[Prologo](Regina Dione) Arma letal

Tras unos dias de arduo viaje llegaste a Hecate, la renombrada capital de Galgados. Hace un par de dias, te habian ordenado terminar con Frederic Daorland lo mas rapido posible. -Es una amenaza para nuestros futuros planes... -Te dijeron. Una amenaza para Wissenchaft. Sus planes eran que usaras tus "encantos" para cumplir satisfactoriamente con tu mision.

Caminabas por la laberintica ciudad, hasta llegar a una plaza, al parecer la unica que recibe la luz del Sol. Cada vez que alzabas la mirada, lo unico que veias eran dos enormes paredes rocosas, curiosamente adornadas con casas colgantes, y pequeñas y estrechas escaleras.



Las calles estaban llenas de gente. Escuchaste a una mujer hablar a lo lejos... -Y por eso hago lo que estoy haciendo. -Dijo. Empezaste a oir aplausos, sonoros aplausos de una gran multitud, acompañados de sonoros gritos de animo. La mujer que hablo hizo andeman de irse, aunque pudiste ver su rostro.

Un rostro algo familiar...

Tira Memorizar.

Regina recitaba un poema de su propia cosecha, mientras caminaba por los laberínticos pasillos de Hécate.

-Voy buscando a mi objetivo, Frederic es su nombre
Daorland su apellido, lo busco con un motivo:
con hacha o con espada, decapitaré a ese hombre
Ya sea ladrón o bandido, honrado o altivo.

Su voz era hermosa y delicada. Aunque el contenido de sus palabras era todo lo contrario.

-Espero que Frede se deje matar rápido, no me gusta nada esta ciudad. No me inspira como otras muchas.

De pronto, entre todo el bullicio vio un grupo de gente aplaudir. El centro de los aplausos era un rostro conocido, aunque no le sería tan fácil identificarlo...


Tirada de Memorizar -30

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'Dado de 100' : 98

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'Dado de 100' : 7

¡Claro que te iba a sonar! Recordaste las palabras del "Jefe" antes de partir a Hecate.



Esa mujer era Marina Daorland. La hermana de Frederic. La hermana de tu presa. Y a lo mejor incluso un modo de llegar a el.

Marina Daorland:

Me acerco sinuosamente hacia Marina, abriendome paso amablemente entre la multitud. Una vez frente a ella, la miro y le digo:

-Hermosas palabras, aunque no tanto como quien las profiere.

Tirada de Persuasión 120+27=147 (lo enfoco hacia la seducción)

-Mi nombre es Regina Dione, y me gustaría robaros un segundo de vuestro valioso tiempo.

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'Dado de 100' : 27

La mujer te mira unos segundos de reojo.Tras eso, se gira, encarandote frente a frente. -Claro, transeute. -Dijo, con el mismo volumen de voz con el que le hablaste. -Mi deber es escuchar a todos los ciudadanos que vivan en Galgados, asi que mi tiempo es su tiempo.

Siguio caminando por donde iba. -Pero permita primero que vuelva a mis aposentos. Como entendera, mis guardas me deben de estar esperando. Cuando los calme, le dare la visita.

Tras pensarselo un momento, se penso lo que dijo hace un momento. -Aunque intentare que sea lo antes posible. -Sonrio.

Mientras acompaño a la dama hasta su hogar, comienzo a hablar con ella a la par que la examino de arriba a abajo, en busca de algún elemento que delate su posible soltería, o cualquier otro dato también relevante.

Tirada de Advertir, para sacar información de la chica a partir de lo que viste. 50+

-Verá, usted no me conoce, pero yo he oído hablar mucho de usted. Por parte de su hermano, un viejo amigo mío, a quien estoy deseando abrazar.

Me atreví a deducir por mi misma que Marina no tenía ni idea del complot que Frederic mantenía a sus espaldas. De lo contrario, mi jefe me habría informado de ese importante detalle y la situación de mi objetivo sería mucho más compleja.

¿Dónde podría encontrarlo?

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'Dado de 100' : 68

Marina Daorland viste en una de sus mas finas prendas, cosa que parece indicar que le importa bastante su apariencia cuando da alguna charla importante. No lleva anilla de compromiso, al menos no esta casada.

Marina, por un momento, bajo la mirada. -Ah, asi que vienes por mi hermano... Pues no se exactamente donde esta. De hecho, una de mis patrullas lo esta buscando... -Dijo.

Llegasteis a una torre, la cual eran sus "aposentos". -Puedes entrar si quieres seguir hablando. Solo tienes que esperar un momentito aqui sentada. -Señalo a una silla bastante grande y bien adornada que habia al lado de la puerta.

Asiento con la cabeza respetuosamente y tomo asiento. Me limito a esperar a que nos quedemos a solas.

Marina sube por las escaleras, dedicandote una sonrisa. Paso un buen rato. 20 minutos, tal vez media hora. El tiempo pasaba muy lento, y te cansaba ver siempre la misma pared.

Al final, oiste unos pasos que venian de las escaleras, mas fuertes de los que esperabas. Cuando llego abajo, Marina Daorland te dijo -Si quieres, nos vamos a una sala privada, y hablamos mas. ¿Te parece? -Dijo. Se le veia enfadada.

Al parecer mis armas de mujer eran más eficaces de lo que yo misma esperaba. Una futura reina me acaba de conocer y ya me está ofreciendo estar a solas en una habitación con ella ¿Y si fuese una asesina? Sería una presa demasiado fácil.
Pero ese no es el tema a tratar ahora, mi objetivo es su hermano y necesito toda la información posible. Quizá, una vez escuche lo que mis oídos necesitan oir, entonces centraré mi atención en mis... instintos naturales. Por ahora sólo busco información:

-Os noto enfadada ¿Ocurre algo?

La acompaño a donde sea necesario.

Tras levantarte, te fuiste con Marina. -Oh, no se preocupe...... No es nada que deba de descargar sobre usted. -Dijo. Seguiais caminando, hablando de variados temas. Subisteis las escaleras por las que hace un momento acababa de bajar Marina, hasta llegar a uno de los variados pisos de aquella magnifica y alta torre.

La sala estaba adornada con estatuas hechas con las mas variadas piedras: Una estatua de una mujer cuya belleza eran incluso sobre humanas, tallada en una especie de piedra color safiro. -Zaria, la diosa del amanecer y de la belleza en las creencias de nuestros ancianos ancestros. -Dijo. -Una pieza de arte sin igual... -Suspiro un momento...

Llegasteis a la sala. En la entrada, habian dos guardias, los cuales os abrieron el paso a la habitacion. Cuando fueron a entrar, Marina dijo -Quedaos fuera. Cualquier grito, o algo asi, entrais immediatamente. -Luego, les susurro algo, cerrando despues, tras de si, la puerta.

-Realmente me estáis honrando, con esta admirable muestra de confianza.

Le dije, mirando fijamente sus ojos, como si revelasen la más hermosa puesta de sol. Ella, enhiesta junto a la puerta, no parecía reaccionar ante mi sensual mirada. Pero esto no había hecho más que empezar. Me acerqué a ella, hasta permanecer a escasos centímetros de su cara, pudiendo así escrutar con mayor claridad su rostro angelical. Ella me miraba con cierto recelo ¿timidez quizá, o miedo?

-Ya que vos habéis confiado en mí, yo confiaré en vos. Pues no he sido totalmente sincera respecto a vuestro hermano. Ciertamente es un viejo amigo, pero no es una simple visita el resultado de mi búsqueda.

Cogí imprudentemente sus manos, sosteniéndolas con mis dedos con suma delicadeza. Al mismo tiempo, le dediqué una mirada cautivadora, capaz de robar el corazón y el alma a cualquiera.

Tirada de Persuasión. 120+

-Verá, tanto su vida, como la de su hermano, corren grave peligro. Me temo no estar autorizada para decir los detalles, pero debéis confiar en mi. Decidme todo lo que sabéis sobre Frederic Daorland.

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'Dado de 100' : 74

La señora de Galgados empezo a temblar. Os sentasteis en unas sillas que habian, anexas a una mesa de marmol. Ella te cogio mas fuerte de las manos. -E-en serio que estamos en peligro? -Dijo. Dio un gran trago.

-Bueno... Ahora entiendo lo que esta pasando. -Empezo a hablar. -Parte de mi guardia ha desaparecido... Y de la de mi otro hermano, Karlson, tambien ha desaparecido. Estamos buscando a Frederic, pero no aparece.

Se acerco mas a ti. Una lagrima recorria su rostro. -Tememos de que el tambien haya desaparecido...

Era vil aprovecharse del derrumbamiento moral de la chica, pero me daba igual. Lo bueno de ser atea es que no tenía que justificar mis actos ante ningún dios.
Me arrimé un poco más, acercando nuestras manos agarradas junto a mi pecho. Lamí la lágrima que resbalaba por su mejilla, para luego susurrarle muy lentamente al oído:

-No estéis triste alteza. Los pétalos de las rosas se marchitan si se mojan.

Solté delicadamente sus manos, como si fuese un montoncito de arena al que estaba dejando escapar, poco a poco, entre mis dedos. Sin recelo, pero sin descaro, acaricié su hermoso rostro, sin desviar mi mirada de sus pupilas. Entonces recité:

-Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.

Al terminar el último verso, la besé en los labios.

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'Dado de 10' : 3

Marina escucho atentamente a tus palabras. Cuando la besaste, ella se quedo sin respuesta. Por un momento, se dejo llevar por ti, aceptando tus labios. Pero, tras unos minutos, se separo de ti. Vuestra conexion, a traves del beso, se rompio. -Emm... No creo que esto este... que este bien... Ya sabes... Eres...eres mujer... y yo tambien... -Decia, pensandose cada palabra que decia.

Temblaba. Estaba asustada. Aunque, en su voz, tambien notabas otro tono...

Timidez.