La plaza del muerto

Un chasquido sonó dentro de su boca cerrada. Por su aspecto parecía no agradarle ese "poco tiempo". Aún así habló -Busquemoslá entonces- Y echó a andar por las alcantarillas.

Allí abajo no había noción del tiempo más allá de las antorchas, todavía teníais aceite y madera de sobra para regresar incluso a la salida original, además de que por allí se podía encontrar algo de material, no solo mugre. Tras mucho andar al fin pasó algo. Una voz retumbó por el la galería en la que os encontrabais, parecía venir de todas partes. -Vaya vaya vaya, ¿que tenemos aquí?, ¿un par de ratas extraviadas quizás? ¿que están buscando las ratitas? deben tener cuidado, podrían encontrar algo que no les gustase.- la voz retumbaba y bailaba de esquina en esquina, como si la propia galería fuera una garganta.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Suspiré. ¿Quien me manda a mi meterme en estos líos? Solo quería librarme de futuros problemas, y esto parecía ir a terminar en uno mucho peor en el presente.

- Venga tio, no me hagas esa faena. En la caravana me dijeron que seriais mas hospitalarios. ¿Y si te invito a una copa y nos lo tomamos con mas tranquilidad?

Solo yo era capaz de actuar así. O quizás estaría de suerte y no fuera el único que lo hiciera, vete tu a saber.

Tenías esperanza en mostrarte amable y quizás en salir de aquella. Gòdia parecía poder dar al traste con aquello, desenvaino el acero y gritó -¡Mostraos cobarde! no tenemos nada en contra de vosotros, solo buscamos a alguien-

Una risa os envolvió, la cual de una sola voz que parecía estar en toas partes se convirtió en un coro. Se hizo la luz y de los recovecos de la galería empezaron a salir personas, llevaban antorchas y disfraces de esqueletos. Por último de un hueco del techo cayó con bastante gracia un arlequín.

-Así que buscáis a alguien para invitarle a una copar ¿verdad?. No se lo que estabais buscando pero os venís con nosotros, si oponéis resistencia os diré que aquí la justicia es rápida y yo soy abogado, jurado y el único juez y no me gusta alargar los juicios-

Un silencio tenso siguió. El arlequín os examino más a fondo. -Venga, confiad un poco, si hubiera una refriega somos demasiados, no saldríais bien parados, no nos caen muy bien los caballeros pero podemos hacer una excepción, si de verdad eres un caravanero- ahora miraba a Perttu -no tienes nada que temer, y tampoco tu amiga si se muestra razonable-.

Gòdia te miraba de reojo, estaba claramente molesta, pero lentamente dejó la posición de combate. Estaba esperando tu reacción.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Es bastante posible que hubiera podido deshacerme de la mayoría de ellos con mi don, pero no me convenía mostrarlo a un caballero de la orden del cielo. Sopesé mis posibilidades y decidí que hacerles caso sería lo mejor.

- Godia - dije poniendole una mano en el hombro -, me gusta mucho tu carácter, pero me gusta aún mas que ambos mantengamos la cabeza sobre los hombros, así que vamos a hacerles caso. Quien sabe, podríamos tener suerte y todo.

Le di unas palmaditas en el hombro y fui hacia donde nos llevaran.

Con una mirada que irradiaba frustración Gòdia bajó las armas, estaba claro que aquel grupo no le asustaba, pero tampoco quería probar suerte.

-Tendrá que ser a nuestra manera- dijo el hombre y un par de los esqueletos se acercó a vosotros para vendaros los ojos. -No os preocupéis, luego os ayudaremos a salir-

Pasasteis bastante rato caminando y bajando, incluso a veces notabas bajo los pies el cambio de la piedra a algún puente de madera o metal.
AL final os acabó llegando el olor a civilización, poco después el sonido, y por fin, cuando os quitaron las bandas del los ojos visteis lo que debía ser la corte de los milagros



Al menos estaba a la altura de las leyendas, no había manera de saber la profundidad, pero estaba plenamente iluminada, anotorchas, fogatas, y lampiridae se encargaban de ello. Era un barrio entero bajo la ciudad, un barrio pequeño, pero suficiente para dar cobijo a una pequeña aldea, hecha de toldos, chozas, alfombras e incluso un par de pozos y casa de piedra. EN el centro había un patíbulo con una horca y gentes con pinta de escoria, mendigos, tullidos, caravaneros, adivinas y demás calaña abundaban por allí.
-Espera un momento, volveré en seguida- dijo el arlequín. En su ausencia los que os custodiaban fueron aumentando, la multitud se iba uniendo a ellos y las voces y hasta los insultos empezaron a cruzar el aire en dirección a la caballero del cielo. EL ambiente se empezó caldear cuando una voz de mujer, pero de mujer de verdad, de las que te hacen pensar "si mama, así lo haré" se impuso. -!Parad de una vez¡, son amigos, o al menos es amigo, veremos que tiene que decir ella- Era una Zigeuner de aspecto imponente, no demasiado alta pero con una melena espesa y rizada, negra como el carbón, piel cobriza y unos ojos de verde amatista. EL arlequín iba tras ella -Vaya, Clopín pensaba haber pescado un par de espías- dijo, la mujer no tardó en responderle. -Cállate, no vienen a molestar, se de donde vienen... y a que vienen- añadió finalmente.
-La adivina sieeeempre lo sabe todo- rió el bufón
-Me parece haberte dicho que te calles, haz el favor de molestar a otros- fue la respuesta que obtuvo.

La multitud se terminó de dispersar a la orden de la mujer, os pidió que le siguierais hasta su tienda. Era una choza montada a base de alfombras y toldos. Con una cantidad de adornos que solo podía corresponder a una Zigeuner.

-Ya se lo que dije ahí afuera, pero quiero oír vuestra versión, por favor- dijo mientras llenaba unas tazas de algo que olía a té.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Me gustaría haberlos hecho callar a todos a sopapos, pero no habría podido. Gritar en respuesta tampoco hubiera servido, porque simplemente habrían gritado mas. A punto estuve de sacar el violonchelo para mandarlos a todos a tomar por culo, pero por suerte para todos una mujer zinner me lo ahorró.

Tras mandarle cerrar el pico por segunda vez al arlequín, la mujer nos llevó hasta su tienda, dónde quedó patente que era miembro de Les Zigeuner. Y allí nos preguntó sobre nuestra versión.

- De dónde venimos es algo bastante obvio, así que supongo que te refieres a que queremos - estiré el cuello -. Verás, ahí arriba, por lo que parece hay algo o alguien que se dedica a matar a caballeros de la Orden del Cielo. Hemos venido a hacer preguntas, creo. Los detalles te los puede dar mi amiga - terminé, volviendo a ponerle la mano en el hombro a Godia.

"Este exceso de familiaridad me va a costar caro, estoy seguro."

-Veil Bernstein- fue la escueta respuesta de Gòdia. Ambas mujeres se miraban a los ojos.
-Estuvo aquí. Buscaba algo que le costó su vida. Necesito saber qué- continuó.

-Vaya, dijo que nadie sabía que había venido aquí- fue la respuesta.
-Exacto, no me nombraron caballero del cielo por bella- fue un tira y afloja muy rápido y corto. Perttu ni siquiera estaba seguro de que estaban hablando. Había algo oculto en esas miradas y frases.
-Y no tenéis miedo de encontrar el mismo destino- siguió la mujer. -El pobre hombre vino buscando algo que nadie y todos quieren poseer, y cuando se puso en su pista no tardó en desaparecer. No pienso atraer más peligros a la corte. Largaos de aquí-

Una voz resonó en vuestra mente "Las paredes tienen oídos, no cometeré el mismo error dos veces, idos ahora y sabréis todo lo que sé".
La mujer estaba allí, con una sonrisa agresiva, no iba a tolerar vuestra presencia más tiempo.

-Os acompañaran de nuevo a un lugar seguro, no os preocupéis-

-!No juegues conmigo mala pécora¡- rugió Gòdia mientras se ponía en pie.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Mi chelo había salido de su funda para tratar de calmar. Concentré las energías mágicas mientras el arco fregaba las cuerdas.

Spoiler:

Por desgracia, el chelo volvió a jugarme una mala pasada, haciendome desafinar. Y, por culpa de aquello, la magia perdió la forma del conjuro, volviendo a su estado natural fuera de mi. Desee que la simple música fuera suficiente. Por lo menos habría servido de distracción.

- Haya paz, por favor. Seguro que podemos solucionar esto sin dar voces, ¿verdad? No pasará nada por quedarnos un poco mas, ¿no? Tengo intención de hacerme con un violonchelo mejor, y creo que aquí podría conseguir uno a buen precio.

-No estés tan seguro- respondió.

Su voz volvió a resonar en vuestras mentes "Marchaos ahora, estáis a tiempo, os diré cuanto sé, si queréis seguir el rastro del caballero muerto tendréis que moveros deprisa"

Gòdia seguía visiblemente tensa pero pareció vacilar, y su mano seguía alejada de la espada.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- Vale, vale.

"Parece que voy a tener que ahorrar... A ver si hay suerte en los barrios ricos."

- Venga, Gódia - dije volviendole a poner una mano en el hombro -, quedándonos no conseguiremos nada. Lo mejor será hacerle caso e irnos.

Gòdia salió de golpe, enfadada. Seguramente era eso o atacar a la mujer ahí mismo. Quizás podrías convencerlos de quedarte allí, pero vender de esa manera a Gòdia no te parecía claro, sobre todo porque no sabías si te iban a dejar quedarte después de aquellas conversación.

Al salir el arlequín os encontró pronto. No decía nada, solo jugueteaba con unas bandas de tela. Aparecieron otra vez los tipos disfrazados y os taparon los ojos. Os guiaron en la oscuridad y tras casi media hora caminando os quitaron las vendas. Sin decir nada más se fueron. Podíais ver la luz que despuntada al lado de una escalera. Parecía una salida.

Fue entonces cuando os parasteis a repasar lo ocurrido. Donde había una rabia por no haber conseguido nada teníais una confusión evidente. Por un lado recordabais como os habían echado sin deciros nada, por otro recordabais una conversación en la que os contaban que el caballero había estado allí, preguntando por el artefacto y le dijeron lo que sabían.
Recientemente sol negro dio con la pista de dicho artefacto en Americh. Pero se perdió tras unos problemas. Hubo rumores de que reapareció en la capital. Tras la intromisión del caballero, que seguramente descubrió algo, la organización a enviado varios cargamentos al norte, acompañando a las caravanas imperiales. Es todo lo que sabía. Si el artefacto había sido enviado al norte, en otra dirección o en ninguna no era seguro.

Tras pasaros unos segundos intentando comprender lo ocurrido, cosa que Gòdia parecía no poder hacer, ella rompió el silencio -Salgamos de aquí-

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

Bostecé sonoramente, llevandome la mano a la boca.

- Si, eso será lo mejor. Después de todo esto no tengo intención de levantarme hasta que el Sol esté en su punto mas álgido.

Seguí los pasillos de la alcantarilla hasta la salida con pasos pesados por el cansancio. Lo único que quería era ir a la cama, preferiblemente con Edrea -creo que se llamaba así-, aunque no le haría ascos a Godia. Dormir solo en una cama no era de mi estilo.

Perttu se despertó en un jergón de paja. Tenía algo de jaqueca, y algo que parecía un chichón en la frente. Cuando vio las paredes de piedra empezó a recordar poco a poco lo ocurrido. La noche anterior saliste con Gòdia de las alcantarillas y la seguiste. No hubo ninguna palabra entre vosotros. Cuando entró en su casa te dejo pasar con gesto de desaprobación
-No recuerdo haberte invitado.... no subas a la planta superior, ni me saquees la cocina-


Al menos habías entrado dentro, parecías destinado a dormir en el establo, tras pasarte a examinarlo tampoco era tan malo, aunque había un caballo enorme, y que no parecía acostumbrado a ti. Entonces recordaste a Edrea, la buscaste, la camelaste un poco. Se puso roja un par de veces, accedió a prepararte un jergón, empujaste un poco el ligue, ibas a dormir en su jergón, pero cuando fuiste a tocarla de la nada sacó una porra y no recordabas nada más. Te despertaste en un jergón en la habitación contigua, tus cosas estaban a tu lado. Edrea estaba dejando una bandeja con comida, al verte se puso roja y salió corriendo.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- ...

Me llevé una mano a la cabeza. Un buen chichón. Y al parecer estaba solo. De repente recordé lo que había ocurrido. No es que me hubiera dormido, sino que directamente había caído inconsciente debido al golpe de Edrea.

- Tengo que dejar de caer inconsciente estando sobrio...

Miré a mi alrededor, y Edrea parecía estar dejandome la comida antes de salir corriendo, tal vez avergonzada por lo que había ocurrido por la noche teniendo en cuenta que se puso roja. Que se le iba a hacer.

Las tripas me rugían, así que me acerqué a la bandeja y empecé a comer. No estaba mal "no tener que trabajar" para conseguir un desayuno nada mas despertarme, pero tampoco es que me disgustase mucho el trabajo que solía hacer para conseguirlo.

Salí de la habitación para poder encontrarme con Godia. Seguramente tendría algún trabajo para mi, al fin y al cabo no era un invitado. Al final resultaría que simplemente recibía el "pago" por adelantado.

Gòdia se encontraba en la misma habitación en la que te recibió el día anterior. En esta ocasión vestida de manera más cómoda, y sin armas. Lo acompañaba un hombre al que no habías visto aún.

Habia sido una noche dificil. Y poco habia logrado sacar en claro del asunto mas que una extraña sensacion de que debia dirigirse al norte.

Se paso el resto de la noche en vela, afilando y aceitando sus armas y armadura. El frio tacto del metal y el penetrante olor de las sustancias que usaba le permitian pensar con claridad.

No fue hasta bien entrado el dia que Edrea se atrevio a entrar.

Mi ama, apage esa vela y abra las ventanas. Ya es de dia
¿Tanto tiempo ha pasado? Gòdia se sentia mareada, y no solo era por la falta de sueño. Edrea, baje al mercado y traigame algo de pan, y miel y yogurt para untar, de cabra si puede ser. Y de paso avise a Sir Kalashnikov, he de hablar con el.

Kalashnikov aún tardo un rato en llegar, lo que le permitio desayunar sin prisas y adecentarse. Un jubon abrigado y cómodo de lana gris sin blasones y unos pantalones de grueso lino con botas altas.

La discusion fue breve pero intensa, Serguei tenia miedo de meterse en una empresa sin futuro, puesto que no habia ninguna prueba de que la solucion estuviera al norte, y no iba a arriesgar su puesto solicitando que caballeros de mas alto rango investigaran. Gòdia por su parte sabia que como recien llegada a la orden no podria seguir esa pista, lo que la quemaba, puesto que odiaba dejar una posible aventura a otro.

Fue Sergei quien lo propuso, el realmente salia ganando con el trato. Si ella se marchaba de la orden el no tendria a nadie compitiendo por su puesto, y si volvia exitosa, siempre podria llevarse parte de la gloria atribuyendose la idea.

Ella lo sabia, pero no le importaba ¡Una aventura es una aventura! No te cubres de gloria parando peleas en tascas de mala muerte.

Cuando Sergei marchose hizo llamar a Edrea. Dueña, despertad al trovador y dadle de desayunar. Edrea se quedo sorprendida ante la generosidad de su señora. No me mireis así, mi escudero ha de estar bien alimentado.

S-señora, si me permitís el atrevimiento
Siempre os lo permito Edrea, vos lo sabeis.
Cierto señora. Edrea inspiró. Ese hombre no os conviene como escudero, es grosero y de baja estofa... el otro dia ¡Intento manosearme!
Gòdia se palmeo la rodilla mientras se reia. Mi buena Edrea, es exactamente por su baja estofa que lo necesito. Necesito alguien que pueda moverse en circulos que a mi se que escapa. Sin embargo, hablaréle seriamente de como se debe tratar a mis sirvientes de enhora en adelante. Edrea la miró consternada. Pardiez Edrea ¿Vio usted sus brazos? ¡Son ramitas! Es tan fuerte como yo... cuando tenia 12 años. Si intenta algo se encontrará con la cara en el barro antes de que se de cuenta.

Una vez Edrea se marcho Gòdia espero, dando directrices para que todo estuviera listo.

Al rato, el violinista llegó a la habitacion. Marchaos Brin, tenedlo todo preparado.

¡Al fin! Si dormís tan profundamente en un establo, no quiero ni imaginar donde habeis yacido con anterioridad. Sentaos, dijo mientras habria un vino mediocre, pero de suficiente calidad como para que a un mendigo le supiera a ambrosia- tengo negocios que proponeros.

Márchome al norte en mision. Poco mas os puedo decir, excepto que está relacionada con el asesinato de mi compañero. Sirvio dos copas y tomo un sorbo de la suya, ofreciendo la otra. Necesito que vos me ayudeis. Tajante y seca, Gòdia sabia que el otro preguntaria por el dinero y el trabajo, asi que prefirio callar, pues lo que el otro no preguntara, ella preferia guardarse para si.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- ¿Dormir? Ah, si, dormir, claro, no es que me hayan dejado inconsciente ni nada...

"¿Y por qué no le dices directamente que su sirvienta te ha golpeado en la cabeza?"

Suspiré. Mas negocios. Pero todavía no había cobrado por mis anteriores servicios.

- Muy bien, tienes suerte de que tuviera intención de partir al norte. Y ahora, vamos con algo importante. La verdad es que ya me estoy cansando de mi viejo y desgastado chelo. Desafina mucho, y eso es malo para el negocio. Entre lo que me debes y el adelanto por esto me gustaría que me dierais uno nuevo.

Me paré un momento a pensar.

- Creo que lo mejor será que te acompañe a comprarlo, no sea que en la tienda intenten estafarte.

Muy bien, tienes suerte de que tuviera intención de partir al norte. Y ahora, vamos con algo importante. La verdad es que ya me estoy cansando de mi viejo y desgastado chelo. Desafina mucho, y eso es malo para el negocio. Entre lo que me debes y el adelanto por esto me gustaría que me dierais uno nuevo.

Pfff ¿Quien diantres pensais vos que soy? ¿Un patan provinciano al que engañar con tus tejemanejes de trilero? Primero, daos por pagado ¿O acaso hubierais dormido bajo techo y comido esta mañana sin mi? Y segundo ¿Pensais que os pagare algo? ¡Mucho es que me preocupare de que andeis bien vestido, comido y servido! Gòdia estaba realmente indignada ¡Acompañarlo! ¡Como si se tratase de una moza de campo! ¡Podria mandaros apresar! En lo que a mi respecta, vuestro estatus de testigo podria pasar a sospechoso tan solo con dos palabras mias, asi que caballerete, aceptad el puesto, trabajad duro y tendreis comida y techo, ropas limpias y abrigadas, y cuando yo lo considere un instrumento nuevo, si no, marchaos, pobretón.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- Primero, daos por pagado ¿O acaso hubierais dormido bajo techo y comido esta mañana sin mi?

- ¿Si no hubiera ido a las alcantarillas ni me hubiera jugado el pellejo para salvar el tuyo? Si, casi con toda seguridad.

Pudo haberse callado y solucionarlo todo, pero insistió. Los hay que no saben tener la boca cerrada cuando toca. Me parecía un milagro que hubiera sobrevivido ahí abajo.

- A ver si adivino en que estás pensando: "Este tipo es un pobretón sin ningún orgullo, seguro que si lo asusto un poco me dará las gracias solo por dejarle vivir". ¿A que he dado en el clavo? - arrugué la cara -. Lo siento por ti, pero si, tengo orgullo. Si sigues insistiendo en eso, me doy por pagado y me piro.

Me fuí hacia la puerta, cabreado. ¿Eso era todo? ¿Ni un puto gracias?

- Y espero no volver a verte - dije sin girarme -, porque ahora me voy al sur.

Márchese pues, y dese por pagado. Dijo Gòdia con voz queda. Y acábese el vino, se lo regalo.

Mas le recuerdo. Una sonrisa cruel asomó en su cara. Que se arrepentirá de esto cuando se de cuenta de que el orgullo no se puede comer, ni abriga, y que su dignidad no le pagará un instrumento nuevo, pero trabajar para mi si que podria.

Ahora, fuera de mi propiedad, tengo asuntos que atender.

Perttu Paivo Kullervo Kivilaakso

- No pienso aceptar el vino de una suka¹.

No pensaba decirle nada mas. No se lo merecía. Ademas, si sabía algo de hermital, tendría que salir por patas de ahí inmediatamente...

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1. (Hermital) Puta, zorra

Gòdia sonrio con fiereza, y se acabó el vaso de vino. Suka ¿Eh? No se que mierdas sera eso, pero reconozco un insulto cuando lo oigo.

Yo no os insultaré, es más, para que veais la diferencia entre vos y yo os voy a explicar lo que voy a hacer. Voy a ir a mi cuarto, tomar mis armas y volver a toda prisa, si aun estais en mi propiedad, entonces os mataré. Si habeis logrado salir para entonces... entonces el destino dirá que ocurre con vos.

Acto seguido lanza el vaso en dirección al mendigo y sale corriendo, sin ver si ha acertado o no

Iniciativa 126
Ataque 56
Atletismo 66

Perttu salió huyendo demasiado rápido. Demasiado era la definición exacta. No podías alcanzar eso ni con el caballo seguramente.

[Volveis cada uno a vuestros apartados.]