La plaza del muerto

Allí estabais, Gòdia investigando en una azotea, y Perttu, que acababa de entrar en la pequeña plaza. Ambos os habíais visto, y ambos sabíais que os habíais visto.

Gòdia no dudaba de que ese fuera le principal testigo, Perttu no tenía ni idea de quien era aquella mujer, pera era un caballero del cielo, con toda seguridad, y llevaba mucho hierro....

[Teneis libre acción, no tenéis por qué mataros pero es cosa vuestra xD]

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

La miré durante unos segundos. No podía ser la asesina, pues los caballeros del cielo no van matandose entre elllos (o eso tengo entendido).

Me sentí tentado de guiñarle un ojo, pero teniendo en cuenta la situación supuse que no se lo tomaría precisamente bien, asío que simplemente "me despedí" de ella con un gesto: dos dedos en la frente y un ligero movimiento de estos hacia delante.

Después, simplemente continué hacia delante para seguir buscando alguna taberna.

Mientras seguías andando una voz sonó desde las alturas.

-¡Alto!, ¡el del violonchelo, no hagas como que no me escuchas, alto!- era obvio que se trataba de la mujer que viste en el tejado, no tuviste ni que girar la cabeza para saberlo.

El resto de la plaza se debatían entre mirarte a tí o a la mujer.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Suspiré. Al parecer no me iba a librar tan fácilmente de los de la orden del cielo.

Alcé las manos y me di la vuelta lentamente. Por lo menos era una mujer y, quien sabe, con un poco de suerte quizá tendría una buena cama para dormir aquella noche.

Cuando te giraste viste como salía corriendo aquella mujer. EN menos de un minuto salía por una puerta y llegaba hasta ti.

-¿Vusted es el principal testigo del despeñado esta mañana verdad?- era evidente que lo sabía, sin esperar a tu respuesta siguió -En nombre de la orden del cielo solicito su colaboración en la investigación. No puedo darle más detalles hasta que acepte, pero si prometerle una compensación-

La tipa era imponente, superior a ti en cuanto al físico de manera bien clara, llevaba armadura y mucho hierro encima.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Arqueé una ceja. ¿En serio? ¿Querían a un vagabundo para la investigación?

-Ehm... De acuerdo... Pero no entiendo de que os va a servir un simple pero excepcional violonchelista como yo para encontrar al culpable...

Bueno, modestia a parte, en realidad soy la hostia, y hay una recompensa, así que no tenía por que negarme.

-No sabemos que ha pasado y necesitaré alguien en la calle. Voyme a continuar hurgando, diré que no es el primer cadáver de la orden que aparece. Intenta tirarle de la lengua a tus círculos a ver si cae algo. Nos vemos esta noche en mi casa, esta por esa calle- dijo señalándote una de las salidas de la plaza- sigue la calle unos minutos y alguien te estará esperando al anochecer, pondremos las cosas sobre la mesa entonces- no parecía mentirte, no tener miedo, lo cierto es que tal y como te lo había puesto tampoco te había revelado nada, la verdadera prueba de fe vendría en le encuentro nocturno.

-Si tienes alguna pregunta hazla ahora, y no le digas a nadie que me estás ayudando, si quisiera que la gente lo supiera usaría hombres de confianza de la guardia-

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

"Mis círculos... No se cuales son los de un vagabundo violonchelista que lleva un par de días en la ciudad, pero si me van a recompensar por esto, yo me callo."

-No, ninguna pregunta.

-Bien, nos vemos esta noche-

[Off: Ya estoy de vuelta, tienes libre acción cuentamé, tienes tiempo para meterte de nuevo en lugar que esto ha estado parado un tiempo xD]

Perttu paivo Kullervo Kivilaakso

Cuando la caballero se fue, alcé los hombros. Me fuí de la plaza sin una dirección fija, con la esperanza de encontrar alguna taberna o los barrios bajos, donde la información fluye con mayor fácilidad.

"Y a parte de la recompensa, seguramente ayudar a la Orden del Cielo me puede salvar de unos cuantos líos."

Tiradas:

[Vale kalen, tirarme lo que quieras como siempre, obviamente puedes hacerlo tu por tu cuenta sin pregutnar y yo ya veré que hago. De momento ya sabes, callejear o buscar. Un advertir para ver si pillas lago de info sin quererlo xD. La búsqueda en si ya va por roleo o por persuasión]

Empezaste otra vez a dar tumbos. Al final te decidiste por la salida fácil, y te paseaste hasta encontrar un lugar con algo más de densidad en cuanto a las personas, ya solo tuviste que seguir el olor a humanidad, cerveza, y la hora de comer. Acabaste en una taberna que no era del todo de mala muerte, en realidad si que lo era, pero al ser bastante grande no tenía un ambiente algo más acogedor.

Y empezaste a divertirte, una cancioncilla por aquí, una frase socarrona por allá. Y en uno de tus descansos, mientras masticabas algo de comida que no era tuya, empezaste a comentar lo del muerto, haciendo como que tenías miedo por aquel asunto. Nadie soltó nada de interés. excepto un tipo que intentó tranquilizarte con una frase que pretendía causar risa -No te preocupes amigo, aquí al lado los caballeros de la orden llevan un tiempo merodeando también, anoche hasta vi entrar por una alcantarilla a uno, ¿qué coño se le habrá perdido a esa gente aquí?-

Tragué y me terminé el plato ajeno y me acerqué a ese tipo. Parecía tener algo de información interesante. O al menos eso parecía. Realmente, aquella mujer había contactado con el hombre equivocado.

-Oye, ¿por casualidad no recordarás que alcantarilla era? Es que ahora que lo mencionas me da mal rollo y no tengo ganas de pasar cerca.

Si me lo decía, esperaría a que todo el mundo se fuera a dormir la siesta para acercarme a la alcantarilla para ver que había abajo. Si no, buscaría mas información.

-Claro, si sales por la puerta, ve a la derecha hasta la primera esquina, gira a la derecha otra vez y sigue la calle hasta el acceso, es fácil de ver-

Tras un par de canciones más, y la menor afluencia de clientes (entre los que trabajaban y los que no querían quedarse no había ni la mitad de gente) hiciste mutis por el foro. Tras dos giros a la derecha y unos pocos cientos de metros encontraste lo que decía. Parecía una minicapilla, Tres muros de piedra y una reja bastante gruesa. Tenía un candado bastante grande y por lo que viste era estrecho, tu cabrías, pero el contrabajo iría o colgando debajo tuya, o sostenido encima tuya, pero no a tu espalda desde luego. Parecía una escalera de mano hacía la oscuridad.

- Vaya hombre... No quieren que nadie pase. A saber por qué.

Suspiré. Teniendo en cuenta que lo que salió de allí era un caballero de la orden del cielo, seguramente sería una información inútil.

Solo era cuestión de seguir buscando. En los barrios bajos simpre hay información, así que seguiría con ello hasta la hora en la que tuviera que ir a casa de la caballero.

Tiradas:

No conseguiste nada más interesante. Algunos testimonios de actividad, pero era algo normal en una ciudad como esta, no podías relacionar ninguna de manera directa con lo que estabas buscando.

Se estaba haciendo tarde ya, así que tenía que ir a casa de la caballero. Con poca información, eso si, pero siempre podría contraatacar indicando que yo a duras penas llevaba... ¿Cuanto tiempo?

"Lo de beber hasta perder el sentido por las noches no es precisamente bueno para la memoría, aunque no creo que sean mas de tres días."

Pues eso, que no llevaba mas de tres días en la ciudad. Aunque también podría significar que me pordiera por el camino.

Tiradas:

Al hartarte de preguntar decidiste recordar donde estaba aquella alcantarilla, cosa que no fue muy difícil recordar el nombre de la calle y de la taberna desde la que sabías llegar.
Para ir a donde te dijeron, hiciste lo que te dijeron, desde la plaza del muerto agarraste la calle y seguiste recto. Llevarías un par de minutos andando cuando una chica te asaltó de "asaltó". Daba la impresión de ser una señora formal, pelo oscuro recogido, ropa ceñida y cuello alto, aunque al examinarla era evidente que era todavía joven.

-Debes de ser el músico que espera la señora. Sígame, por favor.- con un gesto del brazo te invitaba a acompañarla.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

"Así que una jovencita, ¿eh? No está nada mal."

- Quizás lo sea. O quizás sea el hombre que tú estabas esperando - solté.

Si no colaba me reiría y diría que era una broma. En cualquier caso, la seguí hasta dónde tuviera que llevarme.

Tiradas:

Tomó aire para dar una respuesta, pudiste ver todo el abanico de procesos y sensaciones que surgieron. En primer lugar viste ira, seguramente por le atrevimiento en un momento como aquel, mientras estaba tomando aire, seguramente para echarte la bronca sus facciones se ablandaron, y sus ojos se relajaron, parecía haber comprendido mejor que no te estabas burlando de ella precisamente. Finalmente, y para soltar algo de aquella bocanada, dijo mientras se giró, algo incómoda pero desde luego no ofendida -Eso ya lo veremos, acompáñeme, por favor-

Ella andó delante, en silencio, durante unos minutos, apenas un par de giros y calles y se paró frente a un portón. Sacó una llave y abrió una puerta de tamaño normal incluida dentro del portón, al estilo de las iglesias. Al entrar lo que viste fue un patio no muy grande que era el centro de un caserón de planta cuadrada. Tras unos pasos entrasteis por otra puerta y disteis a habitación acomodada para recibir gente, una chimenea, algunos muebles y estanterías, una mesa baja por aquí, una grande por allá, un salón o una sala de estar.

Al lado de la mesa baja, con una jarra y un par de vasos estaba la caballera con la que habías hablado por la mañana.
-Bien hallado, póngase cómodo- saludó señalando un sillón junto a la misma mesa y llenando los vasos de vino. -Danos intimidad, dueña, y trae comida para dos- la mujer que te trajo asintió con la cabeza y se marchó de la habitación.
-Ahora cuéntame tranquilamente todo lo que sepas sobre el caballero que ha muerto esta mañana, quiero saber tú versión y lo que hayas descubierto-

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

"Un boníto lugar para vivir, si estás acostumbrado a él..."

Me senté en el sillón que la caballero me señaló. Bastante cómodo, a decir verdad. Dejé el violonchelo apoyado al sillón y comencé a hablar.

- Lo lamento, pero dudo que pueda poporcionarle información nuevo, pero allá va - avancé la cabeza, encorvando la espalda -. Yo estaba en la plaza tan tranquilo, tocando el chelo para ganarme un dinerillo. Entonces, noté algo detrás de mi, giré la cabeza y vi caer el cadáver. Miré al tejado del que debió haber caído para ver si el asesino seguía allí. Al no verlo, examiné el cuerpo para darle toda la información que pudiera a la orden.

Volví a echarme hacia atrás.

- En cuanto a la información, dudo que sirva de mucho, pero resulta que alguien vio salir un caballero de la orden salir de una alcantarilla. Se dónde esta esa entrada, y puedo llevarla hasta ella si quiere. Lamento no serle de mas ayuda, pero tenga en cuenta que no llevo mas de tres días en Arkángel.

"Y ahora solo cabe esperar que no me pase nada por hacer preguntas que no debía."

La caballero te escuchó atentamente. Con un resoplido se dejó caer en el sillón, parecía un tanto harta. De repente, como si una nube pasara por su cara la expresión desapareció en una fracción de segundo para dar una extraña mezcla entre asombro e incredulidad.

-Las alcantarillas.... las alcantarillas. Se me ocurre una posibilidad. Vamos, ahora, prepárome y salimos, puedes dejar si quieres el cachivache ese aquí- esto último lo decía por tu violonchelo. -Explícote de camino a esa alcantarilla, creo que vas a tener que bajar conmigo- casi parecía que no se le pasaba por la mente que te pudieras negar. -Edrea, marchomé, cierra las puertas y no abras a nadie que no sea yo mesma-

La "chica" bullía de actividad, desde luego se le había pasado por la cabeza algo importante.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

¿Cachivache? ¡¿Cachivache?! No me enfadé con ella porque sabía que hablaba desde el desconocimiento, pero a saber cuanto aguantaría.

- En realidad preferiría llevarme mi "cachivache", como tu lo llamas. Es difícil de explicar, pero tengo que ir con él a todas partes.

Entonces dijo que tendríamos que ir a la alcantarilla en ese momento. Tenía algo de sentido porque al tipo lo habían visto salir de noche. Aun así ya era tarde.

Llamó a la dueña para decirle que nos ibamos. Ya no podía hacer nada al respecto, así que solo me quedaba llevarla hasta ahí y terminar lo antes posible.

Caminasteis por las nocturnas calles de Arkangel, aquel no era un barrio muy concurrido de noche, pero aún así salia ruido de las tabernas y se podía ver a algunas personas yendo y viniendo.

Llegasteis a la alcantarilla. La mujer se sacó una llave -Ser guardia tiene sus beneficios- dijo sin mirar mientras habría aquel candado, aunque no guardabas dudas al respecto sobre si lo necesitaba, llevaba hierro de sobra encima para reventarlo si se le ponía rebelde.

La reja finalmente se abrió en silencio, no chirriaba -Álguien ha estado cuidando esta entrada-

La mujer ya estaba entrando en la pequeña estructura y esperó a que le siguierais. Unos metros de bajada y os encontrabais en el sistema de alcantarillado. La mujer sacó dos antorchas y las encendió. -Me llamo Gòdia, por cierto. Y ahora que estamos lejos de miradas indiscretas podemos empezar. Antes de nada ¿qué sabes de la corte de los milagros?-

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Pasé por la puerta tras la caballero, con el violonchelo por encima de mi cabeza por aquel estrecho tunel. Una vez dentro, encendió dos antorchas, y yo cogí una de las dos antes de que le diera tiempo a dármela.

Tras todo aquello se presentó y me preguntó sobre la corte de los milagros.

- Hay un terrible lugar, donde el vil y el canalla se juntan a hablar, un nombrado lugar, ¡la corte de los milagros!, donde el cojo huyó y el ciego vio, pero el muerto no - dije canturreando. Sonreí -. Yo soy Perttu, encantado - habíamos tardado un buen rato en presentarnos -. Algo se, pero solo simples habladurías de la caravana de Les Zigeuner en la que me crie, nunga he llegado a entrar en una. En todas las ciudades dicen tener una, pero llevo demasiado poco tiempo en Arkangel como para que me hayan hablado de la de aquí. No sabía que fueramos a meternos ahí.

Desde luego, el violonchelo me iba a resultar mas útil de lo que me había esperado al salir de aquella casa.