[Campaña 3] (Jiang y Miquelangello Brunetti)

Soñe con la Fortaleza. Los cielos eran de color rojo, las brasas flotaban en el ambiente. Parecia el mismisimo Infierno. Un gran Ejercito se reunia a las afueras de esta. En la cabeza del ejercito, estabamos Jiang y yo, cogidos de la mano. Pese al momento, estaba contento.

Cuando el general dio la orden, salimos todos, preparados para batir a la Hermandad. Me separe de ella un momento, un solo y sencillo momento. Habia avistado a Alexei. Estaba luchando contra el, cuando un desgarrador grito me distrajo. Cuando vi lo que causo el grito, note como mi alma se partia en dos: A Jiang le habian propiciado un profundo corte en el pecho. Caia al suelo...

Cai al suelo, arrodillado. Miles de sentimientos que nunca antes habia sentido ahora se arremolinaban en mi mente: Dolor, ira, pena, rabia, tristeza... Y venganza.

Cuando me di cuenta del motivo por el que estaba aqui, ya era demasiado tarde. Alexei ya se estaba preparando para darme el golpe final. Pero yo no me opuse. No tenia nada por lo que vivir, nada por lo que luchar... Por mi culpa, perdi a mi madre, perdi a mi padre. Perdi a todas mis amigas, mis segundas hermanas, en el burdel. Perdi a mi hermano, Furion, que me ayudo a ser la persona que era. A Godia, que aunque no la conociera mucho, era una mujer honorable, y una parte de su valentia quedo en mi mente grabado. Y ahora a Jiang... No la pude defender...

Extendi las manos. -Matame... No me importa nada, ya... -Dije. El me respondio, con una fria voz, diferente a la que conocia: -Tendrias que saberlo. La ambicion lleva al odio. El odio lleva a la fuerza. Y la fuerza lleva al poder... Saca tu odio. Vengate. Levantate, e intenta matarme... -No me podia esperar menos de la persona que nos habia traicionado, tras haberse ganado nuestros corazones... Pero tuve fuerzas para responderle. -Tu no me conoces del todo bien... -Fue lo unico que murmure. El solto una carcajada, dispuesto a arrebatar mi vida. A dejarme sin aliento...
Cerre los ojos...



Abri los ojos. Estaba en una sala completamente blanca, blanca como la nieve, blanca como... como la luz. Estaba arrodillado, en la misma posicion que antes, solo que ahora Alexei no estaba delante mio. En lugar de el, habia una mujer, que desprendia una enorme y acogedora luz.

La mujer empezo a hablar. -Al fin, Miquael... -Dijo. Me puso su mano derecha en mi cabeza. -He estado vigilandote desde aqui arriba... He visto tus actos... Tu comportamiento...

He visto como te has sacrificado por los demas, solo por el bien de ellos. Pero sobretodo he visto como nunca has perdido la fe. -Su voz me inspiraba calma y tranquilidad. Era pintoresca, musical... Solo comparable con la de los angeles. Pero...¿quien era ella?

-Estoy tan orgulloso de ti, hijo mio... -Paro un momento. Bajo la mano a mi mejilla. Bajo su tono de voz. -Y por eso, tengo un regalo para ti... -Subio de nuevo la mano, extendiendo tambien la otra. Con ambas manos, empezo a cantar una extraña cancion, en un idioma desconocido para mi. Notaba como, a lo largo de mi piel, una especie de tatuajes empezaban a cobrar forma, brillando extrañamente. Me sentia... diferente.

Parpadee. Y, en ese solo parpadeo, volvia a estar enfrente de la Fortaleza. No sabia que habia pasado, estaba perdido. Pero estaba en la misma posicion de antes, arrodillado, esperando a que un maquiavelico Alexei terminara con mi vida. Y eso mismo iba a hacer, cuando algo distrajo su mirada, al igual que la mia.

El cielo se rasgaba. Miles de Dragones sobrevolaban el valle de la Fortaleza. Estos lanzaban llamas, mientras que cogian a guardias, para luego lanzarlos.



Me cogieron a mi, entre a otros soldados. Me levantaron bien alto, para luego lanzarme. Empece a caer, y caer, sabiendo que pronto me chocaria contra el suelo... Pero las marcas de alrededor de mi piel empezaron a brillar, hasta que, no se que paso, pero unas enormes alas espirituales salieron de mis espaldas. Era todo muy extraño...



Pero todo se volvio negro... Muy negro...