Lo que pasó con el grito de Jorge [Post de coña]

Aquel era un buen día. Tan sólo había tenido que despachar a un par de equipos de Jürgands a cargarse a un dios de cierto universo para conseguir su Anima. Nada raro, vamos, lo normal. Lo de Eljared les había jodido un huevo, pero bueno, habían pasado cosas peores. Anda que no fue una putada lo de Rah.

Pero era lo de menos. Barnabas se encendió el puro, le dió una calada, y después un trago a la taza de café. Bueno, era hora de ver que coño hacían los de Gaia, así que le dio al sonido. A ver que se escuchaba en la atmósfera de Gaia.

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Aquel grito despertó a Elisabetta, que estaba teniendo un sueño sobre Némesis que no debería tener a su edad.

Celia también se levantó, asustada y sudando, pese a la buena temperatura que habían en Paradis Paradis.

En algún lugar de las profundidades de la tierra, aquel grito primordial hizo que los Primigenios temblasen en su sueño milenario.

Una línea tachaba aquel maestro plano. Y además la pluma había rasgado el papel. En una esquina de la sala el Príncipe Lucanor Giovanni Frey se ponía una mano en el pecho, sorprendido y con el corazón latiendo muy rápido ¿Qué había sido eso?

Kisidan se levantó. No había oído el ruido de Elisabetta al levantarse, pero si había oído aquel grito... No había escuchado algo así desde hacía mucho tiempo. Antes incluso de ser Kisidan. Cuando aún era un esclavo en un tiempo que ya nadie recordaba.

Romeo abrió los ojos. Llevaba el día entero meditando. Nada había conseguido sacarle de su estado de concentración, pero aquel grito. Le había helado la piel. ¿Había llegado la hora que tanto esperaba?

En alguna cámara secreta, alejada del mundo, el cuerpo de la Santa Elienari se estremeció. Aquel grito era algo mayor que lo que nunca había sentido. Incluso los sonidos de Baal parecían el llanto de un niño al lado de aquello.

Su mente despertó un instante. El Señor del Infinito despertó un momento de sus ensimismamientos. Aquel grito había logrado traspasar la barrera existencial que le ataba a aquel lugar. ¿Qué era? ¿Y cómo lo había hecho? El Señor del Infinito no buscó su respuesta. Tan sólo gritó, respondidendo a aquel sónido.

El campo de entrenamientos J-01 estaba en uso. El patriarca Vandercräun estaba viendo como aquellos jóvenes que algún día estarían a su mando como Jürgands entrenaban, con una habilidad y poder que harían que allá abajo les consideraran dioses. Sus ojos estaban puestos en las idas y venidas de los chicos. Hasta que escuchó el grito. Sólo una vez en toda su existencia había escuchado algo similar, y cuando lo hizo, el Cielo se abrió...

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¡JODER! Barnabas pegó un brinco en su sillón. ¿QUÉ COÑO HA SIDO ESO? Aquello le había sobresaltado. Y siendo quien era, eso era grave. ¡COMO ME ENTERE DE QUIÉN COÑO HA PUESTO EL VOLUMEN DE LOS ALTAVOCES AL MÁXIMO VAN A RODAR CABEZAS!


Haceos una idea del grito de Jorge.