[Prólogo] (Dakota Cromwald) Los Llanos Santos

- Oh, mi pequeña... Mi pequeña Dally... qué alegría haberte encontrado.

Lágrimas caen de las mejillas de Daguerreo. Después se volvió hacia la monja, con ojos serios.

- Me decía algo de unos secuestros de niñas. ¿Qué es eso exactamente? Acabo de llegar de un viaje desde la costa y he venido a toda prisa, buscando sin parar en todos lados. ¿Alguien está secuestrando a los chiquillos? Me asusta.

Miró largo rato a Dakota con una expresión paternal. Esa no era fingida.

- Si tan solo... si tan sólo tuvieran ustedes algo para despertarla, no me quiero arriesgar a que me encuentren con mi chiquilla en brazos y no poder defendernos. Usted es religiosa, estoy seguro de que podría ayudar a mi pequeña.

Si alguna vez había existido un padre preocupado por su hija en el mundo, ése era el hombre que estaba delante de la monja.

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'Dado de 100' : 45

Daguerreo no dijo nada, y se quedó pensativo. Meditando con la cabeza baja mientras la monja buscaba sus hierbas.

Bellafonte no es seguro. Sintiéndolo por Dakota, iban a tener que viajar más, más aún. El destino es cruel, pero no les quedaba más remedio que seguir moviéndose. ¿A dónde? Hum...

Decidió pensar en ello cuando Dakota se despertara y estuvieran fuera de la iglesia. Cada vez tenía menos ganas de quedarse allí. Al menos la pequeña estará más descansada, se dijo.

Los pensamientos de Daguerreo eran oscuros, muy poco halagüeños. Muy... humanos.

La monja volvió con un bol lleno de hierbas machacadas y un vaso de agua humeante. Vertió el líquido sobre el bol, acercando su contendido a las fosas nasales de Dakota.

Al poco tiempo la niña despertó.

Me levanto. Sorprendentemente, no me duele la cabeza, aunque la boca me sabe asquerosa. Miro con dificultad a mi alrededor, y veo a un hombre alto, bien vestido, que me mira con evidente alegría.

-Dally, ¡hija mía! Qué contento estoy...

Mi primera reacción es echarme para atrás asustada. ¿Quién es esta gente? Una monja me mira intrigada, y el hombre no se inmuta, sigue mirándome con complicidad. ¿Donde está Daguerreo? Y si...

¿Ah? El hombre guiña un ojo. Poco a poco vuelvo en mí y entiendo la situación. Recuerdo que me hacía llamar Dally, y que estaba en una iglesia. Recuerdo...

- Bien, pues muchísimas gracias, hermana. Ahora Dally y yo nos marchamos. Dally, puedes caminar, ¿pequeña?

Me pongo en pie. Me tambaleo algunos pasos pero al poco ya me siento mejor. Procuro evitar a mi "padre" para que no tenga que exponerse.

-Gracias por todo. Me voy. Otra vez, vigilen la comida que dan, no estaba muy buena.

Supongo que mi palidez debió darle al comentario un tono más sombrío. Daguerreo y yo salimos de la habitación, y nos despedimos de la monja en la puerta.

Andamos un poco por el pueblo.

[ ¿Qué hora es? Anochece ya?]

- Bien, "papá", me parece que es útil que sigas en esta forma un poco más de tiempo. Intenta parecer amenazador.

- No sabía que eras tan desconfiada, Dakota. Te acostumbras rápido a la vida de fugitiva.

- He soñado cosas. Cosas feas. Y con lo que me has contado, no estoy de humor para nada.

- Como quieras, "hija". Pero habrá que buscar un lugar donde pasar la noche. ¿Llevas dinero?

- Muy poco. Un puñadito de monedas de plata y cobre.

- Hace tiempo ese puñado de monedas de plata te hubiera parecido una fortuna.

- Hace tiempo no tenía que preocuparme de huir y esconderme de...

Se me escaparon unas lágrimas.

- ¿De qué, Daguerreo? ¿De qué huyo, de qué me escondo?

La brisa del pueblo olía a chimenea, a hierba y a establo. Seguimos paseando en busca de algún alojamiento con menos trampa. Quizás me dieran un montón de heno en alguna posada, por un puñado de monedas. Quién sabe. Pero tengo que moverme rápido, no quisiera acabar secuestrada.

Seguimos paseando buscando sitio.

Tiro por Buscar(15), por si hiciera falta.
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'Dado de 100' : 17

[Offrol: Está anocheciendo. Y otra cosa, los Llanos Santos no son un pueblo, se trata de una amplia superficie de campos y mesetas llenos de iglesias, monasterios, y ermitas.]

No encuentrás nada más que construcciones religiosas. Algunas en buen estado, otras completamente derruidas.

Aunque estás muy cansada, puedes seguir andando por el camino marcado, que conduce hasta la ciudad más próxima. Tal esfuerzo te costaría 1 Punto de Cansancio. Si prefieres descansar, elige al azar una de las iglesias, la que quieras. Puedes elegir entre las que se encuentran en mejor estado, o las que, como la última, cargan con muchos años de Historia.

Tras meditar, decido que viajar sola por los caminos, de noche, es una locura y más cuando hay un secuestrador por los alrededores.

Decido acercarme a otra iglesia. Daguerreo recupera su forma fantasmal, y yo empiezo a estar harta de la situación. Me quedaré a descansar hasta la primera luz de la mañana, y me dirigiré a la ciudad más cercana.

Si no me dieran alojamiento, me acurruco en una esquina o contra un portal y paso las horas como pueda.

Te acercas a la iglesia más cercana que ves, no se encontraba ni a cien metros de la anterior. Tampoco era muy distinta, pequeña y con muchos años pesandole.

Llamas a la puerta, al rato te abre un hombre con atuendo y pinta de monje. Te recibe amablemente, y una vez le explicas tu situación, te ofrece una cama sin recelo alguno.
En una de las pocas habitaciones de aquel edificio, donde tan sólo quedaba una vieja estantería sin libros y una cama no demasiado cómoda. Pero vista tu situación, es más de lo que podrías esperar.

Al caer la noche, el monje te ofrece una manzana, algo de agua, y un pequeño pan. Cálidamente, dejando la cena en una bandeja sobre la estantería, se despide de ti deseandote buenas noches. Y se marcha.

Si me encuentro en condiciones de comer, como despacito la manzana y pruebo el agua. El pan me lo dejo ahí, de reserva.

Me quito mis cosas y pongo mi zurrón en el suelo, frente a la puerta. Una muy rudimentaria alerta contra intrusos.

Me acuesto en la cama y cierro los ojos, pensando.

-Dague... gracias por lo de hoy.

-Siempre tuyo, Dakota. Que descanses.

Ha sido un día muy largo...

Amanece. Te encuentras como nueva, la cama después de todo no estaba tan mal. El amable monje te ofrece un sencillo desayuno de huevos y pan, y tras esto, sin un minuto que perder, decides reanudar la marcha hacia la ciudad. Te despides del monje, insistiendole en tu gratitud por su generosa hospitalidad. Y finalmente, Daguerreo y tú os poneis en camino.

Al avanzar un poco, os encontrais parado un carro tirado por un burro, el mercader, escrutaba preocupado la pata de su animal. Al parecer se la había torcido.
Te ofreciste a ayudarle, vendaste la pata del asno y le diste al dueño unos consejos básicos que aliviarían la pata.

Como agradecimiento, una vez recuperado el animal, te ofrece a que viajes con él. Se dirige a Enna, la ciudad más cercana. Decidida y feliz por el viaje gratis, subes sin pensartelo dos veces. Daguerreo te sigue de cerca, como siempre.

Viajais durante toda la mañana, entre hermosos campos de trigo y maiz, y extensas praderas verdas y floridas. Al mediodía, contemplas a lo lejos las murallas que rodean Enna, ya estais muy cerca.
Pero hay algo extraño, una aglomeración de gente en las entradas, y una larga cola de carros y viajeros de varios metros.

- Vaya, otra vez con la dichosa inspección.

Refunfuñó ente dientes el mercader que conducía el carro del burro.

- Esos Inquisidores se piensan que todos somos unos demonios... ¡con lo raro que sería encontrar a alguien maldito en Bellafonte!

El carro se dirigió hacia la cola, esperando su turno.

A primera vista, lo sensato hubiera sido irse, pero me armé de valor y decidí continuar. Si seguía huyendo eternamente, sólo vería más carros, más puertas, y más guardias que nos cerraban el paso. No, esta vez no.

Me acerqué a Daguerreo para explicar lo que íbamos a hacer.

El plan es el siguiente:

-Daguerreo, te esconderás en la carreta que va tres o cuatro puestos por detrás nuestra. Yo me iré con el señor que nos ha traído y trataré de pasar desapercibida como su hija. Si algo sale mal, montarás escándalo (prende un fuego, da una voz en grito de "Al ladrón!!" o algo así). En ese momento, yo me escabulliré entre la guardia distraída.

-Dakota, ese plan tiene muchos agujeros por todos lados.

-No tenemos nada mejor, Dague.

-Irnos.

-No, quiero saber qué pasa aquí. Estoy seguro de que si hay un control, tiene que haber alguien gordo de la Inquisición.

Sé que mis ojos mostraban decisión y determinación. Daguerreo lo notó, estoy segura.

-No es propio de una niña hacer esto.

-Tampoco es propio que la persiga la Inquisición. Tengo que averiguar por qué.

-*Sigh*, como quieras. ¿Cómo nos encontraremos?

-Todas las tardes me subiré a un tejado color pizarra y pondré una tela azul. Búscame allí.

-Vaya plan más feo. Yo...

-Chsst. Hay que poner en marcha la primera parte del plan. Sin esto, todo se iría al garete. Échame una mano, anda.

Daguerreo transmuta un pedazo de madera en un sello con el símbolo de la Santa Iglesia. Dakota se lo pone en la mano. Además transforma varias piedras en monedas de aparente oro, por supuesto sin valor. Él mismo se acerca de cualquier lado con su Velo, con apariencia de funcionario de la Inquisición y con otro sello idéntico al mío.

- Estimado señor, tengo que pediros un favor. ¿Veis esto?

Le enseña el símbolo de la Iglesia, la hermosa cruz de cristo labrada graciosamente en un anillo de supuesto bronce.

-Soy funcionario de la Inquisición, aquí en Bellafonte. Estoy aquí para comprobar la efectividad del cuerpo de guardia de Enna. En mi caso controlamos la capacidad de trata de esclavos. Nada que temer, lo sé, pero esta chica que tiene usted ahí también está bajo el control de la santa institución.

Seguí yo hablando, con tono serio y muy segura de mí misma.

-Le explico, señor. Usted tiene que jugar el papel de mi querido padre, y hacerme pasar por su hija. No tiene que hacer nada especial, simplemente vengo con usted desde su pueblo y le acompaño en sus viajes.

-Por supuesto (le enseña una bolsa con varias monedas de "oro") esta colaboración no quedaría sin agradecer por nuestra parte, y en cuanto pasemos la frontera, yo misma llamaré a mi verdadero padre y desharé el malentendido.

Daguerreo acabó la explicación.

-Colabore usted con nuestra santa institución, señor. Es mi tarea y también... la suya.


Durante toda la retahíla, ambos no hemos dejado de enseñar el signo de la iglesia.


Daguerreo tira por Persuasión(145)
Resultado: 151

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'Dado de 100' : 6

El comerciante cedió sin vacilar. El plan parecía perfecto; teniais punto de encuentro, una posible salida en caso de emergencia, y hasta un falso funcionario de la Inquisición para suavizar cualquier situación.
La cola avanzaba despacio, el control parecía riguroso, y a la media hora todavía estabais a mitad de la fila. Sin embargo, y contra todo pronostico, una voz, como haciendo eco en tu cabeza, te habló:

- Querida hija mia... eres mucho más guapa de lo que jamás habría imaginado.

La voz era dulce y melódica, de mujer.

- Tienes las orejas de tu padre, y mis ojos... me siento tan feliz...

No das crédito a lo que oyes. Por la expresión de Daguerreo y los demás, parece que eres la única que escucha aquellas palabras.

- Querida hija mia... no avances más, mi amor. Margold está en la puerta a la que te diriges, te verá y te matará.
Te quiero.

La voz desapareció, como un frágil susurro en el viento.

Decir pálido es demasiado para el color que se me queda en la cara. Me giro como accionada por resorte, mirando a todos lados. Nada. Olor a caballo de las carretas.

No es que estuviera muy segura del plan, pero escuchar una voz que jamás me había sonado en la cabeza advirtiendome de peligro mortal, era suficiente para vencer a mi curiosidad. Para colmo, parece un pariente, eso que los demás llaman "mamá". Por si fuera poco, la mera amenaza de encontrarme con Margold me hiela la sangre y atenaza mi garganta.

Empecé a contemplar Enna no como una ciudad, sino como el mismísimo infierno para mí. De repente tenía muchos motivos para irme y muy pocos para seguir.

-Señor, tengo que dejarle un momento. Si llegara hasta la entrada y yo no he vuelto, no cuente sobre mí, siga andando. Puede quedarse el oro, por si acaso. Pero no he de tardar.

Le hago un gesto a Daguerreo. Me sigue hasta una zona apartada.

-Vámonos YA. Vámonos de aquí.

-¿Y tu costosamente elaborado plan?

-A la mierda el plan.

-No digas "mierda". No le pega a una niña. La madre superiora te daba en la boca con la alpargata cuando le contestabas así.

-La madre superiora está muerta. Y acabo de tener la experiencia más...

Miré a Daguerreo de arriba a abajo.

-Bueno, la segunda experiencia paranormal más extraña de mi vida. Vámonos ya. Fuera, volvemos al camino.

-En fin...


Volvemos al camino principal, con cuidado. Mirando al Este, dirección a Elisio.

[offrol: sorry por las horas intempestivas de postear, estoy estudiando y no conozco horarios ]

[Offrol: no eres el único que acostumbra a trasnochar, mira la hora a la que te respondo xD]

Te alejas de Enna todo lo que puedes, caminas con disimulo hasta más allá de las colinas. Desde la cima de la más altas, observas la ciudad a lo lejos, y los distintos caminos que cruzan de un extremo a otro la ciudad.
Aunque Enna está descartada de tu lista, sabes que necesitas ir a una ciudad o pueblo. Tanto para conseguir un medio de transporte, como para abastecerte de víveres. Tus opciones son: Ascani al suroeste, Raverna al noreste y Elisio al este.

Nos dirigimos al este. En dirección a Elisio, por su fama de gran ciudad donde podría pasar desapercibida.

Me propuse hacer el camino con calma, relajadamente. No supondría diferencia movernos aprisa.Sin embargo la idea de que Margold me persiguiera, con su horrible caballo negro, con su mirada de indiferencia, el rostro que yo le había puesto a la Muerte... esa imagen le imprimía prisa a mis pies. Daguerreo lo notaba. Callaba. Sin duda esperaba a que yo dijese algo.

A veces, cuando nos parábamos en alguna roca o recogía raíces comestibles, se me escapaban las lágrimas. Pensaba en la voz que había escuchado. ¿Sería mi madre realmente? ¿Estaría en alguna parte, siempre cuidando de mí y...? No, una madre nunca dejaría que su hija pasara por lo que yo estaba pasando.
Tenía miedo, tenía mucho miedo. Y eso me daba rabia,con todo lo que se me venía encima, y yo no podía evitar ser una niña... si fuera mayor, esto no me pasaría. Sería fuerte y...

Las horas pasaban.



-¿Sabes, Dague? Hay otra razón para que vayamos hacia el este.

-¿Qué, si puede saberse?

-Sé que al este, más al este de Elisio, está Lucrecio. es un principado independiente, y recuerdo que la hermana Belinda siempre hablaba con disgusto de él, pues decía que la Iglesia no tenía tanta influencia allí como antaño.

- Que es exactamente lo que necesitas. Menos presión.

-Sí. Necesito estar tranquila durante un tiempo. Para pensar, para dejar de una vez esta maldita sensación que no me abandona... bueno, desde que ocurrió "aquello". Si en Lucrecio hay alguna oportunidad de estar tranquilos, merece la pena ir hacia allí.

-Bueno, eres una niña, Dakota. No es sencillo buscarse la vida.

-Llevo meses buscándome la vida. Y además no estoy sola. Te tengo a tí.

Daguerreo tenía una expresión preocupada, pero tierna.

-Claro, pequeña. Cuenta conmigo.

Daguerreo entró en un raro mutismo durante largo rato. Seguimos caminando hacia Elisio.

Sin embargo, por el camino, intento recordar algo más sobre Lucrecio. No es que mis lecciones de geografía fueran muy exhaustivas, pero sin duda era una materia que llamaba mi curiosidad.

Tirada de Memorizar(10)
Resultado: 19

[offrol: Ouch!]

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'Dado de 100' : 9

No recuerdas absolutamente nada de Lucrecio, ni siquiera el nombre de su capital, debiste haber prestado más atención en clase.

Decides evitar el camino directo marcado hacia Elisio, ya que tu intención es pasar desapercibida, y la simple idea de un caballo negro recorriendo el paso te aterraba. Caminas por el verde campo, pues sabes que tu sentido de la orientación es notable.

Caminas durante horas, hasta que la noche se cierra sobre ti. Necesitas encontrar un refugio donde pasar la noche (no debes olvidar el asunto de las niñas desaparecidas), sería imprudente acampar a la vista de cualquiera. Y estás demasiado cansada como para trasnochar, y caminar durante toda la noche y la madrugada.


Haz una tirada de advertir con el proposito de encontrar algún sitio decente, y seguro, donde dormir.

Tirada de Advertir (20)
Resultado: 44

También tiro por herbolaria, para recoger algunas hierbas de utilidad que pudiera haber.

Tirada de Herbolaria (11)
Resultado: 91

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#1 'Dado de 100' : 24

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#2 'Dado de 100' : 80

Aunque la oscuridad es intensa, no necesitaste tener el ojo de un halcón para percatarte de una edificación, no muy lejos de ti.

Parecía el lugar perfecto para pasar la noche, asi que corriste en su dirección. Conforme te ibas acercando, pudiste apreciar que se trataba de un monasterio. Un viejo monasterio derruido y abandonado. A simple vista parece un lugar tranquilo, totalmente solitario.


¿Decides entrar, o continuas tu camino en busca de algún otro sitio para dormir bajo techo?

Entro, con cuidado. Daguerreo va delante mía, examinandolo todo.

Ambos tiramos por sigilo y advertir.

Dakota: Sigilo(-20)
Resultado: 92 (ya sumada la abierta)

Dakota: Advertir(20)
Resultado: 108

Daguerreo: Sigilo(100)
Resultado: 169

Daguerreo: Advertir(80)
Resultado: 151

[hago muchas tiradas, ya usas lo que veas conveniente]
[no me has dicho si consigo alguna hierba de utilidad en el post anterior]