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 [Capítulo 1] En el Jardín del Edén

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Derein
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ninjase
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeJue Dic 01, 2011 10:22 pm

O'Connor salio disparado a su casa, no lo culpo, una buena parte de las personas en el jardín an querido ver qué hay del otro lado y esta es la oportunidad.

Estoy segura que Nathan al igual que muchos otros tenía una urgencia por ir a la puerta de todas formas yo también quería ir.

Na..than, vam..os a la puerta susurre en voz baja

Me da exactamente igual que todos estén ansiosos por ir de todas formas mi casa queda de camino, si consigo por lo menos que me ayude a acercarme será suficiente, de todas formas aunque no me hayan invitado puede que llegue a ser útil, pero antes necesito ir por mis cosas y desintoxicarme. De todas formas no me agradaba mucho la idea que O'Connor entrara en mi casa más que todo porque no he sacado ciertos daños colaterales de mi investigación de lo que fueron sus jaulas.

Nathan apresuro el paso ayudándome a seguir, siguiendo en línea casi recta, al cavo de un rato me dejo para seguir hacia la puerta, mi casa estaba como a 3 cuadras aunque parecieron realmente largas, si bien correr no era una opción mi capacidad de caminar no estaba muy afectada, exceptuando uno que otro mareo.

Al fin estaba a las puertas de mi casa, no tengo mucho tiempo, debo apresurarme no se cuanto tiempo permanezcan abiertas.
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Derein
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeSáb Dic 03, 2011 10:52 am

Lágrimas de plomo



¡Cuidado chico!

La bala pasó cortante justo por encima de la cabeza del muchacho. Unos centímetros más arriba y ahora se estaría desplomando en el suelo. Se refugiaron detrás de la puerta del granero. Las paredes de madera estaban podridas y desenganchadas y con cada disparo un trozo enorme de madera salía destrozado reduciendo la cobertura.

Un poco más chico y ahora no serías nada más que comida de cuervos —dijo el hombre de mediana edad—. Estamos atrapados, este es el fin.

Las balas silbaban por todos lados. El muchacho miró entre los tablones de madera y contó cerca de una docena de hombres todos armados hasta los dientes. Miró al hombre que había a su lado, quien le había ayudado tantas veces, a quien le debía tanto.

No nos iremos sin luchar, haremos que esos perros bastardos de Emery Pole se arrepientan de haber venido tras nosotros.

El otro se rió.

Tienes agallas muchacho. —Cargó su revólver— Bien, tu coge ese lado, les dispararemos desde dos lados así tendrán que dividir sus fuerzas.

El chico jamás habría pensado que el día de hoy terminaría así. Se preguntó si volvería a ver a la muchacha con la cuál se había despertado esa misma mañana en la cama. Probablemente no.

Empezaron los disparos, los otros no tenían demasiadas coberturas así que estaban en desventaja. Pero tenían poca munición. Algunos de ellos cayeron pero en pocos segundos ya no tenía munición.

Así que aquí termina todo…

Se lamentó, aún le quedaba tanto por vivir. Apenas tenía dieciséis años. Miró al amigo de su padre al que aún le quedaban balas. Echó un vistazo por la ventana y entonces lo vió.

¡Tienen un jodido RPG! —miró a su compañero— ¡Tenemos que salir de aquí!

Se apartó de la pared a la vez que el obús salía directo en su dirección. Dos segundos y después la bola de fuego. El muchacho saltó. La explosión había creado un agujero impresionante en la estructura del granero, todo era humo y llamas que empezaban a extenderse.

Eh chico, ¿Estas bien? —se acercó al muchacho.

Lo cogió entre sus brazos. Este era el fin. El chico empezó a toser sangre, el hombre se dio cuenta de que tenía un trozo de metralla en el abdomen, solo era cuestión de tiempo que muriera.

Tienes que irte —le dijo el muchacho.
¿Pero que dices? No voy a dejarte aquí —contestó—. Yo los entretendré, mientras tu…
Mírame, sabes tan bien como yo que no llegaría muy lejos… —escupió más sangre— Debes irte, yo me encargo de conseguirte tiempo.
No, no puedo… —las lágrimas empezaron a desbordar sus ojos— Se lo prometí a tu padre, no…
Escúchame, ahora mismo eres el único que puede salvarla. Si los dos morimos aquí nada habrá servido de nada.

Era cierto. Simplemente no quería aceptarlo.

Toma mi revólver, dame el tuyo —dijo el chico-. Solo cinco balas, serán suficientes. Vamos llegarán pronto.
La salvaré, te lo prometo. —se levantó y guardó el revólver con sus manos y ropa empapada de sangre.
Dile que lo siento por no haber podido llegar a tiempo…

El chico vio al amigo de su padre alejarse. No quería morir, se había hecho el valiente pero lo cierto es que era demasiado joven, aún le quedaba mucho por vivir sin embargo había llegado al final de sus días. La herida de su abdomen apenas le dolía, se dio cuenta de que hacía mucho frío, no sentía las piernas y un hormigueo empezaba a recorrer su cuerpo. Eran sus últimos suspiros.

Sonrió a la vez que escupía más sangre por la boca. Se apoyó como pudo en la pared y amartilló su pistola. Estaban entrando.

El hombre corrió sin mirar atrás, podía oler el humo y la madera quemada. También la sangre que le cubría. Se alejó, primero escuchó un disparo, luego otro y otro más. Después llegó el silencio.

Quería derrumbarse y llorar, en vez de eso continuó corriendo alejándose por la ladera.


Cuando ocurre lo imposible

Nathan miró a Eliza. Estaba nervioso y lo último que quería era perder el tiempo acompañando a la muchacha, sin embargo era su deber así que lo hizo. Se acercó a ella y la ayudó a andar. Pensó que olía bastante bien. Empezaron a andar en dirección a su casa.

Al cabo de unos minutos llegaron, había perdido mucho tiempo.

Ya estamos —la miró preocupado—, ¿estas segura de que estarás bien?

Entonces la idea de quedarse con ella se le antojó menos absurda. La verdad es que era una excusa perfecta para no ir a la puerta, tenía miedo había que reconocerlo aunque jamás lo reconocería abiertamente.

Sabes… Puedo quedarme si lo prefieres.


Brin corrió junto con sus perros que se habían contagiado de su excitación. Ya quedaba poco para llegar, entonces cuando quedaban apenas unos metros Otto se paró en seco y empezó a gemir. Por mucho que lo intentaste se negó a seguir. Los demás también parecían más nerviosos de lo habitual, tenían la cola baja.

Tenías que tomar una decisión en aquél mismo instante, sabías que Otto podría cuidarse él solo, además tenías que ver que es lo que había allí. Continuaste tu carrera.

Al fin llegaste, delante de ti estaba la puerta de tamaño colosal y estaba abierta. Era una puerta corredera con cierres hidráulicos y magnéticos completamente hermética. Era alrededor de tres metros de altura y unos cinco de ancha y esta era la primera vez que la veías abierta. Aquella puerta habría sido la entrada principal durante la construcción del Jardín con la función de permitir entrar la maquinaria pesada y materiales que se usaron para su construcción. Todo estaba a oscuras y no se veía nada más allá de la puerta que apenas se había abierto un metro de ancho.

Había tres guardias de seguridad allí, Cole hablaba por la radio mientras que Janine y Fernando estaban al lado de un cuerpo. Te acercaste, los perros se quedaron donde estaban. El hombre tenía aspecto harapiento como si llevara meses sin lavarse o cambiarse de ropa. Era un hombre de mediana edad, tenía la piel sucia y llena de úlceras. Tenía el pelo corto desaliñado y tenía clapas donde mechones enteros de pelo habían caído. Su aspecto era como si estuviera muy enfermo y no parecía moverse. Fernando levantó la mirada aturdido y te miró, se quedó así unos tres segundos hasta que se dio cuenta de tu presencia y levantó el arma apuntándote.

¿Quién eres? ¿Qué haces aquí? —estaba bastante alterado.

Los perros empezaron a gruñir, pero no gruñían a Fernando, estaban mirando la brecha completamente negra de oscuridad de la puerta abierta.


Hoy había sido un día de locos para Kanade Asai. Primero de buena mañana le habían enviado a arreglar esos estúpidos lavabos de la escuela. ¿Es que no había nadie más para aquél trabajo? Era realmente frustrante, ese trabajo rozaba lo humillante para alguien de tu habilidad. No había casi nada que no pudieras arreglar con un poco de ingenio y el tener que hacer tareas de aficionados era una mierda. Aunque la vida en el Jardín era por lo general una mierda, aburrida sin demasiadas cosas que hacer y encima nunca pasaba nada. Eso por supuesto parecía que estaba a punto de cambiar. Se había ido la luz, el sistema de depuración y ventilación estaban desconectados y sabías que el generador de emergencia solo tenía combustible para alimentar durante doce horas a todas las instalaciones.

Eras una locura, teníais una fuente prácticamente inagotable de energía y va y se avería, hay que joderse. El Director te había llamado para acompañar a Alan el ingeniero jefe a arreglar la avería. Ese si era un trabajo digno de ti. Ahora mismo estabas con Alan y el jefe de la guardia de seguridad esperando a otros dos más, te preguntabas quienes serían. No conocías demasiado a los chicos de seguridad pero la mayoría eran buenos tipos, ese pensamiento cambió cuando viste entrar a Riddick acompañado de Denton. La puta hostia, habían mandado a los dos tipos más duros a acompañaros, de repente tuviste una mala sensación, y es que Riddick no tenía precisamente una reputación de buenazo precisamente.

James Palmer dio un paso adelante. Era un tipo enorme de unos cincuenta años y casi dos metros de altura y unos ciento veinte quilos.

Bien, ahora que ya estamos todos reunidos voy a explicaros como va a ir esto —dijo con tono militar—. Nadie hará nada sin que yo lo ordene. Nuestra misión tiene prioridad máxima sobre cualquier otra cosa así que me importa una mierda que os caguéis en los putos pantalones, si yo digo que os mováis os movéis. Vamos a salir al exterior, El jefe de ingenieros y el señor Kanade serán los encargados de arreglar lo que sea que esté ocurriendo. Denton prestará apoyo puesto que tiene conocimientos en el área. Nosotros seremos la escolta. En marcha.

Bajasteis por el ascensor del cuartel. Cuando llegasteis al piso de abajo el jefe Palmer introdució una llave y un código pulsando varios de los botones de los pisos y entonces empezó a descender aún más. Nadie dijo nada.

Cuando el ascensor hubo llegado abajo del todo apareció un largo pasillo con un montón de puertas cerradas a cal y canto. Avanzasteis por el pasillo, El jefe se acercó a Riddick y esperó a una distancia prudente de los demás.

Si alguien cae presa del pánico e intenta algo estúpido ya sabes lo que hay que hacer —le dio una palmada en la espalda—. Lo mismo va por ti muchacho.

Al final del pasillo había una habitación con varios trajes antirradiación, era extraño, ninguno de vosotros tenía conocimiento de esta sección del Jardín, ni siquiera aparecía en los planos. Kanade se preguntó cuantos más secretos albergarían aquellas instalaciones, estaba claro que el reactor de fisión generaba muchísima más energía de la necesaria para mantener el complejo a plena potencia. Tenía que haber algo más.

Bien, escuchadme todos. Tendréis que poneros estos trajes antirradiación. Aseguraos de sellar bien los cierres. Si la integridad del traje se viera comprometida, sufriera algún corte o os dejarais algún cierre abierto no se os permitirá volver a el Jardín. ¿Lo entendéis? Bien, ahora a trabajar.


Última edición por Derein el Miér Ene 11, 2012 3:38 pm, editado 1 vez
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeDom Dic 04, 2011 4:45 pm

Kanade

En ese mismo instante no le hubiera importado admitir que se estaba cagando de miedo, es decir, si, Kan quería explorar el mundo de arriba algún día, pero sabiendo que tendría un sitio seguro al que regresar. Era la primera vez en su vida que sentía que no estaba seguro, y eso hacía que le temblaran las piernas a cada paso que daba.

Le habían avisado pocos minutos después de que se apagaran las luces y le habían ordenado hacer un trabajo digno de su habilidad y en ese momento, se alegró como un estúpido, no tardaría en darse cuenta de que en realidad estaban mas jodidos de lo que habían creído en un principio.

Se trataba de una carrera a contrarreloj, si no se reparaba el generador principal antes de aproximadamente unas doce horas habría que abrir la ventilación exterior y cargar el aire del jardín de radiación, cuantas personas sobrevivirían a eso?

Se limitó a asentir a cada orden que le daban sin abrir la boca ni un momento, evitando mirar a los ojos al personal de seguridad, sabía de qué eran capaces de hacer esos tipos, en aquel momento sobraban las palabras, había vidas en juego.

Kanade se puso el traje anti-radiación, parecía que a el corazón le iba a dar un vuelco y lo único que se le ocurría hacer para calmarse era murmurar constantemente:

-hay vidas en juego, hay vidas en juego, hay vidas en juego, hay vidas en...
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMar Dic 06, 2011 7:12 pm

JC DENTON

Al parecer la cosa estaba todavía más negra de lo que pensaba, y eso de que había posibilidades de no volver a entrar no le sonó demasiado bién. Pero era eso o esperar a que todos se asfixiasen aquí dentro. Si algo vivo había causado esos fallos era más que probable que esos trajes se rompieran en algun momento, y además llevaban una carga valiosa, si la situación se complicaba era el el primero que tenía que ponerse en medio.

El hecho de que estuvieran en zonas que nisiquiera conocían era algo que daba que pensar de toda maneras, se hacía evidente que incluso en el jardín no se confiaba de la gente del propio jardín, ni siquiera habiendo acabado con el mundo los humanos aprenden.

Pero fuera lo que fuera quería ir seguro -Señor- dijo llamando la atención del jefe de seguridad -SI esto lo ha causado algó inteligente y no es una simple avería es posible que la situación se ponga peligrosa... creo que deberíamos ir bién armados, inlcuso con escudos y todas las protecciones posibles- Añadío minetras observaba como ponerse el traje.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Dic 07, 2011 2:37 am

Crónicas de Riddick;



Ahí estaba Palmer, con dos ingenieros, uno de ellos era Robert, el Jefe de Ingenieros, lo había visto un par de veces junto al Director.
El otro no me sonaba de nada, debía de ser muy bueno si se le requería para esta misión.

- "Hay que joderse... ahora tengo que hacer de niñera de dos empollones, pero claro, a ver quién le dice un "no" al viejo..." - pensé para mí mismo.

Como de costumbre, el viejo hablaba tan amablemente como siempre. Dio las órdenes, llegar al lugar de la avería, arreglarlo y listo.

Una vez termino, nos llevó por un ascensor y unos pasillos que jamás había visto al igual que una clave (Memorizar).

Un poco más tarde el viejo se acercó a mí, me dijo lo que se le decía a la gente que estaba dispuesto a matar a alguien si era necesario.

- Afirmativo... - dije como quien dice la hora.

Llegamos al "vestuario", allí habían par de trajes de esos "anti
muerte segura", pues si no te lo ponías bien la diñabas si o si...
Así que me lo puse con mucho cuidado y me asegure de que todo estaba en orden.

- "Me pregunto si ella paso por aquí cuando se escapó..." - pensé
mientras me colocaba el traje cuidadosamente.

Luego respondí a las preguntas de JC.

- No te acojones, yo estoy aquí. -
dije tranquilamente. - Y lo mismo va por ti... Jackie Chan. - comente con burla descarada.

Lo dije para picarle, pero Denton ya estaba acostumbrado a este tipo de comentarios mios.



OFF: Dere, si no es necesario hacer una tirada de Memorizar no la hago, tampoco esque me importe mucho, solo es por si lo necesito saber... ya me entiendes.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeVie Dic 09, 2011 8:54 pm

Aun tenia mal sabor de boca y un poco de dificultad para caminar pero fuera de eso se podría decir que ya no tenía tantos problemas, sabía que me quedaba poco tiempo así que tenía que apurarme había perdido demasiado tiempo saliendo del apuro en que me había metido.
Dirigiéndome a uno de las múltiples estanterías en mi casa, tomo un maletín negro de tamaño mediano con el dibujo de una cruz roja.
No se cómo están las cosas y es mejor que esté preparada, además espero que cerca de la puerta no haya radiación digo para mí.

Y lentamente me dirijo fuera de mi casa, con dirección hacia la puerta del Jardín.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMar Dic 20, 2011 6:46 pm

El último baile


La chica se movía sensualmente encima de la pasarela, con movimientos fluidos e hipnóticos. Mientras Emery Pole disfrutaba del baile de la bailarina sentado en su butaca fumándose un buen puro y una botella de licor en la mano.

¡Vamos nena!

Un hombre vestido con un traje raído y gafas de sol se acercó al señor Pole.

Tenemos problemas señor.
Ahora no, ¿no ves que estoy ocupado? —contestó enojado.
Querrá oír esto señor.
Maldita sea, ¿que ocurre ahora Sabandija?
Es… El bar de Trueno ha… —vaciló.
¡Vamos, maldita sea, o te lleno de plomo aquí y ahora.
Están todos muertos…
¿Muertos? ¿Te ríes de mí? ¡Había veinte de mis hombres allí!
Un tipo, un forastero entró y…
¿Intentas decirme que un solo tío se cargó a veinte de mis hombres?
Y—yo… Eso parece…
¡Joder! Seguro que ha sido cosa del Doctor… Maldito cabrón, ese tío esta siendo un grano en el culo. Hay que acabar con…

Los reflejos de Emery Pole siempre habían sido exquisitos y le habían salvado en muchas ocasiones. Al parecer esta no sería la última, pudo ver con el rabillo del ojo la bailarina sacaba un cuchillo de la bota y lo lanzaba en dirección a su cabeza. Le dio tiempo de coger a Sabandija y usarlo como escudo, el cuchillo atravesó su médula ósea.

Los cuatro guardias que había en la sala apuntaron con sus ametralladoras a la bailarina que rodó ágilmente a un lado de la pasarela a la vez que lanzaba tres cuchillos. Dos de ellos se clavaron en la pared pero uno de ellos perforó la rodilla de uno de los gorilas, que se dejó caer al suelo con un grito.

Emery Pole se libró del peso muerto de Sabandija y desenfundó su calibre 50. La asesina salió corriendo y saltó a través de una de las ventanas. Emery disparó dos veces pero falló las dos, aquella mujer era rápida.

¡Traédmela ahora mismo! —miró a sus hombres con una mirada de loco— Alguien va a pagar por esto…


Las sombras se ocultan en la oscuridad

Brin consiguió tranquilizar un poco a los perros pero no pudo evitar que dejaran de gruñir, era como si hubiera algo allí que no les gustará nada. El guardia de seguridad se le acercó.

Debería marcharse señor O’connor —miró a los perros—, también debería llevarse a los perros de aquí, parecen un poco descontrolados

Llegaron unos paramédicos con camillas y se acercaron al cuerpo que había tirado al suelo. Eliza llegaba con Nathan en ese mismo momento cuando los perros empezaron a gemir y salieron corriendo asustados.

Pero que… —empezó a decir Nathan pero se quedó sin habla viendo la escena.
Oye Janine ven un momento —dijo Fernando que examinaba la puerta—. ¿Janine? —se giró desconcertado— ¡Cole! ¿Has visto donde se ha metido Jan?

Los paramédicos metieron el cuerpo en la camilla, parecía ser que estaba vivo.


Kanade, Ridick y Denton se vistieron con los trajes de protección que eran muy incómodos, eso sin contar con la presión de tener que ponerlo perfectamente sellado. Primero tuvieron que desnudarse al completo para ponerse la ropa elástica que les cubría absolutamente todo el cuerpo a excepción de la cara. Luego varias protecciones por piezas y finalmente el traje sellado herméticamente. Tenía un suministro de aire para cinco horas además de un suministro de dos litros de agua. En el brazo derecho había un contador geiger que medía también la temperatura y la presión barométrica.

El traje era grueso y muy incómodo. Tanto a Riddick como a Denton se les proporcionó una pistola AD Mark II R39 para cada uno.

Vamos —dijo el jefe de seguridad.

La puerta de la pequeña habitación del vestidor se abrió. Todos pasasteis a un pasillo estrecho que tenía las luces apagadas, cada tres metros aproximadamente en las paredes había una pequeña esclusa circular a cada lado. A medida que avanzabais las luces del suelo se encendían. Al final del pasillo había una puerta cerrada herméticamente de un grosor de unos diez centímetros. Detrás había una sala de descontaminación. Luego pasasteis por otro pasillo exactamente igual que el otro y otra sala de descontaminación. Detrás de esta había un pasillo con tres puertas una detrás de la otra.

Finalmente llegasteis a una sala de control. Había una pequeña caseta donde estaban los controles para abrir una puerta. La puerta era parecida a la que había en El Jardín pero mucho más pequeña.

Esperad aquí mientras abro la puerta —dijo el Jefe.

Entró en la caseta. Os percatasteis que hacía bastante más calor en esta habitación, o quizás fueran los trajes antirradiación que llevabais puestos. A Kanade le empezaba a pesar la caja de herramientas que llevaba cargando por casi un cuarto de hora desde que se había puesto el traje.

Aquello era sofocante. Una luz naranja se encendió y una sirena empezó a sonar, y entonces la perta empezó a abrirse.


El legado del hombre


Aún no se había abierto del todo la puerta que los contadores geiger del brazo se dispararon. Primero 10 rads y luego 20 y después subieron a 70 de golpe. 0’7 sieverts de radiación y ni siquiera estabais en el exterior.

Oh dios mío… —el jefe de ingenieros parecía bastante exaltado.
Cálmese —advirtió con su voz profunda el jefe de seguridad.

La puerta se abrió por completo, mostrando un camino subterráneo, las paredes eran de roca y varias vigas de acero contenían la presión. Empezasteis a andar por la gruta, era un lugar estrecho, solo cabíais de uno en uno. El termómetro marcaba 42ºC y dentro de aquellos trajes parecían muchos más.

Al final de la gruta había un elevador, aunque se parecía más a un montacargas. Os subisteis y empezó a subir. Aunque mirarais arriba no veías ninguna luz.

¿A que profundidad estamos?
A dos kilómetros bajo la superficie, tomáoslo con calma, esto va a llevar tiempo.

Diez minutos después podíais vislumbrar la luz al final del túnel, era apenas un puntito. A medida que subíais la temperatura descendía y la radiación aumentaba. El contador marcaba 200 rads y aún quedaban aproximadamente unos 700 metros.

Finalmente llegasteis al final del trayecto. Lo que visteis os dejó sin habla a todos. Era la primera vez que veíais el exterior y era… Muy diferente a lo que habíais visto en fotografías o vídeos. No había absolutamente nada.

El sonido del contador era horroroso, parecía gravilla arañando una superficie metálica. Marcaba 380 rads, era imposible que algo pudiera vivir en condiciones tan adversas.

El corazón se os encogió y os robó el aliento. Nada. No se escuchaba absolutamente nada, ni siquiera el viento. El cielo no era azul, apenas podíais ver el cielo bajo una nube enorme de polvo que apenas dejaba brillar el sol. A vuestro alrededor solo había arena y tierras yermas. Un desierto. Nada más, no quedaba nada.

[Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 Wastelandbykevindragon


El traje antirradiación protege hasta 500rads, tiene un requisito de 40 en Llevar armadura y reduce en 2 el tipo de movimiento.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeLun Dic 26, 2011 8:27 am

JC Denton

"La puta madre" pasó otra vez por su cabeza. Kilómetros de galerias infernales y ahora la superficie resulta ser aún peor, solo polvo y ceniza, y una radiación que nos mataría bastatne pronto sin los trajes. La idea de que algo inteligente hubiese causado los problemas se le antojaba ahora estúpida, pero su instinto le seguía diciendo que todo eso parecía demasiado dificil de ocurrir por un simple fallo en el sistema.

-Deberíamos ponernos en marcha, esa sala de mantenimiento no va a arreglarse sola- apremió JC, estar contemplando aquel presagio de muerte no era algo que le tranquilizara mucho. Por suerte apra el acostumbraba a llevar equipos de protección y podía soportar el traje, pero se preguntaba como estarían los otros dentro de esas latas, seguro que los técnicos apenas podían ni andar.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeLun Dic 26, 2011 1:27 pm

Crónicas de Riddick;


Que aburrido estaba siendo este paseito. Minutos y minutos de caminata...

- Hey! Jefe! ¿Falta mucho para llegar? ¿Y que pasa con esta mierda de traje? - dije ya hastiado.

No me había contestado, y, sin darme cuenta, ya habíamos llegado. Ante nosotros se extendía un paiseje desolador...
Era una tierra yerma de arena y polvo. Hacía un calor solo comparable al propio infierno, el Sol se escondía tras unas nubes que actuaban de falso cielo.
Y lo más triste y extraño era... la soledad del lugar... nada podria estar vivo alli... ¿O sí?

- ¿Pero que coño? - dije pasmado. - Es imposible que ella haya podido sobrevivir a este lugar... - pense para mi mismo.

Rapidamente volví en mi. Esos pensamientos no debían distraerme en estos momentos...

- Jefe, voy a inspeccionar la zona... JC, estate atento -
comente. - No creo que haya nada aquí, pero... si lo hay, es preferible que lo detecte de antemano, antes de que no s pille por sorpresa... - dije seriamente meintras me alejaba.


OFF: Bueno, me voy a alajear del grupo, no mucho, unos 200 metros asi mas o menos. Ire para Advertir o Buscar, me da igual, lo que tu prefieras. Tambien ire en Sigilo y Ocultarse.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Dic 28, 2011 6:08 pm

Brin tenia nauseas a causa de la excitación. Escucho algo de sus perros, y cuando se giró ya se estaban marchando. Saben el camino de regreso, no les culpo por querer huir. El mismo habia entrenado perros para detectar cánceres, ataques epilépticos y problemas de diabetes. A saber lo que estaria detectando que venia de la puerta y de aquel hombre.

Un escalofrio recorrió su espalda. Quizás yo tambien deba salir corriendo.

Sin embargo no pudo evitar acercarse a la camilla. Queria ver a aquel tipo antes de que se lo llevaran al hospital.

Joder. Está vivo.

¡Hey! Esperad, voy con vosotros. Supo que lo miraban con desconfianza. Veterinario, especialista en enfermedades que zoonosicas, patologias que aquí se han eliminado pueden estar presentes en ese cuerpo. Cuantos mas expertos mejor ¿no?

Vio que Eliza estaba llegando, la miro buscando su aprobación.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Dic 28, 2011 9:14 pm

Eliza Faust Melanchthon

estaba apenas llegando al lugar, la puerta se podría decir abierta, al parecer una ambulancia estaba por llevarse a alguien que por su aspecto seguramente a tenido días mejores, O'Connor estaba tratando de convencer a los de la ambulancia que lo dejaran ir, no lo culpo al fin y al cavo esa persona por la ropa que trae seguramente no es residente del jardin, O'Connor me voltea a ver tratando de que asienta con lo que dijo, simplemente asiento con la cabeza, sin haber escuchado en realidad su argumento.

pese a que la curiosidad normalmente me gana, no estoy de humor para tener mas complicaciones por lo que resta del día.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Ene 04, 2012 10:21 pm

Los Truhanes bondadosos


El fuego crepitaba y se movía en una danza hipnotizante mientras los niños se acurrucaban bajo su calor. Estaban sucios, pero aquello no era de extrañar, hoy en día todo el mundo estaba sucio, a excepción de aquellos que ostentaban de recursos. Es decir, poder.

A estas horas los pequeños normalmente ya estaban acostados pero hoy era una noche especial. Los adultos en su gran mayoría bebían, reían y gritaban groserías amistosas en su ebriedad en el interior de algunas de las caravanas.

Habían acampado para pasar un par de días, llevaban ya más de una semana de viaje a través del desierto sin encontrar grandes asentamientos. Los animales necesitaban descansar o acabarían por perecer en el yermo Por suerte tenían provisiones para una semana más, esperaban encontrar algún asentamiento mucho antes.

En aquellos tiempos difíciles y en una civilización agonizante y salvaje había pocos como ellos que se dedicaran a deambular por los territorios ofreciendo nada más que entretenimiento. Por ello, quizás, la gente los solía tratar agradablemente y los recibía con los brazos abiertos allá donde fueran. Aunque nunca dejarían que entraran en sus casas o compartirían su comida con ellos. Eso no, porque ellos eran diferentes, extraños. Muchos asegurarían con firmeza que estaban locos.

Los Truhanes bondadosos los llamaban. Un grupo de nómadas, artistas y actores, se dedicaban a vender magia y esperanza a cambio de la buena voluntad de la gente que por desgracia era poca.

El titiritero estaba sentado encima de un tronco que le servía de taburete junto con los demás niños. Normalmente el titiritero era a quien los niños adoraban más, siempre acudían a él en busca de entretenimiento e historias. No solía relacionarse tanto con los adultos aunque mantenía una buena relación y todo el mundo siempre estaba encantado de tenerlo en su presencia.

Aquella noche era una noche especial. Eso les había dicho el titiritero a los niños, y por eso hoy aún estaban levantados. Lo miraban expectantes de que empezara su historia, niños de varias edades, el más pequeño una niña de cuatro años y el mayor un muchacho de catorce. La niña pequeña que sujetaba una pequeña muñeca de trapo estaba sentada en el regazo del titiritero con la boca abierta mirándolo como si fuera lo más sorprendente que había visto jamás.

El titiritero la miró y sonrió. Siempre había amado a los niños. Incluso en este mundo salvaje, su inocencia aún podía perdurar como una llama inextinguible. Los niños apremiaron al titiritero para que empezara la historia.

Esta bien —rió el titiritero— A ver… ¿Cuántos de vosotros habéis oído hablar de los monstruos? —los niños asintieron al unísono— Y estoy seguro de que creéis que los monstruos son malos ¿verdad? –El titiritero se tomó su tiempo para mirar a todos los niños bajo la luz de la fogata otoñal— Pues os equivocáis. Los monstruos siempre han sido seres simpáticos, y antes siempre estaban jugando con los niños porque antes no les tenían miedo como ahora.
Pero los monstruos se comen a la gente —dijo un niño pequeño de siete años.
—Eso es mentira Martin, los monstruos no existen —le contestó el mayor.
Calma niños —les tranquilizó el titiritero—. Todo a su tiempo, ¿no querréis saber el final de la historia antes de que haya empezado a contarla verdad?, claro que no —hacía una noche espléndida y apenas hacía frío, lo que era de agradecer en aquella época del año, pronto llegaría el invierno y sería terrible—. Bien, antes los monstruos eran seres inteligentes y para nada comían niños ni asustaban. Es bien sabido por todos que los monstruos solo comen dulces, pero había un niño travieso y también muy goloso que un día robó todas las golosinas a los monstruos. Entonces los monstruos se pusieron de muy mal humor porque no podían comer golosinas.
Había un niño pequeño muy amigo de los monstruos que quería ayudarlos y siempre que podía les traía golosinas, pero claro, no eran suficientes para todos los monstruos. Entonces tuvo una magnífica idea, los adultos no les darían golosinas a los monstruos pues les tenían miedo por culpa del mal humor en el que estaban los monstruos, así que ideó un plan perfecto. El 31 de octubre todos los monstruos se disfrazarían de niños e irían a las casas a pedir golosinas, y así lo hicieron. Los monstruos consiguieron sus golosinas de nuevo y todo el mundo estaba contento. Desde aquél día es tradición que cada 31 de octubre en recuerdo a los monstruos los niños se disfracen de monstruos y vayan casa por casa recogiendo golosinas.

El titiritero entonces sacó unas pocas golosinas que guardaba en sus bolsillos y la repartió entre los niños, porque incluso entre las ruinas y el triste ocaso de la humanidad uno podía encontrar la paz y la felicidad, porque la magia aún existía en el corazón de los niños.


Un plan maestro

Brin se subió a la ambulancia junto con Lucas uno de los paramédicos. Miró a Brin, aquello le resultaba tan extraño como a él. Incluso parecía algo preocupado, asustado incluso.

¿De dónde crees que vendrá? —dijo mientras miraba el cuerpo inmóvil— ¿Crees que… podría ser que viniera del exterior? Eso es imposible ¿verdad? Vaya que sí, que tonterías digo.

No parecía muy convencido de sus propias palabras. El trayecto fue rápido, dos minutos. Llegasteis por la puerta de urgencias del hospital. Cuando se abrieron las puertas traseras de las ambulancias había un médico y dos enfermeras esperando, James Morrison y Jessica y Anna María Clarke que eran madre e hija. Detrás de ellos había tres guardias de seguridad bajo sus cascos que ocultaban sus rostros y los dos guardaespaldas del Director que vestían con traje y gafas de sol. Siempre te habían parecido escalofriantes.

Todo ocurrió con suma celeridad y apenas te dio tiempo a reaccionar. Entraron la camilla al interior entre las enfermeras y los paramédicos. Uno de los guardias de seguridad los escoltó.

Trasladadle al cuarto piso —dijo el guardia.

Era extraño, los pisos tercero y cuarto no habían estado operativos nunca y el acceso era restringido. Por lo que sabías se había quedado a medio construir antes de la guerra y por eso no se permitía el acceso a nadie.

Preparad los trajes antirradiación —dijo el médico que entraba detrás de la camilla.

Cuando hiciste ademán de seguirlos uno de los guardias de seguridad te impidió el paso.

Lo siento pero el hospital esta en cuarentena desde este mismo momento, nadie entra o sale sin acreditación de nivel negro —el guardia de seguridad formuló la frase perfectamente ensayada.

Sabías que la acreditación de nivel negro era la de máxima seguridad. Había muy pocas zonas del Jardín restringidas a esa acreditación y por lo que sabías también muy pocas que poseyeran este tipo de acceso. Por lo que sabías había una para acceder al laboratorio de alto riesgo donde solo tres de los catorce científicos actuales tenían permiso para entrar. Otra zona estaba en el edificio administrativo en la sala de sistemas y la última justo al nivel de acceso subterráneo del monumento del Jardín en el centro.

Una mano firme y grande se posó sobre tu hombro. Tenías los dos gorilas justo a tus espaldas.

Acompáñenos señor O’Connor, el Director desearía hablar con usted —su voz era firme, monótona y carente de personalidad. Parecían robots ejecutando órdenes.


Eliza estaba cansada y no tenía ganas de más sobresaltos por hoy así que decidió irse a casa a echarse un buen sueño. Ya se enteraría mañana por la mañana de lo que había ocurrido. Lo normal hubiera sido intentar no despegarse de los sucesos pero hoy no había sido un buen día.

El Jardín aún estaba completamente a oscuras y en silencio. No había nadie por la calle. Era siniestra toda aquella tranquilidad. Caminaba absorta en sus propios pensamientos mientras sus párpados parecían ganar peso. Eliza perdió el equilibrio al tropezar con alguna cosa y cayó de bruces al suelo.

“der’mo”

Te pareció escuchar la voz de alguien, no entendiste la palabra en sí, sonaba raro. Miraste a tu alrededor pero no viste absolutamente nada. Todo parecía estar igual de inquietantemente tranquilo que antes.


Devastación y sangre

Riddick se alejó inspeccionando el terreno. En su mayor parte el terreno era plano a excepción de algunas dunas en el horizonte y algunas montañas al otro lado. Inspeccionaste el terreno pero no viste nada que te llamara la atención a excepción de una escotilla que había a unos diez metros del elevador. Probablemente sería el acceso al generador o lo que fuera que se hubiera averiado.

Bien, vamos —dijo el jefe.

El ingeniero jefe cayó de rodillas al suelo, el plástico no dejaba ver su rostro pero parecía horrorizado.

Dios mío… Esta todo… No hay nada…
Escucha no hay tiempo para estupideces, levanta y acabemos con esto de una puta vez joder —el jefe de seguridad lo agarró violentamente por el brazo y lo levantó a la fuerza.

Fzzzzzzzzzzzst!

Una piedra rasgó el traje del ingeniero por la pierna. Era una brecha de unos veinte centímetros.

No, no, no, no, no, no… Joder no, ¿por qué a mí? —estaba perdiendo el control.
Escúcheme llorica de mierda, no se preocupe. Cuando volvamos lo limpiaremos de radiación en la sala de descontaminación, tenemos un trabajo que hacer así que concéntrese, nuestros vecinos y familias dependen de nosotros.

Aquello pareció tranquilizarle un poco, por lo menos lo suficiente como para que no perdiera el control. Os acercasteis todos a la escotilla y bajasteis por las escaleras. En el interior había las luces verdes de emergencia encendidas.

Mierda, creo que me encuentro mal, me estoy muriendo…
Cállese por dios… Los efectos de la radiación tardarán en presentar síntomas, calculo que por lo menos una hora así que trabaje rápido si quiere vivir.

Avanzasteis por el pasillo, era estrecho, no cabían más de dos personas por él. Cuando llevabais unos cinco metros visteis unas manchas oscuras en la pared. Como salpicaduras de pintura, o alguien que hubiera arrastrado el pincel por la pared. La puerta a la sala del generador estaba solo a cinco metros más.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeJue Ene 05, 2012 3:11 am

Crónicas de Riddick;


Me había alejado de mis "compañeros" y solo ví tierra yerma.

- Nada por aquí, nada por allá, joder... que vista mas triste y patética. - dije en voz alta.

Lo único que llamo mi atención fue la escotilla esa, seguramente es a donde tenemos que bajar.
Justo regrese en el momento en el que el Ingeniero Jefe se le rasgó el chandal de plástico, no paraba de quejarse... y yo odio a las nenas...

- Todo limpio jefe, en los alrededores no hay ni un alma. - dije con pasotismo mientras miraba al llorón del Jefe de Ingenieros.

Bajamos por aquellas escalerillas y nos encontrabamos en un pasillo estrecho con lucecillas verdes. Algo en la pared llamó mi atención, asi que me acerqué a ella, separándome ligeramente del grupo.

- ¿Pero qué coño? ¿Pintura? -dije extrañado. - ¿Sabes si hay alguien más aquí? ¿O si han enviado a alguien más aparte de nosotros? - pregunte con algo de preocupación a la nenaza.

El tipo me mira asustado...

- ¿Q-qué? Y-yo... no sé... Que yo sepa no hay informes de salidas al exterior... C-creo que no... E-espera, ¡sí! Hace sesenta y cinco años hubo una expedición, para una avería parecida me parece... no estoy seguro, se lo escuché decir a mi padre hace años... yo... no sé, ¿por qué lo dices?

El tipo estaba acojonado de cojones... nunca mejor dicho. Sesenta y cinco años es mucho tiempo como para pensar que ese pavo pueda estar aquí aún...

- ¿Sabes si ese hijo puta regreso al Jardín? - dije con cara de aburrido.

- N... no lo sé. - dijo tembloroso el Ingeniero Jefe.

- Basta de cháchara, tenemos trabajo que hacer. - dijo el Jefe de Seguridad.

Tras eso simplemente seguí con lo mío, inspeccione esa "pintura", pase mis dedos por ella levemente, saque mi cuchillo y raspe un poquito la pared, quería comprobar si estaba fresca o si era de sesenta y cinco años...

- Esto me da mala espina Jefe... quedaos aquí, voy a mirar a ver que hay. - dije con un tono más serio.

Como un gato negro, me camufle en las sombras y fuí lo mas sigiloso que pude, confiaba en que la oscuridad me diera algo ocultación. Asi que cuando llegue a la puerta, la abrí lentamente y mire por ella.

- ¡Joder! ¿Por qué estoy tan nervioso? Se supone que aquí no hay nada... pero... entonces... ¿qué es esta sensación que me inquieta? - pense para mi mismo.


OFF: Bueno, lo que hago practicamente es Advertir en la pared, para ver si se trata de sangre y si esta fresca o no... que lo dudo. Luego voy en Sigilo y Oculto, aprovechando la leve oscuridad de la zona. Tambien intento abrir la puerta en Sigilo.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeLun Ene 09, 2012 10:19 am

JC Denton

Por si no estaba lo suficientemente nervioso encima el que se suponía iba a arreglar el problema estaba entrando en estado de shock, y por si no fuera poco encima aquellos trajer parecían poco resistentes, al menos el del ingeniero jefe, y encima también el jefe de seguridad parecía casi más nervioso todavía, empujando por la fuerza a avanzar a los civiles, de una manera calificable como violenta.

A Riddick todo aquello parecía pelarsela, seguía avanzando y mirando con desprecio al resto, hasta que por fin encontraron su objetivo, lo que fuesen ha hacer estaba a unos metros de ellos, detras de una puerta en un pasillito manchado de.... "Oh, mierda" pensó.

Dado que Riddick ya hacía su trabajo examinándolo todo, el se dedico a quedarse cerca de los ingenieros, en cuanto esuchó la hitoria sobre la anterior salida puso la pistola en mano, dispuesto a cubrir a su compañero y a los ingenieros.

Dado que Riddick lo hacía todo en silencio prefirió no moverse nisiquiera hablar, cada uno tenía su papel.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Ene 11, 2012 3:18 pm

Kanade

Kanade no conocía de mucho a Alan, el ingeniero jefe, solo de haber coincidido en un par de encargos, de hecho ni siquiera sabía si tenia esposa ni hijos pero aún así fue el único que sintió compasión por el cuando se le abrió una brecha en el traje anti radiación.

Al parecer el modo de vida del jardín había vuelto fríos a sus habitantes, insensibles hacia el sufrimiento ajeno, autómatas únicamente preocupados por su bienestar. Triste.

Al ver el desolador paisaje incluso se acojonó mas aún, pero de algún modo cuando Alan se rompió el traje dejó de pensar en su situación en para poder tranquilizarle, aún sin estar convencido de lo que decía.

-Venga, tio, levanta, vamos a arreglar la puta avería y luego vamos a volver al refugio con nuestras familias, joder, todo va a volver a la normalidad, un ultimo esfuerzo, puedes hacerlo...

No quería que el ingeniero jefe se convirtiera en un estorbo para el grupo o que perdiera el sentido, ya que sabia que esos tipos del cuerpo de seguridad lo sacrificarían de un balazo sin dudarlo ni un momento, aunque quien sabe, puede que eso sea precisamente lo mas piadoso, pobre hombre. Lo peor de todo era que en aquel momento el Jardín dependía de sus conocimientos y... estaban bien jodidos.

Kanade se apoyó a Alan en el hombro para ayudarlo a avanzar.







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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMiér Ene 11, 2012 7:58 pm

Eliza Faust Melanchthon


Pese a que habían pasado algunas cosas interesantes en las ultimas horas, me sentía cansada y no tenia ganas de averiguar que había pasado con la persona que estaba en la puerta, supongo que con un par de llamadas podría averiguar algo pero, extrañamente no estoy de humor para eso, supongo que mañana averiguare que rayos esta pasando.

De momento es mejor que descanse y mañana ya veremos digo en voz alta al mismo tiempo que me acuesto en un sillón en mi casa.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeSáb Ene 14, 2012 12:32 pm

Lucas estaba acojonado. Era de los paramédicos mas jóvenes, y la verdad es que en el tiempo que lo habia conocido no recordaba ningun incidente grave. Supongo que esto le viene grande.
Como a todos

¿De dónde crees que vendrá? —Escucho mientras inspecciono –Sin tocar- al extraño— ¿Crees que… podría ser que viniera del exterior? Eso es imposible ¿verdad? Vaya que sí, que tonterías digo.

Pues no se chico, a lo mejor el no sabia que es imposible.
Es del exterior joder ¡Ha salido de la puerta! ¡De la puerta!


Llegamos al hospital, en pocos segundos el “paciente” fue llevado al cuarto piso. Me sorprendio que la orden la dio uno de los guardias, y no ninguno de los médicos que estaban alli. Además ¿El cuarto piso? No si al final tendria que creerme toda la bola de conspiraciones que soltaba willian cuando despotricaba borracho.

Me preparaba para seguir con mi técnica “Avanza como si tuvieras permiso y te darán permiso” pero me enfrenté a alguien que era inmunne. El guardia me paró antes de poder entrar en el hospital.

Lo siento pero el hospital esta en cuarentena desde este mismo momento, nadie entra o sale sin acreditación de nivel negro —el guardia de seguridad formuló la frase perfectamente ensayada.

¿Negro? Bueno, al menos se lo están tomando en serio

Escuche. Volví a repetir la perorata, a ver si colaba. Ya he estado en contacto con el, podria estar infectado, tendria que entrar. Además soy un profesional de la salud con conocimiento en campos que los doctores actuales no poseen, me necesitan allí arriba.

Mientras discutia la mano de un oraguntán dejó caer todo su peso en mis hombros. Nunca habia visto un organtuan, solo en películas, pero si tuviese que imaginar sus manos, serian mas o menos de ese peso y fuerza. La mano estaba unida a uno de los esbirros del Director.

Acompáñenos señor O’Connor, el Director desearía hablar con usted —su voz era firme, monótona y carente de personalidad. Parecían robots ejecutando órdenes.

¡Oh genial! No habria hablado con el director mas de 10 minutos repartidos entre todas las conversaciones que habian tenido en toda su vida. ¿Y ahora quiere hablar conmigo? Me da que no es para aumentar el presupuesto de mis programas de investigación.

Queria negarse, pero aunque la politica del director era “Paz y tranquilidad” esos dos no parecian en absoluto comulgar con ella, además desde jóvenes se nos habia condicionado a responder a ese tipo de llamadas con una frase.

De acuerdo señores, llevenme.
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMar Ene 24, 2012 7:28 pm

Ruge La Palestra


Los gritos se alzaban en el aire feroces, se escuchaban a cientos de metros de allí. Coreaban sangre y violencia al unísono. Nada más importaba, cada tres días los habitantes de Martillo y la gente que viajaba expresamente hasta allí para ver el espectáculo o probar fortuna se olvidaba de todos sus problemas. Lo único que importaba era el espectáculo, ya no importaban las botellas de agua vacías ni la falta de comida. Ni siquiera importaba que cualquier noche mientras dormías pudieran asesinarte por una triste lata de comida, o lo que era mucho más aterrador, para ser tú mismo la comida. Aunque eso solo eran rumores claro, pero todos sabemos que en los rumores siempre hay algo de cierto.

Así pues, como cada tres días la Palestra habría de nuevo sus oxidadas puertas de metal y dejaba entrar a la gente por un módico precio de tres caparazones. Los caparazones de cucarachas pétreas eran probablemente la moneda más extendida actualmente. La comida era difícil de encontrar pero estos insectos mutados de la cucaracha común que tienen un caparazón grueso, negro y redondo eran bastante abundantes y por ende la mejor fuente de proteínas que uno podía encontrar. No es difícil comprender entonces que la gente comenzara a comerciar con ellas, hasta que con el tiempo empezaron a circular solo sus caparazones y así se convirtieron en la moneda oficial, aunque el truque sigue estilándose.

La Palestra, como ya os habréis imaginado si sois algo cultos, es lo más parecido que existe actualmente a un coliseo. Se trata de un enorme edificio de metal herrumbroso que por extraño que parezca es bastante sólido. Construido con vigas de metal, esas de construcción y varias planchas de los más variados materiales con una forma circular aunque algo escamosa y de un color que varia entre el negro, el gris y el rojo con muchísimas pintadas. Tiene la altura de unos cuatro pisos y en lo más alto se alzan doce columnas de metal puntiagudo donde cuelgan harapos, huesos y trozos de carne en descomposición de los que mueren en la arena. Las gradas están hechas también de metal, madera y piedra. Incluso tiene trozos de edificios que han sido transportados hasta allí. También muchas manchas de sangre por todos lados, pues las peleas no siempre se desarrollan solo en la arena, a veces estallan conflictos en la gradería.

Por lo general La Palestra es un gran sitio donde pasar el rato y hacer fortuna. Uno siempre participar en los combates si lo desea o desafiar a alguien. Además las apuestas son algo muy habitual por lo que si eres inteligente puedes ganar una fortuna. No hace falta decir que los que participan apuestan siempre todo lo que tienen a su favor pues si pierden no importará porqué lo más probable es que mueran en la arena o queden seriamente mutilados, que en este mundo salvaje en el que vivimos viene a ser lo mismo.

El señor Emery Pole es quien dirige todo el cotarro, es el hombre con más poder en Martillo y uno de los esclavistas más poderosos de la región. El hombre sin sangre lo llaman, un apodo bien merecido porque ese hombre no tiene más que veneno en su interior. Es también lo más parecido a un alcalde que hay en la ciudad de óxido y lo dirige con crueldad y miedo. Cualquiera podría esperar una revuelta pero no El hombre sin sangre, porque él es un tipo increíblemente listo, todos los tiranos lo son sino su reinado nunca llegaría a consolidarse. El odio siempre es una buena baza para unir a tu pueblo, y el miedo mucho más pero hay algo muy superior a todo esto, sobretodo en los tiempos que corren, el entretenimiento. Emery Pole quizás no les ofrezca seguridad a sus conciudadanos, ni siquiera un techo donde vivir o una comida, en Martillo si quieres algo te lo tienes que ganar por tus propios medios y con sangre, normalmente acompañado de una gran suma de dinero. También es tu deber proteger aquello que has conseguido con tu sudor. No, Emery Pole no ofrece ningún tipo de seguridad, pero controla La Palestra, y eso es lo que el pueblo quiere. Quiere salir de sus casas y ver como masacran a otros en vez de a ellos mismos, quieren descargar toda su rabia en los luchadores que se enfrentan a muerte, quieren evadirse de sus tristes y agónicas vidas, les vende ilusión, y la ilusión amigos míos siempre ha sido más valiosa que la realidad. Por si fuera poco El hombre sin sangre les ofrece la oportunidad de enfrentarse a sus esclavos a quien quiera. Si mueres en la arena tu triste vida habrá acabado pero si por el contrario vences te habrás ganado el derecho de escoger uno de los esclavos del señor Pole, cualquiera, el que más te apetezca. Si sales victorioso te habrás ganado un esclavo, un sirviente, alguien que arriesgue la vida por ti todos los días en las calles. Alguien que te sirva como tú quieras.


Enterrando verdades

El trayecto hacia el despacho del director fue lento. Hicisteis el camino a pie y en silencio andando en la oscuridad salvo por las luces de emergencia de color verde que resplandecían con un brillo etéreo a los lados del camino.

Tenías a cada uno de los guardaespaldas a un lado, eran bastante más altos que tú, por lo menos un palmo y estaban en muy buena forma. No eran unos tipos muy sociables que digamos, los habías visto muchas veces por supuesto, al fin y al cabo el Jardín no es un lugar tan grande y la mayoría de terreno esta ocupado por el jardín central y los campos de conreo y ganadería. Nunca los habías visto hablando con nadie que no fueran ellos, al menos no voluntariamente, además, siempre iban juntos lo que era un poco siniestro. Tenían cierto parecido, quizás fuesen hermanos. Nunca te habías molestado en averiguarlo.

Pasasteis cerca de la puerta y te pareció captar un olor denso y metálico, quizás era sangre. Miraste a tu “escolta”, cuando te vieron vacilar te obligaron a continuar, no les hizo falta decir nada, estaba claro, si te negabas a avanzar ellos lo harían por ti. Miraste alrededor pero no pudiste ver nada sospechoso. Quizás fueran imaginaciones tuyas, había sido un día muy largo.

Por fin llegaste al edificio de la administración, allí te hicieron subir hasta el último piso donde estaba el despacho del Director. Primero había una pequeña sala de espera. Luego en una pared de cristal que probablemente estaba reforzado había una sala aún más pequeña donde estaba la mesa de la secretaria. Uno de los gorilas se quedó en el umbral de la puerta, lo que te inquietó y alivió a partes iguales. Por lo menos ahora solo tenías a uno pegado a tu sombra. Después del despacho de la secretaria estaba el del director, las paredes eran de cristal pero tenía unas de esas cortinas que son como paneles y ocultaban el interior. El otro gorila te abrió la puerta.

Nada más entrar percibiste un olor dulzón, probablemente de té. Té de frutas.

Siéntese señor O’Connor —dijo el presidente.

Espero a que te sentases. La luz verde de emergencia de atrás hacía que el Director pareciese una silueta oscura sentada en su sillón de piel. Se reflejaban algunos destellos de luz en sus lentes cuadradas dejando intuir levemente sus ojos. Era una imagen intimidante. El guardaespaldas se quedó de pie junto a la puerta. Preferiste esperar a que empezara él la conversación.

Me imagino que tendrá una vaga idea de porque le he hecho venir hasta aquí —su voz era calmada, casi mecánica y fría, daba escalofríos—. Usted estaba en el incidente que ha habido hace una hora en la puerta —paró de hablar un momento como si esperase tu contestación pero antes de que pudieras decir nada asintió y continuó como si nada—. Debe comprender una cosa señor O’Connor, el funcionamiento de estas instalaciones, el último vestigio de la humanidad es algo muy delicado. Es mi responsabilidad mantener este lugar en orden, y lo último que necesita esta comunidad es escuchar falsos rumores que propaguen el miedo entre los ciudadanos. Le conozco muy bien y se que le gusta meter las narices donde no debe, por eso apelo a su sentido común. No hablará con nadie sobre lo sucedido esta noche. No hará preguntas, ni buscará respuestas. Usted va a volver a su casa y va a dormir plácidamente. Mañana será un nuevo día y todo habrá vuelto a la normalidad —te pareció que sonreía aunque eras incapaz de ver su rostro—. Si decide investigar por su cuenta o esparcir falsos rumores me veré obligado a tomar medidas. Puede irse, ha sido un placer hablar con usted.

Ni siquiera se levantó o hizo además de darte la mano.

Una cosa más señor O’Connor, me imagino que ya lo sabe pero solo quiero dejar clara mi bondad al haberle dejado poseer tantos animales de compañía. Sería una lástima que cambiase de opinión.


Cadáveres y reparaciones

Riddick examinó la pared, había una posibilidad bastante alta de que aquellas pintadas fueran en realidad manchas de sangre por como estaban esparcidas pero era imposible de decir con aquella luz. Avanzó sigilosamente mientras el grupo se quedaba atrás. El silencio era denso y pesado, acompañado de una tensión que os hacía escuchar los latidos de vuestros corazones. Alan pro su parte ya no parecía tan alterado, ahora parecía distraído de todo, algo inconsciente, como si estuviera muy lejos de allí.

El silencio fue roto con un ruido que pareció mucho más fuerte de lo que había sido en realidad. Riddick había tropezado con una palanca de metal. Era extraño encontrar una herramienta de ese tipo por ahí tirada sin más, pero nada más entrar quedaba claro que nada de aquello era habitual. El jefe de seguridad empuñaba si pistola apuntando al frente hacia la puerta entreabierta a la que se dirigía Riddick.

Ya estando mucho más cerca de la puerta pudiste ver una mancha con forma de mano en la puerta. Ahora estabas seguro, se trataba de sangre, la pregunta era cuanto tiempo llevaba allí. No había moros en la costa así que entraste, era una sala de generadores auxiliares. Había en total cuatro filas de generadores que creaban cinco pasillos, examinaste la sala concienzudamente. Encontraste dos cadáveres en la esquina izquierda cerca de la cuarta fila de generadores. Su piel estaba reseca, parecían momificados lo que hacía muy difícil identificar cuanto tiempo llevaban muertos. Suerte de los trajes que llevabais, porque el aire debería estar muy enviciado allí abajo aunque el estado de los cadáveres sugería también que era un ambiente seco.

Te fijaste en que tenían la ropa hecha jirones pero se veían restos de un traje antirradiación, aquellos dos eran del Jardín, no había duda alguna, el equipo era el mismo que llevabais todos. Las heridas que habían causado su muerte eran extrañas, era prácticamente imposible que un ser humano hiciera aquello. A uno le faltaba un brazo y mostraba cortes por todos lados y una herida mortal en el vientre que lo tenía completamente abierto. El otro le habían clavado algo afilado en el ojo y muchos otros cortes superficiales por todo el cuerpo, también tenía el vientre completamente abierto. Te diste cuenta que toda la habitación estaba manchada de sangre. Aquello era un caos. Pero no podía ser lo que había causado la avería porque aquello llevaba así por lo menos una semana. La habitación estaba despejada así que lo anunciaste a los demás que esperaban.

El jefe de seguridad guardó el arma. Todos sentisteis el alivio cuando Riddick anunció que estaba despejado. El jefe os miró.

Bien vosotros dos, ya sabéis lo que tenéis que hacer, buscad la avería y reparadla. Vamos.
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Masculino Tauro Rata

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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeMar Ene 24, 2012 10:50 pm

Crónicas de Riddick:


Todo estaba jodidamente tranquilo y eso... me inquietaba aún mas. Era mas que evidente que lo que había en la pared y la puerta era sangre... ¿Qué otra cosa podría ser?

Estaba tan sorprendido que no pude darme cuenta de que había una herramienta a mi lado, la cual golpee haciendo un ruído que no me molo nada, y más tratándose de mi.

- !Puta palanca de mierda¡ - dije cabreado al hacer ruído. - ¿Una palanca aquí? ¿Pero que coño? - me dije extrañado.

Mire hacia atrás a modo de "disculpas", me quede pensando un rato, y tras meditarlo unos pocos segundos.

- !A la mierda¡ Voy a entrar, total, si hay algún alien ahí dentro ya sabrá que estoy en su "barrio". - dije quitándole sal al asunto.

Mientras investigaba la estancia, ví a dos pavos, dos pavos muertos lógicamente. Llevaban secos aquí algo de tiempo.
Uno de ellos tenía algo clavado en el ojo, y me llamo la atención, asi que lo cogí también... por si acaso.

- !Oh tío¡ te han jodido de verdad... - le dije al cadaver mientras los registraba.

Me quedaría con las tarjetas que pudieran parecer accesos de entradas a lugares restringidos como estos. Sin embargo, cosas como su cartera y posesiones personales se los daría al jefe, igual les es necesario para identificar a estos cuerpos... o para sus familiares.

Una vez "limpiados" y habiendo registrado mas o menos la estancia avise a mis compañeros.

- !Todo despejado¡ Podeis pasar señoritas... - dije con un toque irónico.

Informé a el jefe de la situación, y este había dado órdenes a Jackie Chan y al llorica para hacer lo que debían hacer.

Una vez dentro estos tios, me acerqué a mi compañero.

- Si lo llego a saber, hubiera invitado a esa doctora cachonda que estaba en el bareto, ahora mismo tengo unas ganas terribles de saber hace cuanto murieron esos tíos... ¿Tú no JC? - comenté mientras eñalaba a los zombies.

- Por cierto jefe... ¿Cree que deberíamos llevarnos los cuerpos al Jardín para que sean examinados con mas detenimiento? ¿O sería muy arriesgado llevar semejante radiación hasta arriba? - pregunte como quien no quiere la cosa.

Como no podía estar quieto, seguí rastreando la estancia mas concienzudamente... buscando (huellas o lo que sea) algo que pudiera haber hecho esta masacre, si esta aquí, lo encontrare...
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Sir Lobo
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Masculino Cáncer Serpiente

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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeSáb Ene 28, 2012 12:49 pm

Brin O'Connor

Caminaba lentamente. Habia mientras miraba de reojo a su escolta. En el ring sabia tantear muy bien de que pié flaqueaban sus rivales. Los habia derribado tan fuertes o tal altos como ellos. No era eso lo que le daba miedo.

Era de puta piedra. No era capaz de leer ninguna emocion, podrian haberme lanzado un gancho perfectamente sin que fuera capaz de preverlo. Ningún gesto, nada.

Llegamos a el despacho del director. Donde escuchaba atentamente. Brin siempre habia pensado en el director como un hombre afable. Las pocas veces que lo veia siempre parecia agradable. Confiable. ¿Como se habia dejado engañar? El olor dulzón parecia querer ocultar otro olor, mas discreto, y mucho menos agradables. Brin pensaba que ciertos rasgos físicos estaban muy relacionados con rasgos mentales y emocionales. Ahora, al ver al Director veia muchos de los que el consideraba "No Confiables" Los labios finos y rojos, como gusanos. Los ojos muy juntos y pequeños, detrás de esas gafas...

¿Me está diciendo que mienta? ¿Y la capacidad de expresarse libremente? ¿No eramos el último reducto de la civilización?
La agresividad se destilaba en cada una de sus palabras, mientras, una vocecilla en su cabeza decia. Cuidado, vas a acabar en un sotano, oscuro y frio si lo molestas mucho...

Entiéndame. No planeo sembrar el pánico. Pero el "incidente" de la puerta nos afecta a todos. ¿Porque no se muestra mas amable Director? Yo le prometo ser un buen chico, pero ¿Podria al menos participar en la investigación, o hacerme participe de ella?


Por ultimo, la cara de Brin se endureció. No hace falta amenazar la vida de un ser inocente para dialogar. En el colegio nos enseñaron que fue por ese camino por donde vinieron las bombas...
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Chewaca
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeLun Ene 30, 2012 4:12 pm

JC Denton

"Esto cada vez se parece más a esas películas de archivo que s esupone veia la gente antes de la guerra, cadaveres mutilados donde no debería haber ni polvo...." pensó.

El hecho de que la cosa estuviera despejada tampoco le tranqulizó mucho, se suponía que nada salía nunca en del jardín y que no había nada fuera, pero no s epodían negar los hechos. Iba a decir algunas palabras cuando recordó que lo trajeron no para mandar sino por sus conocimientos técnicos.

-Jefe, si no le importa voy a ayudar a los técnicos, mientras antes acabemos esto antes volveremos- le dijo con intención de seguirles, asegurarse de que no la cagaban por el miedo y de que si pasaba algo salieran ilesos.
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Yerald
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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitimeJue Feb 02, 2012 9:05 pm

Kanade

Kanade se tomó solo un instante para asimilar el grotesco escenario, que los cadaveres llevaran los mismos uniformes que el era algo que le intranquilizaba bastante.

La forma en la que habían sido asesinados todavía lo ponía mas nervioso, no obstante el tiempo avanzaba rápido y era completamente necesario que intervinieran de inmediato con las reparaciones.

No obstante... antes debía hacer algo por Alan.

-Nos pondremos a ello de inmediato, pero me temo que sin el ingeniero jefe estamos perdidos...

Dijo Kanade mientras haciendo uso de una herramienta arrancaba un trozo del traje anti-radiación de uno de los cadaveres, el que no tenía brazos, por si no estaban del todo muertos.

-No sé si servirá de mucho, pero quizás esto frene el efecto de la radiación.

Hizo un torniquete en la abertura del traje de Alan para sellarlo.

-Bien, ahora, por donde debemos empezar?

Y dicho esto empezó con la tediosa tarea de la reparación.



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MensajeTema: Re: [Capítulo 1] En el Jardín del Edén   [Capítulo 1] En el Jardín del Edén - Página 2 I_icon_minitime

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[Capítulo 1] En el Jardín del Edén
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