Callejones de Solaris [Nocturne y Nazarus]

NOCTURNE:
Solaris estaba en medio de una enorme fiesta. Y tú deberías estar en medio de la fiesta. Habías ido allí invitado por tu mentor para poder relajarte un tiempo. Tomarte unas vacaciones. Habías dejado tus cosas en el escondite que teníais en Solaris y habías ido a la fiesta en la plaza central de Solaris, pero más tarde habías decidido volver, enfundarte el traje y salir a dar una vuelta. La fuerza de la costumbre seguramente.

Tras unas vueltas viste algo sospechoso en un patio privado. Un montón de hombres de los que sólo se ven en las pelis de gangsters mirando y apuntando a un tipo con una espada.

NAZARUS:
Todo había sido muy deprisa. En tan sólo unos segundos tu señor, K'sser, había decidido castigarte. Sin embargo la magia no es una ciencia exacta, y una de tantas veces puede fallar. Tuviste suerte y falló. En vez de convertirte en un montón de polvo, fuiste teletransportado... Pero aquel lugar era muy raro.

Estabas en medio de un patio. Unos extraños artilugios de cuatro ruedas se encontraban aparcados en dicho patio, y unos hombres con extraños trajes transportaban unas cajas. Cuando te vieron soltaron las cajas y te apuntaron con unos extraños artilugios. Primero te hablaron en una lengua que no entendiste, y luego te hablaron en tu propio idioma, aunque usaban algunas abreviaciones y variaciones que no habías oído nunca.
¡Ey, tú!¡Qué coño crees que haces aquí!¡Esto es propiedad privada!

Me encontraba en el castillo de mi rey, y como de costumbre, estaba custodiando a la princesa desde la puerta de su habitación. En mis largas noches, llevaba tiempo pensando en las acciones de mi rey, las cuales empece a ver como inmorales y... tiranas.

Tenía miedo que la princesa lo primero que aprendiese de la vida fuera las malas obras de un hombre corrompido por el poder. No sabía si entrar y confesarle todo a la princesa, hacerla ver que no tiene que hacer todo lo que su "padre" le ordenaba.

Hice acopio de mi valor y decidí entrar.

Toc toc.

- Princesa, soy el caballero Nazarus, con su permiso voy a entrar. - dije en voz baja.

No hallé respuesta... como me esperaba. Cuando abrí la puerta, allí estaba ella, tan hermosa como siempre, sentada cerca de la ventana, mirando la Luna, envidiándola.

Me acerqué a ella y la sujete por los hombros.

- Princesa... he venido a por vos. - dije mirándola a los ojos. - No tenéis porque estar aquí con el hombre que se hace llamar vuestro padre. - dije claramente.

Ella no cambiaba su rostro, me miró con los mismos ojos de siempre... vacíos, aún así yo le contaba lo que en mi opinión debía hacer.

Fue justo cuando ella iba a hablar cuando dos guardias acompañados del rey K´sser aparecieron ante nosotros. El rey, indignado por mi traición, decidió castigarme con la muerte.

Normalmente, todo aquello que el rey quería ver destruido, así acababa... pero esta vez fue distinto. Por alguna razón, su ataque el cual iba dirigido a mi... erró. La enorme energía creo un vórtice que estuvo a punto de absorbernos a mi y a la princesa.

- ¡Atrás Jewel! - dije llamándola por vez primera por su nombre.

El agujero acabo absorbiéndome completamente y teleportándome a otro lugar. Llegué a parar a un lugar extraño, carruajes de lo más variopintos se hallaban ante mi y unos extraños soldados con un uniforme que jamás había visto maldecíanme mientras me señalaban con unos diminutos artilugios de los más curioso.

En estas situaciones, lo mejor era tener calma y dialogar hasta saber en que región de Terra me hallaba. Así que levante mis brazos a modo de paz y me presente.

- Disculpad señores, soy un hombre que se ha extraviado de su destino. Si fuérais tan amables de decirme en que región me hallo sería de agradecer. - dije pacíficamente.

NOCTURNE

Las merecidas vacaiones habian llegado, tanto dar palizas y estudiar era muy cansado y fue muy bueno el tener un pasaje para venir aqui, lastima que no fueran dos y haber traido a mi chica pero bueno.

Habia una gran fiesta, algo de la coronacion de la princesa o algo asi, lo habian dicho varias veces pero no me habia enterado del todo, lo que importaba era la fiesta, estaba muy bien pero la fuerza de la costumbre es muy poderosa y aprovechando que teniamos una base aqui coji la Nocturnemoto y empezar a dar una vuelta con el traje puesto.

Tardaria en encontrar trabajo, una panda con pistolas apuntando a alguien con una espada, quizas algo del espectaculo quizas solo un friki.

- Pobre, mira que acabar asi, sera mejor que vaya.

Dejaria la Nocturnemoto escondida y me acercaria sigilosamente, eran varios y con pistolas asi que preferiria empezar usando mi gadget para usar una descarga sonica y acabar con ellos rapidamente.

NOCTURNE:
Lograste acercarte lo suficiente, pero una vez más el extraño uso de la Hidden Alpha te dió una mala pasada. Aunque no conseguiste centrar completamente el disparo, lograste colar el proyectil entre unos cuantos de aquellos tipos, como se obvió en el hecho de que soltaron las armas y pasaron a colocarse las manos en los oídos.

NAZARUS: Aquellos tipos parecía burlarse de tí, y se veían amenzantes, pero en un momento comenzaste a escuchar un molesto ruido que te hizo llevarte las manos a los oídos. Al parecer los otros también lo oían, porque al menos cuatro de ellos se llevaron las manos también a los oídos (-15 al porcentaje durante los próximos 7 asaltos o hasta que se aleje de la fuente del ruido, lo que ocurra antes)

NOCTURNE

- Estupida arma, necesita algo de apuntado automatico o yo que se.

Ya sin reparos me iria directo a aturdir a los abusones, empezando con los que parecieran estar en mejor estado, osea los mas alejados de donde la Hidden Alpha le dio la gana de apuntar.

La cosa no parecía que iba bien, sin embargo algo sucedió de improvisto... Un sonido agudo penetro en mis oídos y al parecer en el de los otros hombres que estaban de en pose amenazante.

- ¡Arrrg! - exclamé mientras me tapaba los oídos. - ¿Qué es lo que sucede? - me dije extrañado.

Miré a mi alrededor a ver si encontraba qué era lo que generaba dicho sonido.

Nocturner logró esquivar el coche, no teniendo la misma suerte el matón. Entonces, notastéis algo. Hasta hacía unos segundos había habido ruido. Mucho ruido, proveniente de las calles cercanas. Pero todos se habían callado. Mirastéis hacia arriba, como preguntandoos que había pasado. Y allí estaba.

Pasais a "¿Pero qué coño?"