[Prologo](Kalen Del) Otro dia mas...

No. No puede ser. Un ser nacido de 5 muertes. Todo mi cuerpo dice huye. El instinto de supervivencia prevalece. Debo huir de ahí a toda costa. Y rápido. Y de forma que no pueda seguirme.

Acrobacias: 360+46=406

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'Dado de 100' : 46

Empezaste a correr hacia atras. Plof, Plof. El suelo tiembla al paso del campanario. Parecía que iba a destruir todo a su paso...

No lo podias perder de vista. Mas que nada, porque cada paso suyo, pesado y ralentizado, equivalía a unos cuantos tuyos, ligeros y rapidos, a la vez que forzados.


Poco a poco, la ciudad se volvía mas oscura. Todo se ponía mas triste, mas nostalgico. No había nadie en las calles, la ciudad estava completamente vacia...


El campanario se acercaba cada vez más a ti. Notabas que tarde o temprano iba a llegar hasta donde estas tú. Que tarde o temprano, todo iba a terminar...


Había llegado. Lo notabas detras tuyo. Te giraste, y viste que alzaba uno de sus pesados brazos, preparado para golpearte. Ya todo había terminado... Cerraste los ojos...


Abriste los ojos. Estabas empapado de sudor. Tenías frio, mucho frio. Estabas envuelto de tres personas: el doctor de cabecera de la torre, el alquimista de Hecate, y la enfermera, seguro que la ayudante del doctor.

-Buff... Que alegría que se haya despertado. -Dijo la enfermera. -Nos tenia preocupado con sus gritos y sus gestos...

El campanario me perseguia. Sus pasos gigantes le hacen estar cada vez mas cerca de mi.
"¿Por que? He superado los limites impuestos a los humanos, he llegado a superar los límites impuestos a las criaturas organicas, y, sin embargo, mi velocidad de carrera sigue teniendo los límites de los humanos. ¿Por que?"
Giré la cabeza observando como aquel monstruo nacido de 5 muertes iba a golpearme. El precio de mi covardia. Si algo es mas fuerte que tu, no merece la pena huir, pues te alcanzará. Acepto con resignación la muerte y, entonces, despierto.
-¡AH!-grité sobresaltado.
Empapado en sudor veo tres personas a mi alrededor.
-Buff... Que alegría que se haya despertado. -Dijo la enfermera. -Nos tenia preocupado con sus gritos y sus gestos...
-Solo era una pesadilla sin sentido-"O al menos eso espero."
Me pasé una mano por la frente para secarme el sudor y intenté saber si ya habia pasado el tiempo necesario para mi recuperación física: Poco mas de hora y media.

Tus heridas estaban curadas. De hecho, demasiado curadas. No quedaba ni la mas minima marca, ni el mas minimo arañazo. La pregunta era '¿Donde estabas?'

Miraste a tu alrededor. Estabas tumbado en una cama, una cama como la de la enfermeria de la torre. Un momento... ¡Esto ERA la enfermeria de la torre! Aunque bueno... Desde el momento de la Muerte Roja, no sabías que creer... Parecía todo tan real...

El alquimista tomó palabra. -...Ehm, señor Kalen Del... Verá... Usted lleva una semana inconsciente... Pese a que su cuerpo se recuperó enseguida, parecía que su mente no quería volver... Como si estuviese en un universo... "paralelo."

¿La enfermeria de la torre? ¿Otra jugarreta de Solembum o la realidad?
-...Ehm, señor Kalen Del... Verá... Usted lleva una semana inconsciente... Pese a que su cuerpo se recuperó enseguida, parecía que su mente no quería volver... Como si estuviese en un universo... "paralelo."
Tardé un tiempo en asimilar sus palabras.
-Pero... ¿que? ¿Una semana entera? ¿Mi mente en un universo paralelo? Pero que demonios-dijo con cierta violencia.

La enfermera te aguantó, mientras el alquimista decía: -Cálmese, cálmese. Hemos estado haciendo lo que hemos podido. Los golpes que se llevó no fueron simple escoria...

Tras un rato mirando, viste a un niño sentado en una esquina de la habitación, mirándote fijamente, sonriendo tras ver tu confusa cara. -Hee hee hee! -Se rió, una risa estridente, como el sonido de unas púas metálicas restregando una espada. Tras eso, salió corriendo.

Me rasco la nuca y suspiro, tranquilizandome. Enfadarme no me iba a servir de nada. Lo mejor era prepararse para volver a la guardia cuanto antes mejor. Y aquel niño me hacia ver que tenia toda la razón. Un niño que, al parecer, solo yo podia ver. Puñeteros espiritus. Me levanté evadiendome de qualquier cosa que pudieran decirme y busqué mi ropa con la mirada por la habitación.

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'Dado de 100' : 50

Me dirijo hacia el armario y lo abro con intención de sacar la ropa cuando veo que me he equivocado de armario, entrecerrando los ojos en una cara que es una mezcla de indiferencia y decepción. Me giro hacia la infermera, el alquimista y el medico y pregunto:
-¿Donde está mi ropa?

Los hombres y la mujer te miran un momento, y sin decir nada simplemente señalan el armario de al lado del que tu abriste. vaya, por poco...

Cuando te pusiste la ropa, saliste. Fuera, viste al niño de nuevo. Se estaba balanceando en una silla, en las puertas de la enfermeria, como si te hubiese estado esperando. Volvió a reir, con esa estridente risa que causaba mas de un escalofrio.

En cuanto ví al niño suspiré.
-¿Se puede saber que quieres?-le solté. A veces no soporto tener estos puñeteros ojos.

El niño te miró. Entonces, un sombrero apareció en la cabeza del niño, el cual lo usó para taparse la cara. Levantó un extremo de la gorra, para mirarte con un ojo que te sonaba mucho, pero no recordabas de qué. Tenían un profundo y hechizante color ámbar. Podías notar como te sumergías en ellos, como notabas que ese muchacho encerraba demasiada inteligencia, demasiado conocimiento, en él. Sabías que estaba vivo, no podía ser un fantasma...

El muchacho sonrió. Viste que los colmillos superiores los tenía un poco más afilado que los demás. -Hee hee hee. -Dijo.

Cuando despierto del pequeño trance de los ojos cruzo los brazos y pongo un semblante mas serio.
-Vamos, responde. Tengo trabajo que hacer.

El muchacho te mira, y sonríe aún más. Mira hacia los lados, y tras comprobar que nadie está observando u oyendo, dice:

-Habló el que me odia. ¿Qué pasa? ¿No me reconoces? Vaya memoria a corto plazo que tienes... -Dijo. Te extendió la mano, tras soltar un maullido. -Solembum.

Entonces lo entendiste. Los ojos. Esos rasgados ojos color ámbar. Los colmillos. Todo encajaba...

Suspiré, entre decepcionado y cabreado.
-Vale, esto ya empieza a sacarme de quicio. ¿Que es lo que pretendes? ¿Aun sigo soñando? Responde-entonces me vininieron a la cabeza los guardias desaparecidos, asi que le pregunto sin esperar respuesta alguna a mis anteriores preguntas-¿Sabes algo de los guardias desaparecidos? ¿Eres tu quien les hace desaparecer? ¿Es eso lo que estas haciendo conmigo?

El niño se transformó en un gato negro. -¿Yo? Yo no se nada. -Dijo. Empezaste a decirle algo, apunto de levantarte de tu asiento, cuando alguien vino. Una viejita.

Te estaba mirando fijamente, preguntandose seguramente qué clase de persona habla con un gato.

Prólogo cerrado. Continúa en: [Campaña](Grupo B: Kalen Del & Teniente Generala Eleanor) Arreglando cuentas.