La Noche mas Larga - Acto I - [Reloaded]

En donde los intrepidos aventureros llegan a Corvis, Ciudad de Fantasmas, y comienzan a descubrir algunas cosas sobre la siniestra ciudad.

Habeis viajado desde Arklo en la caravana por la peligrosa ruta terrestre a Corvis. El viaje dura algo mas de dos semanas y atraviesa rocosos pasos de montañas, densos bosques y pantanosas tierras bajas. Pero es mas barato que las ocho coronas que cuesta el viaje en barco.

Judaix viajaba al lado de una carreta llevada por una alegre señorita. Desde la muerte de su mentor y la maldición recibida habia estado siguiendo las órdenes de la misteriosa Gabriela. Aun recuerdas con dolor como intentaste escabullirte una vez de sus mandatos. En mitad de la noche tres enormes tipos aparecieron y te destrozaron las costillas. Ella estaba allí "Tengo gente buena encontrando personas y haciendoles daño, necesito a alguien bueno encontrando objetos para mi, y tu eres ese alguien" Fria como el hielo te recordó que debias encontrar "La legion de las almas perdidas"

Los dias de recuperación los pasaste estudiando, no habia nada de la legión en los libros que te dejó Gabriela. Tan solo alguna referencia al Marquesado de Cygnar, así pues te dirigiste a la ciudad mas grande del mismo, Corvis.

Alicia silvaba alegremente a las riendas de su carromato. Ya estaba planeando como construiria su taller. ¡Seguro que estos paletos de Corvis no tienen ni idea! Tu refinada industria revolucionaria la ciudad. Aunque por otra parte, tu primo no era impresionable y el hablaba maravillas de la tecnologia de la ciudad. "La Joya de Hierro y Vapor del Norte" la llamaba en sus cartas. Es cierto que tenian una universidad especializada en industria, a diferencia de las de Ilmora, y que competia con la de Lucrecio en algunos aspectos pero...
¡Yo soy un genio! Pensabas alegremente mientras mirabas de reojo al sujeto que caminaba al lado tuya. No era un mercader, eso seguro, viajaba solo, sin caballo ni nada. Y no parecia un guardia tampoco. Tenia un olor... peculiar, aunque para ti era realmente familiar, era el olor de una forja ¿Seria un herrero? No tenia ni el fisico ni las herramientas. El joven caminaba serio, asi que dudabas si establecer una conversación.

Micael viajaba a lomos de su caballo, al inicio de la caravana. Habia hecho buenas migas con Gunner Waddock y charlaba alegremente con el. Gunner era todo un zorro, un mercader que conocia la vida real mejor de lo que Micael, un niño de buena familia, podria conocerla jamás, el joven le admiraba un tanto, y otro tanto le repelía, Gunner se habia hecho a si mismo, y aunque era de buen corazón, su sentido del bien y la justicia no era el mismo que el de un joven que nunca habia tenido que robar ni sudar para conseguir algo.

Estaba deseoso de llegar a Corvis, al parecer el Padre Pandor Dumas estaba teniendo problemas y habia solicitado al Obispado de Helenia ayuda, el Obispado no habia respondido a sus súplicas, pero un amigo de Micael le habia dado el soplo y el mismo se dirigia hacia Corvis en ayuda del necesitado cura.

Arcados viajaba soñador, tirando de Dradis, su terca mula. A pesar de su juventud habia conseguido un trabajo como guardián dela caravana. Seguramente porque a pesar de haber hombres mas rudos en la taberna donde fue contratado, ninguno de ellos tenia acero forjado en castillo, sino cuchillos de cocina y palos gruesos.

O quizás Gunner le sacó de allí por pena, la caravana no habia tenido mas problemas que un par de perros que se acercaron a comer las sobras de noche y fueron ahuyentados a base de piedras. Lo que le habia dejado mucho tiempo para echar a volar su imaginación.

En la caravana viajaba una preciosidad, con carita de noble pero manos de techador. Tenia una caravana propia llena de cachivaches. Mas de una vez te habias sorprendido mirandola con pasión... Si no fueras tan joven...

También habia un tipo duro, de piel macilenta, siempre sucio, le habia dejado una vez su cantimplora y se la habia devuelto llena de mugre y ceniza. Tenia los ojos duros y frios.

Arcados le envidiaba, soñaba ser como Durzo Blint, el famoso ejecutos del que los trovadores hablan, alguien que roba en las casas e imparte la justicia del dinero.

O como Micael, el joven era unos años mayor que el y se habia convertido en su ídolo desde casi nada mas verlo. En un caballo tordo, con su armadura siempre resplandeciente y olor a colonia cara, una sonrisa en la cara y fiel devoto caballero. Era el Artorius de las Leyendas, todo un joven caballero.

Arcados iba soñando en que se convertiria ¿Que le depararia el futuro? ¿Seria un Don Juan? ¿Un duelista? ¿Un paladin de la justicia?

Solo sabia que Corvis era un buen primer paso para forjarse una reputación.

Dinero facil, ¿Eh? grita Wadock al sudoroso Arcados, desde su puesto en la carreta de cabeza. Ojala todos mis viajes por esta ruta fuesen asi.

La caravana esta compuesta por 5 carretas, todas ellas de
mercaderes,entre ellos la joven rubia. Hay cuatro o
cinco mulos de carga al final con pertrechos comunes a todos además de Dradis. Gunner esta sentado en la carreta de cabeza con su conductor, un hombre maloliente y de eterna sonrisa llamado Viggo. Las otras carretas tienen un conductor cada una y los mulos estan atados a la ultima carreta.

Y esperemos que este viaje siga asi...aunque eso implicaria quedarme sin trabajo - Respondi sonriente a Waddock.- La verdad, quedarme sin trabajo no era un mal mayor. Tengo unos pequeño tesoro guardado entre mis mantas y me daria para aguantar un tiempo, aunque preferiria que eso no pasara por ahora.

Ciertamente me alegre cuando Waddock decidio contratarme en aquella taberna. Es mucho mas entretenido y seguro viajar en grupo que en solitario y parece gente interesante con historias que contar. Solo espero que no aparezcan demasiados problemas. No me dan miedo un par de bandidos, pero he de admitir que seria un final muy patetico para mi propia historia...

En los ultimos dias, unas cuantas preguntas me habian surgido...¿Que habra traido a Micael a esta caravana, con su caballo de guerra y su brillante armadura? ¿Como una mujer acostumbrada a trabajar duro podia tener una piel tan bonita? ¿Cual seria la historia del mugriento, y como puede ser que siga con tanta ceniza hasta cuando llueve?

Mientras me quitaba el sudor de la frente con la manga se me ocurrio que quiza esta noche tenga ocasion de acercarme a esa belleza y al menos, presentarme y preguntarle su nombre.

¿Sr Waddock? Tengo una cierta curiosidad....Supongo que lleva unos cuantos años haciendo estas rutas...¿Que es lo peor que se ha encontrado? Casi todos los mercaderes que habia conocido gustaban de contar historias, que no necesariamente eran ciertas, pero en cualquier caso, entretenidas. Esperaba que Waddock no fuera diferente.

Por otra parte, una idea no dejaba de repetirseme en la cabeza: NO ESTAS DE VACACIONES. ESTO ES UN TRABAJO DE VERDAD. PRESTA ATENCION.

Los últimos meses de Judaix fueron nefastos....

Primero, su mentor falleció. Segundo, una mujer misteriosa le proponía trabajar para ella sin poder hacer nada para contrariarla, pues la última vez que lo hizo, tuvo un mal recuerdo.

Tercero, en una de sus misiones encontro algo que no debió tocar, desde entonces, su metabolismo cambio drásticamente. Para colmo, unos curiosos seres siempre rondaban a su alrededor hablándole.

Cuarto, tuvo que lidiar con "algo" que lo dejó mal herido, pudiéndose este escapar a duras penas hasta quedar inconsciente en un lateral de un camino abandonado que se dirigía hacia Corvis....

Allí, fue atentido por una chica de buen ver, un poco friki, pero de buen corazón, esta en cierta medida le había "salvado" la vida. Asi que Judaix al saber que esta muchacha llamadaAlicia se dirigía al mismo lugar que él pues decidio ir junto a ella y protegerla de algún peligro que pudiera haber en el trayecto hasta salvar su deuda....

Habían pasado unos cuantos días juntos sin que nada pasase. El trayecto iba en calma, Judaix apenas abría la boca, dejaba que lo hiciera Alicia, aun asi atendía a todo lo que ella le decía (y así ignoraría los absurdos debates de esos seres fantasmales que lo acompañaban), aunque no entendiera casi nada sobre tecnología, si le parecía interesante esos avances.

Pero ese día, Alicia estaba diferente...

-Tonta... -me dije a mi misma en voz alta.

Judaix, sin girar su cabeza, la miro de reojo con esos ojos cansados, mas típicos de un anciano que de un chico de su edad, pudo ver como sus ojos estaban a punto de derramar una gotlágrima...

Ah... Judaix no recordaba la última vez que lloró por alguien, y mucho menos desde que fue maldito, sus ojos, no podían derramar lágrimas.... solo cenizas....

-Oye Judaix, ¿te importaría tomar las riendas por un rato? Necesito estirar un poco las piernas -le dije con una animada sonrisa-. No será mucho rato.

- Como quieras... - dijo desganado. - Hia... - dijo un tono casi imperceptible para alguien y para el caballo.

Judaix era un chico... peculiar, no le gustaba esforzarse, aunque ahora no pudiese sudar, no le gustaba el esmerarse... tan solo cuando tenía una misión importante... como la de buscar y adquirir el extraño objeto llamado "La Legión de las Almas Perdidas".

Los negros y retorcidos árboles se entrelzn sobre vuestras cabezas, ocultando la luz del sol. En la oscuridad, el único sonido que se percibe es el traqueteo de las carretas y el zumbido de los insectos, acompasados por una sobria cancion que salia de la ocarina de Viggo desde la primera carreta.



Los caballos se esfuerzan por tirar de las carretas a traves del barro, que en algunos puntos llega hasta las rodillas. La fina bruma que siempre imgrena este bosque pantanoso se está convirtiendo en una densa niebla a cada paso que dais. Al cabo de unos minutos apénas podeis ver a las otras carretas y caballos.

'Dita niebla. Se queja Viggo.
Bueno, no es que nos sea extraña Viggo, lo raro es que no hubiera aparecido antes. Comenta Gunner. Amigos, aminoremos la marcha, no quiero reventar una carreta por que no veamos un bache.

No tenias mucha prisa, asi que del alegre trote bajasteis a un paso lento, en pocas horas estaríais en Corvis.

La caravana avanzaba penosamente por el fango. Todos estabais cansados y deseosos de algo caliente, quizás un vino, quizás carne, quizás algo con nombre de mujer y grandes ojos verdes...

No es eso lo que os esperaba al final del giro.

Una decena de proyectiles fueron lanzados al unísono. Una flecha de plumas negras se clavó en el hombro de Micael, por suerte solo habia logrado atravesar las primeras capas de armadura. Su caballo se encabritó del susto pero el joven consigió controlarlo.

¡Galopa! ¡A toda prisa! Grito Waddock mientra sacaba de una faltriquera oculta por su abrigo una pistola. Viggo jaleo a los caballos y estos comenzaron a galopar.

Arcados pestañeó, la sangre del joven hombre con el que estaba charlando, Piotr se llamaba, le habia entrado en los ojos. Una javalina le habia atravesado de parte a parte y lo habia lanzado fuera del pescante. ¡Estabamos siendo atacados! Y Gunner habia se alejaba a toda prisa ¡No habia nadie en la segunda carreta! ¡Se iban a quedar atrapados alli! Horrorizado por la situación no se escuchó decir ¡Bien, hora de ser un héroe!

Alicia se estaba quejando del vestido. Se lo tenia que recoger cada dos por tres y ya le dolia la espalda de tanto agacharse. Por eso cuando en un acto de ironia divina, fue eso lo que la salvó de que una piedra le rompiera el hombro no pudo evitar sonreir. La piedrá se estrelló en las ruedas de su carro, rompiendo uno de los radios. ¡Que demonios! Iba a gritarle a Judaix que parasen para repararlo cuando vio que varios mercaderes yacin muertos y varias flechas se habian clavado en todas partes ¡Una de ellas iba directa a Judaix!

Pero el joven ladrón también la habia visto y rodó hacia atras para meterse en la carreta esquivando la flecha que solamente rasgó la tela que hacia de techo.

De la nada surgieron dos hombres. Callendo de los cielos destrozaron el techo del carromato y las cajas con los materiales de Alicia crujieron bajo sus pies. Estaban bien armados, ambos con escudos de madera y gambesones, cascos y buenos aceros en sus manos. Sonrieron maléficamente.

[Esta es la situación. La carreta de Gunner está a unos 20 metros con Viggo y Gunner en ella, Micael está a la derecha de los caballos todos se están moviendo a unos 30 metros por asalto, aun no se han dado cuenta de que las demás carretas se han quedado atrás. Arcados está a un metro a la izquierda del pescante de la segunda carreta, que ahora mismo se está moviendo a unos 10 metros por asalto. La tercera carreta se está parando, porque no puede adelantar a la carreta de Piotr, en ella Tobias y Malger, están intentando defenderse inutilmente de otro incursor que ha caido desde las ramas entrelazadas de los árboles. La cuarta carreta es la de Alicia, que tambien se está deteniendo ahora mismo, en ella Judaix está saliendo de entre la tela que cubria la carroza y justo a su lado hay dos incursores armados con hachas.

En la quinta carreta un joven proveniente de Gabriel y llamado Duvó grita histerico mientras agarra fuertemente las riendas. ]

El tiempo parece detenerse...

Gente grita. Algo salpica mi cara. Me limpio por reflejo y veo a Piotr atravesado y cayendo de su caravana. Mas gritos desde detras. Gunner desde el frente arrea a los caballos. "Respira, asimila y muevete"

La caravana de Piotr empieza a detenerse y si se para, las demas la seguiran y se qeudaran atrapadas. El barro hace mas dificil el avance y se detendra en pocos metros... Los bandidos no dejaran tiempo para que las demas la esquiven y huyan...

Sin pensarlo mucho, subo de un salto a la caravana del difunto piotr y grito a los caballos, agito las riendas lo msa fuerte que puedo y espero que se muevan.

Todo paso muy deprisa...

De buenas a primeras, nos asaltaron varios bandidos, no sabía que pretendían, pero si era robar a un ladrón... iban listos.

- Lo sabia... - dijo Judaix con pasotismo al veer que les atacaban.

Con un ágil movimiento, esquivo todas las flechas que iban dirigidas hacia él. Luego se incorporó detectando que dos hombres armados se pusieron frente a él.

Judaix, con cara apagado, miro a ambos contendientes, y les dijo...

- Polvo sois... y el polvo os convertiré... - sentenció.

OFF: Lo que voy a hacer basicamente es esperar que me ataquen en el mismo lugar, me da igual que sea un espacio mas pequeño, pues puedo tirar por Piruetas facilmente para no caerme del carro.

Usare mi toque contra el primero al que pueda hacerle un contraataque...

Una cosita mas... lo que intenta mi PJ diciendole la ultima frase es que se centren en el, para que no vayan a por Alicia (vamos, por el tema de que me salvo intento que no le pase nada a ella... de momento XD).

Micael galopaba todo lo rápido que podia, le costaba controlar a su asustado caballo tanto que no podia pensar en otra cosa. Al cabo de unos segundos aflojó la marcha.

¿Los hemos perdido? Pregunta Viggo, tirándo de las riendas.

Detrás solo quedaban la niebla. ¡Mierda! Han debido quedarse atrapados. Micael ¡Corre a ayudarlos!

Off: Micael galopa 30 metros más antes de percatarse del error, ahora está a 50 metros de las demás carretas (Tardará al menos dos turnos en volver) Fin de su turno.

Alicia Von Schwarzschild Alexandross de Du'Lucart

No debería haberse puesto el vestido largo, ahora ya no necesitaba esas ropas. Pensó que cuando llegara a Corvis acortaría la falda para hacerlo más cómodo de llevar.

Aquél lugar era tétrico y fantasmal. Se agachó para recoger mejor su vestido y una piedra zumbó por encima de su cabeza, por poco, reventó uno de los radios de la carreta.

-¡Mi carreta!

Una flecha cruzó el aire con un silbido y Judaix la esquivó con facilidad. Emboscada. Alicia echó mano de su revólver no porque pensara que iba a usarlo, para eso estaba la guardia de la caravana pero la hacía sentir más segura y sabía bien como usarlo en caso de necesidad.

De la nada aparecieron un par de bandidos que aterrizaron en la carreta. ¡Mis herramientas! Lo iban a destrozar todo y Judaix estaba en peligro y probablemente Alicia también peor en lo único que podía pensar era en todo lo que le quedaba. Sus herramientas.

-¡Eh, vosotros! Bajaos de ahí ahora mismo. -apuntó con el revólver decidida a disparar.

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Disparo, HA final 257

Todo estaba tranquilo, pero el ambiente tétrico ponía mis nervios de punta. Mi primera misión aunque a simple vista sencilla, estaba llena de muchos peligros. Recuerdo que siendo escudero, mi mentor me dijo que ser gualdaespaldas y escolta de caravana era uno de los trabajos aparentemente sencillos, pero esto hacía que fuera un trabajo muy peligroso, primero siempre son emboscadas lo que si eres la defensa te deja en desventaja, segundo el peor enemigo de una emboscada es el miedo, por eso los bandidos usan el elemento sorpresa y la intimidación para someter a sus victimas, tercero el otro enemigo de una caravana es el quedar varado en medio del ataque, la mejor estrategia para sobrevivir en ella, era mantenerla en movimiento a pesar del ataque. Si movemos el lugar de ataque de los bandidos, su desconcierto nos dará ventaja.

Mientras meditaba en esto, lo que más temía ocurrió. Una lluvia de flechas salió de la nada y impacto la caravana. Me percaté de ello cuando una flecha con plumas negras se clavó en mi hombro que por suerte dio en la armadura, mientras el caballo se encabritaba del susto, con la maestría aprendida lo controlé lo suficiente para dejarse dirigir. Me arranco la flecha de un golpe mientras empiezo a mirar a mi alrededor y y a cabalgar hacia adelante.

- ¡EMBOSCADA! ¡AVANCEN! -digo instintivamente mientra exhortaba a mi caballo a avanzar con la caravana. EL caballo cedía a regañadientes a mi comando y puede ver de reojo como Arcados se montaba en la carreta donde yacía muerto su dueño para hacerla avanzar y no detener al grupo. Mientras nos alejábamos de ruido que al final se hizo pequeño aflojo las riendas.

- ¿Los hemos perdido? Pregunta Viggo, tirándo de las riendas.

Miré atrás y me percaté de la niebla densa detrás de mi. "la caravana se ha separado, cometí un error" pensé con desilusión.

- ¡Mierda! Han debido quedarse atrapados. Micael ¡Corre a ayudarlos!

- Tranquilos, quédense aquí. Arcados Cuida de Ellos, yo iré a buscar a los demás. Dije mientras me regresaba para galopar hacía la densa niebla en busca de las demás carretas.

Micael avanza a galope hacia las carretas que se han quedado atrás por un momento la niebla le rodea y parece que se ha quedado solo, envuelto en una batalla que no puede ver, solo oir...

Mientras tanto Arcados consigue subir a la carreta y poner en movimiento a los caballos, aun esta un poco escorada y tendrás que maniobrar, además los nerviosos pencos de Piotr se están encabritando y podrian echar a galopar de un momento a otro, lo que significaria que la carreta se desviaria del camino y quedaria embarrada en el linde, condenándo su destino...

En la tercera carreta Tobias gime de dolor, ha perdido el brazo derecho a la altura del codo y con el impácto del hacha ha caido de la carreta, el incursor mira a traves del visor del casco a Maelger, que moja sus pantalones.

En la tercera carreta las cosas estan muy dificiles para Judaix los incursores están bien armados y protegidos, y sonrien ante la facil misión que les ha tocado, sin embargo de entre la niebla surge la voz de Alice, y después un fogonazo, la niebla ha hecho que la bala diera en el pié de uno de los incursores, y no en un órgano mas vital, sin embargo la potencia del disparo ha desgajado completamente el miembro, que ahora pende de algunos jirones de piel y tendones mientras el norteño grita del dolor.

Su acompañante mira a Judaix y se lanza sobre el, quiere despacharlo pronto para poder ir a por la chica de las armas, los incursores, aunque acostumbrados a la guerra al parecer, son de regiones donde la pólvora y las armas de fuego son casi desconocidas, una gota de duda se asóma en sus ojos.


[Ala, tirada de defensa de Judaix e iniciativas nuevas]

Estaba con dos tipos en el carro... pobres, no sabían lo que les esperaba al enfrentárseme...

De repente, una bala silbo hacia uno de los asaltadores, dejándolo muy mal herido, mi sorpresa fue ver que se trataba de Alia... otra vez ella.

- ¡Imposible! ¿Otra vez ella intentando salvarme? - pense. - Oi Alicia... dejame alguno, necesito destruir a alguien... - dije confiado.

Mis palabras eran una clara provocación para que los asaltantes me atacasen sin pensarlo dos veces, asi, podria destruirlos con mi "Ceniza"

Mierdamierdamierda... Vamos caballitos, no me hagais esto ahora. Tenemos demasiados problemas como para tener que lidiar tambien con vosotros En medio de mi discusion con los caballos una figura se movio a mi izquiera en direccion a las carretas de mas atras. Nuestro caballero de brillante armadura cargaba hacia atras a socorrer a nuestros compañeros...puedo admitir que eso me tranquilizo ligeramente, pero no era momento de ensoñarse.

Lo primero sigue siendo despejar el camino. Si consigo avanzar lo suficiente quiza Viggo pueda hacerse cargo de esta carreta y yo pueda volver tambien a socorrer a los demas...Ojala no le pase nada a aquella preciosidad...(ni a nadie mas)

Empezando a estar un poco desesperado, intento enderazar la carreta antes de que los animales echen a correr...

Arcados se sube a la carreta presto, pero ya es demasiado tarde. Uno de los caballos hunde sus patas delanteras en el barro de los lindes del camino y resbala, el otro asustado, le propina una coz. Un relinche después la carreta vuelca y tu pruebas el sabor del polvo del camino. Uno de los caballos yace en el suelo convulsionando, al parecer, la coz le ha debido dar en la cabeza o el cuello y le ha roto el espinazo, el otro está aún atado a la carreta e intenta, en vano, escapar.


[La carreta ha caido al linde, así que las que estaban detrás pueden avanzar en la marcha esquivandola con cuidado. Tu has de tirar acrobacias contra DIF 80 o recibir la diferencia en daño]

Micael llegó a galope tendido a las últimas carretas. El panorama era desolador. Uno de los mercaderes está muerto, el otro parece desangrarse...

Baja del caballo.- ¡Corred! ¡Huid! ¡Estamos cerca de la ciudad! ¡Al galope! Una flecha le atraviesa la capa y le obliga a agacharse.

Lo mas rápidamente que puede se acerca a Tobias. Aun respira. Ve al joven Arcados, un tanto desorientado levantarse. Y dirijirse con intención asesina a uno de los incursores. Antes de que ponga una pierna en el lodazal le grita ¡Chico! Coje mi caballo y a este hombre! ¡Cabalga!

Arcados le mira. Primero duda, la adrenalina le buye por las venas y tiene un acero en las manos. Pero un vistazo a los incursores hace que se lo replantee. Corre cojeando por el dolor y agarra a Tobias para dirigirse al caballo del Caballero Santo y sube al herido. Se prepara para subir él, pero de entre la nueva salé uno de los incursores. Está armado con una lanza, y las piezas de sucio metal de su peto de cuero tintinean con cada paso. Tiene los dientes grises y escupe una masa negra al suelo antes de sonreirte.

La danza letál empieza siendo mas peligrosa de lo previsto. Ese hombre no se ha formado en una academia, como Arcados, pero conoce la guerra y empuña su lanza con ferocidad. La acometida de Arcados se ve detenida cuando el hombre lanza el acero de su madera directamente a la garganta de Arcados, este consigue desviar el golpe por milímetros y un dolor sordo le atraviesa la clavícula (-33PV) Es el incursor quien toma la iniciativa ahora y le golpea en el muslo con el contrapeso de su lanza (-18PV), Arcados clava la rodilla en el suelo, y rueda para esquivar un golpe mortal mientras lanza su estoque a ciegas. . .

Que entra por la ingle del tipo como si cortase mantequilla y se queda atascado al intentar salir por detrás. La sangre baña al joven arcados que ha tomado una vida por primera vez. (Fallo en la tirada de frialdad pero supera la de VOL así que no pierde cordura) Se controla las ganas de vomitar y se acerca al caballo, cuyo lateral está rojo de la sangre de tobias, cuya palidez contrasta con el vivó carmesí de su sangre. Monta en el animal esperando que no sea demasiado tarde y corre a galope.

El estigio y la ingeniera parecen haber tenido mejor suerte. Aunque la joven piense lo contrario. Cuando ve que el resto de carretas comienza a moverse sube a la suya y ¡RAS! un vestido bastante caro destrozado por un clavo mal puesto. Aunque bueno, ya era casi irrecuperable después de las manchas de barro fangoso. El incursor se gira sorprendido... Mala idea, pues el estigio lo agarra por detrás y lo lanza de la carreta. Un puñado de proyectiles cae en vuestra posición, obligandoos a guareceros en el carro mientras recibis impactos de piedra y flechas (Judaix recibe 25 PV de daño por una flecha en su muslo, Alicia 13 por una piedra que le golpea la barriga, dejándola sin aliento por unos segundos.)

La suerte, que a veces es buena, a veces mala y a veces simplemente suerte. La tanda de proyectiles ha impactado de uno de los caballos, que sale a galópe, y el otro lo sigue por inercia, con lo que el carro empieza a moverse con toda velocidad. Ois una serie de desagradables crujidos cuando los caballos pisotean el cuerpo del incursor que habia lanzado Judaix, y que estaba levantándose en ese justo momento.

Judaix con mucho dolor se planta en el pescante y toma las riendas. En vez de sofocar la carrera, al observar que el resto se ha puesto en movimiento lo que hace es dirigir a los caballos.

Los gritos y las flechas quedan cada vez mas lejos, y después de medio minuto de silencio creeis que los habeis perdido. Pero se acerca un nuevo sonido, que acompaña nuevos peligros...

El sonido del galope de caballos.

[Creo que quedan un par de partes por narrar, si alguno quiere escribir algo o especificar acciones para la nueva situación que hable ahora o calle para siempre]

Por su parte Micael avanza hacia la carreta de Maegler y de un salto se planta en ella. Por desgracia no tiene tiempo de sacar su arma antes de ser atacado y recibe un corte en el antebrazo (-26PV), que hace que se muerda el labio de dolor. Maegler aprovecha y lanza a los caballos al galope. El impulso inicial hace que los combatientes pierdan pié y estén a punto de caer. Pero el Bárbaro consigue agarrarse a la trasera de la carreta y Micael se abraza a su espalda en el último segundo, aunque choca con las rodillas en el suelo (-11PV) ¡Ahora avanzan a toda velocidad!

Los caballos se acercaban. Los pesados rucios norteños eran azotados para que alcanzaran las carretas. Los pencos de los mercaderes son mas ligeros y ágiles, pero al estar arrastrando las carretas no pueden dejar atrás a los incursores.

Arcados galopaba encima del rocín de Micael sujetando al inconsciente Tobias. Estaba apunto de alcanzar la carreta de Gunner cuando vio que esta hacia un extraño. Unos segundos después descubriste que habia pasado ¡Hay un tronco en el camino!
El Caballo salta instintivamente mientras tu te sujetas y agarras fuertemente a Tobias. Por desgracia toda la niebla y la tension te impidio ver una rama baja que golpea tu cara con fuerza. Agarras las crines intentando no caerte mientras cierras los ojos para evitar que la sangre se te meta en ellos y haces lo que puedes para evitar que Tobias se caiga. Escuchas un grito de alegria de Viggo y logras ver las bajas murallas de la ciudad de Corvis. Vuestra salvacion está cerca...

Micael estaba agarrado del incursor que intentaba subir a la carreta. Decidido a impedirlo plantó sus botas en el suelo. El incursor, viendo por imposible el incursor decidió soltarse. Los dos caen en una maraña de golpes y extremidades (-12PV) El caballero ha perdido su espada así que cuando se endereza intenta propinarle un puñetazo al nordico. Los golpes se entremezclan, el nórdico es enorme y parece acostumbrado a usar sus puños, Micael es rápido y logra esquivar los que puede, pero los que recibe son impactos de un buey en su cuerpo, y no logra devolverlos con tanta dureza (-29 PV) parece que el combate pinta mal...

[Continuara...]

Judaix sujeta las riendas con las dos manos agachando la cabeza. El tronco hace que su herida lata de dolor al agitarse el proyectil, pero parece ser que habeis conseguido saltar el obstáculo sin problemas.

Alicia sin embargo no está tan contenta. Buena parte de su material ha salido voldando de la carreta con el bote, aunque ha servido para hacer que un caballo tropezase y -En lo que ha sido un total acto de suerte- al estallar uno de sus barriletes de pólvora otros dos jinetes salieran despedidos.

Pero habia perdido mucho dinero en ese salto, eso sin contar con que su vestido -Que ya estaba bastante sucio- se habia puesto hasta arriba de aceite cuando una de sus latas salio por los aires.

¡Ten mas cuidado ahí delante!

¡Hago lo que puedo! Judaix apretó los dientes. Veia a dos figuras en la niebla. Al parecer al caballero le estaban dando una buena. Con un gesto de esfuerzo (-1 adicional de cansancio) Judaix sujetó las riendas con una sola mano y sacó medio cuerpo del carromato, agarrando a Micael por una axila. El caballero se elevó por la inercia y cayó incosnciente dentro de la carreta, derramando, para disgusto de alicia, mas vasijas y botellas.

Ya se veian los muros de la ciudad, y un grupo de guardias a caballo galopaba para alejar a los incursores, que después de las explosiones y la resistencia ofrecida no tardaron en internarse de nuevo en el pantano.

¡Por los clavos de cristo! Dijo Waddock. ¡Menuda aventura!

Muicchias Perrdidas. Graznó Viggo, con su acento de Dwanholf. Unnia Carrreita. Miró Torvamente a Micael y Arcados.

Sí pero no la nuestra Viggo. Dijo Gunner. Toma chico, tus quince escudos y los del caballerete. Ya hemos suistraido los gastos ocasionados. Siento dejaros así, pero mi pertenencia al gremio solo me permite colarme a mí. Y como Tobias y Maelger estan... Miró al livido Tobias, que casi no respiraba. Pues no creo que puedan colaros. Tendreis que realizar el papeleo. De todas maneras enviaré a alguien que para trataros las heridas.

[Ahora os hayais a las afueras de la puerta de Corvis. Hay un edificio cuadrado de madera de unos 5m2 donde han metido a Tobias. Un mozo está esperando para poder ver si se lleva los caballos y dos guardias salen del edificio. A lo lejos veis a la docena de guardias que vuelve de la persecución -Infructuosa a todas luces- de los asaltantes. Algunas impresiones, pensamientos y quizás un resumen personal de la persecucón estarian muy bien.]

¡Bajad de los caballos amigos! Se os acercan unos guardias Os veo malheridos y cansados. Miro a Arcados y al incosnciente Micael ¿Vosotros sois los guardias de la caravana? Espero un leve asentimiento del jovenzuelo, que tiritaba del frio. Venid, y vosotros dos jovenes... La mirada que lanzó a Alicia y Judaix era mas curiosa de lo normal. Mercaderes Dijo al final, con un deje de duda en la voz.

Si, vosotros jovenes mercaderes, creo que también os sentará bien un poco de calor, una manta seca y la posibilidad de echar un trago. Mis chicos se harán cargo de vuestra mercancia y la llevarán a los almacenes y a los caballos a las caballerizas. Podreis calentaros un rato y después venid a mi oficina. Es entonces cuando os percatais de su rango no es el mismo que el de los demás agentes. Soy el cabo Samuel Vimes, encargado de aduanas y peajes de esta puerta a la Ciudad de Corvis.

Con un lejano trueno llegó la tormenta predicha, con un deje teatral.

[Tendreis unos segundos para hablar con Vimes, si no hará un saludo marcial y marchará a sus aposentos. Las puertas de la ciudad están cerradas. En cuando lo permitais unos jovenzuelos se llevarán los animales a un lado y el carro al almacén (Un antiguo granero) La edificación restante puede ser una vieja posada, o algo parecido. Tiene tres plantas, la primera es de firme piedra y las demás de cálida madera. La planta baja es un comedor, los dormitorios y habitaciones de los guardias están en la segunda planta y las oficinas y el despacho de Vimes en la tercera. Es casi la hora de comer y empezais a notar el cansancio]

Judaix Necrophades


Las cosas se habían calmado, y habíamos llegado a nuestro destino... o eso parecía.

Estaba muy cansado, ni siqueira había estado así en un entrenamiento con mi maestro.

- Alicia... tengo sueño, creo que voy a dormir un rato. - dije con voz apagada ignorando lo que decía aquel hombre.

Poff

Me caí del caballo al suelo, ya no aguantaba más y perdí el conocimiento, estaba agotado y ya no podía aguntar más.