[Prologo] François Crieu

Debía estar volviéndome loco o algo. Desde que bajé por el acantilado notaba como si alguien, o algo, me mirara desde la espesura. Sin embargo, cuando me giraba o gritaba para que saliese quien fuera no había nadie. A tal extremo llegué que el resto de la tarde paseé con ambas dagas desenfundadas, listas para ser lanzadas al mínimo movimiento sospechoso. Estaba cada vez más nervioso y alterado...

... Cuando anocheció.

Maldije en voz alta mi mala suerte. Busqué un lugar más o menos despejado y encendí una hoguera usando la yesca y el pedernal. Durante toda la noche estuve tentado de lanzar mi técnica de ki, Cerveza, y barrerlo todo. Eso no sería prudente, pues estando desplegada la tienda y tal podría destrozarlo todo. Aun así, cada vez resultaba más atractiva la idea.

Tras una noche particularmente agotadora, el sol volvió a emerger del horizonte, coloreando de distintos colores las cimas de las montañas y tiñendo el aire con el frescor matinal. Por mi parte, me encontraba medio adormilado y medio en vigilia. No había podido descansar casi nada (1).

Me levanté con desgana, recogiendo la tienda en unos pocos movimientos fluidos. Las brasas de la hoguera ya hacía rato que se habían enfriado. Bebí un par de tragos de vino y piqué algo, unas cuantas galletas saladas. Debía comer lo mínimo y necesario para poder sobrevivir, no quería que se me agotara la comida en medio de aquel bosque.

Me cargué la maleta a la espalda y seguí andando, sintiendo todavía la escrutante mirada de mis amiguitos inseparables.

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(1) Nota para futuros viajes: Bosques no.

Sigues andando con la misma sensacion de que eres observado, pero al mirar, no ves nada, de nuevo.

Unas horas mas tarde, ves unos metros adelante a una especie de lagarto, pero que esta de pie sobre sus patas traseras y apoyado en una especie de vara.

Fienfenido Fracoisss. Los oraculosss noss adfirtieron de que fendriasss.

Se me olvido ponerlo: el lagarto dice Francois, no Fransuas, quiero decir: tal como se lee.

Continué mi marcha durante horas tratando de vislumbrar algo de mis observadores, sin embargo, en cuanto me giraba estos no parecían existir. De nuevo empecé a preguntarme si no habría perdido el juicio. Traté de apartar la sola idea de mis pensamientos, por otro lado, tampoco la vería correcta, a fin de cuentas algunos de mis mejores clientes estaban locos.

Eso sí, ni por un momento pude negar mi cada vez más evidente pérdida de cordura. Quedaría muy hipócrita negar que había perdido el juicio cuando veía, a unos metros de mí, un maldito lagarto, sí, tal como lo oís, un lagarto que andaba a dos piernas, encima, para más inri, se apoyaba en un bastón, como si se tratase de un personaje escapado de algún libro para niños, de estos que hablan de animales que se comportan como personas, solo le falta hablar...

-Fienfenido Fracoisss. Los oraculosss noss adfirtieron de que fendriasss.-Dijo con su lengua bífida.

-¡Coooño!-Grité alterado, retrocediendo con torpeza un par de pasos. Estaba muy nervioso, todo aquello era jodidamente extraño. Seguí dándole vueltas, pensando a toda velocidad, solo entonces se me ocurrió el motivo.- S-solo eres producto de mi imaginación... Sí, por eso sabes mi nombre... Estoy dormido en algún sitio y esto es un sueño, sí, un sueño... Lo es, sí...-Decía en voz alta, tratando de creérmelo, cualquier cosa antes de creer en la existencia de lo que se tejía a mi alrededor.

Nooooo, Francois, no sssoy falsso. Ssoy real. Sssigueme sssi quieres sssaber donde esstasss.

Tras esto, echa a andar por el camino,lentatemente.

Ahora si, eres capaz de ver los ojos que te miraban, ahora que sabes que tienes que buscar. Ves aproximadamente a una decena de otros lagartos que te miran desde distintos puntos en la espesura, inmoviles, con la mirada fija en ti.

-Nooooo, Francois, no sssoy falsso. Ssoy real. Sssigueme sssi quieres sssaber donde esstasss.-Siseó dando la vuelta y empezando a andar. No por ello bajé las armas.

Sin embargo, ahora sí podía ver con claridad que los ojos que me habían estado espiando no eran otros que los de, por lo menos, diez reptiles más. Rodeado y observado desde la espesura. Con un resoplido interior guardé las dagas y seguía al que me había hablado. Mi desconfianza inicial se mantenía, pero ese… ese bicho, decía que podía decirme donde estaba. Después de una semana perdido en pleno bosque sin la más leve indicación aceptaría hasta la ayuda de un lagarto sobrecrecido que habla. Irónicamente es lo que hacía.

Así pues, y como ya he dicho, le seguí, eso sí, desde una distancia prudencial de cuatro pasos por detrás. Dios sabe si no será como el hijo de puta ese de André. Tipo que, de hecho, no acabó bien(1).

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(1) Aunque creo que esto ya os lo he contado.

Tras un buen rato siguiendole, aunque poca distancia debido a su tranquilo paso, llegais a una especie de agujero en el suelo. Realmente es un agujero, pero se ve que esta fabricado: hay una escalera que baja desde el.

Entremosss Francoisss. Afajo hay algo que defess fer. -te dice, mirandote a los ojos, y empieza a bajar por la escalera, al mismo ritmo parsimonioso de antes, hasta perderse en la oscuridad de abajo.

A tu alrededor, sigues viendo a mas lagartos, totamlmente inmoviles, mirandote.

Caminamos largo rato, no podía negar que aquel bicho se tomaba las cosas con parsimonia, tal vez fuera un viejales un tanto menos juvenil que vuestro amigo François o tal vez simplemente fuera un tranquilón. En todo caso, tras un trecho que podría haberse hecho en mucho menos de haber ido corriendo (aunque en tal caso lo más probable es que me hubiera perdido de nuevo) llegamos a una especie de agujero que se internaba, lo mínimo, varios metros en tierra. De todas formas, llamarlo agujero habría sido algo así como decir que una casa es una cueva, a fin de cuentas eso tenía toda la pinta de haber sido fabricado, aunque solo fuera por los escalones tallados que se perdían en la oscuridad, más allá de adonde mi cansada vista podía llegar.

-Entremosss Francoisss. Afajo hay algo que defess fer.-Siseó(1) mirándome a los ojos, tras ordenar eso, empezó a bajar al mismo paso tranquilo los peldaños.

Podía haber desconfiado, así como haber matado al resto de lagartos que se encontraban a mi alrededor de un cervezazo, no obstante, de haber querido matarme ya lo habrían podido hacer mientras dormía, por otro lado el lagarto aquel me había dicho que sabía dónde coño estaba. Un caballero nunca rechaza una ayuda con tanta impunidad(2) por lo que fui tras él, moviendo el bigotillo a un lado y al otro(3).


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(1) No me preguntéis por qué no me había fijado antes, pero la verdad es que el lagarto aquel pronunciaba mi nombre tal como se escribía "François", no como se pronunciaba "Françuá". Por cierto, no podéis negar que tengo un nombre sexy, muchos querrían llegar a mi edad tan juveniles.

(2) Una pena que yo no sea un caballero, de todas formas le seguí.

(3) Me picaba, no quería rascarme delante de ellos. Ya aproveché para rascarme mientras bajaba, ¿Sabéis esa molesta sensación de cuando quieres estornudar y no puedes? Pues algo así, no, no solo era picor.