[Prólogo] Marca de nacimiento

Límites del Bosque del Olvido

Llueve, llueve mucho. Puedes escuchar como las gotas caen como piedras en el suelo mojado y lleno de hojas, hace mucha humedad, puedes sentirla debajo de tu piel, igual que el frío que te entra por cada poro de tu piel y se queda atrapado en tu cuerpo empapado de la lluvia. Es en estos momentos cuando te arrepientes de haberte ido de un sitio refugiado de la lluvia y con una cama caliente esperándote.

Hace solo un día que habías pasado cerca de una granja en mitad del valle donde una amable pareja de ancianos y su hijo te habían dado cobijo y comida para reponer fuerzas. Aún recuerdas lo mal que te habían tratado en la aldea que se encontraba cerca de la granja, el mundo esta lleno de ignorantes. De todas formas no te habías quedado allí por temor de que aquellos aldeanos te buscaran. Últimamente todo el mundo estaba muy nervioso, decían que el ejército de Nilveria se acercaba, y ya te habías encontrado con varías caravanas dirigiéndose a las montañas durante la última semana. Quizás no era tan mala idea irse de esta región hacia el norte. Pero también habías escuchado las historias que cuentan sobre el bosque que hay al pie de la Sierra Perlada, a la gente no le gustaba, decían que estaba embrujado, si bien sabes que la gente es muy ignorante no podías evitar estar un poco intranquilo con tantas historias tétricas que habías escuchado a lo largo de tu viaje por la región de Osvalth.

Aún así te habías adentrado , solo un poco, por si acaso algo te hacía huir de ahí. Es en momentos como estos en los que agradeces la compañía de Ruth, no era la primera vez que te sacaba de un apuro, si no fuera por ella, ahora mismo estarías mojándote y absorbiendo más agua que una esponja bajo la lluvia, pero ella había encontrado este lugar, no era el mejor lugar del mundo pero almenos no te mojabas y el agua no entraba allí, al menos por ahora. Según Ruth te había dicho, estabas debajo de un gran árbol de raíces gigantescas que te protegían de la lluvía, algo que podías corroborar perfectamente ya que quizás no podías ver pero si que sabías como era un árbol y por el tacto podías asegurar que aquello lo era.

Te tapaste con la manta que estaba húmeda pero era lo mejor que tenías. Podías sentir el olor de la tierra y la humedad que trae consigo la lluvia. Abriste tu mochila en busca de alguna cosa para comer. ¡Era tu día de suerte! La comida no se había mojado, almenos podías sacar algo positivo de toda esa situación. Estabas por darle un bocado a la hogaza de pan cuando escuchaste el crujir de las ramas, como alguien que se acercaba. No podrías decir si se trataba de un persona o un animal, algo poco probable ya que los animales suelen refugiarse cuando llueven y ya llevaba lloviendo más de una hora, almenos eso te parecía a ti, pero definitivamente no era el sonido de la lluvia

Darío Spencer

Sentía el frío y la humedad por toda mi piel... Estaba hambriento, y menos mal que la lluvia no había mojado la comida... Tapado por la manta, cogí un trozo de pan y me lo comí, mientras decía, intentando hacer el menor ruido posible:
Ruth, he oído algo, y no suena como la lluvia... mira a ver que es, pero intenta que no te vean...
Sabía que Ruth lo haría, pero me preocupaba que pasaría si la veían... Aunque luego me acorde que entre las sombras, era tan invisible para mí como para los demás...

Límites del Bosque del Olvido

Ruth que se había acomodado en la manta y estaba descansando refunfuñó algo ilegible y se levantó. Podías escuchar el ruido, claramente se trataban de los pasos de un animal o persona, parecía que la llúvia estaba amainando. Pasaron unos segundos eternos, en realidad no habían pasado más de treinta segundos pero en un momento de tensión a ti te parecieron eternos.

Un ruido rompió el silencio, pudiste escuchar el sonido de algo cortando el viento a gran velocidad, no era la primera vez que lo oías, era una flecha, probablemente disparada por un arco o una ballesta, practicamente acto seguido escuchaste un sonido sordo como cuando alguien es atravesado por algo en la garganta. El corazón se paró en seco. Luego escuchaste algo caer al suelo.

Darío Spencer
El ruido me heló la sangre... Mi primer pensamiento fue instántaneo... ¡¡Ruth!!¡¡Oh mierda!!... Lo peor era que no podía hacer nada... Si salía, podrían dispararme, y ni tan siquiera podía ver a Ruth... Tanteé con las manos para ver si la encontraba... Estaba a punto de llorar... Ruth... Mierda... Podía ser que la saeta fuese contra un animal, pero y si...

Límites del Bosque del Olvido

Mientras buscabas por el suelo desesperado, notaste como algo se posó en tu hombro derecho, al lado de tu oreja. Era Ruth, tu corazón se tranquilizo al instante, casi no podías contener las lágrimas. Se acercó mas a tu oreja.

-Es un cazador, no me ha visto pero el muy cabrón casi me atraviesa. -Te dijo Ruth con su vocecita.

Darío Spencer

Tras escuchar a Ruth me tranquilicé... Había sido un susto enorme...
Vale... Mantente fuera de vista... Espero que no tengamos problemas con cazadores, no me gustaría verme ensartado... la realidad era que no me gustaría que la ensartarán a ella... Mañana nos dirigiremos hacia el norte, y espero hacerlo entero.

Acto seguido me apoye contra el árbol e intenté dormir, con el susto todavía en el cuerpo...

Límites del Bosque del Olvido

Podías escuchar más pasos, cada vez más y más cerca. Se detuvieron de golpe. Justo en ese momento paró de llover, quizás no tenías tanta suerte como parecía. Podías sentir como Ruth se agarraba fuertemente a los pelos de tu nuca, casi te dolía. Normalmente ella no tenía miedo pero quizás le transmitías el nerviosismo porque desde luego no parecía nada tranquila. Escuchaste mas ruido, como la fricción que hace la ropa con el cuerpo.

-Vaya vaya, pero mira que tenemos aquí. -Su voz era potente y grave, podías notar cierto... júbilo en su tono, parecía de buen humor.- Muchacho, si lo que pretendías era esconderte, no se te da muy bien, pues has dejado un rastro por el suelo que ni la lluvia ha podido borrar. -era cierto, al ponerte debajo de la raíz habías arrastrado mucho los pies por el barro para orientarte.- Ven aquí chico, no te haré daño. Este bosque no es lugar para un crío como tú, lo mejor será que me acompañes, tengo una cabaña aquí cerca, seguro que mi esposa me esta esperando con un plato sobre la mesa, ¿me acompañas? -espero un par de segundos a ver si contestabas, ante el silencio añadió- Mi esposa suele cocinar demasiado y siempre sobra comida, ¿que me dices?.

Ahora que la lluvía había parado llegaban a tí todo tipo de olores, la tierra húmeda y removida, las hojas y la madera, en ese sitio se respiraba naturaleza por todos lados. Había otro olor, un olor metalizado, estabas bastante familiarizado con él, era sangre. Ahora había silencio absoluto, solamente roto por alguna rama o hoja que crujía y el gotear del agua que se había acumulado en los árboles, tenías la certeza de que el hombre seguía allí delante tuyo, expectante, esperando una respuesta.

Darío Spencer

Tuve que pensar muy rápido... Ir estaría bastante bien, pero no podía alejarme de Ruth... Esperando que Ruth me siguiera, me incorporé como pude y asentí con la cabeza. Le tendí la mano, ya que era obvio que yo era ciego, pero después le dije:
-Señor, perdone... Mi hermana Ruth salió antes porque algo le había llamado la atención, y me preocupa que se haya perdido... Podría echar usted una mirada cerca... Es que me preocupa porque aún no ha vuelto...
Maldita sea... Tengo que ganar tiempo para que ruth haga como que acaba de llegar...

Límites del Bosque del Olvido

-Señor, perdone... Mi hermana Ruth salió antes porque algo le había llamado la atención, y me preocupa que se haya perdido... Podría echar usted una mirada cerca... Es que me preocupa porque aún no ha vuelto...

Hubo unos segundos de silencio, no podías saber que estaba pasando, pero podías escuchar el ruido de su mano frontándose la barba.

-¿Tu hermana se ha perdido? Este no e slugar para niños, lo mejor será que me acompañes a mí cabaña, no esta lejos. Una vez allí yo mismo saldré a buscar a tu hermana. -dijjo el cazador- No tienes porque desconfiar de mí.

Claro... Espero que Ruth nos siga... Así no tendremos que separarnos mucho... Intente hacerle disimuladamente una seña a Ruth para que nos siguiese, ya que no podía separarme de ella.

Límites del Bosque del Olvido

Caminásteis durante unos cuantos minutos, el hombre te guiaba para que no tropezaras con las dificultades del camino. Al cabo de un rato os parasteis.

-Ya estamos aquí, ¿preciosa eh? -dijo el cazador justo antes de percatarse de su error.- Oh, vaya perdona no era mi intención ofenderte. Espera aquí un momento mientras voy a dentro a hablar con mi mujer.

Cuando escuché los pasos del hombre que se iba, le susurre a Ruth
Ven Ruth... grita algo en plan hermanito, que parezca que nos hemos encontrado de casualidad.

Cabaña del cazador

-Así que estabas aquí -dijo Ruth con un tono un poco mandona- ¿Cuantas veces tengo que decirte que no te separes de mí?

Justo después de escuchar las palabras de Ruth, la puerta de la cabaña se abre. Hay unos minutos de silencio y entonces escuchas la voz del cazador.

-Vaya... ¿Esta es tu hermana? Que suerte tenemos, así no tendremos que volver a buscarla. -dijo el cazador.- Pasad, la cena esta lista.

Entré de la mano de Ruth para no golpearme con nada. Una vez dentro, espere a que Ruth me describiese el lugar.

Cabaña del cazador

No era un sitio muy grande, una casa acogedora con una pequeña mesa al lado de la cocina y un pasillo que llevaba a las habitaciones. Olía a carne, hacía mucho tiempo que no habías comido carne, eso definitivamente te había abierto el apetito.

-Pasad, sentaos. -era la voz de una mujer, su esposa.- La cena esta lista, he preparado algo de caldo y un té, os hará entrar en calor.

Llevado de la mano por Ruth, me dirigí hacia una silla. Hacía bastante que no comía caliente, por lo que estaba casi babeando, pero aún así no bajé la guardia. Vivir como un vagabundo te enseña a desconfiar de todo y de todos. ¿Puedes describirme el sitio? Le susurré a Ruth. Supongo que si me lo describhe y es normal, tal vez abandone esta desconfianza. Pero sólo un rato...

Cabaña del cazador

Ruth te describió el sitio, como una pequeña cabaña de madera acogedora, era apenas una habitación que hacía las veces de sala de estar como de cocina y entrada y luego había un pequeño pasillo con dos habitaciones.

Te acompañó hasta la mesa y te ayudó a sentarte y luego se sentó. Podías oler el plato de estofado que tenías justo delante tuyo.

-Dime, ¿Como habeis llegado hasta aquí? -el cazador paró para masticar la comida.- No hay mucha gente que se acerque por estos lares.

Mientras Ruth me ayudaba a comer dije:
Bueno, hay rumores de guerra, y ninguno de los dos queremos vernos en medio de una batalla, así que viajamos hacia donde podemos con tal de huir. - No es que me molestasen las preguntas, pero... ¿Tan difícil era que la gente creyera viajaba por viajar?

Cabaña del cazador

-Bueno, son tiempos difíciles en estas tierras. -dijo.-la caza apenas nos sirve para mantenernos en pie, es posible que tengamos que irnos pronto de aquí para no morir de hambre... -su voz era melancólica. A tu lado Ruth se levantó de repente.

-¡Darío cuidado! -gritó Ruth.

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Tiradas de iniciativa

Cabaña del cazador

El cazador se abalanzó sobre Ruth y la atrapó entre sus brazos. Aunque por sorpresa del cazador y su mujer Ruth se convirtió en algo increíble y aterrador, una criatura inhumana. El cazador soltó a Ruth y desenfundó su espada.

La esposa intentó clavarle el cuchillo a Ruth aunque v acilaba un poco, la verdad es que aquella criatura imponía bastante.