Cirque du Croix

Abandonais rápidamente la presencia de Marina, ya sea por ansias de emprender vuestra misión o de perderla de vista. La salida de la torre se retrasa algo más pues los guardias de la entrada están un poco conmocionados por algo relacionado con un tío de pelo morado y han hecho un corro con otros siervos de palacio para discutirlo... Hasta que un bramido inhumano disuelve la agrupación y podéis salir sin perder mucha cordura.

Avanzais por las calles de la ciudad y entráis en el laberinto de callejuelas y pasos que son "las casas colgantes" buscando el local... que resulta ser una puerta pintada de tonos verde y rosa chillón. Delante de ella, una muchachita con un vestido de doncella gabrielense, raído en los lugares más apropiados, sujeta un anuncio con los precios del lugar y coquetea con algunos de los hombres que pasan delante.

Dime guapa, ¿quieres que tú, tu amigo y yo pasemos un buen rato? Los bellezones como tú tienen descuento.

El ambiente era un ambiente rudo al que Natasha estaba acostumbrada. Prefería no pasar por sitios así, pero siempre había trabajos que involucraban darle una paliza a algún comerciante que suele frecuentar un prostíbulo de mala muerte.

El local que buscaban estaba pintado con los peores colores del universo, y si lo miraban mucho rato de seguido, era posible que se quedasen ciegos.

Y fuera del susodicho local, una chica que apenas llegará a la edad de su propia hermana. Generalmente este tipo de "publicidad" asqueaba mucho a Natasha. Pero el comentario de la chica le hizo bastante gracia.

No creo que sea tu día de suerte niña. No sabría que hacer ni aunque lo metieseis en un barril con dos putas.

Chrome podría haber elegido un sitio menos incómodo para la reunion. Aun así, era comprensible, pues ahí estaríamos lejos de oídos indeseados.

Llegamos frente al prostibulo en el que nos esperaba, y una jovencita le hizo una oferta a Natasha en la que yo estaba incluído. Al parecer, daba por sentado que yo accedería. Un poco presuntuoso por su parte, pero aun así comprensible teniendo en cuenta del lugar que se trataba.

- Lady Gans, eso ha sonado un tanto ofensivo... - le susurré.

Preferí ignorar el asunto y entré en el "local" para buscar a Chrome. Si no la encontraba por mi cuenta, sería simple cuestión de preguntar.

Bueno, pero podemos pasar de él. Además, seguro que dentro encuentra alguna tutora más que dispuesta- Responde la chica a la vez que os sonríe sacándoos levemente la lengua - Soy Irina, a tu servicio cariño. Dice mientras os invita a pasar.

La puerta se abre a un salón amplio, iluminado tenuemente con cristales de lamprydae rosas y verdes como la entrada, en el cual hay dos largas barras y varias mesas rodeadas de sillones, a las que se sientan "camareras" y clientes, compartiendo unas copas y hablando de negocios.

Un hombre bajito, de piel morena y con el pelo rapado os guía hacia una de las barras; donde una mujer bastante musculada y entrada en años con el pelo recogido en un moño y una cicatriz que le atraviesa el ojo izquierdo os pregunta Bueno, ¿qué van a tomar? ¿Desean ver la carta?

Buscar 40:

- Para mi una copa del mejor tinto que tengan disponible, para mi compañera lo que ella pida y... - giré la cabeza un momento para mirar a la mujer que no parecía trabajar allí - para la señorita del vestido gris otra copa de lo que haya pedido.

Metí la mano en el bolsillo y saqué de él un escudo de oro, el cual coloqué sobre la mesa para pagarlo todo. Una vez nos lo hubiera servido todo, si es que nos lo servía allí mismo, cogí mi copa y la de quien supuse que era Chrome y me dirigí con paso tranquilo hacia su mesa. Me senté frente a ella, ofreciendole la copa mientras mostraba una sonrisa inocente.

- Chrome, ¿me equivoco? - esperé a que me lo confirmara -. Yo soy Dylan, un placer. Creo que hay algo sobre lo que hemos de hablar.

Natasha pidió una jarra de cerveza y se dispuso a seguir a Dylan, después de todo parecía que él sabía lo que tenían que hacer, y a ella, mientras le pagasen...

Sin embargo, cuando se sentó con la otra mujer, Natasha se quedó de pie, apoyada en una pared y escuchado la conversación mientras vigilaba que nadie más estuviese haciendo lo mismo.

Un poco de discreción siempre viene bien, a fin de cuentas.

La mujer de la barra os pones vuestras bebidas y os observa unos instantes antes de ponerse a limpiar un vaso de forma casi mecánica.

Vaya, os imaginaba más femenina, Alteza. - Responde la mujer con una sonrisa - Sir Kendrick, deduzco. ¿Y vuestra "amiga" es? - La palabra amiga suena como sonaría si Natasha fuera Irina.

Efectivamente tenemos bastante de que hablar pero, antes, querría dejar claro mi precio... Supongo que estáis autorizado a negociar en nombre de su alteza.

Dicho esto hace un gesto a la mujer de la barra, quien le entrega una llave de plata:

-Quizás deberíamos continuar en un sitio más...Íntimo.- Palabras que recalca soltando mucho aire caliente al oído de Dylan.

-Venid conmigo Dylan... vos también, cariño. No me atrevería dejarte de lado.-

Seguimos a Chrome hasta nuestra habitación privada para poder tratar el asunto en cuestión. Me senté a su lado, tal como pidió, y escuché atentamente sus palabras, intentando trazar planes para la conversación.

La mujer va directa al grano, considera que mi palabra equivale a la de la propia Marina, lo cual puede resultar ventajoso. Sin embargo, también tiene en gran estima la información que ella misma posee, y eso puede resultar bastante molesto.

- Antes de llegar a un acuerdo sobre esto, me gustaría cerciorarme de que el beneficio será real. Tenía entendido que ibamos a hablar sobre Lord Dyrr de Renroth, así que podría empezar por contarme la información previamente acordada. En base a la calidad de esta, yo le haré una oferta razonable - hice una pequeña pausa, pero antes de que respondiera continué -. Se muy bien que esta información también es de interés para Karlson y Frederick, pero recuerde que hasta que esta disputa por el poder no sea resuela, Marina es la única que puede garantizarle el acceso a los túneles.

Bien, Lord Dyrr ha iniciado una campaña de reclutamiento intensiva en sus dominios. De hecho se le ha visto hablando con varias bandas de mercenarios.- Responde la mujer con un mohín- Eso es sólo la punta del iceberg. ¿Le parece algo lo suficientemente importante? Estoy segura de que a Frederick le interesará bastante.

Me llevé la mano derecha a la barbilla, acariciandomela con el pulgar en gesto pensativo. Estaba bien saber aquello, pero "darle" lo que pedía a cambio de una información tan escueta no era lo adecuado.

- Si me da el nombre de las bandas de mercenarios ahora mismo, estaré dispuesto a permitirles el acceso, siempre y cuando seamos notificados, y de todo aquello que extraigan, un 20% nos será entregado, quedando totalmente a nuestra discreción cual es ese 20%. Si está dispuesta a esperar a que confirme la información, a priori la oferta cambia a la entrega de un 10%, el cual será negociado entre ambas partes. En ambos casos, todo lo que se extraiga deberá permanecer en un almacén seguro durante, por lo menos, una semana.

Hmmm, no me acaba de convencer su oferta, Sir Kendrick. Para empezar he tenido contacto con esos "almacenes seguros" y sé que se que son propensos a ser asaltados con cierta asiduidad. No tendría problemas en esperar a que confirmasen mi información, pero querría alguna garantía de que se me pagará... A fin de cuentas no soy más que una mujer indefensa y usted tiene un tercio de principado detrás.- La actitud de la mujer desmiente su actitud, seguramente ha experimentado muchas cosas, pero ninguna de ella ha sido el estar indefensa- Y en cuanto al porcentaje que exigen... Me parece excesivo, somos nosotras quienes ponemos la mano de obra y quienes les entregaremos Galgados adornado con un bonito lazo rosa... Pero supongo que querrán algo más por sus "molestias"

En resumen, le daré la información que me pide y esperaré a que confirme lo que tenga que confirmar si me da una garantía de pago, elimina la condición del almacén y, aunque tendrá su 10%, ustedes designarán una serie de objetos y entre ellos mis clientes elegirán cuales darles

Respira profundamente, quizás sacando más pecho del necesario, y te mira a los ojos ¿Tenemos un trato?

Aquello parecían unas condiciones razonables, especialmente por el hecho de que hablábamos de un trato que, en realidad, jamás iba a tener lugar. Sin embargo, aquello aún no había terminado.

- Me parece correcto, así que habrá trato... en cuanto conozca cual es la garantía de pago. No creo que le interese mezclar el dinero con este asunto, así que, dígame, ¿que es lo que pide?

Aun conservando mi sonrisa, mis ojos verdes se clavaron en los almendrados ojos castaños de mi interlocutora, como si intentaran ver mas allá, tratando de adivinar que iba a pedir antes de que ella misma lo dijera.

No, no se trata de dinero. Se trata de algo más "vinculante".- La mujer sonríe y se acerca a la mesita, abre uno de los cajones y saca una pluma roja, con visos amarillentos en el medio; y un vial de tinta- Un segundo, por favor- Dice mientras garabatea algo sobre un pergamino.

Unos instantes más tarde se acerca a vosotros y os ofrece el pergamino en el que escribía antes y la pluma- Firmad aquí, por favor. Tú también, cariño

Ocultismo 140:

Contrato:

Arqueé una ceja, intrigado. Me preguntaba a que venía el contrato, pues eso no era nada más que una prueba sobre algo que debería permanecer en secreto. Por otra parte tampoco me esperaba que fuera precísamente Industrias Providence quienes estuvieran interesados en los túneles. Pese a todo, firmé el contrato para contentarla y se lo dí a Natasha para que ella también firmara.

- Muy bien, y ahora deme los nombres de las bandas de mercenarios con las que Lord Dyrr ha contactado.

Solo faltaba un poco mas. Un poco más, y ya podría empezar a hacer lo que había que hacer.

-Yo, "cariño", soy a una mercenaria a la que todavía no han pagado ni siquiera por aquello por lo que la contrataron. No voy a empezar a hacer cosas por las que ni siquiera me pagan.

Eso sin mencionar que el contrato me parecía una basura y que los señores del principado iban a estar maldiciendo a Maria durante años por ello. Si una empresa estaba dispuesta a dejar que te llevaras el 10%, significa que si tienes carácter y eres convincente, puedes llevarte el 20% o el 30%. Sobretodo hablando de empresas como Providence.

-Además, no estoy segura de que en caso de firmar eso estuviera ayudando a los intereses de mi cliente. A medio y largo plazo no, desde luego. Y a corto... Tampoco estoy nada segura.

Natasha

A pesar de tus temores, el contrato no parece obligar a nada más allá de lo que está en él escrito. De hecho el que requiera un testigo simplemente busca darle más "oficialidad" de la que tiene al tener la firma de Dylan. Marina siempre puede negar haberle dado al joven la potestad que clama y salir del embrollo sin mayor dificultad... Lo que se complica si hay un testigo.

Sin embargo, te desconcierta el deseo de Providence de hacerse con el derecho de explotar las ruinas bajo la ciudad pues, supuesto que encontrasen restos en buen estado, entre estatuas vasijas y demás apenas sacarían para cubrir los gastos de explotacion. Claro que, si todos esos sellos de Tol Rauko realmente servían para algo, firmar ese contrato podía ser el mayor error económico de los últimos 500 años.


[Ambos]

Las manos de Chrome se crispan y por sus ojos pasa un destello de rabia, que rápidamente ve sustituido por una sonrisa -Una mercenaria, qué oportuno... Justo cuando Lord Dyrr está reclutando a todo aquel capaz de distinguir entre los dos extremos de una espada...

Ese pelo...- Los ojos de Chrome brillan con malicia -...Ahora lo entiendo todo. Milord, yo me cuidaría más al elegir mis compañeros de cama. Dicen que Dyrr disfruta de un nuevo edredón hecho con plumas de ganso.

-¿Insinua algo?

Ante aquello, me quedo pensativa. En un sentido figurado, está pensando que me han contratado primero otros. Por el amor de Dios, soy una mercenaria, no una idiota. Hacer ese tipo de cosas es muy lucrativo a corto plazo, pero a largo plazo traicionar a quien te contrata genera una reputación muy mala.

Ahora bien, por un momento otra cosa pasó por mi cabeza. Mi hermana tenía ya 14 años. En muchos aspectos era una niña, pero en otros... No, imposible. Tenía que estar hablando en sentido figurado. No podía ser de otro modo.

-¿Yo? ¿insinuar? Yo nunca insinúo nada, cariño... Lord Kendrick, si quiere el nombre de una de las bandas de mercenarios relacionadas con Dyrr puede preguntárselo a su compañera, sobra decir que no es la única.- Responde Chrome con una sonrisa de oreja a oreja -Es una pena que me hayan obligado a confesarlo... A fin de cuentas, a mí tampoco me han pagado.

Dicho esto la mujer se levanta, abre la puerta y os pregunta Espero que reconsideren mi oferta... Ya saben, es exclusiva para el primer postor.

Le quité el contrato a Lady Gans de las manos y lo rompí allí mismo. Mi rostro perdió su habitual sonrisa y mi miradá se clavó directamente sobre Chrome.

- Reconsiderada está - contesté -. Lo lamento, pero una compañía de mercenarios del prestigio de Los Plumas Plateadas no recibe dicho prestigio por jugar a varios bandos. Estaremos encantados de que Frederick Daorland reciba la falsa información que ofrecen, y ahora le agradecería que desapareciera de mi vista.

Chrome se queda paralizada y boquea como un pez fuera del agua antes de que su voz se torne bastante dura.

-Si tan poco os fíais de mi información y deseáis que desaparezca de vuestra peresencia haced el favor de largaros inmediatamente de mi habitación.... ¡Ahora!- Os girta mientras os expulsa sin miramiento alguno de la habitación. Sin embargo, a pesar de la conmoción que habéis causado, la gente parece bastante más interesada en una discusión que se desarrolla en la calle.

Un gigante rubio y de ojos verdes impreca deseperado a un grupo de guardias -Os digo que es real, hay demonios en las minas. Unos mercenarios se han cargado a uno de ellos pero puede haber más.-

Sin embargo los milicianos parecen tomárselo a cahondeo y frases como ¿Kayal, cuánto has bebido? y ¿Es lo mejor que se te ocurre para no trabajar hoy? se disparan entre la multitud. Finalmente, los guardias empiezan a rodear al hombretón mientras le indican que quizás quiera pasar la borrachera en el calabozo.

- Será todo un placer - contesté -. Vayamonos, Lady Gans.

Tras salir con tranquilidad de la habitación de Chrome esperaba algunas miradas por el grito que esta había proferido y, sin embargo, toda la atención se centraba en un hombre alto y corpulento, el cual parecía decir algo sobre demonios en las minas. Tal vez aquello tenía relación con los intereses de Providence con los túneles, pero no teníamos tiempo para aquello.

- Lady Gans, por favor, esperad un momento aquí y vigilad por si Chrome sale del edificio. Tenemos que mantenerla vigilada y descubrir que se trae entre manos.

Fuí hasta los guardias y me interpuse entre ellos y el tal Kayal.

- Disculpen señores, no será necesario. Yo respondo por este hombre.

Anda. Si le había echado cojones. Cuando se fue a ver que es lo que decía el hombre que llegaba a la taberna, me quedé vigilando la puerta de Chrome.

Tenía que descubrir que ocurría. Si era información falsa, iba a tener que darle una lección. No creía que ninguno de los míos hubiera estado haciendo negocios a mis espaldas, pero no podía descartar la idea.

De momento, y hasta que acabase este negocio que se estaba volviendo muy turbio rápidamente, había que aguantar.

Rose

Vigilas durante un rato la puerta que conduce a los aposentos de Chrome; sin embargo, aparte del sonido de porcelana rompiéndose, no parece haber ningún cambio.

Advertir 80:

Después de un rato, un hombre vestido con el uniforme de la guardia se acerca por el pasillo y tras una mirada digna de un tasador de antigüedades te pregunta si estás libre.

Dylan

El capitán de la patrulla reconoce tus insgnias y con tras sacudida de cabeza  y un "como milord desee" se dedica a disolver la multitud que se ha formado.

El hombretón te mira agradecido y tras limpiarse la mano en su ropa te la ofrece- Gracias milord. Os aseguro que lo que digo es verdad. Ojalá estuviese borracho, esa criatura es real y uno de mis hombres vigila el cadáver mientras nosotros intentamos atraer la atención de esta panda de incompetentes... Perdón milord. Venid conmigo y lo comprobaréis, seguramente vuestra voz tenga más peso qeu la mía a la hora de lograr que éstos cret... La guardia haga algo.

Negué con la cabeza, con una cara de ligera frustración. En aquel momento Chrome era mi principal preocupación, pero aquello bien podría ser una pista para descubrir los intereses de Providence en los túneles, y no podía perder una oportunidad como aquella cuando se me presentaba tan pronto.

- Lo lamento, creame que lo deseo de todo corazón, pero ahora mismo no puedo ayudarlo, salvo que pueda ayudarme usted primero - dije -. Si pudiera encontrarme a alguien capaz de seguir a una persona sin ser descubierto, podría acompañarle yo mismo para darle credibilidad frente a los guardias. Aunque lo mejor habría sido traer el cuerpo de la criatura. Supongo que habrá algún motivo para no haber hecho eso.

Con una mirada dura y un tono seco, el hombre te responde -Milord, como mucho podría pedirle a uno de mis hombres que vigilase a su "amiga".- Dice con una mirada bastante significativa al local que acabas de abandonar -Pero no puedo garantizar sus otras condiciones. Somos mineros, no ladrones... Lo mismo ni se entera, a fin de cuentas ¿que haría un caballero como vos en nuestra compañía?.- Respirando hondo y bajando ligeramente la voz, continúa -No queríamos llevar eso por las calles, atraería demasiado la atención y la gente se haría preguntas...Y ya sabe, a ellos- dice mientras traza una "I" mayúscula en el aire -No les gustan ni las preguntas ni los testigos.-