Primer dia[grupo Kalen]

La mujer que os recogio en la entrada os dice:
-Bueno, yo sere vuestra tutora, y esta mi ayudanta.
Mientras señala a otra mujer que la acompañaba.
-Ahora podeis aprovechar para conoceros.

Acaricio con ternura la mejilla de mi hermano al sentir esa agitación de preocupación que por un instante le invade. Ahora no podemos echarnos atrás. Ya no.

Nos agarramos fuertemente de la mano y emprendemos el corto recorrido que nos separa del instituto.

Tras la división de la gente en grupos, Eli y yo vamos caminando hacia las grandes puertas del edificio juntos por la playa, dejando nuestras huellas grabadas sobre la arena. Es una pena que la salada mar las arrastre llevándoselas consigo, puesto que es muy divertido observar la figura que va dibujando por nuestra perfecta sincronización al andar. Si el agua no se las llevara, sería un perfecto caminito en zig-zag.

~ ¿Cómo crees que serán nuestros compañeros Eli? ¿Nos llevaremos bien con ellos? ¡Parece que hay mucha gente nueva como nosotros! ¿Crees que a alguien le gustará la música tanto como a nosotros? ¡Buah! tengo ganas de conocer a los profes, espero que no haya ninguno borde. ¿tú que opinas...? ~

Estaba nerviosa, algo eufórica ante la nueva situación. Eli me agarraba fuertemente de la mano y se limitaba a reir cuando le hacía mil preguntas sin darle tiempo a contestar. Algún niño nos miraba de reojo y ponía una mirada extraña. Seguro que pensaba que estábamos locos, por lo menos. Nos daba igual.

Al llegar, a Eli y a mi nos cambió la expresión de la cara. No tan alegre, vaya.

Ha.. ¿habitaciones separadas? jamás me había separado de Elisio, 16 años juntos en la noche y el día. Si yo existía era gracias a él. Si yo era la chica llamada Eileen que el mundo conocía, era porque siempre estaba conmigo...

Sí, podía parecer algo desmesurado, pero Eli y yo no eramos humanos corrientes... nos era necesario el estar siempre cerca el uno del otro.

Agarré fuertemente el brazo de Eli y lo contraje contra mi pecho asustada, mirando con desesperación a la profesora. Eli podía notar el palpiteo de mi corazón acelerado fácilmente.

~ No quiero separarme de ti, Eli. Nunca hemos dormido solos y la oscuridad...y el... el silencio... ¡No puedo! ~

Miré a Elisio, apenada, sin soltar su brazo. ¿Qué otras barreras nos depararía este lugar?

--¿O sí?--

De pronto y poco a poco, los fuertes latidos de mi corazón se calman. Sonrío. Sí, Si hemos llegado hasta aquí no podemos rendirnos a la primera de cambio. La sonrisa de Eli y su fuerza me llegan al alma. Cuando se vayan todos, hablamos con el dire ¡Hay que intentarlo!

La gente poco a poco se retira a descansar o dejar su equipaje. Nuestra espera paciente acaba teniendo sus frutos.

- Escuche señor… eh… A mi hermana y a mí nos gustaría… estar en la misma habitación. ¿Es posible? - Dice Elisio con tono convincente y educado.

- Sí, señor, se lo pedimos de corazón. Le prometemos que no tendrá inconveniente ninguno con nosotros. Por favor... -Realizo una educada reverencia sin soltar la mano de mi hermanito, me apaciguaba. Había que intentar lo imposible para conseguir nuestro objetivo.

El director os echa una rápida mirada por encima. Luego, con los parpados superiores a mitad del ojo os responde:
-Bueno, sois hermanos, y como no teneis antecedentes de incesto, podeis estar en la misma habitación sin problema.

En esos momentos me encontraba tumbada en la cama, había empezado a sonar la Primavera de Vivaldi y ese sonido relajante y bucólico había despertado el sueño del que no había podido disponer aquella noche. Lentamente, empecé a cerrar los párpados, toda posible idea de dar un paseo por la playa quedó desvanecida y, lentamente, la oscuridad se fue ciñendo sobre mí.

Pasarían dos o tres horas cuando algo tocó la puerta. Yo seguía en la cama, dormida, pero los golpes eran insistentes y sonoros, por lo que acabé abriendo los ojos, no sin cierta dificultad.

-La puta que…-Maldije, pero el insulto se vio interrumpido por un sonoro y poco discreto bostezo.

La voz al otro lado de la puerta avisó de que teníamos que ir a nuestra aula a presentarnos con el tutor. Menuda gilipollez, pensaba, sin embargo, contradiciendo completamente mi comportamiento dos años atrás, me levanté de la cama, todavía con ese molesto pelo humano enredado. Con un suspiro resignado lo acorté y volví a hacerlo crecer de nuevo, completamente desenredado. Volví a bostezar y me estiré. Más despejada, abrí la puerta y salí. Cerrando tras de mí y guardando las llaves en un bolsillo.

Se suponía que el primer día era para descansar…

Caminé por los atestados pasillos del instituto con cierto malestar. Cualquiera de los transeúntes podía ser un vampiro, un yokai, un hombre lobo o algo peligroso (1). No era mi estilo preocuparme por esas cosas, pues yo tampoco era lo que se pudiera decir normal, no obstante eran muchas las historias de miedo que se contaban sobre seres como los oni o los yokai y ninguna las que se contaba sobre los ambrosía. Eso daba bastante que pensar, aunque en cierto modo es una visión un tanto… xenófoba. Traté de apartar todos esos pensamientos de mi cabeza.

Tras atravesar medio instituto entré en la que debía ser mi clase y me senté en uno de los pupitres de la primera fila. Bien es cierto que no podría dormir, pero por lo menos no tendría la tentación de hacerlo, no al menos durante los primeros días de clase.

La señora que nos recogió en la entrada se encontraba ahí también, a estas alturas no resultaba difícil saber que sería nuestra tutora.

-Bueno, yo seré vuestra tutora, y esta mi ayudanta.-Dijo, señalando a su acompañante.-Ahora podéis aprovechar para conoceros.

Básicamente fue la típica retahíla propia de los maestros que tratan de “sintonizar” con los alumnos. Muy seca y fría. Rezongué levemente y me levanté, buscando a alguien con quien charlar. Habiendo sido una persona solitaria durante toda la vida eso se me hizo especialmente difícil, pero sospechaba que ese par no me iban a dejar recuperar horas de sueño.

Decidí finalmente probar suerte con el par que me habían despertado antes, por lo menos conocía sus nombres (2).

-Er… hola.-Les saludé torpemente.-Elisio y Eileen ¿Cierto?
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(1) Tomemos como ejemplo a Ernest Baal, alias el hermoso, alias el poderoso, alias el ignoto y alias pavo real zombi. Ese último alias no lo usaron en los pocos libros de terror y vampiros que tenían al susodicho conde húngaro como protagonista. Aunque, pensándolo bien, me habría gustado leer cosas como “entonces el misterioso y esquivo pavo real zombi se abalanzó con un ágil movimiento buscando el cuello de su víctima”.

(2) Tampoco parecían muy peligrosos.

KEVIN NASH

Después de llegar a la habitación me entretuve en ver las normas - ¡Vaya! - no iba a tener problema con ninguna de ellas, por lo que no estaba preocupado por la disciplina escolar, sobre todo, porque me permitían circular con mi espada libremente por el instituto. Aun así decidí buscar un sitio donde guardarla por si algún día me veía obligado a ello.

En plena exploración de mi habitación, oí que teníamos que dirigirnos al aula para encontrarnos con nuestra tutora, así que cargué con mi espada y me dirigí al aula, como siempre, intentando no tener contacto con nadie, no estaba acostumbrado a la gente.

Llegué y esperé junto a la puerta a observar lo que hacía el resto de mis compañeros, vi que se sentaban, así que me dirigí al último pupitre junto a la venta, allí podría observar al resto de mis compañeros y aprender de ellos, además, probablemente no creo que me enseñen nada que no haya estudiado por mi cuenta.

Después de la "calurosa" bienvenida que nos dio nuestra responsable, la gente aprovechó para conocerse, así que me quedé en mi pupitre y simplemente me dediqué a observar a la gente.

Presté especial atención a los hermanos raros, gemelos al parecer, no querían estar separados, me sorprendió bastante, pero más me impresionó la contestación del profesor "Bueno, sois hermanos, y como no teneis antecedentes de incesto, podeis estar en la misma habitación sin problema"... - ¡¿Pero los has mirado bien?! - pensé.

Después de esto hubo una chica que se les acercó y se presentó, así que decidí observarla desde mi pupitre y así aprender de ella. (Nota: observo nada disimulado)

El director nos dio el visto bueno tras nombrar algo acerca de… ¿incesto?

Estrecho con fuerza la mano de Leen y frunzo el ceño. Dejo que ella tome la llave, no puedo creer que ese tipo haya podido pensar eso de nosotros, aunque fuera por unos instantes. Pero el enojo dura poco, la presencia de mi hermana consigue tranquilizarme en pocos segundos.

Nos internamos en el instituto, para dirigirnos directamente a nuestra habitación. Es una habitación sencilla, seguramente como la de los demás estudiantes, aunque le han añadido otra cama individual. No queda demasiado espacio libre, pero me asombra que puedan haber hecho esto con tanta velocidad.

~ O ya lo tenían preparado.

Eileen sonríe mientras deja su bolsa en el suelo. Comenzamos a deshacer todo el equipaje. Tenemos prácticamente la misma ropa, todo a conjunto. Una de nuestras manías siempre ha sido vestirnos con la misma ropa para hacernos pasar por el otro. Aunque últimamente hemos estado creciendo demasiado, y ya se notan muchos cambios entre nosotros.

Leen y yo suspiramos al mismo tiempo, pensando en lo mismo. Ya no es lo que era, pero seguiremos juntos, pase lo que pase.


Finalmente llega la hora de ir a clase. Jo, pensaba que tendríamos más tiempo para instalarnos.

- Vamos a conocer a nuestros compañeros – le digo animadamente a mi hermana. Ella antes ha planteado la duda, ¿cómo serán? Creo que pronto lo vamos a descubrir. Sonrío.

Ya en la clase nuestra tutora se presenta. Eileen y yo nos aseguramos de situarnos en dos pupitres adyacentes, para estar cerca. Me pongo junto a la ventana, para poder ver bien el exterior. Aunque a Leen le encanta también estar junto a la ventana no rechista, porque sabe que podemos compartir nuestra visión, y ver al mismo tiempo el paisaje.

Una chica se nos acerca. Me confundo durante unos instantes al pensar que realmente puede no ser una chica. Pero no soy yo el que ve cosas especiales.

- Er… hola. Elisio y Eileen ¿Cierto?

Pese a que siento curiosidad por ella no me meto en la cabeza de Eileen por si puedo ver algo con sus ojos. Decido verla como aparenta ser.

- Así es – comienzo mientras asentimos con la cabeza al unísono. Seguramente debe parecer algo raro a los demás que vayamos tan coordinados. - ¿Y tú…

- … cómo te llamas?

Eileen sonríe, agradablemente.

-Así es.-Afirmó el chaval a la vez que ambos asentían en perfecta coordinación, casi parecían figuritas animadas movidas por un único resorte. -¿Y tú...

-...cómo te llamas?-Terminó su hermana.

<< Me pregunto dónde me he metido. >> Pensé, no sin cierta resignación. Aun así, de todos los presentes, este par parecían de los menos problemáticos. No pude evitar pensar que hace un par de años eso no me habría importado lo más mínimo, pero rápidamente me avergoncé de ese pensamiento: Había cambiado, ya no era pandillera, ni porrera, ni nada. Esa gente con la que me juntaba, que tan machitos se hacían, no eran más que escoria ¿Por qué iba a comparar a nada con ellos?

-Hengenyokai Kagamin.-Respondí tras titubear un segundo, algo confundida todavía por la sincronización casi inhumana entre ambos.-De Tokio.-Añadí, con la intención de sacar un hilo de conversación, si bien no era el más adecuado tampoco se me ocurría otro.

Lo primero que hice tras dejar la bolsa en la habitación, fue sacar cuidadósamente una carpetita. Miré a todos lados: dos camas, un escritorio, una lámpara flexo y un corcho. Ese último objeto era lo que estaba buscando.

*Plac*

Spoiler:

Sonreí alegremente observando la foto que acababa de poner en el corcho. Eli también la observaba desde detrás de mí, un poco sonrojado porque él estaba convencido de que no salía bien. Me giré hacia él y le saqué la lengua, muy animada.

Rápidamente me dispuse a deshacer el equipaje junto a Eli, cuanto antes acabara, antes podría tirarme a la cama a descansar un poquito tras el largo viaje... Pero se hizo la hora de ir a clase antes de lo esperado. ¡Qué rabia!

Sentados en nuestros pupitres, Elisio miraba el paisaje que había a través de la ventana. Los rayos del sol eran muy cálidos, a si que cerré mis ojos para poder ver mejor lo que Elisio me transmitía mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. Era una sensación muy agradable.

Pero entonces, oimos una voz.

Abrí un ojo y vi a una... "chica", aunque no estaba segura de que lo fuera para nada. Un humo blanquecino rodeaba su cuerpo, y tenía muchos ojos, unos cuantos nos observaban a nosotros, otros al resto de la clase. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, seguro que Elisio lo sintió también.

- De... ¿de Tokyo? Nosotros también somos de Japón - la miré de arriba a abajo, sus rasgos no le hacían parecer precisamente japonesa. Bueno... - estreché la mano de mi hermano debajo de la mesa - ¿Cómo has llegado a parar en un lugar como éste? - Le sonreí de forma amistosa, aunque cierto es que me daba un poco de yuyu esa neblina alrededor suyo, era algo incómodo.

-De... ¿de Tokyo? Nosotros también somos de Japón.-Preguntó la hermana con un leve temblor en la voz, por un momento se me pasó por la cabeza la ridícula idea de que hubiera visto algo que no debiera(1), pero traté de no pensar en ello.-Bueno... ¿Cómo has llegado a parar en un lugar como éste?-Preguntó, sonriendo tranquilizadoramente. Sobre mí, los ojos de mi forma astral se relajaron. Hasta el momento la habían estado observando, semi-entornados, con suspicacia, reflejo de mis pensamientos. Efectivamente, quien pueda ver la forma astral de los de mi raza podría, perfectamente, saber sus pensamientos en todo momento. Tristeza, odio, amor, alegría… Ser un libro abierto, algo muy jodido.

Traté de devolverle la sonrisa como mejor pude, sentándome con gesto distendido en una de las mesas cercanas vacías para mayor comodidad.

-Mi madre me internó aquí para que aprendiera a convivi con hum... con los demás. Hacer amigos, no meterme en líos, lo de siempre, vaya, solo que esta vez es un tanto distinto en cuanto a alumnado... no sé si me explico-Respondí de buena gana.-¿Y vosotros?

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(1) Llamémoslo forma astral. Los ambrosías solemos guardar nuestras verdaderas formas con celo. Los que tratan de ver la forma astral de otro (u otra) suelen acabar carbonizados o destrozados en una paliza. Es el equivalente humano a que un tipo le levante la falda a una tipa el día que la chica no llevaba bragas ¿Vislumbrado? Pues ahora imagináis el corte que da que miren tu verdadera esencia. Si se ha alterado de esa manera no puede ser que supiera de la existencia de tal cosa, mucho menos que tuviera la intención de verla, pero no deja de ser, por un lado sospechoso y, por otro, vergonzoso…

Lo cual me recuerda que mi abuela me contó en cierta ocasión sobre un tipo de personas especiales que eran capaces de saltarse esa norma, viendo en todo momento, queriendo o sin querer, la forma astral de cualquier ambrosía. Imagináoslo ahora como un salido con gafas para ver a través de la ropa y sabréis como debía sentirme ante la sola sospecha de tener alguien así delante.

Obviamente solo a alguien con quien tienes mucha confianza se le suele mostrar, supongo que con los ejemplos anteriores –un tanto salidos, todo sea dicho.- os habrá quedado claro a que equivale.

Había pasado bastante desapercibida. Le gustaba hacerlo. Había estado en un rincón en el barco, había estado en otro rincón mientras explicaban, y al fin había acabado en su nuevo 'hogar'.

Suspiro, tirando a un lado su maleta. Se sentó en la cama, empezando a sacar algunas de sus cosas.

La chica vestía pantalones de cuero negro, bastante ajustados, quizás..demasiado. A juego con estos, lucia una bonita chupa de cuerpo sobre una camiseta de tirantes, también negra. contrastaba con cierta palidez en su rostro, que a su vez, contrastaba con su cabello, lo único que desentonaba un poco, rojo, demasiado 'llamativo' a simple vista, por que a vista fija...destacaba toda ella.

Abrió otra de sus maletas, estaba llena de briks de zumo. Cogió uno sonriendo, abriéndolo y dándole un buen trago. La bebida se resbalo por la comisura de los labios, resbalando por el cuello, bajando hasta el escote. No se dio cuenta, no quiso darse cuenta, o simplemente, le importo un pimiento. El liquido dejo un rastro rojizo por donde paso, daba bastante mal rollo.

Al fin salio del cuarto, tendria que conocer a sus compañeros, ver que clase de 'Hilos' eran. Llego en silencio, sonriendo, sin ocultarse, pero sin armar revuelo. Entro en el aula, seguramente la ultima. Y los observo...

.oO{Así que...Dos hilos....Uuuuuf, que brillantes, menudo latazo, espero que no estén siempre así...¿Se están tocando..? No...bueno...Bah, que mas da....¿Y que tenemos ahí? Ese hilo parece muy normal...No parece nada extraño...Peeero¿Y ese? Wow...Ese hilo SI es interesante....Jejeje, muy muy interesante...}

Se quedo unos instantes mirando hacia el chico que estaba sentado, el de la Katana, incluso sonrió, una risa entre...¿divertida y siniestra?

Luego se apoyo en la pared, al fondo. No se molesto en saludar, si alguien queria algo, que fuera a ella. No iba a 'rechazar' una amistad, pero tampoco iría a buscarla, le gustaba mas ver como los 'Hilos' se movían

La intención de Kagamín parece amistosa sentandose a nuestro lado. Le miro y sonrío.

- Bu... bueno, nosotros es por lo mismo, para convivir en un ambiente al que no estamos acostumbrados... nosotros... nosotros... pa-papá... - comienzo a ponerme nerviosa al pensar en ciertos recuerdos de antaño que no me gustaba rememorar. Empezó a emanar una ligera y tenue luz de mi cuerpo fruto de mi estado emocional, pero era prácticamente imperceptible gracias a la luz del día, que radiaba con fuerza y penetraba por las grandes ventanas del edificio.

Elisio con suavidad me acariciaba la mano con la suya para tratar de tranquilizarme.

~ Tranquila Leen, no pasa nada, estoy aquí contigo. ~

Continua él como si nada, con mucha tranquilidad, desviando un poco la trayectoria por donde iban a acabar mis palabras de haber seguido hablando.

- También estamos aquí para aprender, por supuesto. Un fugaz brillo aparece en los azules ojos de Eli, preguntándole de nuevo a la chica: ¿Te gusta la música?

-Bu... bueno, nosotros es por lo mismo, para convivir en un ambiente al que no estamos acostumbrados... nosotros... nosotros... pa-papá... -Se empezó a poner nerviosa por motivos que desconocía, por unos instantes pensé que de verdad pudiera ver mi esencia y que por eso se sintiera intimidada. Hice ademán de levantarme, sin embargo, el chaval tomó la palabra con total distendimiento.

-También estamos aquí para aprender, por supuesto. ¿Te gusta la música?-Explicó el hermano.

-Mucho, sobretodo me gusta la música clásica, pero bueno, tampoco tengo unos gustos musicales muy definidos, en general me gusta escuchar un poco de todo ¿Vosotros qué escucháis?-Pregunté, sonriendo afablemente, notablemente más relajada, las conversaciones de música siempre me habían gustado en demasía.

Las chicas os van vigilando, procurando que no hagais nada raro. Si alguien se fija, puede ver como a la ayudanta se le van los ojos con las chicas muchas veces.

Eileen parecía sentirse algo nerviosa. ¿Habría visto algo en esa chica, con su visión especial tal vez? Volví a evitar el impulso de usar sus ojos en lugar de los míos y le acaricié la mano, tratando de tranquilizarla.

Con tranquilidad continué con la conversación, saliéndome de la tangente para desviar el tema.

- También estamos aquí para aprender, por supuesto – la miré sonriente -. ¿Te gusta la música?

- Mucho, sobretodo me gusta la música clásica, pero bueno, tampoco tengo unos gustos musicales muy definidos, en general me gusta escuchar un poco de todo ¿Vosotros qué escucháis? -. Ella también sonreía.

- A nosotros también nos gusta la música clásica. Aunque también escuchamos un poco de todo. Nuestro padre es violinista, ¿sabes? – asentía con la cabeza a medida que hablaba -. Eileen se sonrojó un poco al saber lo que le iba a explicar -. Pero nosotros, además de escucharla, participamos activamente en ella.

Miré a mi hermana, esperando que se hubiese tranquilizado ya.

- Así es – comenzó por fin -. Cantamos, como un dúo - me miró con esa dulce mirada que sólo ella sabe hacer -. desde muy pequeños.

-A nosotros también nos gusta la música clásica. Aunque también escuchamos un poco de todo. Nuestro padre es violinista, ¿sabes? Pero nosotros, además de escucharla, participamos activamente en ella.

Enarqué una ceja, interesada(1), y miré a la hermana, que parecía apunto de decir algo. Pareció titubear unos segundos hasta que se decidió a hablar.

-Así es. Cantamos, como un dúo desde muy pequeños.(2)-Dijo mirando a su hermano.

-Ajá.-Asentí, mirando de reojo a la clase. Había una chica que daba mal yuyu solo de verla apoyada contra la pared, un tipo que me miraba descaradamente, pese a eso, no le presté más anteción, a una parte de mí lo gustaba que la mirasen(3), mientras, la tutora y la ayudanta iban pasando la mirada por la clase, parecía que a esta última se le fueran los ojos para donde no debía, pero bien podría ser equivocación mía(4). Al poco volví la vista, sonriendo.-Que por cierto ¿Se os da bien cantar? El ambiente por aquí está un poco... ¿Aburrido? Un poco de música supongo que ayudaría a relajarlo.-Ciertamente algo de música vendría bien. Por otro lado, me habían sacado de mi cuarto mientras escuchaba Tormenta, de Vivaldi, suponía que por eso tenía tantas ganas de oír algo que no fuera el murmurar de la clase. Vale, es porque era de las pocas que se habían levantado a saludar y eso, aunque normalmente eso me diera igual, en esta ocasión me dio la sensación de estar algo fuera de lugar, pero bueh, quería música y ellos son músicos, el cóctel ideal.
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(1) Quizás fueran gases.

(2) Normalmente la gente suele cantar a distintas horas del día. En la ducha, en el coche, tras asesinar a miles de personas en guerra, con tu novio/novia/mascota... Pero es raro que se cante a dúo. Excepto en lo de la guerra, entonces lo hacen por todo lo alto... Aunque creo que no hay dúos.

(3) ¿Recordáis lo que dije de costumbres de un cuerpo o de otro? Pues lo mismo pasa con los humanos, sí, sois animales.

(4) Lee la nota anterior.

KEVIN NASH

Mientras observaba a la chica y los hermanos extraños, una chica corto mi campo de visión por un momento, una chica bastante atractiva, así que no puede evitar seguirla con la mirada, se sentó y por un momento ojeó la clase, algo que ya había hecho yo antes, pero de repente me miró y me sonrió - ¡Vaya! - noté como la sangre de mi cuerpo se acumulaba en mi deforme piel... estaba sonrojado, lo que me puso nervioso.

Aparté la mirada y esta vez la dirigí a la ventana.

Mierda... me he enfrentado a hachas, espadas, balas y relampagos... y ahora me pongo nervioso por una chica... (Facepalm)

Entonce vinieron las palabras que me dijo el viejo espectro que me sacaron de mi laberinto mental:

con suerte conseguirás algún amigo “singular”

Así pues, tragué saliva, me puse de pié y torpemente me acerqué a la chica, no sin antes tropezar con un par de mesas, una silla y un chico raro y bajito al que ni siquiera le vi la cara.

(Inglés) Esto...errr... hola (/Inglés), me llamo Ke-kevin Nash

Dije con claro acento de americano mientras le tendía la mano.

Creo que en ese momento el color rojizo de mi piel también alcanzó mi mano.

¿Donde me he metido?

Anotación: este comportamiento no es porque la chica sea un 9, es porque mi pj no sabe relacionarse con la gente, y le da vergüenza toda esta situación

La mano de Elisio parecía un imán que con cada segundo que pasaba, conseguía absorber la negatividad, apaciguar mi interior. Un último gran suspiro puso fin a todo pensamiento ajeno al momento presente.

Gracias... Eli... - Pensé, agarrando su mano con más fuerza.

Tomé aire. - Así es. Cantamos, como un dúo desde muy pequeños. - Miré con mucha ternura a Elisio, era algo que llevábamos en la sangre desde siempre, desde mucho antes de tener conciencia. Cantar juntos... era la completa conexión de nuestras almas y no producía otro sentimiento que no fuera alegría por cada uno de los poros de nuestra piel.

Me incliné sobre la mesa con el codo apoyado en ella sosteniendo mi cabeza, escuchando a la chica con atención, divertida. Elisio hizo exactamente lo mismo, excepto porque lo hizo con el brazo contrario y diferente pose. Kagamin parecía muy maja. Si fueran todos nuestros compañeros como ella seguro que iba a ser un año tranquilo y divertido.

-... Que por cierto ¿Se os da bien cantar? El ambiente por aquí está un poco... ¿Aburrido? Un poco de música supongo que ayudaría a relajarlo.

Entonces miré a Elisio un tanto insegura.

~¿Crees que estará bien ahora...? ~ - Le dije mentalmente.

Miré al resto de la clase. Iba a desentonar un poco que cantáramos dada la situación, aunque cierto es que cada uno estaba a lo suyo. A Eli le llamó la atención especialmente un chico que en menos de medio minuto se tropezó con varias cosas de la clase, pude verlo perfectamente gracias a sus ojos. Fue bastante gracioso. Reí.

~ Si cantamos flojito no creo que haya problema ~ Me dijo su voz interior a la vez que ponía con cariño una mano suya sobre mi cabeza como siempre hace cuando parezco preocupada, como si fuese una niña.

- Vale - Dijimos al unísono a Kagamin, entusiasmados. - Si te gusta la música clásica... escucha.

Cerramos los ojos. Todavía de la mano, tomamos aire, seguros de nosotros mismos. Comenzaron a fluir suavemente mágicas palabras por nuestros labios.





Un cálido cosquilleo recorría mi cuerpo ante la lluvia de sensaciones internas... y externas. Muy juntos el uno del otro, pequeñas burbujas doradas rodeaban nuestras manos lentamente, escondidas bajo los pupitres. Aun con los ojos cerrados, Eli y yo podíamos sentir cómo se dibujaban diferentes expresiones en los ojos de nuestros curiosos compañeros. Sorpresa, intriga, emoción... o locura. Sí, no pudimos evitar elevar poco a poco la voz con cada nota musical, absortos de tal manera, perdiendo poco a poco la noción del mundo exterior.

No obstante, parecieron dudar unos segundos, sin embargo, tras esos instantes de vacilación, volvieron a hablar, sincronizados como un reloj.

-Vale-Respondieron, con entusiasmo renovado, a una voz.- Si te gusta la música clásica... escucha.

Empezaron a entonar una preciosa melodía, cálida, límpida, pura. Un sonido envolvente que empezó a flotar en el aula, fueron alzando la voz, juraría que de manera inconsciente, era como si, al cantar, hubieran entrado en una especie de trance. Habían cerrado los ojos, parecían saborear cada palabra antes de dejarla ir con infinito pesar(1).

Cuando acabaron y abrieron los ojos yo estaba en silencio, muy impresionada, con los ojos abiertos de par un par(2). Traté de balbucir algo, pero al principio no conseguí articular palabras, finalmente, tras unos segundos, conseguí decir una, una sola, pero una que transmitía todo lo que pensaba.

-Fa…Fabuloso(3)-Musité. Estaba acostumbrada a escuchar obras de arte por el móvil, gente con una capacidad innata para tocar el violín, componer… Pero estar tan cerca de dos jóvenes de voz tan impresionante era algo muy distinto a escuchar algo a través de unos auriculares. El ambiente, la emoción… son cosas que no se pueden transmitir a través de la fría tecnología.
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(1) Vaya, que le ponían mucho sentimiento. No os quejaréis por las descripciones, porque si no a partir de ahora irán vestidos de pollito.

(2) De hecho, creo que por error se me hicieron más grandes.

(3) Bueeeeno, si nos ponemos quisquillosos sería una nota musical y un adjetivo, pero me parece que sería sacarlo de contexto, por raro que parezca, la gente no humana también puede tartamudear de vez en cuando.

Perfecto...

La sonrisita de la chica se ensancho, viendo como el 'Hilo' en el que se había fijado se acercaba hacia ella. Lo vio acercarse y tropezarse, y ella alzo una ceja, al verdad es que no esperaba que actuara de esa forma tan...¿Torpe?. No le dio mas importancia y espero a tenerlo delante. Ella simplemente se irguió un poco, dejando de apoyarse en la pared

(Inglés) Esto...errr... hola (/Inglés), me llamo Ke-kevin Nash

Ella sonrió de nuevo, y sus ojos parecieron refulgir unos segundos, ciertamente, la chica inquietaba, su mirada, sus movimientos...

(ingles) Hola...¿Kevin? Un nombre bonito...Yo soy Shiaka...

Hablaba un ingles bastante fluido, aunque con ese acento nipón inconfundible.

(Ingles)Eres interesante...Muy interesante... Veo lo fuerte que eres...Mmmm, y duro, muy duro....

La chica sonrió, mirándole fijamente, sin apartar la mirada de los ojos de Kevin, era una mirada casi hipnotizarte No dejo que el chico reaccionara, y un dedo se poso en el pecho de el.

(Ingles) Duro como el acero aquí....

El dedo bajo un poco, lenta y sinuosamente, hasta llegar al estomago del escoces. En ningun momento dejo de mirarle.

Duro también aquí...Y...

El dedo subió, haciendo el recorrido a la inversa, hacia un brazo, poniendo ahora la mano, apretando un poco.

(Ingles) Y aquí..

Rió por lo bajo levemente, y entonces sus ojos volvieron a refulgir,a la vez que su dedo de nuevo, subía por el brazo, hombro, clavícula..hasta el cuello, acaricio con el dedo, de un lado a otro, sonriendo, de nuevo esa sonrisa y esa mirada espeluznantes....

(Ingles) Pero aquí...Je... Aquí eres un 'Hilo' como otro cualquiera....

La chica sonrió de nuevo, esta vez, una sonrisa mas afable, cambiando casi por completo ese aura inquietante. Se separo un paso, dejando de tocar el cuello con el dedo, mirándole, esperando la reacción Se estaba divirtiendo.

La profesora aparece rapidamente al lado de Shiaka y le pone una mano en el hombro.
-¿Cabe recordar que esta usted aquí para poder relacionarse con las personas "normales"? Porque ese tipo de comentarios hacen todo lo contrario.
Despues se dirige al resto de la clase.
-Por cierto, mañana habrá una fiesta en la playa. Recordadlo porque será la unica fiesta autorizada

KEVIN NASH

Después de mi ataque de valentía, descubrí que la chica habla perfectamente inglés, así que es algo que agradecí. Sin embargo algo pasó en nuestro primer "contacto"...

Sabía que los japoneses tienen la extraña costumbre de no tocarse en público, y menos las parejas, pero a esta chica parece que las costumbres no le van. ¿Le habré gustado? pensé, pero sabía perfectamente que no era así.

Empezó a serpenpentear con su dedo en mi pecho, de manera bastante insinuante, estaba paralizado, y completamente rojo, recordaba la sensación de ardor de aquel rayo, y comenzó a decir duro por aquí, acero por allá. De repente se paró en mi cuello y dijo que ahí era normal, un miedo racial recorrió mi cuerpo en ese momento, retrocedí dos pasos y me topé con la espalda de algún compañero, al cual no miré. Estaba allí, en mitad del aula y parecía que solo estábamos ella y yo, en ese instante, la profesora se acercó a la chica y le informó de su infracción, fue cuando comprendí lo que sucedía. - ¡Singular! - me vino a la cabeza la voz de Amergan, o tal vez fuese él, no lo sé con certeza.

Entonces, sin mirar, eché la mano hacia atrás y agarré la silla que había tras de mi, creo que se la quité al compañero con el que choqué, y aún así no me giré a mirarlo, me acerqué a la mesa y me senté con ella. La miré directamente a los ojos, tal vez con cierta expresión de mezcla de asombro y terror, terror también por la situación (ninguna chica me había tocado en mi larga vida), esperé a que la profesora se alejara un poco y hablé.

(Inglés)Shiaka... eres... eres... Je - sonreí - ¡Vaya! que difícil me resulta esto. - suspiré - La razón por la que viene a esta escuela, es porque un viejo amigo me habló de ella, me dijo que encontraría a gente "singular" (tal vez a un amigo - dije entredientes), y ¡vaya! la primera chica con quien hablo y... eres... eres... sorprendente. - noté como el calor de mi piel se iba disipando - De echo, me encantaría que este momento fuera el principio de una amistad, de echo, rezaría por que este momento fuera el principio de una amistad - mientras sujetaba el crucifijo de mi cuello - no querría ser tu enemigo, ¡jamás!...no querría ver lo que eres capaz de hacer con alguien como yo... además, la primera chica con la que hablo aquí, tampoco me gustaría que intentara matarme - sonreí con una disimulada carcajada.

Aferrado a la mano de Eileen, dejé que nuestra canción inundase progresivamente el aula. A medida que nuestro canto fluía como una mística corriente por el lugar de nuestras manos aferradas surgían brillantes burbujas de luz, que permanecían escondidas bajo los pupitres. Y mientras cantábamos sentí paz, algo que sólo podía sentir cuando estaba junto a mi hermana. Nuestro vínculo era especial, compartíamos algo más que un férreo sentimiento fraternal. Cuando cantábamos juntos... era como si Mamá estuviese con nosotros.

La melodía llenaba la clase, envolviendo a nuestros compañeros en una marea de extraños sentimientos. En nuestro canto podíamos expresar cosas, pensamientos, emociones. Se dice que la música es la expresión del alma. Papá decía que podíamos expresarnos con gran facilidad, porque nuestra madre nos había dejado un regalo. La voz. Voz para hablar, comunicarse. Voz para poder expresar nuestros complicados, y a la vez simples, sentimientos.

Cuando finalmente el canto se silenció quedó durante unos instantes un incómodo silencio en el lugar, como después de nuestro primer concierto en solitario. Miré a Eileen algo angustiado, a tiempo de ver como una pequeña pluma blanca caía lentamente entre nosotros, desvaneciéndose al tocar el suelo.

- Fa…Fabuloso – musitó nuestra nueva amiga, acabando con el silencio.

Eileen volvió a sonreírme, y yo también sonreí.

- Nos alegramos de que te haya gustado – comenzó mi hermana.

- Estamos pensando en unirnos al club de música, si hay.

Los dos observamos sonrientes a nuestra amiga. Al parecer ya teníamos alguien en quien confiar, y también le gustaba la música. Comenzaba a tener la sensación de que sí que había sido una buena idea venir aquí, y conocer gente diferente. Gente especial, como nosotros.

~¿Quién sabe? ¡Quizá ella también podría unirse al club de música con nosotros!

-Nos alegramos de que te haya gustado-Sonrió ella.

-Estamos pensando en unirnos al club de música, si hay.-Dijo él, me había olvidado completamente de los clubes, supongo que por eso de estar en una isla alejada de la mano de dios, en un instituto donde el chaval menos pintado puede ser un vampiro, un genio o un diablillo malévolo con ansias de beber sangre. Todo eso unido y elevado al cuadrado hacen que no te queden ganas para pensar en algo que tenga que ver con socializar, aun cuando los gemelos parecieran no solo agradables, sino también de fiar, me caían francamente bien.

-Ajá, yo la verdad es que no sé a qué me podría apuntar, si es que lo hago. Supongo que tendría que mirar...-Dije, pero me vi interrumpida por la voz de la profesora, que, tras reprender a la tipa que daba mal yuyu se había girado para mirar a la clase.

-Por cierto, mañana habrá una fiesta en la playa. Recordadlo porque será la única fiesta autorizada.(1)-Dijo, echando un jarro de agua fría sobre los que nos gustaban las fiestas. Me desinflé ligeramente y no pude evitar fruncir el ceño.

-Joooder, una fiesta para un curso entero, el colmo de la diversión.-Dije en voz baja con marcada ironía una vez la profesora ya no nos prestaba tanta atención.

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(1) Alguien debería darle un premio, es difícil convertir la sequedad en un arte.

La ayudanta se acerca poco a poco a Kagamin, hasta estar a su lado.
-De gracias a que celebramos esta fiesta, señorita Kagamin. Ademas, es la unica autorizada, pero ustedes pueden hacerlas por su cuenta a nuestras espaldas. Eso si, si nos damos cuenta habrán duras reprimendas sobre todos los que asistan.

Miré, molesta, a la mujer que siempre acompañaba a la profesora. Por un lado, no me pareció correcto el tono de sus palabras hacia nuestra amiga Kagamin y por el otro, me molestaba que se pusiera a darnos advertencias sobre reglas y normas sin antes explicarlas y sin tan siquiera presentarse educadamente, sin darnos nombre alguno.

~ No parece que tenga muy buenas intenciones, ¿verdad? ¡Por sus palabras, ¡parece que esté deseando que incumplamos las normas!~ Le dije a mi hermanito con mi voz interior, mostrándole mi inquietud.

~ No sé... es... extraño... ~ Me contestó, pensativo, con ese aura de extrañeza tal que el mío.

Miré a la mujer y me dirigí a ella cortésmente, tratando de defender a nuestra nueva amiga.

- Disculpe, señorita, no creo que Kagamin tuviera intención de mofarse de la fiesta o algo parecido, y le aseguramos que no desobedeceremos las reglas o normas de este lugar, al fin y al cabo estamos todos aquí con un propósito común: convivir todos juntos en armonía, aprender a vivir todos con todos...

Miré a Kagamin y le mostré una amplia y afable sonrisa. Mientras, Elisio también quiso intervenir en la conversación. Con un codo apoyado sobre la mesa e inclinado hacia la susodicha profesora, le puso a la mujer cara de niño bueno, inocente, como si nada pasara.

- ¿Sería tan amable de indicarnos la hora de la fiesta? ¿Sabe si tenemos que llevar alguna vestimenta en concreto o algo?