WhiskeyTangoFoxtrot Miembro
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| Tema: Los muertos no cuentan cuentos... Sáb Jun 02, 2012 11:20 pm | |
| Enseñando modales Una intensa corriente abrió las puertas del lugar de par en par, y con el céfiro, la presencia de Vehn el Quebrador irrumpió en la sala.
-Hola señores- dijo con un tono que mezclaba robustez y desafío, mientras se acercaba firmemente, con las prendas sacudidas por los vendavales que su mera presencia desataba en el entorno, su largo cabello apuntaba a los miembros del consejo en el que Vehn había irrumpido. Acoquinados por la imponente presencia fueron incapaces de decir una sola palabra durante unos segundos hasta que uno de sus miembros, el que parecía mas anciano debido a que lucía un regia y profusa barba blanca que llegaba cerca de su ombligo y con tono amenazador pero dejando entrever algo de intriga y turbación demandó al joven Vehn. -¿Qué hace usted aqui?¿Cómo ha sobrepasado las defensas de este lugar?¿Y los guardias?¿Qué ha hecho con ellos?- sin embargo un pequeño aunque intenso viento impacto en el pecho del osado anciano que se alzó entre los muchos presentes. -Siento decir que este lugar no tiene defensas, y si las tiene son insignificantes- Avanzaba hacia la mesa en la que cerca de 15 personas estaban reunidas, y situándose en el lado contrario a la silla honorífica, el único lugar en el que no había situada ninguna silla puso sus manos sobre la mesa, apartando todo el papeleo que en ese lugar se encontraba, pero sin usar las manos, recurriendo nuevamente a su imperiosa presencia. -Creéis que solo con dinero y posición obtendréis poder, que compraréis poder, pero no es así, nunca lo ha sido, somos nosotros, los que realmente poseemos el poder, los únicos que podemos usarlo a nuestras anchas, incluso si a veces, por mera cortesía os cedemos nuestro poder como si fuese vuestro, sin embargo, aun siendo tan ancianos habéis actuado como simples chiquillos jugando con un nuevo juguete, y este juguete ya está cansado- Alzó la mano izquierda y pronunciando un pequeño ensalmo -Wah dein, vokul- manifestó ante todo los presentes el cuerpo de un chiquillo que yacía muerto ante los asistentes al evento. -¿Qué esta barbaridad?¿Qué hace este muchacho en este lugar?¿Cómo has sido capaz de acabar con esta criatura inocente?-Un impacto mucho más poderoso que el afectó a su compañero lanzó por los aires a un hombre de complexión joven pero que parecía muy deteriorado por el tiempo, ante tal situación el resto de presentes no pudieron mas que temer, ya que los guardias que deberían enfrentarse a este ser no estaban, y esto hizo eco en la carencia de pañales de los miembros del consejo, cuyo hedor empezó a extenderse por la sala.-Siento decir que esta aberración, el daño producido a este pequeño angelito no fue producido por mi ni por los míos, fueron los vuestros los que masacraron aquella aldea, destrozando el refugio que tanta dedicación tomó de sus habitantes, y que vosotros en cuestión de minutos reducísteis a cenizas, pero esto no acaba aquí. Como bestias tratáis a los demás, en busca de más poder, y como bestia seréis exterminadas.- Tras pronunciar esta maldición frente a los presentes se retiró de la mesa y avanzó hacia la puerta del lugar, sacó una pequeña representación de un tigre de un colgante que llevaba, que compartía lugar con otros dos animales. Sosteniendolo con la mano izquierda, dejó entrever una maquiavélica sonrisa a los presentes, y con un pequeño movimiento de su mano, el pequeño fragmento del colgante empezó a rodar por su mano hasta qué inicio una breve caída hacía el suelo, instantes antes de caer, del mismo artilugio surgió una enorme bestia que detentaba la misma forma que la figura que representaba, un enorme tigre de aspecto imponente y de un precioso a la vez que letal color blanco. -Ulk, hora de la merienda.- Tras las palabras de su dueño el letal depredador acabo con todos los presentes, un espectáculo para gente de gran estómago, o bestias.
-Vehn, maldito capullo, teníamos que ir los dos, no tu solo- Dijo la muchacha que arreó una colleja al joven Vehn. -Eve, deja de darme tan fuerte- dijo mientras se giraba a ver a Evelynn, la cual había sido capaz de acercarse a Vehn en plena luz del día sin haber sido vista ni oída. -Es que no aprendes.- Entonces Vehn se fijó, en sus labios restos de comida, más concretamente del delicioso postre que Eve siempre pedía cuando pasaban cerca de Abel. -Pero serás... - Rápidamente Evelynn limpió los restos de la comida con la manga de la cazadora que vestía, y con una encandiladora sonrisa intentó camelarse a Vehn. -¿Has sido capaz de dejarme hacer la misión que sabría que haría solo e ir 70km al norte para simplemente comerte un pastelito....- Interrumpiendo a Vehn, Eve añadió -Pero si no es la primera vez no se porque te sorprendes.- -... y ser tan egoísta de no traerme uno de los que me gustan a mí?- Terminó Vehn de criticar la conducta de su compañera, pero esta utilizando sus encantos naturales intento parecer triste y arrepentida, y así convenció nuevamente a Vehn, y este convirtió su mirada reprimendadora en una mueca traviesa. -El último en llegar a El dulce del rey invita al otro.- Y ambos salieron corriendo en dirección a Abel, cada uno, obviamente con su propio modo. | |
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