Bienvenidos [todos]

De una u otra razon todos habeis llegado a al instituto Bakemono Chogakkou. Ahora estais yendo en barco a la isla donde se encuentra... Un hombre, con marcado acento estadounidense os habla.

Chicos y chicas, soy el profesor Mark Jameson... Bienvenidos al Bakemono Chogakkou.

Offrol: tiempo para que os conozcais, hasta las 7 que posteare otra vez...

Por fin estaba llegando a la isla, no me gusta demasiado el mar y ademas, todoe l viaje estaba siendo demasiado aburrido para mi gusto, asiq ue decidi dejar de mirar el mar y empezar a echar un vistazo a mis nuevos "compañeros".

Cuando llego, lo primero que hago es buscar la que sería mi habitación para dejar mis cosas. Iba bastante cargada, y con tanto sol, lo mejor sería ponerse rápido a cubierto....

Muy bien chicos... El profesor se volvio hacia un banco de niebla y dijo Bienvenidos a vuestro hogar durante el próximo curso

Según pasabais por el banco de niebla visteis un isla a lo lejos... cuando os acercasteis visteis un puerto, y cientos de chavales en la playa de al lado, hablando y riendose. Finalmente la el barco paró en el puerto y se dispusieron a sacaros.

Cojo mis cosas y busco a alguien que pueda indicarme donde dejarlas, siempre con mi capucha y mi capa puestas para que no me de el sol, pues llevo un pesado baúl además de una mochila con cosas.

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ASTHAROK: Ves a un tipo algo mayor, con unos libros en el brazo de varios cursos distintos, pero parece muy entretenido en ligar con algunas alumnas...

Buenos dias.-Intento parecer simpática, aunque dudo que lo consiga. Dime donde puedo dejar mis cosas, estoy cansada de cargarlas. Y ayúdame.- Lo agarro del brazo y tiro de él.

-Emm... Si, mira, por alli... Te dijo, señalando rapidamente hacia un camino, y con la misma rapidez se giro de nuevo hacia algunas alumnas.

-Ya era hora de que llegaramos

Cogi mi mochila y mi katana, que estaba toda envuelta en telas, a esperar que me dijran cual seria mi habitacion.

Miro hacia donde me indica el hombre...- Allí...¿Donde? Venga conmigo.- Le agarro el brazo y ago algo de fuerza.- ¿No ve que soy nueva y no se donde están las cosas?. Venga.

La brisa del mar era la más tranquila y acogedora que jamás había sentido en mi vida. Las gotas de vapor que danzaban en el aire dado el calor que hacía se fundían con mi rostro. Sí, era muy agradable.

Elisio y yo estábamos sobre el viejo suelo de madera del barco, yo sentada y él tumbado con su cabeza en mis piernas, adormilado. Mientras, yo jugueteaba con su suave pelo haciendo pequeños caracoles de cabello con mis dedos, con cariño.

A ojos de los demás integrantes del barco, seguro que parecíamos unos chicos un tanto extraños. Siempre callados, parecía que aun así nos entendíamos en todo momento. Seguro que si nos observaban un poco, acabarían preguntándose cómo era posible... pero sí, sus sospechas eran correctas, no necesitabamos realmente la voz para comunicarnos entre nosotros, desde pequeñitos sabíamos hablar sólo con nuestra voz interior, o así era cómo lo llamábamos.

~ Eli, El profesor dice que ya estamos llegando. La gente se está empezando a incorporar y recoger su equipaje. Vamos dormiloncete, tenemos que coger nuestras cosas también. ¿Crees que papá tendría buenas razones para mandarnos aquí...? ~ Comencé a meditar.

Elisio se incorpora estirando sus brazos. Me mira, bosteza. Sigue tan tranquilo mirándome y... seguídamente me pone una mano en la cara para hacerme chinchar.

-Aprrhsbd Eliiiiii!!!! grrrrrr!!! - balbuzeo palabras sin sentido gracias su mano. ¡Tapaba mi boca!

Aun a regañadientes y Eli riéndose, nos levantamos y fuimos a por nuestro equipaje.

¡Qué playa más bonita! Pensé, cargando mi equipaje sobre el hombro, teniendo especial cuidado con mis cascos y el mp3.

ASTHAROK: Cogiste al hombre, que hacia fuerzas para quedarse con aquellas estudiantas, cuando oiste una voz. Venia del profesor del barco

TODOS: El maestro que os acompaño en el barco, Mark Jameson, se puso a hablar. -Buenos dias, estudiantes del Bakemono Chogakku. Si me escuchan atentamente, os indicaremmos a donde ir y que hacer. Carraspea un poco. -Os vamos a separar en tres grupos, y cada uno se dirigira a su edificio correspondiente. Ahora, los profesores os llamaran.

Un profesor (bastante apuesto, cabe aclarar), se giro y dijo, leyendo una lista con un marcado acento portugues: -Por favor, Ceres Dracul, Azumi, Masshiro Garo, Jane Kouzumi, Sagara Sosuke y Mariam Belmont, vengan conmigo... Esas personas se dirijieron con aquel profesor, con excepcion de Mariam. -Vaya, asi que tenemos a la primera curiosa que no nos espero...

-No parece la unica... Dijo una mujer. Leyendo otra lista, dijo -Maria D'Arc tampoco esta, verdad? Bueno, Hengenyokai Kagamin, Kurohime Shiaka, Edwin MacLeod, Elisio y Elieen, por favor vengan conmigo.

El profesor que habia sido agarrado por Azumi sobresale de entre la multitud, diciendo -Pues entonces me quedo con Serph Teron, Yuki Szekely, Ralhp Beezleb y Tanaka Sayumi. Por favor, si me pueden seguir...

Tras eso, los profesores empezaron a decir mas nombres, algunos no los llegasteis a oir...

Despues de la seleccion de los profesores, os echasteis a caminar en grupo, siguiendo un camino. El camino bordeaba el bosque, el cual los profesores intentaban evitar. Despues de unos 5 minutos caminando, el camino hizo una curva hacia el oeste.

Tras terminar el camino, habia un campus, con un cartel en la entrada "Bakemono Chogakku". En la entrada, os estaba esperando una figura. -Bienvenidos. Soy El Director de este instituto. En este campus, esperamos que humanos y criaturas sobrenaturales convivan de igual a igual, por lo qe tenemos algunas normas colgadas en el tablon. El tablon se situa en el edificio escolar, que se encuentra en el ala norte. En el ala sur encontrareis vuestras habitaciones. Llamo a cada uno, para darle su llave de habitacion. -Naturalmente, los chicos dormiran en un cuarto y las chicas en el otro.

Ahora, id a dejar vuestras cosas en el cuarto y a conocer a vuestros vecinos. En cada habitacion os esperara vuestro Diario de Estudiante, el cual contiene todas las fechas importantes.

Offrol: Antes de nada decir que mi pj no se llama Edwin McLeod (Lo voy a marcar en el post de la ficha), se llama Kevin Nash, a menos que alguien tenga métodos para sacar mi nombre real.
Por otro lado, me inscribí como Kevin Nash, ya que no existe ninguna documentación en el mundo de que Edwin McLeod haya nacido o vivido jamás.


KEVIN NASH

El viaje para mi fue unas autenticas vacaciones, nadie vino a molestarme y no hablé con ninguna persona del barco, estaba tranquilo y lo mejor de todo, es que no detectaba a ningún inmortal desde hacia ya tiempo. Tampoco estaba preocupado por los vigilantes, pues lo poco que sabía de ellos no me preocupaba en absoluto.

Estuve todo el tiempo en la proa del barco, recibiendo el aire en mi cara, de vez en cuando miraba al agua y ya era capaz de reconocer algún rastro en mi desfigurada cara, parecía que el rostro de Edwin ya volvía a su antigua forma.

Sencillamente, todo era maravilloso. Esta sensación solo era manchada por la melancolía de no haber visto a mis hermanos en algún tiempo. Pero mi corazón estaba lleno de esperanza.

Cuando llegamos a la isla me fijé en una chica, parecía que tenía mucha prisa, Kikuchi escuché que se llamaba más adelante.

Agarré mi mochila y me la eché en un hombro, en el otro, había llevado todo el tiempo la espada de Connor, de la cual no me separé en ningún momento, al menos mi documentación me permitía ir con ella a cualquier lado sin demasiados problemas.

Una vez en la playa, los profesores nos reunieron y nos separaron, por grupos, parecía que todos mis compañeros eran japoneses, lo cual me haría destacar de los demás, o al menos eso creía al principio.

Después de un agradable paseo, nos llevaron al instituto, estaba contento, al fin podría estudiar con otros compañeros, y no pegado a internet y con mis profesores particulares, Connor y Duncan.

Después del breve discurso de bienvenida me acerqué a por mi llave y me puse a buscar mi cuarto, me preguntaba como sería aquello.

Anotación de interpretación: Kevin intentan no acercarse a nadie, evita cualquier contacto con la gente en todo momento, parece como se le dieran miedo las personas.

Cargando con mi pesado baul(Ataud), me dirigo a la que supuestamente es mi habitación. Allí coloco mis armas colgadas por las paredes, me equipo con mis garras y, tras hechar un vistazo a mi horario, me acuesto en mi ataud esperando a tener algo qué hacer, o a que anochezca.

Sonó el despertador con su horrible e inoportuno sonar, un sonido similar al de un pato, demasiado similar a esas horas de la mañana.

La pantera alargó una garra con pereza, aun medio adormilada, tratando de alcanzar el despertador. Se encontraba hecha polvo a causa del nerviosismo del día anterior, la pelea con su madre, el descubrir que verdaderamente le importaba... Y, también, la perspectiva de irse lejos de su hogar por primera vez en su vida. De migrar, había tratado que su nerviosismo no se le notara, sin demasiado resultado, todo sea dicho.

Golpeé el despertador con la zarpa, haciéndolo caer al suelo. Un chasquido metálico y detuvo su gritar. Me desperecé con parsimonia, un estiramiento gatuno de esos que van desde los bigotes hasta el último pelo de la punta de la cola(1)

Mucho mejor… Pensé bajando de un salto de la cama.

Todavía tenía hora y media hasta que tuviera que salir de casa. Por un momento me sentí muy tentada de volver a dormir, pero sabía que si empezaba no pararía, por lo que bajé de mi cuarto, todavía en forma de felino gigante.

Abajo me esperaba un salón vacío, no era sorpresa para mí, pues sabía que mi madre tenía que irse a trabajar temprano, en todo caso… tal vez esperara verla antes de partir…

Me transformé en la humana como se me conocía en el piso. Una chica de gesto duro y terco, ojos granate y pelo plateado que llegaba hasta la cadera. Era más cómodo manejar tenedores y demás cosas teniendo manos humanas. Si bien es cierto que ser un mono habría sido más divertido también lo es que a ese disfraz me tendría que acostumbrar durante el próximo curso.

Preparé un desayuno frugal, tostadas y café. Aprovechando mientras se preparaban fui al baño para asearme, claro que lo hice transformada en pez, concretamente una carpa de río, siempre es más rápido que tener que enjuagar un cuerpo humano. Cuando salí al exterior de un salto ya estaba todo listo. Me envolví en el albornoz y salí al salón.

Efectivamente, el desayuno apenas sirvió para más que para calmar el hambre de un cuerpo humano(2) aunque el café me despertó por completo.

Cogí la bolsa que había cosido mi madre, mirándola con cariño infinito, y subí arriba, donde empecé a preparar mis maletas. Llevé un poco de todo, sin olvidar la música, por supuesto. Tras eso me vestí con una camiseta de tirantes negra y unos pantalones cortos. Adopté una forma despampante, aun sin llegar a la belleza mítica, me sentiría más cómoda con un aspecto hermoso, suponía.

El tiempo pasó muy lentamente, pasé el rato leyendo algo, Juego de Tronos, de un escritor americano, demasiado contenido sexual, pero muy buena historia.

Era todavía muy temprano cuando llegó la hora. Me transformé en un pelícano y guardé mi pesado equipaje en la maleta, agradeciendo mi fuerza sobrehumana. Tal vez de haber estado mirando alguien se hubiera preguntado que hacía un pelícano saliendo de una casa, afortunadamente, todos parecían demasiado ocupados como para darse cuenta.

Así llegué al barco que me llevaría a esa academia. Entré transformada en humana, con el gesto altivo y sereno, pasos seguros y desganados… En fin, todo eso que a los ricachos les gusta tanto aparentar.

A bordo del barco pude fijarme en algunos de los que pululaban por ahí como si se tratasen de transeúntes en un videojuego de pokémon, en cuanto a pintas la verdad es que ninguno distaba demasiado de serlo.

Suspiré, de una forma o de otra iba a tener que convivir con esa gente durante un curso entero. Mejor acostumbrarse.

Pero, desmintiendo esa afirmación, me retiré a mi habitación a seguir con el relato. Eso sí, tanto tiempo transformada empezó a hacerse insoportable, por lo que opté por cambiar de forma a cada página, siempre me habían gustado las transformaciones rápidas, en cierto modo era un deporte que enganchaba.

Pasó el tiempo, fuera, se oía el chocar del mar contra el casco y el barco se bamboleaba suavemente, mecido por las olas. Estuve a punto de quedarme dormida en tan maternal sentimiento pero un ruido afuera me despertó. Una tipa llamando a una tal Eli. Me desperecé y recogí el libro y el equipaje en general. Saliendo al exterior. Por la ventana podía ver que ya habíamos llegado.

Llegué a tiempo para ver a un señor bastante apuesto pasar lista nombrando una sarta ininteligible de nombres a cual más estrambótico. Mariam Belmont llamó mi atención, Behemot era el rey de las bestias en alguna mitología (y videojuegos), sin embargo, la tal Mariam no se encontraba entre nosotros.

En el siguiente grupo entré yo, apenas presté atención al resto de nombres, sin embargo, pude oír claramente Elisio y Eileen, al menos ahora sabía de quien eran los nombres, aunque eso no me sirviese de nada.

Caminé por la arena tibia cargando con mis maletas, tras eso llegamos a un camino que circunvalaba el bosque, un lugar apropiado para escapar de noche a pasar el rato. Seguí mirando de reojo el bosque mientras una suave música iba entrando en mis oídos, procedente de mis auriculares.



Finalmente, al final del trayecto, llegamos a un edificio que se hallaba presentado por un cartel que rezaba “Bakemono Chogakku”, putamente apropiado, pensé con una mueca.

En la entrada, todavía fuera. Una figura nos esperaba bajo el cobijo que ofrecía el hall de la academia.

- -Bienvenidos. Soy El Director de este instituto. En este campus, esperamos que humanos y criaturas sobrenaturales convivan de igual a igual, por lo que tenemos algunas normas colgadas en el tablon. El tablon se situa en el edificio escolar, que se encuentra en el ala norte. En el ala sur encontrareis vuestras habitaciones.-Tras esa breve presentación fue llamando de uno en uno y entregando la llave de su respectiva habitación. Tras eso volvió a hablar.-Naturalmente, los chicos dormirán en un cuarto y las chicas en el otro.

Eso me huele a norma que todos se van a saltar por la cara.

Tras recibir mi llave fui a ver las normas. Me sorprendió ver que las normas consistían en su mayoría en “No usarás poderes” “No matarás” y tal, no debía metamorfosearme, es decir, un curso entero atrapada en una forma humana, era el horror. En todo caso, también decía que no podía entrar en el bosque. Eso sí que jodió, no tanto como lo anterior, pero jodió, lo peor es que había gente que velaba para que bla, bla,bla, en resumen, un coñazo por el que te podías meter en muchísimos líos.

Sin nada mejor que hacer volví a mi habitación y, dejando todo a un lado, me tumbé en la cama, la música había cambiado, una armonía rápida y grave que dejaba entrever la esencia del verano en toda su gloria. Llamaba al calor, al sofoco, al trigo seco… Pero en cierta manera casi parecía condenar el curso escolar. Me quedé medio transpuesta mientras la música resonaba, mirando al techo.


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(1) Algunas formas son muy puñeteras a la hora de controlar sus costumbres. Siendo gallo te entran ganas de cacarear de madrugada (jodiendo a los vecinos de divertida manera), al mono le da por comerse sus pulgas y a la zorra… Pues digamos que no es mi forma favorita, dejémoslo ahí.

(2) Hablando de cuerpos, una broma muy arraigada en mi familia consiste en adoptar la forma de algo raro y asustarnos. Una vez mi abuela adoptó la forma de un tiranosaurio rex. Tenía diarrea.

Durante todo el trayecto estube tremendamente nerviosa, a pesar de la agradable brisa del mar, el paseo en barco, incluso las palabras del hombre que, aunque firmes, sonaban amables... Me sentía... Rara, pero era un "extraño" agradable.

Quizá fuera porque nadie me miró extraño por primera vez.

No sabía que hacer cuando llegamos a la costa. No me dirigí hacia nadie por mi timidez y andaba algo perdida. La suerte de los profesores que comenzaron a administrarnos por grupos... Yo, fiel a mi educación, cogí mis bolsas cargadas de ropa y mis cosas y me puse en la fila correspondiente.
Nos llevaron a darnos el discurso de bienvenida y enseñarnos las reglas. Todo era sencillo... ¿No matar? Eso me provocó algún que otro escalofrío pero... Mirando alrededor no veía a mala gente, no entiendo quien podría hacer eso.

Tras el discurso cogí mis cosas y me entusiasmé con mi nueva habitación. Era pequeña pero muy acogedora, y era mi primer "trocito personal" de lo que esperaba que fuera mi gran paso al vuelo de la independencia. Enseguida puse mis bolsas sobre la mesita y comencé a llenar los armarios y cajones con mi ropa, puse mis libros y mangas favoritos en la estantería... Y luego saqué el MP3, me puse "Smells like teen spirit" de Nirvana, y, con esa obra de arte compuesta por uno de mis ídolos musicales, me puse a leer el diario del estudiante por si se me había pasado algo.

Después, ya mas animada por los vivaces ritmos del Rock'n'Roll me animé y me decidí a salir afuera a hacer lo que vine a hacer: tratar de encontrar alguna amistad.

Salí al pasillo y mire a un lado a otro, acercándome tímidamente a quien viera.

-¿Ho...Hola?

La mayor parte del viaje en barco me lo pasé durmiendo. No soy de esos que gustan de mirar el mar, es demasiado monótono. Así que decidí tumbarme, apoyando mi cabeza en el regazo de Leen y dar una cabezadita.


El sueño que tuve fue más bien extraño. Pero no me sorprendió, pues tuve sueños de esa índole durante toda mi vida. Me encontraba de pie en medio de la nada. Caminaba sobre la oscuridad, lentamente. A mis oídos llegaba un agradable sonido, un vaivén.

Cuando miré al suelo me di cuenta de que estaba pisando agua. El agua se extendía hacia donde no podía seguirla con la mirada, fundiéndose con el cielo en el horizonte. Alcé la cabeza. Era un cielo gris, encapotado. El sol apenas se veía, lo único que podía discernir era una débil luz.

Pero aquella luz no era el sol. Aquella luz me pedía que fuese con ella, me esperaba con los brazos abiertos.

~ Eli, El profesor dice que ya estamos llegando. La gente se está empezando a incorporar y recoger su equipaje. Vamos dormiloncete, tenemos que coger nuestras cosas también. ¿Crees que papá tendría buenas razones para mandarnos aquí...? ~

Abro los ojos lentamente y acabo por levantarme, perezosamente. Como si de un acto reflejo se tratase le tapo la boca a Leen, como si eso pudiese silenciarla. Al oír como balbucea no puedo evitar reír.

Tras levantarnos y coger nuestro equipaje bajamos del barco, donde hay más alumnos, y profesores. Miro a Eileen, algo preocupado. Miro a Eileen, algo preocupado. Ya no hay vuelta atrás, nos hemos metido de lleno. Ahora hay que ser valientes.

Como si fuésemos la misma persona apoyo en mi hombro el equipaje, del mismo modo que lo hace ella. Entonces le doy la mano. Estar junto a ella me da fuerzas para hacer lo que sea.

Los profesores comienzan a dividirnos en grupos, y Eileen y yo no podemos evitar suspirar aliviados cuando un mismo profesor nos llama. Sin separarnos a seguirlo, junto a los otros alumnos que han sido asignados a ese profesor. Eileen me va diciendo cosas mentalmente mientras andamos, tiene curiosidad.

Como si ya lo hubiésemos hecho antes comienzo a mandarle imágenes de la gente que nos rodea, curioseando entre ellos, tratando de discernir qué tipo de gente serán. Pero nuestra sutil investigación se detiene cuando llegamos finalmente a las puertas del instituto. Allí nos aguarda el director, que nos da un corto discurso.

- ¿Tendremos que dormir en habitaciones separadas? – murmuro para mí mismo y mi hermana. La miro angustiado. El mero hecho de perderla de vista ya supone un sacrificio para mí. Ella también me mira, apenada. No creo que nos dejen hacer ninguna excepción, no podrían darnos un cuarto para nosotros solos. ¿O sí?

Eileen capta mi determinación como si estuviésemos hablando en voz alta. Habrá que hablar con alguien, a ver si se puede hacer algo. Esperamos hasta que todos los demás tienen su llave, para finalmente acercarnos al director para preguntar.

- Escuche señor… eh… A mi hermana y a mí nos gustaría… estar en la misma habitación – estrecho la mano de Eileen con fuerza -. ¿Es posible? – trato de ser persuasivo.

Anotación: Mi nombre es Raphael(no Ralhp xD), pero cuando me presente ante otros diré que me llamo Raph, un diminutivo.

____

Después de mi noche de disfrute casi sin dormir, me levante al oír el despertador de mi móvil. Me vestí rápidamente y ni siquiera me despedí de mis dos "amigas" al salir de la habitación del motel.

Tras coger mi moto, acelere todo lo que pude (lo que casi me hace ganar
una multa) y al poco llegue al puerto.

Volví a ver ese barco... ese maravilloso barco que me llevaría a un sitio... un sitio muy interesante... pero a la vez duro...

Bueno, este año seria distinto, ya sabia hacer ecuaciones, analizar
morfosintácticamente, recitar las partes de una célula... en fin, ya era un alumno normal, si es que eso existe en ese instituto...

Al zarpar el barco, me entró todo el cansancio acumulado... por no hablar de la resaca... asi que fui directo a mi habitación y solo al notar que el barco paraba, me desperté.

Salí con bastante parsimonia, así que pise tierra uno de los últimos.
Allí estaba yo... de nuevo...

Aunque fui de los últimos, llegue justo para escuchar el recital de nombres.

"-Pues entonces me quedo con Serph Teron, Yuki Szekely, Raphael Beelzeb y Tanaka Sayumi."

Eso a sonado a que somos las sobras... pero bueno...

Me acerco a mi profesor y a mi grupo, tan solo les hago un gesto de saludo a todos con la cabeza y, sin esperar ni respuesta, empiezo a caminar hacia el campus, a la cabeza del grupo.

Al llegar, el mismo discurso por parte del director... que recuerdos... la primera vez que lo oí, estaba ansioso por saber las normas... pero ya me las se de memoria... las incumplí demasiado durante un año...

Recogí mi llave y fui directamente a mi habitación, después de dejar mis ligeras pertenencias y esconder lo valioso o lo que no quiero que vean(es
decir, mi pistola, una foto de mi madre, el DNI de cierto hombre y algo de dinero), salí a echar otra siesta, esta vez en la azotea.

Llegue a la parte de arriba del edificio de habitaciones y salí a la azotea, allí me busqué un rincón donde yo estuviese algo escondido y me dispuse a dormir un par de horas... esperando que NADIE me despertase...

Ya era el día... esta noche casi no pude dormir... estaba nervioso por volver a aquel lugar, la verdad es que era el único lugar donde de verdad me encontraba bien... menuda mierda de verano, la verdad.

Recogí mi movil, metí mi ropa en la maleta, a excepción de lo que me iba a poner... me fuí a la ducha rápidamente y al terminar, me vestí.

Cogí las llaves del coche, dejando allí las llaves de la casa, y me despedí de aquel hombre viejo que siquiera conocía, y me monté en el coche, arranqué y me dirijí hacia mi destino, aquel puerto donde esperaba el barco de siempre... que repititivo. Este año ya era el último... y sería igual de sencillo que los demás seguro...

Cuando zarpó el barco, me limité a quedarme en una esquina pensativo... hasta que un recuerdo me vino a la cabeza;

- "¡Oh mierda! ¡La matriz!"

Desactivé el poder que usé en aquel hombre, y continué a lo mío, hasta que el barco atracó.

En breve comenzó el recital de nombres... del cual fui de los últimos. Mis compañeros serían Yuki, Raphael y Tanaka... al menos me toca con gente que sé que existe...

Heché una mirada inquisitiva a todo el grupo, y aunque todos ellos fuesen muy peculiares, me llamó la atención Yuki, más que nada por ser chica y muy atractiva. Me acerqué a mi grupo y alcé la mano con una sonrisa en la cara, pero sin decir nada. Después de eso, miré de arriba a abajo a Yuki de nuevo, sin importar si se daba cuenta, y continué hacia adelante...

Raphael iba muy rápido y a su mundo, así que pasé de molestar, y fuí a mi ritmo, rápido, pero menor que él. Me apresuré a llegar mi habitación y dejar allí mis cosas bien guardadas; Mi movil, maleta con ropa, dagas...

Tras ello me dí una vuelta recordando la escuela, y me quedé apoyado en una pared cerca de la entrada, a la espera de ver un compañero de clase o del comienzo de las clases...

-"El comienzo del fin..."- pensé

Y asi empezo el curso, por fin llegamos a tierra y los profesores nos separaron en tres grupos, a saber porque.

Fuimos caminando por el bosque, yo puse mi katana cogiendola por el mango pese a las telas y poniendola en mi hombro, sobresaliendo bastante, obviamente era solo para exhibirla.
Me puse mis cascos pero por si acaso necesitaba oir algo los deje colgando del cuelo con las musica suficientemente para oirla, tanto yo como los que fueran cerca mia seguramente. Durante el trayecto seguramente seme escaparia alguna frase de la cancion en voz baja...

-Electro convulsive therapy part one.....



Llegamos por fin, depsues de pasar el cartel de bienvenida, nos esperaba todavia el discursito del director sobre ser iguales, tal y cual. Fui a echarle un vistazo a las reglas, no me gustaban, para nada. ¿No desenfundar las armas? ¿No usar poderes?....¿Esto es un instituto o alguna clase de carcel?.

Bah, me diriji a mi cuarto, eche un ligero vistazo al cuaderno y sali fuera de la habitacion en cuanto acomode mis cosas, incluida la katana que no podria usar, legalmente claro.

Me preguntaba como seria este lugar, que tipo de personas conocerias, y cuando podria volver a seguir luchando, eso de no a las armas y los poderes no me habia gustado, asi que me quede mirado hacia el patio, observando a la gente.

A partir de ahora cada grupo tendra su hilo... Estad antentos al vuestro