[Prólogo] Verás realmente lo que el mundo esconde (Emil)

Emil sujetó el libro, aunque receloso. Aún no terminaba de creerse todo aquello. En cuanto a la propuesta de aumentar el gremio, no supo si alegrarse o entristecerse. Por un lado, siempre era bueno compartir las cosas, pues había que ser muy necio para no compartir lo bueno pero sí lo malo, o al menos eso le habían enseñado a él. Aunque por otro lado, quería a Ellen para él solo. El dilema estaba servido. Se quedó pensativo un rato, barajando todas las posibilidades. Y finalmente decidió compartir aquella magia con los demás niños del pueblo, al menos con los más selectos.


-V-Veamos... Si vamos a irnos de aventuras... cualquier ayuda será bienvenida. Pero debemos ser exigentes a la hora de elegir a nuestros compañeros.

Emil pensó en aquellos niños del pueblo que, aunque incapaces de comprenderle, despertaron un mínimo de afecta en su interior. Al menos algunos niños, en alguna contada ocasión, mostraron gratitud hacia el pequeño peliazul. Con la mayoría de ellos nunca había tenido una conversación que no fuesen tartamudeos y monosílabos, pero eso ya era más de lo que Emil podía considerar una conversación. Hizo un esquema mental, donde apuntó a los pocos infantes de Keith que le agradaban lo suficiente como para convertirse en socios de aquella empresa:

María (Emil no recuerda el apellido), 14 años, chica, afable y alocada. Se pasa las tardes haciendo de juez en todos los juegos que los niños de Keith desempeñaban. Le encanta hacer de hermana mayor de todos sus amigos. Sabe hacerse respetar sin recurrir a la intimidación, y eso es algo que Emil valora de sobremanera. Además, una vez ayudó a Emil a levantarse de una torpe caída.

Aria (Emil tampoco recuerda su apellida, probablemente nunca lo supo), aparentemente ¿10 años?, chica. Es una niña muy mona de Keith, que llamó la atención de Emil por su belleza y su imborrable sonrisa. Aunque no sabe casi nada de ella, y nunca han cruzado una sola palabra, la esperanza de convertirse en amigo suyo sigue latente en los pensamientos del niño.

Sr. Nieve Frost Polico, edad desconocida, chico. Es el único, mejor, e inseparable amigo de Emil. Un pingüino de peluche. Lo acompaña desde que el crío tiene uso de razón. Rara vez se les ha visto separados. Según cuenta Emil, al Sr. Nieve le encanta tumbarse boca arriba los días soleados y tomar helado de frutas del bosque.

Raider Entweihen, 16 años, chico. Un joven extranjero que lleva un año viviendo en Keith. Podría definirse como líder nato, valiente y protector. Alguna que otra vez a salvado a Emil de los niños abusones, por lo que, desde entonces, se ha convertido en un héroe y un modelo a seguir para Emil. Sencillamente, lo admira. Para colmo, es bastante popular entre las chicas, y sus aptitudes físicas son excepcionales.

Menny Entweihen, 8 años, chica. Es la hermana pequeña de Raider. Suele llevar gafas y dos coletas. Su lazo con un oso panda de peluche llamado Ougoru es casi tan fuerte como el que une a Emil con el Sr. Nieve. Su hermano Raider la quiere con locura, sería capaz de arriesgar cualquier cosa con tal de protegerla. Es una niña tímida que se sonroja con facilidad. Le encantan las flores y los animales.

Clara Swanlove, 11 años, chica. Es la vecina de Emil, una niña agradable aunque huraña. Pocas veces se la ve en la calle, por lo visto prefiere pasar el tiempo en casa haciendo los puzzles que su padre le trae cada vez que viaja a la capital. Por esta razón, aunque es vecina de Emil, este no sabe prácticamente nada de ella.

Emil le describió estas personas a Ellen. El Sr. Nieve era un candidato que tenía todas las papeletas a ser integrante del grupo, pero la admisión del resto de niños no estaba tan clara...

Calles de Keith

Ellen escuchó con atención todas las propuestas que tenias para los posibles miembros del Club de Aventureros. Sin darte cuenta habíais caminado de nuevo hasta adentraros en las calles de Keith. Podías oír ya el bullicio del pequeño pero animado pueblo.

La gente que caminaba a vuestro alrededor era variada, a algunos los conocías, a otros te sonaba haberlos visto en alguna ocasión. Pero todas aquellas personas quedaban eclipsadas por la imponente y atrayente presencia de Ellen, que iba junto a ti y te sonreía sin parar.

- ¡Entonces ya lo tengo clarísimo! ¡El tercer miembro será el Sr. Nieve!

Allí, en medio de la calle, se detuvo para encararse hacia ti y hacia el Sr. Nieve, al que llevabas contigo.

- Sr. Nieve… - comenzó, en tono solemne – Tengo el increíble honor de invitarte a ser miembro del Club de Aventureros. ¿Prometes vivir increíbles aventuras con nosotros y disfrutar al máximo de éstas?

Pasaron unos segundos en los que estuvisteis los dos en silencio. Pudiste ver como Ellen asentía, como si escuchara hablar Sr. Nieve, para después sonreír ampliamente.

- ¡Ahora que somos tres ya estamos más cerca de formar un súper equipo de aventureros! ¿Qué te parece si vamos a buscar a esos candidatos que me has descrito en la plaza? ¡La última vez que la vi estaba llena de niños jugando!

Ellen ni siquiera te dio tiempo a responder. Agarrando tu brazo y corriendo sin descanso te arrastró hasta la plaza. No tenías muy buenos recuerdos de aquel lugar. Algunas veces habías ido allí, y los niños abusones se habían metido contigo. Unos gritos os sorprendieron a ti y a Ellen, al parecer algo estaba sucediendo allí.

- ¡Pelea! ¡Pelea! ¡Pelea! – gritaban los niños a coro mientras los adultos comenzaban a acercarse.

¿Y los protagonistas? Cómo no, uno de los abusones que alguna vez se había metido contigo. Pero al otro niño no lo reconociste. Eso sí, al abusón le estaban dando una buena lección, porque aquel niño desconocido sabía bien como defenderse.

Viste como Ellen observaba la situación con curiosidad, aunque parecía más pendiente de mirar uno a uno a todos los niños ahí reunidos que de la pelea en sí.

Normalmente, ante una situación similar, Emil se habría alejado poco a poco de la riña, evitando así la posibilidad de convertirse en un daño colateral. Algo que le aterraba, ya hastiado de tantos mamporros y abusos, sólo por el hecho de ser algo más inmaduro que los demás. Pero esta vez era distinto. Ahora estaba Ellen, y no quería parecer un cobarde delante de la joven.

Tirada de Frialdad +15 +43 = 58

Quiero que Emil permanezca firme ante la situación. Y si mi tirada resulta ser muy alta, me atreveré a intentar separar a los combatientes. Todo en pos de impresionar a la chica.

El miembro 'Taku' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 43

Plaza de Keith

Alcanzas dificultad fácil. Te mantienes firme, pero no te atreves a meterte en medio de esa pelea.

La verdad era que más que una pelea de iguales, el niño desconocido le estaba dando al matón una soberana paliza. Ellen no pareció interesarse por ello y siguió mirando con curiosidad a todos los niños. Un hilillo de sangre asomaba ya por la nariz del matón cuando una imponente presencia se interpuso entre los dos niños.

- ¡Basta ya! ¿Qué se supone que estáis haciendo? Dos niños como vosotros no deberían pelearse.

Un bello joven de rubios cabellos rizados y ojos azules detuvo la pelea. Te diste cuenta, como los demás niños, de que aquel hombre con un laúd a la espalda era seguramente… ¡un bardo! A veces iban y venían por Keith, deteniéndose para contar fantásticas historias a los niños. Incluso a los adultos les gustaba oírlas.

Tras la retirada de los dos contendientes todos los niños que allí quedaban se abalanzaron sobre el bardo para pedirle a gritos que les contara una historia o que les cantara una canción. Entre la confusión te diste cuenta de que había una niña que se había quedado apartada, una niña que miraba a Ellen a los ojos.

- ¡Esa niña me gusta, Emil! ¿Qué te parece si la invitamos a unirse al club? ¡Seguro que nos lo pasaremos genial!

Casi sin darte tiempo a responder se encaminó al encuentro con aquella niña, a la cual reconociste como Aria. Era, curiosamente, una de las candidatas que habías propuesto a Ellen. Aunque te pareció curioso que tu nueva amiga no se interesara lo más mínimo por lanzarse a por el bardo. Quizá venía de un pueblo donde los bardos no eran tan famosos.

Pasas al Capítulo 1: Historias del Club de Aventureros