[Prólogo] La taberna Capa y Espada

Calles de Osvalth

Está lloviendo a cántaros, llevas cabalgando bastantes días y estas cansado, tu caballo también lo esta, puedes notarlo. Osvalth se dibuja ya al horizonte, acaricias el cuello de tu caballo y le susurras que haga un esfuerzo más por tí. Así que aceleras el paso y empiezas a cabalgar hacia la ciudad. Minutos más tarde estas atravesando el gran portón de la puerta sur de la ciudad amurallada. El repiqueteo d ela lluvia e sincesante. La ciudad parece dormida, no hay nadie por las calles, bueno, te fijas que arriba a unos cuantos metros hay dos figuras, una es un hombre con una capa verde y el otro... parece un niño o una niña no puedes distinguirlo, lleva una capa azul. Las dos figuras entran en una posada, no es la posada donde te diriges así que continuas camino arriba.

La taverna a la que te diriges se llama Capa y Espada es una taverna frecuentada por soldados situada en la ciudadela de Osvalth. Hace frío, mucho frío. Todo etsa silencioso, puedes oír perfectamente el ruido que provocan los cascos del caballo al golpear contra en empedrado de la calle. Al cabo de unos minutos llegas a la ciudadela, allí esta la taverna, por suerte tienen un pequeño establo donde puedes dejar a tu caballo para que se resguarde d ela lluvia y reponga sus fuerzas, no hay nadie vigilando el establo así que decides acomodar a tu fiel compañero. Una vez todo listo te diriges a la puerta de la taverna, parece que hay buen ambiente dentro.

Kaban Chué


Aquí estarás bien.. - Le dije amablemente al caballo que aún no había nombrado- Descansa, compañero
Me dirijí a la puerta del lugar, aparentaba ser un lugar tranquilo.
Al abrirla, sentí como un par de ojos me perforaban.

Buenas noches! Lamento aparecer a éstas horas, pero llueve muy fuerte y necesito descansar.
Ah!, por cierto, he dejado mi montura en el establo.. no había nadie allí.
Espero que no sea problemas.

Me dirijí, goteando aún, a paso lento, hacia el mostrador y miré a mi interlocutor con cortecía.

OFF:
DJ, por favor descríbeme el lugar, así como las personas presentes. Gracias

No es una taberna muy grande, las paredes son de piedra y tiene una chimenea en la pared este que calienta la estancia. En el centro hay tres mesas largas, las únicas que hay, en cada mesa caben unas 12 personas y luego esta la barra donde el tabernero te observa intentando recordar tu cara.

En la estancia hay un grupo de cuatro soldados emborrachándose y riendose, tambien hay un par de soldados en otra mesa hablando pero ya esta, no parece haber nadie más en el local.

-Eh... Bien -dice el tabernero que te observa un poco desconcertado.- el establo será una moneda de plata por toda la noche. ¿Que se le ofrece?

-Hace semanas que no tenemos noticias de Dolben- escuchas que dice uno de los dos soldados sentados en la mesa que tienes detrás.- mi hermano y su familia vive allí ¿sabes?
-¿Dolben no estaba al sur? -dijo el otro soldado.- Dicen que las tropas de Nilveria estan avanzando por el sur, imagino que habrás escuchado los rumores.
-¿Que si los he oído? -exclamó- Es de lo único que se habla desde hace un par de semanas, ¿porque crees que media ciudad esta vacía? Lo más extraño es que nadie ha podido avistar a ningún ejército enemigo, sin embargo nuestros exploradores nunca vuelven, y los que vuelven no han visto nada...

Kaban Chué

Tomaré una sopa, por favor
Dije ya sin mirar a mi interlocutor. Mi cuello había girado para prestar atención a la conversación de los soldados.
Pues yo los he visto - Dije acercándome lentamente - Hace unos días vi su campamento, o por lo menos uno de ellos.
Estaba serio, se entendía que si era un broma, pues no era graciosa. Ya no los miraba a los ojos, mi vista había bajado. Han destruido muchos pueblos, ¿no es así?

Quizá estos soldados estén ebrios y sean sólo cuatro, pero estoy seguro que el lunes por la mañana verán a su capitán y quizá hasta pertnezcan a un ejército. Veré si enlistarme o simplemente seguirlos..

Pues yo los he visto -Los dos soldados le miraron con incredulidad - Hace unos días vi su campamento, o por lo menos uno de ellos.

Toda la taberna enmudeció, incluso el otro grupo de soldados que estaban riendo, ahora todos observavan a Kaban. Uno de los soldados que tenia delante se levantó.

-Por favor sientate con nosotros.- tenía su mano en el hombro de Kaban.- Me llamo Hans.
-Mi nombre es Braco. Capitán de la guardia real. -Dijo el otro.- ¿Has dicho que viste un campamento enemigo? ¿Estas seguro? Es muy extraño que no hayamos tenido noticias de nadie...¿A cuanto estaban de aquí? La situación podría ser más crítica de lo que pensábamos...

Kaban Chué

-Por favor sientate con nosotros.- tenía su mano en el hombro de Kaban.- Me llamo Hans.
-Mi nombre es Braco. Capitán de la guardia real. -Dijo el otro.- ¿Has dicho que viste un campamento enemigo? ¿Estas seguro? Es muy extraño que no hayamos tenido noticias de nadie...¿A cuanto estaban de aquí? La situación podría ser más crítica de lo que pensábamos...

En ese momento Hans debió retirar su mano ya que llegaba un plato de sopa sostenido por el tabernero
Tomé el plato y dando las gracias con un gesto de la cabeza lo apoyé en la mesa del Capitán y desenganché mi lanza de mi espalda para acomodarla a un lado.

Pues fue hace dos días de cabalgata.. - Dije sentandome - Quizá pueda encontrarlos, pero existe la posibilidad que se hayan movido y lo único que haga sea perderme en el bosque.. a menos claro que quieran ver aunque sea un campamento vacío.

Comenzé a tomar el caldo con ansias de reponer calor y energía en mi cuerpo.

Podría guiaros - Dije entre cucharadas - Pero no puedo prometeros más que mi buena voluntad y mis habilidades de rastreo
Continué alimentandome mientras los soldados me miraban como se mira a un desamparado que aparenta ser una caja de sorpresas.

-Si están a dos días a caballo quizás tengamos un opco de tiempo para formar una estrategia.. Un ejército se mkueve más lento que un hombre a caballo .-Dijo Braco- Acompañeme, hay alguien a quien necessito que veas.

Podías ver la cara del capitán, no estaba bromeando. Hans ya se estaba dirigiendo a la puerta mientras Braco esperaba a tu lado impaciente, no tenía cara de aceptar un no por respuesta, no era uno de sos hombres.

Kaban Chué

Tomé el plato en mis manos y lo terminé como si fuese una taza. Me incorporé, tomé mi lanza y llevé el plato hasta el mostrador (camino a la puerta).

-Cuéntame - Dije cuando Braco ya me pisaba los talones - Iré, aunque probablemente debería descansar...

-No te preocupes por pagar- Braco miró al mesero- Ponlo a cuenta de la guárdia Gyado.

Te acompañó hasta a fuera, ya no llovía. Te indicó que lo siguieras sin mediar palabra. Subistéis en dirección al castillo de Osvalth, así en medio de la noche parecía un lugar muy tétrico. Apenas había gente, en su mayoría era solo presencia militar.

-La persona que vamos a ver... Es muy importante que hagas todo lo que yo te diga, ¿entiendes? -Braco hablaba en voz baja.- Hace tres semanas que temíamos que algo así ocurriera, hemos perdido el contacto con las poblaciones del sur del reino, así que hemos llevado a nuestro rey a un lugar seguro. Con quien vas a hablar es con su primer ministro, el segundo hombre más importante del reino. -tomó una pausa para coger aire y humedecerse la boca.- Cuando estés en su presencia no le mires directamente a los ojos, tiene... una... condición, no te sabría explicar pero no le gusta. Hablale de usted en todo momento y responde a sus preguntas y nada más, ese hombre no es conocido por su amabilidad precisamente.

Empezásteis a subir por la torre este, una vez llegásteis a lo más alto de la torre un guárdia guardaba la entrada. Braco le dijo unas palabras y acto seguido abrió la puerta, la habitación estaba oscura, muy oscura y la única luz que había procedía del exterior de los ventanales. Había una figura sentada en un gran sillón, llevaba una capucha negra que ocultava su rostro, pero te fijaste en sus manos, completamente arrugadas y delgadas, por lo menos ese hombre debería tener 90 años, su piel era blanca y llena de manchas provocadas por la edad. Braco avanzó hasta un par de metros del hombre y se arrodilló.

-Su excelencia, le traigo este viajero que dice llevar nuevas del sur. -dijo Braco.
-¿Para eso me molestas Braco? -su voz parecía de ultratumba- Eres sin duda un peón inútil.
-Creo que debería escucharle señor -Dijo Braco haciendo caso omiso de las palabras del ministro.
-No me diga lo que tengo que hacer -ordenó.
-Pero señor... Dice que ha visto un ejército acercándose a la ciudad. -terminó Braco con la mirada al suelo.
-¿Es eso cierto?... Acércate. -Dijo dirigiendose a Kaban

Kaban Chué

Di un paso al frente inclinando la cabeza sin ganas de reverenciar al tirano, pero sin ser descortés.. nadie espera mucho de un viajero.

Hace dos días de cabalgata, señor.. los he visto acampando en un bosque al sur. Vine en cuanto pude.
¿Qué es lo que haremos?

No puedo creer que los ejércitos se muevan o dejen de moverse por el placer y criterio de un viejo decrépito y apático que descansa en un sillón.. ¿Por qué no hay un criterio digno? De esta forma nunca habrá un ejercito digno..
Me quedé mirando a Braco, quien seguía cabizbajo y arrodillado.
Este tipo está demasiado sometido para ser capitán.. pero me da la impresión de ser un hombre razonable.. o al menos eso aparenta.. quizá pueda "liberarlo"

Hace dos días de cabalgata, señor.. los he visto acampando en un bosque al sur. Vine en cuanto pude.
¿Qué es lo que haremos?

El hombre miró a Kaban intentando analizar cada palabra que salía de su boca, finalmente concluyó que decía la verdad.

-Acércate más, por favor. -Invitó a Kaban a acercarse con su mano- ¿Crees que soy malvado?...Debes aprender a no juzgar a las personas por lo que ves en el exterior sino por su interior... -Humedeció los labios.- Si lo que dices es cierto, e intuyo que lo es, tenemos un grave problema. Osvalth no está en condiciones de resistir un asedio. Aún no puedo entender como Nilveria ha logrado llegar tan lejos sin siquiera darnos cuenta... Es muy grave.
-Señor los soldados daremos nuestras vidas para protegerle a usted y......- las palabras de Braco fueron interrumpidas.
-¡Silencio! Habla cuando sea tu turno. -dijo tajante.- No es mi vida de lo que me preocupa -añadió.- Esta ciudad fue construida muchos siglos atrás, durante el final de la era de la decadencia mágica. Muy dentro de las entrañas de la ciudad existe un santuario, ahí se encuentra un antiguo artefacto de la edad antigua, dicho artefacto protegía la ciudad de cualquier atacante mediante un muro invisible, este muro desapareció hace poco y nadie sabe porque. Los laberintos de las catacumbas son muy complicados y nadie que se haya adentrado ha vuelto jamás, razón por la cual la entrada ha sido prohibida... Pero me temo que si no arreglamos esto pronto todo estará perdido, el artefacto e slo único que puede salvar a Osvalth de la perdición... -Permaneció callado durante unos segundos.- Por favor muchacho, ¿me haría el favor de mirarme a los ojos?

Kaban Chué

¿Cómo adivinó mis pensamientos? ¿Acaso se tratará de un chamán?
(En mi pueblo se llamaba así a los mitos sobre brujos y hechiceros)
Pero se equiboca.. su exterior muestra una figura siniestra y tirana, pero lo que sale de su boca tampoco son flores.. a menos que.. sea una coraza para guardar sus reales intenciones.. ¿Por qué habría alguien de ocultar que es gentil?

Todo lo que digo es cierto - Dije finalmente con seguridad en mi voz y mirandolo a los ojos.
Y debo decirle, por sinceridad, que si planea enviarme a unas catacumbas sin salida, pues creo que el Capitán Braco podría idear algún plan o emboscada para prevenir los ataques en lugar de gastar nuestros últimos instantes en buscar un objeto que, evidentemente a dejado de funcionar. No soy experto en el tema, pero no confío en las artes mágicas...

Si este tío cree que me enviará solo a morir en unas catacumbas mientras los soldados defienden la muralla, pues está equibocado..
¿Qué puede ser ese artefacto, de todos modos? Si se trata de un Chamán, seguro pueda explicarmelo mejor.. ¿por qué es que no lo hace?

Sin darme cuenta, lo miraba a los ojos fijamente ahora, como si conversara con él.. aunque no podía escucharme

Alzas los ojos para mirar su rostro, la imagen ante tí te sorprende. Sus ojos, sus ojos son de un intenso color azul y brillante con la pupila de color dorado, su rostro en cambio permanece oculto por las sombras por lo que lo único que puedes ver son esos ojos que brillan como faros en la oscuridad. No sabes porque pero sientes como si algo observara en lo más profundo de tu alma.

El hombre levanta su mano y pone dos dedos apyados en tu frente, haciendo caso omiso de tus palabras. Puedes escuchar como susurra algo en un idioma que no eres capaz de entender, todos los pelos de tu cuerpo se erizan y puedes sentir una tensión eléctrica recorriendo tu cuerpo. Tu mente, es como si alguien estuviera mirando en tu interior, buscando.

-Que no te asuste mi rostro -su voz se había suavizado.- Puedo ver en tu interior, quien eres y quien puedes llegar a ser. Aún hay tanto que desconoces... Tienes razón, mi petición es que entres en las catacumbas, lo haría yo mismo si mi cuerpo me lo permitiera pero hace más de un siglo que mis piernas ya no son capaces de llevarme a ningún sitio más lejos de esta habitación -hizo una pausa para descansar, sus palabras parecían mucho más pesadas ahora.- Tienes la marca, no creía que pudiera llegar a ver a alguien como tu otra vez. Sin duda esta será una era de grandes cambios... -paró de hablar, el silencio invadió la sala por dos minutos mientras Kaban esperaba una continuación, ya cuando no parecía que volvería a hablar, retomó la conversación.- Se que no tengo ningún derecho a pedirtelo pero... por favor... Si alguien puede cambiar el destino de esta ciudad, eres tú.

Kaban Chué

Jamás he visto ojos así.. ¿qué ocultará bajo la capucha?

¡¿QUÉ?! ¡Éste tipo no sólo puede meterse adentro mío y revisar mi mente y alma, sino que vivió más de un siglo!

Dígame de qué MARCA me habla.. dudo mucho que si la entrada ha sido prohibida porque la gente no regresa yo cambie en algo esa estadística, señor..
Si es cierto que usted puede ver en mi interior, dígame cómo se imagina que yo cambiaré SOLO el destino del Imperio...
No pongo en duda su conocimiento.. en mi tierra tenemos un nombre para hombres como usted.. no se ofenda.. dista de ser despectivo, todo lo contrario.. hay mitos de hombres con poderes más allá de nuestra imaginación, pero en su mayoría se habla de gente sabia y de buen corazón, se los llamó Chamanes.
No me atrevería a cuestionar su criterio, pero entienda mi incredulidad.. jamás me he sentido distinto de cualquier otro ser humano, nos soy un guerrero poderoso, soy un cazador.

Me acerqué unos pasos mientras hablaba, dejando a Braco arrodillado atrás mío. Miré a mis alrrededores, la sala me ponía nervioso.. así como los pocos guardias que escuchaban todo en silencio, inmóviles. ¿No serán estatuas?

Señor, explíqueme por qué YO debo ir SOLO a ese lugar.. ¿es que no tiene, en su ciudad alguna persona más capacitada?

OFF
DJ, entenderé que no me pidas tirada de resistencia si es que este tío es poderoso.. pero te recuerdo que puedo Ver lo Sobrenatural.. si ocurre algo que yo pueda ver, te pido que me lo describas para mejorar la interpretación.

-Entiendo tus dudas... Muchas de las cuales no podrías entender ahora. Cosas que debes descubrir por tí mismo, pero eres especial que no te quepa duda. Muchos ojos estan posados en tí, estoy seguro. -paró un momento para toser. Cuando tosió Kaban observó como una especie de humo azul salía de su boca, no podrías concretar que era pero parecía estar... vivo- Al alba yo ya me habré ido... Mucho me temo que esas eran todas mis energías que me quedaban, pero estoy satisfecho, he podido presenciar a otro con la marca. -Sus ojos apenas aguantaban abiertos y ahora respiraba con dificultad.- Confío en tí, muchacho... yo... creo que voy a dormir un poco... estoy can...sado... -sus ojos se cerraron y ya nunca más se volverían a abrir.

Ahora puedes ver claramente como un aura azul alrededor del hombre se va disipando en el aire, mientras él permanece allí sentado en la misma posición altiva en la que se encontraba, ahora sí podias ver su rostro. Su rostro estaba extremadamente envejecido por los efectos de la edad, con muchas manchas y arrugas, tambien tenía algunas cicatrices y unas cejas blancas muy espesas. Braco se levantó un poco sobresaltado, no sabía que hacer.

Kaban Chué

¿Murió?... ¿Quién demonios era éste? ¿A que se refirió con que gastó todas sus energias? ¿Acaso hizo algo de lo que no me percaté?

¿Capitán Braco? - Dije en vano esperando algo de él

No sé bien qué quiso decir con que muchos ojos estabn posados en mí.. que soy especial...
¿Cómo se supone que continúa ésto? Supongo que depende de mí.. Han sido pocos los momentos en los que hice cosas como éstas sólo por actos de Fe..
Fe hacia qué?? Si ni siquiera sé qué debo hacer...!
¿O sí? ¿Acaso...

Capitán - Repetí - ¿De cuántos hombres disponemos? Entraré a esas catacumbas. Dije aferrando mi lanza en su lugar

Más vale que me prepare... ésta es evidentemente mi oportunidad de entrar en acción.

El capitán parecía absorto en sus pensamientos. Al escuchar la pregunta reaccionó, se levantó sin dejar de mirar al ministro.

-No he entendido nada... -murmuró- ¿Hombres?... Pues no creo que muchos quieran bajar ahí, vayamos a los barracones. Allí estara Hans y Ullirya, supongo que ellos estarán dispuestos a bajar, son mis hombres de confianza.

Kaban Chué

Asentí. Esperé a que se moviera él primero y lo seguí dos pasos detrás, mirando a mi alrededor a los guardias de aquél "palacio" decadente.

Éste lugar ha llegado a su fin.. sea invadido o no. Supongo que si la ciudad se salva y el peligro amaina, el legítimo Rey saldrá de su escondite para gobernar aquí.. o eso espero...De todos modos, no me quedan muchas opciones..

Dígame, Capitán...- Dije al salir del edificio - ¿Sabe usted dónde se encuentra éste lugar? O mejor dicho.. ¿Cómo es? Supongo que alberga peligros más grandes que un ejército.. Aunque dudo que un pelotón entero haya entrado a investigar... ¿Qué debo esperarme?

Seguí a Braco por la ciudad vacía, la lluvia había cesado completamente.. una vez escuchada su respuesta, frené el paso para mirar el cielo
Lo más seguro es que este Braco no entre a ese lugar... Al fin y al cabo quizá sea mejor que se quede afuera por si hay un ataque..
R'afáh, no me des más lluvia, que no sé qué me espera.. Tómame como tu protector, no como otro destructor, Cuídame, que soy otro tú.
Bracoo! Dije acercándome al trote por la calle- Aparte de valientes voy a necesitar algo de equipo, ya sabes.. una linterna supongo y armadura tal vez?

Mi expresión denotaba incertidumbre, algo paranoico y acelerado, pero al mismo tiempo acertivo, calculador, decidido sobre todo

Empezasteis a bajar de la torre mientras a vuestras espaldas dejabais los aposentos del ministro que continuaba allí sentado con su cuerpo inerte. Todo aquello había resultado bastante confuso y con el cansancio de la noche Kaban notaba como le pesaban los párpados, no obstante no podía dejar de pensar en las palabras que aquél anciano acababa de decirle. "Muchos ojos estaban puestos en él". No podía entenderlo, no aún. Mientras tanto en otro lugar, uno muy lejos de aquí otros eventos se desarrollaban paralelamente, mientras alguien observaba. ¿Quien? Eso es un misterio.

DESTINO INQUEBRANTABLE

En un lugar desconocido



Estaba oscuro, el cielo era completamente negro y una fuerte tempestad azotaba el lugar. Gracias a los truenos y relámpagos que caían incesantemente cada varios segundos como rayos fulminantes sobre la tierra se podía vislumbrar una gran torre, una de las más altas y antiguas que han existido jamás. Imponente, observadora, desde lo alto de una montaña.Vigilante, su arqitectura gótica y afilada se alzaba imponente en la tormenta mostrando su lado más siniestro. Múltiples gárgolas guardaban el edificio de indeseables que que se atreviesen a acercarse, guardianes de piedra, inmóviles.

En lo más alto de la torre hay una sala, oscura y tétrica, ahi hay alguien, una persona que observa impaciente el desarrollo de los hechos, su rostro permanece oculto. La sala estaba completamente vacía a excepción de un pequeño altar en el centro donde hay un cuenco de plata y en su interior un líquido dorado, en el se dibujaba una escena de un lugar muy lejano. En es emomento otro individuo entró en escena, llevaba una capucha negra que ocultaba su rostro, se acercó al otro por detras.

-¿Que es lo que ves, hermano? -dijo el hombre que acababa de entrar, su voz era potente y firme.- Aún sigues observándolos? Llevas tres días seguidos.
- Ha empezado, por fin... -dijo el otro hombre con una voz mas suave, sinuosa.- Estan empezando a juntarse.

Un relámpago iluminó la habitación, el rostro del primer individuo se iluminó levemente mostrando su mentón pálido y arrugado, estaba sonriendo. Otra tercera figura se levantó desde la pared este de la habitación, tambien llevaba capa, pero su figura era femenina. Su rostro era bello, pelo negro largo y lacio, sus ojos... sus ojos una vez fueron gentiles, ahora parecían desquiciados, no había rastro de felicidad alguna. Cualquiera diría que aquella mujer pudiera haber tenido un rostro angelical y bondadoso, pero no era así. Avanzó a paso lento hacia el centro de la habitación, una sonrisá empezó a dibujarse en su rostro, no era una sonrisa de felicidad, era algo mucho más siniestro y triste. Se movía con temblores, sus ojos descencieron para ver en el interior del cuenco, entonces su rostro cambió completamente, parecía aterrada, lágrimas descendieron por sus mejillas y se tiró al suelo gritando y llorando mientras se agarraba la cabeza.

-¡No, sal de mí! ¡No quiero! -Estaba completamente desquiciada.- Aghhh... por favor...
-El muchacho morirá Verbena, no es algo que puedas cambiar, así esta escrito. -Dijo el anciano.- Resígnate.
-No... ¡No no no no no no! -Las lágrimas caían por el rostro de Verbena mientras golpeaba su cabeza contra el suelo.- ¡No!... Así no...



Se levantó, de su frente brotaba un hilillo de sangre, ahora sus ojos estaban abiertos, completamente fuera de sus orbitas, empezó a reír. Un relampago iluminó la sala y luego el silencio invadió el lugar, un silencio que solo era roto por la carcajada enloquecida de Verbena. Alzó su brazo izquierdo y abrió la palma de su mano, de ella surgieron unas sombras que se transformaron en una guadaña con una hoja negra y un mango de acero rojo. Enarboló el arma hacia atrás y saltó en dirección al anciano mientras gritaba.

-¡Yo cambiaré su destino! -Estaba completamente fuera de sí.- ¡No te dejaré hacerlo!

El otro sujeto se interpuso en la trayectoria de Verbena y bloqueó su ataque con un mandoble gigante de dos metros y medio. Con la velocidad del salto su capucha descubrió el rostro del segundo individuo. Sus facciones eran duras y masculinas, su ojo derecho había sido quemado y lo tenía ciego, una cicatriz subía por su mejilla derecha desde la comisura de su boca, haciendo que esta fuera mas grande por ese lado dandole una expresión grotesca. Su otra mitad de la cara estaba intacta, un tatueaje tribal con muchas flechas le cubría parte de la sien y los pomulos, su ojo izquierdo era de color miel, y su pelo corto y cenizo. Verbena saltó hacia atrás y empezó a gritar de pura rabia.

-No te esta permitido cambiar su destino y lo sabes -Dijo el anciano con más autoridad.- Hazle entrar en razón Zeron.

Zeron sonrió con su macabra boca y se puso en posición de combate. Su figura parecía imponente y poderosa enarbolando ese mandoble que era sin duda mucho más grande y pesado que él mismo que apenas llegaba al metro ochenta. Verbena continuaba riéndose, levantó su mano izquierda y de ella surgieron varias serpientes de oscuridad que salieron disparadas hacia Zeron. Este clavó el mandoble delante suyo y gritó con potencia, a su alrededor aparecieron unas llamas azules que disiparon el ataque de Verbena, esta frustrada por su ataque hizo aparecer una segunda guadaña y se lanzó al ataque. Zeron agarró el mandoble y esquivó el ataque girando a un lado y golpeando a Verbena con el filo plano de su espada. El cuerpo de Verbena salió despedido en dirección a la pared, esta chocó con ella y la atravesó haciendo añicos la piedra, su cuerpo siguió volando hasta varios metros fuera de la torre y entonces se desvaneció en una nube de sombras.

Zeron sonrió, miró hacia abajo, el filo de una guadaña asomaba por su pecho. No había prevenido la capacidad de teletransportarse de Verbena. Cogió la hoja con sus dos manos y empezó a tirar de ella. A su espalda Verbena agarraba el arma con fuerza, pero no era suficiente. Zeron sacó la guadaña de su pecho atravesandose el arma entera a través de su cuerpo. Tiró el arma al suelo y se giró, miró el rostro furioso de la mujer que tenía ante él.

-No puedes vencerme, lo sabes muy bien. -Zeron continuaba sonriendo.- Déjalo ya, nosotros cuidaremos de tí, ¿no te acuerdas? Te lo prometí.



El rostro de Verbena cambió por completo, se llevó las manos a la boca y empezó a llorar desconsoladamente. Cayó de rodillas al suelo mientras su llanto rompía el silencio sepulcral de la habitación solo iluminada por los incesantes relámpagos. Ahora ocultaba su rostro bajo sus manos pálidas y suaves que amortiguaban sus sollozos, no eran lágrimas de locura, no esta vez. Eran lágrimas de desesperación, de tristeza y... amor.

-No puede morir... no... él no... -musitaba entre sollozos.- y-... y-y-yo... yo... ¡lo AMO!... ¡lo amo, lo amo, lo amo, lo amo, lo amo con toda mi alma!
-Querida... -El anciano ahora se acercaba a la muchacha, su voz era compasiva.- Tienes que entenderlo, se que lo entiendes. Ojalá hubiera otra forma, pero no la hay, esas fueron las condiciones.
-No quiero... no puedo afrontarlo... yo... -el llanto no cesaba, la mano del anciano se posó reconfortante en la espalda de la chica.- ¡Por favor! Haz que pare...

Verbena se agarró desconsolada de la capa del anciano y siguió llorando. Lloró hasta no poder más y durante días su llanto retumbo entre las habitaciones vacías de la torre que se alzaba imponente en medio de la tormenta.

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Al salir de la torre atravesasteis el patio, ahora el cielo empezaba a despejarse y podía verse la luna como un faro en la negra y fría noche.

- La entrada esta en el templo. -dijo Braco, tardaste en comprender que era a lo que se refería. Cuando le habías hablado no habías obtenido una respuesta de él, que continuaba absorto en los pensamientos, al parecer ahora empezaba a reaccionar.- Perdona, todo esto es... abrumador. No sé que es lo que hay debajo de la ciudad, parecen pasillos estrechos sin más, no es lugar para ir en un grupo grande. Si vamos a ser invadidos dudo que sea sensato llevarnos a un pelotón de soldados así que nos llevaremos a mis dos hombres de confianza, son de los mejores guerreros de la ciudad. De todas maneras, dudo mucho que hubiera más voluntarios. -dejó de caminar.- Hemos llegado.

Ante tí tenías las puertas de los barracones. Braco abrió la puerta y entró sin prestarte atención y cerró la puerta tras de si. Cinco minutos más tarde salía acompañado de Hans a quien ya conocías y de Ullirya, que por su aspecto enclenque nunca hubieras imaginado que seria guárdia real, ni soldado raso en realidad.

- ¿Alguna sugerencia o petición? -preguntó Braco decidido.

Derein escribió:

Al salir de la torre atravesasteis el patio, ahora el cielo empezaba a despejarse y podía verse la luna como un faro en la negra y fría noche.

- La entrada esta en el templo. -dijo Braco, tardaste en comprender que era a lo que se refería. Cuando le habías hablado no habías obtenido una respuesta de él, que continuaba absorto en los pensamientos, al parecer ahora empezaba a reaccionar.- Perdona, todo esto es... abrumador. No sé que es lo que hay debajo de la ciudad, parecen pasillos estrechos sin más, no es lugar para ir en un grupo grande. Si vamos a ser invadidos dudo que sea sensato llevarnos a un pelotón de soldados así que nos llevaremos a mis dos hombres de confianza, son de los mejores guerreros de la ciudad. De todas maneras, dudo mucho que hubiera más voluntarios. -dejó de caminar.- Hemos llegado..

¿"NOS llevaremos a sus dos hombres de confianza? ¿Significa que vendrá?
¿Seríamos cuatro, entonces?

Derein escribió:

Ante tí tenías las puertas de los barracones. Braco abrió la puerta y entró sin prestarte atención y cerró la puerta tras de si. Cinco minutos más tarde salía acompañado de Hans a quien ya conocías y de Ullirya, que por su aspecto enclenque nunca hubieras imaginado que seria guárdia real, ni soldado raso en realidad.

- ¿Alguna sugerencia o petición? -preguntó Braco decidido

Sí.. necesitaremos armaduras, armas, municiones, una linterna, comida y bebida.. en caso que nos lleve más tiempo de lo esperado.. Y por otro lado, me gustaría afrontar ésto de día.. No sólo por la oscuridad, sino que realmente hace mucho que no tengo una noche de sueño decente.
Hoy descansaremos, mañana a primera hora buscaremos el equipo y después de un desayuno y quizá una conversación de presentación entre nosotros,- Dije mirando a Hans y Ullirya - iremos a investigar el templo.
Si les parece bien, me iré a dormir.. supongo que a la posada donde los conocí, pues allí están cuidando de mi caballo.

-Bien, nosotros prepararemos todo lo necesario. -Dijo el capitán.- Dentro de unas horas pasaremos a buscarte y nos dirigiremos al templo.

Mientras bajas de camino a la taberna no puedes evitar tener un mal presentimiento, como si algo horrible estuviera a punto de ocurrir. Hacía frío, mucho frío. La temperatura parecía haber descendido drásticamente, es entonces cuando te percatas que no estas solo. Al otro lado de la calle hay alguien, es apenas una silueta de alguien con capucha negra. Antes de que puedas reaccionar la figura se desvanece ante tus ojos. Piensas que quizás se trate del cansancio, en caso de que alguien te estuviera vigilando no podías hacer nada al respecto así que optaste por continuar tu camino a la posada, eso si, preparado por si algún imprevisto desagradable ocurría en cualquier momento.

Entraste en la taberna, ahora ya no había prácticamente nadie, de hecho el tabernero estaba ya por cerrar. Te dice que hay una habitación preparada para tí, cortesía de Braco. Ves que el hombre no tiene ganas de charlar y esta bastante cansado, igual que tu, así que entras en tu habitación, dejas tus cosas a buen recaudo y te echas en la cama exhausto. Había sido un día muy largo.

Es de noche, te encuentras en mitad de un gran campo de flores blancas, el cielo esta despejado y puedes ver la blanca luna brillar sobre tu cabeza acompañada de todas aquellas estrellas brillantes. Una bella melodia empieza a sonar...



Encima de una colina puedes ver a un joven que empuña una espada preciosa con una inscripción que no eres capaz de descifrar, te parece que son runas de la era Antigua por sus patrones pero nada más. El rostro del joven es serio y determinado. A su alrededor yacen los cuerpos inertes de varios soldados vestidos con unas armaduras negras.

Al otro lado de la colina a unos cientos de metros puedes ver un ejército inmenso, las proporciones de las quales eres incapaz de imaginar siquiera. Ves que el muchacho mueve los labios y susurra algo que no alcanzas a oír. El joven se dispone a correr con su espada levantada, parece que dice algo pero eres incapaz de entenderlo. Mientras baja la colina corriendo hacía ese ejército negro de proporciones dantescas ves como se alzan una salva de infinitas flechas en llamas en el cielo, parecen estrellas fugaces. La espada del chico empieza a brillar de un intenso color azul al mismo momento que se impulsa con sus piernas adelante... En ese mismo instante...

... Un terrible estruendo te saca de tu profundo sueño, aún estas desconcertado. Escuchas gritos, parece que hay una batalla, ¿es eso posible, podría ser que hubieran llegado tan pronto? Te das cuenta de que alguien ha estado golpeando con firmeza tu puerta una y otra vez.

-¡Vamos, despierta! -grita una voz que no reconoces.- ¡No tenemos mucho tiempo!

Kaban Chué


-

Derein escribió:

¡Vamos, despierta! -grita una voz que no reconoces.- ¡No tenemos mucho tiempo!

¡Enseguida bajo! - Grité aún entre sueños.. me incorporé y una jaqueca me desacomodó totalmente.
¿Qué es lo que ocurre con éste lugar?.. Tomé mis ropas y comenzé a vestirme. ¿O seré yo? Junté mi mochila y tomé mi lanza, caminando ya hacia la puerta de la habitación.

Derein escribió:

Es de noche, te encuentras en mitad de un gran campo de flores blancas, el cielo esta despejado y puedes ver la blanca luna brillar sobre tu cabeza acompañada de todas aquellas estrellas brillantes. Una bella melodia empieza a sonar...



Encima de una colina puedes ver a un joven que empuña una espada preciosa con una inscripción que no eres capaz de descifrar, te parece que son runas de la era Antigua por sus patrones pero nada más. El rostro del joven es serio y determinado. A su alrededor yacen los cuerpos inertes de varios soldados vestidos con unas armaduras negras.

Al otro lado de la colina a unos cientos de metros puedes ver un ejército inmenso, las proporciones de las quales eres incapaz de imaginar siquiera. Ves que el muchacho mueve los labios y susurra algo que no alcanzas a oír. El joven se dispone a correr con su espada levantada, parece que dice algo pero eres incapaz de entenderlo. Mientras baja la colina corriendo hacía ese ejército negro de proporciones dantescas ves como se alzan una salva de infinitas flechas en llamas en el cielo, parecen estrellas fugaces. La espada del chico empieza a brillar de un intenso color azul al mismo momento que se impulsa con sus piernas adelante...

Braco! Dije al tiempo que abría la puerta
¿Quién es capaz de enfrentarse solo a un ejército? No...
- ¿De qué color es la armadura del ejército de Nilveria?

La expresión de Kaban era ininteligible, parecía estar pensando en cientos de cosas a la vez, pero concentrado en cada una de ellas.. En efecto, tenía mucho con qué distraerse... ¿Quién era el sujeto que me espiaba ayer? ¿Cuales son los ojos que se han posado en mí? ¿Por qué estoy teniendo estas visiones? ¿Sobreviviré? No puedo perder la cordura..
Responda, capitán... ¿de qué color son?

- ¿De qué color es la armadura del ejército de Nilveria?
-¿Q-que? -Braco se sorprendió por la pregunta.- Roja, creo. Da igual eso ahora, Nilveria acaba de llegar y esta asediando la ciudad, no sé como habrán llegado tan pronto pero su ejército es implacable es imposible que podamos ganar. Quizás el hechizo protector, quizás el artefacto ese nos pueda ayudar ¿No? El ministro dijo que era un artefacto de la era Antigua, si lo es seguro que e smuy poderoso, tenemos que ir, rápido. Ullirya nos esta esperando en el templo. Rápido.

Kaban Chue

Ambos corrimos por la ciudad asediada en dirección al templo
¿Trajiste el equipo?¿Cuánto tiempo tenemos?
Corríamos como desesperados, parecía el fin del mundo.
Al llegar al templo, Ullirya aguardaba.
Bien.. es ahora o nunca - Dije como si supiera de lo que hablaba
Estudié la entrada al lugar como si se tratase de una caverna..
Debo ser cuidadoso.. si es lo único que puede salvarnos, no debe ser nada simple..

-Hemos recogido todo lo que hemos podido. -Decía Braco mientras corría a tu lado.- Tres antorchas, algo de comida y un kit médico para emergencias, con todo el caos ha sido difícil conseguir algo más... Además Hans era quien llevaba lo demás pero... Ha muerto, una especie de hechizo, una flecha en llamas.

Ibas con tanta prisa que apenas te dabas cuenta de lo que ocurria a tu alrededor, apenas sabías a donde te dirigias si no fuera porque Braco encabezaba la marcha. Estábais en el templo, preparados. En ese momento alguien más entró

FIN DEL PRÓLOGO
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