guerra del Usurpador a favor del Rey Loco, escudándose en el deber y el honor, y en la lealtad que debían profesarle a su rey. Quién sabe si las cosas hubieran sido iguales si el antiguo señor de la casa hubiese conocido lo que supondría aquello para su casa, y las pérdidas que le acarrearía.

Tanto el señor de la casa durante la guerra, Lucius, como su heredero, Jon, y los dos hijos de este perecieron durante las batallas o tras estas.

Lucius perdió las piernas durante la Batalla del Tridente, tras ser arroyado y pisoteado por un caballo, lo cual lo dejaría postrado en cama hasta el final de sus días que no tardarían en llegar. Él mismo pondría fin a su vida poco después al enterarse de que su primer hijo y uno de sus nietos han muerto en la batalla, perdiendo así a dos de sus herederos. Afligido por ello, temiendo haber traído la desgracia a su casa, acaba apuñalándose al no verse digno de una muerte más digna o, simplemente, morir tranquilamente en su cama.

Edmond, segundo hijo de Jon, tras la muerte del rey Aerys, permaneció en Rocadragón junto a los últimos fieles de los Targaryen. Se dice que, consciente de su inminente derrota, decide ayudar a escapar a los pequeños herederos de los Targaryen con el apoyo de Ser Willem Darry y los últimos leales. Al parecer se quedó como primera línea de defensa para darles tiempo a escapar con los niños, tras lo cual se le da por muerto.

Con ese hecho marcando el verdadero final de la guerra, el actual señor de los Uller, Cley, rinde la casa definitivamente ante los Fireshield, jurando lealtad.