[Prologo](Zachary) El gran escape... y la venganza

Era de noche. Conseguiste escapar. Cogiste un viaje en una carreta para llegar a donde estaba tu hermano. Venganza... Era lo unico que te pasaba por la cabeza. Llegaste al pueblo donde vive. Era de noche.

Que haces, buscas una taberna o intentas acabar con esto cuanto antes?

Hace frío, el típico frío que uno se esperaría por la noche. Pero yo voy abrigado con mi capa, una capa que oculta todo mi cuerpo. Agacho la cabeza durante unos instantes. Todo esto es por su culpa. Toda suya… Yo solo quería que me quisiese y…

Bartimeo está junto a mí. Tiene forma de gárgola, le encanta ese disfraz, me dijo que tardó mucho en diseñarlo. Tiene mucha tendencia a tomar la apariencia de aquello que le gusta. Se me acerca, con su sigilo característico. - ¿Y bien? ¿Ya te has decidido?

Frunzo el ceño.

- ¡Chico! No pongas esa cara, es horrible. – se ríe de su broma. Al parecer tiene poco tacto conmigo, pero no me importa. Él es el único que ha estado junto a mí.

- No estoy seguro, ¿tú qué harías? – Siento una gran necesidad por ir a verle. Por hacerle sufrir todo lo que me ha hecho sufrir a mí. Por clamar al fin venganza. Pero me siento tan impotente… Caigo al suelo de rodillas, y trato de contener el llanto.

Bartimeo se queda sentado frente a mí, esperando. Sus brazos no me ayudan a sostenerme esta vez. Se limita a mover su cola de un lado a otro, como jugando. - ¿Sabes? Una vez tuve un amo que quería vengarse de una chica, porque lo había engañado y se había ido con otro. Eran pareja.

- ¿Y qué pasó? – intento refugiarme en la anécdota de Bartimeo para aligerar mi carga. - ¿Se acabó vengando?

- No mucho, la verdad. El nuevo novio de la chica se lo cargó. Yo me liberé de su servicio. ¡Ja! Fue divertido, muy divertido. Mi amo me ordenó que lo protegiese, pero decidí malinterpretar las órdenes y disfrutar del espectáculo.

Trago saliva. No me gustaría acabar como ese tipo. ¿Y si Bartimeo no me ayuda? Mi hermano mayor es más fuerte que yo. - Pero… ¿A mí me ayudarás?

- Cuando llegue el momento lo decidiré, pequeño. Aunque… Yo te digo que, (*)la venganza no es buena, chaval.

Me levanto, protegido de las miradas ajenas por mi capa. – No me importa, ya soy un monstruo. – Sé dónde vive mi hermano, y comienzo a caminar por el pueblo, en busca de su hogar.

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(*) - En serio, por experiencia propia puedo decir que no mola nada. Una vez le hice una broma pesada a una criatura que me caía mal de un anterior amo que tuve. Cuando se vengó de mí fue horrible... Aunque luego le devolví la pelota... ¡Ja! No, en serio, no es nada divertida.

Tras caminar un buen rato, viste la casa de tu hermano. Decidiste entrar. Pero que... ?! Dijo, cuando te vio entrar. Quien eres, y que haces aqui?

Respiro hondo antes de entrar en la casa. Bartimeo sigue a mi lado, parece que sonríe, divertido. Me da la extraña sensación de que puede llegar a abstenerse de todo esto. De todas formas confío en él. Sé que me ayudarás, amigo…

Entro en la casa, como si fuera la mía propia. No es la primera vez que estoy aquí. Lo veo a él, que se sorprende al verme. Me quedo en completo silencio durante unos segundos.

- Esto va a ser divertido. – Bartimeo murmura mientras adopta una cómoda posición, sosteniéndose en el aire.

- ¿No te acuerdas de mí, hermano? – digo. Pero no me quito la capucha, aún no es el momento. – He venido a compartir contigo mi sufrimiento.

[Bartimeo comienza a acumular, para el conjuro Golpe de Aire: 30 puntos. Zachary no se da cuenta de momento.]

Tu hermano se gira y te mira. He-he-hermano... E-eres tu?? Dijo, con tono de miedo. Nunca pensaste que le harias sentir tanto miedo... Pero no eras tu. El verdadero motivo aparecio por la puerta, adelantandose a Bartimeo.

Te dijimos que cumplieras nuestras ordenes, y no lo hiciste... Ahora veras las consecuencias de meterte con la Senda del Dragon!! Dijo, levantando una espada negra con simbolos rojos.

Pe-pe-perooo... De-dejadme tiempo! Si, eso! Ne-necesito tiempo!

El tiempo es oro... Y como el oro, no te lo puedo regalar por que si... Todo tiene un precio, chaval. Y algunos son bastante elevados... Dijo, bajando la espada y cortandole la cabeza al muchacho en el proceso.

Se iba a ir, cuando te vio. Vaya, vaya, vaya... Conque tenemos cotillas... Tu no debes de saber nada de esto...

Me quedo completamente congelado. El misterioso hombre se acerca a mi hermano con la imponente espada, y de un solo tajo le rebana la cabeza. El rostro de mi hermano da vueltas, y más vueltas, acercándose inofensivamente a mí. Y entonces el hombre me ve.

Pero yo sólo soy un niño… He sufrido mucho, pero soy sólo un pequeño e indefenso chaval. Yo… yo no estaba preparado realmente para esto. Y me pongo a llorar, revelando mi infantil identidad. Caigo de rodillas frente a la cercenada cabeza, sin osar mirarla directamente. Ni siquiera trato de escapar de la espada del hombre, que seguro que viene también a por mí. Sólo un niño…

- ¡No te tires a llorar al suelo, imbécil! – me grita Bartimeo, acercándose a mí e interponiéndose entre el tipo de la espada y yo.

Pero no logro reaccionar.

Bartimeo piensa más rápido que yo. Sigue acumulando sus fuerzas mágicas. Pero se sitúa en la puerta, y hace algo que nunca pensé que pudiera llegar a hacer por mí. Toma apariencia de un tipo, de unos 40 años y buen vestir. Tiene aspecto de alguien importante, aunque no sé de quién habrá copiado ese disfraz. Y entonces… se muestra ante el tipo de la espada.

- Eh, usted. ¿Qué está tratando de hacer con ese crío? – dice con tono acusador. Se muestra muy serio. Nunca lo había visto así.

[Bartimeo llega a los 60 de Zeón, Golpe de aire con dos añadidos, que sería un impacto de fuerza 12 si lo concentra en ese tipo. Lo sostiene, pero no sé si será necesario usarlo.]

YO?! Yo simplemente cumpli con mi deber... Mejor no os metais en nuestros asuntos, si no quereis sufrir... Dijo, y salto por la ventana. Cuando Bartimeo se asomo, ya habia desaparecido de su vista...

Sigo en el suelo, llorando. Llorando sin cesar. ¿Por qué soy yo tan débil? Las amargas lágrimas surcan mi monstruoso rostro hasta precipitarse inevitablemente. Pero en cierto modo me siento aliviado. Tenía un gran odio dentro de mí, pero en cierta parte me daba miedo matar a mi hermano. Ahora él está muerto, y ya no tengo nada que hacer. ¿Realmente habría podido matarlo?

- Ese tío es rápido escondiéndose. Pero no pasa nada, al menos no te ha hecho daño. – dice mientras se acerca y se pone en cuclillas frente a mí. Pero no le respondo, el llanto me lo impide. - ¿Ni siquiera me lo agradeces? … Oye, por mucho que llores no voy a darte un reconfortante abrazo, así que levántate y anda. – se pone de pie, su forma vuelve a ser la de la gárgola, y se oculta espiritualmente de nuevo, quedando sólo visible para mí. – Vamos, será mejor que nos vayamos de aquí.

Hago lo que me dice, intentando reprimir el llanto. Comienzo a andar junto a la puerta, Bartimeo me sigue de cerca. Cuando salgo fuera de la casa de mi hermano siento el frío de la noche. Mi capa ya no me ampara de gélido viento nocturno. Me estremezco. Tendré que encontrar algún lugar en el que descansar, pero no creo que sea recomendable buscar una taberna por aquí. No tengo dinero, y no creo que al ver mi rostro estén muy decididos a dejarme dormir por ahí.

No digo nada, simplemente comienzo a andar por el pueblo, con intención de salir de él, al menos durante la noche. Por suerte cuento con la protección de mi… amigo.

- Oye, Bartimeo. – comienzo una conversación, no sin algo de timidez. He conseguido dejar de llorar.

- Dime, chaval. – ni me mira, simplemente sigue hacia delante, flotando sobre el suelo, como suele hacer.

- ¿Tú crees que soy un monstruo? ¿Me ves así?

- Hay muchas clases de monstruo, chico. – sigue impasible, sin mirarme si quiera.

- Bartimeo…

- A ver – se detiene en seco. Esta vez sí que me mira. – Puede que tengas un aspecto horrible. Y que estuvieses enfadado con tu hermano. Pero eso no te convierte en un monstruo. Créeme, he conocido a gente peor.

- Pero yo… Eh, bien… Esto… - no me salen las palabras. – Gracias.

Ha dejado de mirarme, me responde con un leve movimiento de cabeza.

Caminaste toda la noche, sin rumbo fijo... La ciudad habia cambiado, y habia cosas que no conocias de ella... No sabias a donde ir...

Tu decides: o duermes en la calle o intentas buscar algun sitio...

El viento nocturno amenaza con helarme hasta los huesos en esta oscura noche. Pronto comienzo a sentirme algo perdido por la ciudad. Han cambiado tantas cosas…

- Creo que tendré que buscar un lugar caliente en el que dormir… - miro a mi compañero. – El problema es que no tengo dinero.

Bartimeo se gira hacia mí y muestra una expresión algo enojada. - ¿Y crees que puedo sacar dinero de la nada para que duermas donde te plazca, señorito?

- No, esto yo… Bartimeo…

- Anda, no repliques y busca algún lugar donde dormir “gratis”. Si quieres vigilaré por la noche para que no te pillen. – se cruza de brazos, como si todo lo demás escapara de sus posibilidades.

- Sí… claro. – asiento, sumiso. Muchas veces pienso que si no hiciese caso a Bartimeo no seguiría con vida. No suele equivocarse… la mayoría de las veces.

[Tirada de buscar: 20+45=65]

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'Dado de 100' : 45

Te pasas un buen rato buscando, pero no encuentras ningun sitio... Buscas y buscas, pero nada... Al final, cuando ya estabas cansado y se te habian ido las esperanzas de encontrar un lugar, encontraste una posada... Por el ruido que habia, parecia haber mucha gente... Te asomaste, y viste que, de tanta gente, hasta el caminar dentro seria dificil. Pero un niñ podria hacerlo, por su baja estatura...

Que haces, te metes ahi dentro o buscas otro sitio?

Observo la posada desde una segura distancia. Hay mucha gente, estoy desesperado, pero quizá no tanto. Bartimeo sigue a mi lado, parece algo escéptico.

- ¿Buscabas un lugar tranquilo en el que dormir y vas a la abarrotada taberna? Nunca comprenderé a los humanos, chico…

- Quizá cabe alguna posibilidad. Con tu ayuda podría infiltrarme. – miro a mi compañero, tratando de persuadirle.

- Chaval, con esa cara no vas a lograr que nadie haga lo que tú quieras. – ríe.

- ¿Pero me ayudas o no?

- Bah, de acuerdo. Pero eso sí, ten muchísimo cuidado… Te seguiré de cerca.

- Esperemos que salga bien- digo mientras me acerco lentamente a la puerta de la taberna. Entonces me giro, y veo a un niño, mirándome fijamente. - ¡Aaaah! – doy un salto y caigo de culo al suelo.

- ¿Pero qué haces? No grites. Soy yo, tonto. – reconozco a Bartimeo en ese niño. Además, ya no veo a la gárgola por ningún sitio. Se ha puesto otro disfraz. – Iré contigo. Si algo sale mal escapa mientras yo entretengo al personal.

Me levanto frotándome el trasero dolorido. - De… de acuerdo. – me giro hacia la puerta de nuevo. Y la abro, esperando encontrarme a un montón de gente ahí dentro.

Consigues meterte entre la multitud. Llegaste a las escaleras que llevaban al piso de arriba facilmente y sin ser visto. Llegas al cuarto de arriba. Ahi ves a un tipo. Parece que esta recogiendo las maletas. Cuando sale se choca contigo. Uy, perdona! No te habia visto... Te has perdido? No es normal ver a un niño por aqui...

Cuando me choco con el tipo pierdo la seguridad. Oh, no… Me descubrirá… Vuelvo a sentirme impotente, pero rápidamente hago acopio de mi poco coraje. Bartimeo está aquí, conmigo, nada puede salir mal.

- Esto… no, señor. Sólo venía con mi hermano a la habitación. Es que estábamos a bajo, pero como hay mucho ruido hemos decidido subir para ir a dormir. – trato de sonar lo más infantil e inocente posible.

Bartimeo se vuelve partícipe de mi engaño, asintiendo enérgicamente con la cabeza. Tiene una pinta aún más inocente que la mía. En cuanto ese hombre se vaya podremos aprovechar su habitación.

No me mientas... Se que te has escapado de tu casa! Pero bueno, yo tambien lo he hecho mientras era niño... Mira, ten las llaves de este cuarto. Cuando decidas volver a tu casa, simplemente deja las llaves ahi. Yo tampoco quiero pagar, asi que me voy! Suerte! Dijo. Tras eso, bajo las escaleras y se perdio entre la multitud. Que suerte... Pensaste.

Me quedo unos segundos, completamente atónito, mirando al hombre que se pierde entre la multitud. Qué suerte… Casi no me lo puedo creer, pero ha ocurrido. Sostengo la llave entre mis manos, con cuidado, como si en cualquier momento se fueran a desvanecer, en una vil ilusión. Pero no desaparecen.

Bartimeo me empuja hacia la habitación, me arrebata la llave y la abre él mismo. Cuando estamos dentro la cierra desde el interior, y deja la llave sobre la mesita que hay junto la cama. – Vamos, chico. No puedes quedarte congelado en un golpe de suerte.

- Pero esto es… muy extraño. – Extrañado miro a lado y lado, examinando la habitación. - ¿Y si hay algo aquí de lo que ese hombre se quisiese deshacer?

Antes de dormir me aseguro de haber revisado bien la habitación. Entonces me dejo caer sobre la cama, abatido, sin quitarme la ropa siquiera. Bartimeo mantiene su apariencia de niño inocente, pero se queda flotando junto a la puerta, vigilante. – Bartimeo…

- ¿Qué quieres ahora?

- Buenas noches.

- Ah, eh… Buenas noches, chaval.

[Tirada de Buscar: 20+46=66 En el caso de que encuentre algo raro se lo digo a Bartimeo, él sabrá qué hacer.]

El miembro 'Herrian' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 46

No hay nada raro. Te duermes.

FIN DEL PROLOGO.

CONTINUARA PRONTO.........