[Prologo](Train Hearnett) Conocimiento

Un nuevo dia se alzaba a las afueras de tu habitacion, marcado por unos rayos de sol, que te daban en la cara. Como cada dia, caminaste por aquel largo pasillo, que llevaba a la Biblioteca, un pasillo adornado con multiples estatuas, y algunas inscripciones, como "Pienso, luego existo", "El pensamiento crea el mundo a cada instante", "La vida es una comedia para los que piensan, y una tragedia para los que sienten", y etc...

Cuando llegaste a la Biblioteca, esta estaba bastante vacia. Pero, aun asi, para ti estaba llena. Y es que sentada en una de las primeras mesas, estaba Shani, con una pequeña montaña de libros al lado suyo. Cogia uno, lo ojeaba por un momento, y luego lo volvia a cerrar, suspirando, como si no encontrara lo que buscaba.

Entre libro y libro, se percato de tu presencia. -¡Hola, Train! -Exclamo, en voz baja, pues no se podia hablar con mucho volumen en la Biblioteca. Enseguida, cogio unos cuantos libros de una silla, haciendote hueco para que te sentaras. -Anda, ¿me ayudas con lo que estoy buscando? No lo encuentro por ninguna parte... -

Pasear por las instalaciones de la facultad ha sido algo que he hecho rutinariamente desde que vine a Lucrecio. Me relaja y tranquiliza ver la belleza de estos jardines y la solemnidad de las paredes mezclándose con los gritos y chismorreos de la juventud. Los corros de novatos sentados en el jardín preguntándo quien es el profesor mas duro y otras cosas.

El aire de la mañana era frio y el calor del café matutino estaba desapareciendo. Podia intuir la pequeña figura de Sardinilla, pisar enfadada las losas delante mia. No se habia adaptado aún a un ambiente urbano donde ha de ir invisible y cada mañana hay que discutir por ello.

Para entrar en calor me interné en la biblioteca. Completamente de madera y con obras de artes de todos los tipos. Era uno de mis lugares preferidos. El calor del saber y del fuego en un solo lugar ¡Era perfecta!

Y no solo por ello. Era el lugar mas probable donde encontrar a Shani. La joven estaba inmersa en la busqueda de algo. Tanto que no se dio cuenta de como uno de los libros caia misteriosamente de la mesa. Maldita Sardinilla

¡Ah! Dió un respongo al escuchar el estruendo provocado por el eco. Erestu, Train Recogi cuidadosamente el manuscrito sentandome delante suya. ¿Me ayudas? No encuentro una cosa y no se donde mas buscar

Hola, Ojazos. Era un mote bien merecido. Shani no era una chica hermosa, de esas que se leen en los poemas. Pero sus ojos eran amplios, profundos y azules como el mar interior. Ojos que absorben todo lo que ven. Ojos que reflejan todo lo que contienen. Sus ojos le habian labrado un mote por derecho propio.

¿Que estás buscando? ¿Aun con el teorema de Abel-Ruffini o ya te has cansado de eso? Comenté mientras abria un tomo cualquiera y lo ojeaba.

Sin mirarte, seguia hablando. -Pues si, ese mismo. Busco, y busco, pero no encuentro mucho... -Dijo. He revisado ya la mitad de los tomos, pero no hablan ni siquiera de los polinomios de quinto grado...

Seguia pasando paginas, y paginas, leyendo lo que podia. Pero, tras un soplido de frustracion, cerraba el tomo, abriendo el siguiente.

-¿Y tu? ¿Has encontrado algo? -Pregunto. Luego, añadio -En aquel estante hay mas libros, a ver si tienes mas suerte que yo... -señalando a una estanteria no muy lejos de la mesa.

Sonrio mientras reviso otro libro, "Teoremas e Hipotesis de Gauss Karls, el Genio de Tiberias. "

Je, este lo he leido. Lo dejo delicadamente en su lugar. Pues no se ya sabes que a mi las matematicas se me hacen un poco pesadas.

¿Y como no se me van a hacer? Mientras en clase no hablamos mas que de cosas resabidas -Si vuelvo a oir "Y la cuasi-desviacion fisica..." me lanzaré desde lo alto de la Torre del Potro*.- En la Wissenchaft se trabajaba con teorias del futuro ¡Lineweaver** habia desarrollado una formula por la cual podia saber las cantidades disueltas en agua por su color! ¡Y Burk habia creado una maquina para medir el color!

Impresionante. Y sin hablar de los estudios del doctor Loctus, cuyos metodos y objetivos sobrepasaban todos mis conocimientos.

Y aqui la pobre Shani sin saber como funciona realmente el riego alantoideo en un feto o teniendo problemas para solucionar un teorema matematico de hace cuatrocientos años. Sonrei tristemente. ¿No crees que es mejor dejarlo por hoy? No encontraremos nada por aqui y quizas lo resuelvas con un buen vino en el estómago.

Spoiler:

-Si, tal vez tengas razon... -Dijo Shani, alzando la cabeza. Cerro el tomo que tenia en las manos, y se levanto, dirigiendose a un estante a ponerlo de vuelta. En eso, una voz sono detras tuyo. Un susurro. -Train... -Dijo. -El "jefe"... Quiere tener un asunto contigo... -Notabas la respiracion de aquella persona en la nuca. Estaba pegada a tu cuello...

Cuando te giraste, ya no habia nadie... Ni rastro de quien te pudiera haber dicho algo. Sencillamente... Desaparecio.

Shani seguia en el estante, parecia haber encontrado un libro interesante.

Dispuesto a tomer un refrigerio con Shani la miraba afable -Y quizas con sentimiento de culpa cuando mis ojos terminaron donde acababa su espalda- mientras ella colocaba los libros en sus estantes.

Un escalofrio recorrio mi espalda cuando una voz innatural y la fria esencia de una sombra me informó de que, desgraciadamente, era hora de pagar por el conocimiento adquirido en la Wissenchaft.

Shani... esto. Acabo de recordar que tengo que hablar con un catedrático sobre un estudio que quiero hacer. Ya sabes, cosas de papeleo y leyes que no pueden retrasarse.

¿Te parece que quedemos otro dia? No crei que se molestara. Ni siquiera creo que me oyese, Shani una vez encuentra un libro interesante pone toda su atencion en el, ya se esté derrumbando el mundo.

En fin... ¡Chao! Dije girando mis talones y dirigiendome con presteza al despacho de "El jefe"

Shani parece que no te hizo caso. -¿Eh? -Musito, sin despegar la mirada del libro que acababa de encontrar. Con pasos ligeros, te dirigiste hacia el despacho del Jefe.

Recorriste los pasillos de la prestigiosa Universidad de Lucrecio, hasta llegar a unas escaleras, hechas con unos pasadores de madera barnizadas -y bien cuidados, hay que decir- y unos escalones de algo parecido al marmol. Bajaste por ellos, hasta llegar a un despacho lo suficiente iluminado para distinguir un escritorio, y unas maquinas al fondo de la estancia, pero lo suficiente oscuro para no poder ver mas que la silueta de un individuo sentado tras el escritorio. Tenia las manos juntas, mientras decia -Te estaba esperando, Train...

El hombre se levanto. La unica luz de la sala venian de los bombillos de esas maquinas que habian a las espaldas del Jefe. -Necesitamos que le hagas un gran favor a Wissenchaft... -Hablaba pausadamente. Calmado. Y tal vez, solo tal vez, indiferente...

-Te necesitamos como informante en Hecate. Queremos que busques a Frederic Daorlan, hermano de la tan famosa Marina Daorland, y que lo borres del mapa. No estaras solo, por el camino te encontraras mas de un agente, pero toda la ayuda es poca... No sabemos hasta donde llegan los poderes de Frederic, ni sus habilidades marciales.

Espero que puedas cumplir con nuestras expectativas, joven Hearnett. -Termino. Tras eso, se volvio a sentar. -Cogeras una carreta en media hora. Hasta entonces, haz lo que quieras. Despidete de quien consideres necesario. Y recuerda... Confiamos en ti. -Dijo.

-Mucha suerte.

Cruzé las instalaciones de la universidad con apremio. Sin pararme -Como solia hacer a menudo- a contemplar las bellas formas arquitectonicas de la cúpula del Aula Magnas o los bellos frisos rescatados de la Ilmora pre-Imperial que se hallaban en los despachos del Claustro.

Aun asi, la oscura figura que habia requerido mi presencia parecia impaciente cuando la vi llegar.

Aguzé la vista tratando de descubrir quien pudiera ser aquel personaje. Una cicatriz, el color de su pelo... Pero nada. Me pregunté por enésima vez si su capacidad para el anonimato tendria origen sobrenatural. Los misterios me impelen a resolverlos y este hombre es un misterio en si mismo.

Perdone el retraso. Permanecí de pie, mientras el hombre hablaba ¿Un favor a la Wissenchaft? La Wissenchaft no me pide favores a mi, con todo lo recibido soy sirviente suyo de por vida. Ha de ser algo bien gordo. [/i]Conocia el protocolo de la Wissenchaft, cuanto mas educados fueran, peor iba a ser la mision.

Y no andaba desencaminado ¿[i]Matar a un heredero a príncipe? ¿En que nos estamos metiendo?

Habia oido a los buhoneros y mercaderes sobre los tres hermanos de Galgados y conocia la situacion. No pude dejar de realizar elucubraciones sobre los posibles caminos que se abririan con la muerte de Frederic Daorlan.

Otro misterio que debia de resolver, y para ello requeria hacer un experimento perverso.

La muerte de un hombre.

No recuerdo haberme despedido del "Jefe" solo recuerdo haber cojido mis cosas con velocidad y haber dejado una carta vacia y con excusas tontas a Shani. Ni siquiera las perversas bromas que sardinilla iba realizando mientras nos dirigiamos a la carreta -Tirad libros a estudiosos, levantar faldas, hacer tropezar a gente o meter sus piececitos en las bocas de los estudiantes- podia distraerme.

Saliste casi que corriendo, dirigiendote al punto donde la carreta te recogeria, y partiria hacia Hecate, aquella pedregosa ciudad conocida por muchos, pero la cual pocos conocen su situacion.

Enseguida llegaste a las afueras del campus de la universidad. El sol relucia brillantemente, a la vez que una fuente brotaba agua sin parar. Se respiraba un tranquilo ambiente. Estabas en la Plaza del Conocimiento. Justo en la Fuente de Atenea, la esplendorosa fuente comentada anteriormente, con una estatua de una mujer en la cima. Tambien habia una placa, que rezaba "Atenea. Diosa de la sabiduria y la guerra en algunas mitologias barbaras."

Alli, la carreta te estaba esperando, aunque bueno, parecia que acababa de llegar... El cochero, el cual no parecia muy contento, suspiro, diciendo -Joder, este ya es el quinto tipo al que tengo que escoltar. Maldita sea Hecate, y maldita sea la familia Daorland.

Preparé el petáte con metódica paciencia. Varias mudas de ropas para distintos ambientes y climas, un par de libros -La Fisica, de Domenico Anto y Veni, Vidi, Vinci: La vida de un soldado, de A. Tacticus- material para asearme y solo por si las mosca, la alabarda que habia desarrollado para poder guardarse con facilidad -La hoja se separaba y el mango se plegaba en tres.

¡La Alabarda! Tiene pinta de ser esto mas entretenido de lo que pensaba.

Shist, Sardinilla, si, esta mision es de tu gusto, pero mas vale que estés callada hasta que estemos alli.

La joven hada pululaba visible por la habitacion, siempre que podia lo hacia, decia que la invisibilidad le producia picores.

Sonrei, mientras la miraba practicar lo que ella llamaba "Posturas para quedar guay al principio y al final de un combate" delante del espejo.

Pronto habia terminado de preparar las cosas. Asi que me dirigí a paso tranquilo y andando hacia la plaza del conocimiento. Maravillandome ante los avances tecnológicos de la ciudad de Lucanor.

En la plaza no tuve ni siquiera un segundo para refrescarme con el agua de Atenea. Los estudiantes tenian costumbre de beber un poco antes de un exámen dificil aqui.

Y esto que iba a hacer no era sino un tipo de examen muy especial.

Joder, este ya es el quinto tipo al que tengo que escoltar. Maldita sea Hecate, y maldita sea la familia Daorland.


Ignore al cochero mientras subia al carromato y dejaba libre a Sardinilla que golpeaba desde dentro del petate. Shist, que te van a ver.

Seguia negandose a volverse invisible.

¿Dice uste' algo señor?

¡No! ¡Quiero decir! ¡Si! Que me voy a dormir.

Haga lo que uste quiera. Dijo para despues gruñir un poco mas.

¿Le tiro del pescante? Pregunto Sardinilla con exprecion de complicidad. ¡No!

¿Señor?

¡No he dicho nada!

Humpf.

Y asi, inicié mi viaje a Hécate.