[Prólogo] Nacido de los sueños

Torre Gubernamental - Metrópolis



En mitad de una cálida noche de verano dos figuras encapuchadas observan la inmensidad de la ciudad de Metrópolis desde la azotea del edificio más alto de la ciudad. La luna brillaba con una intensidad mística, como un faro en medio de la negrura.

-¿Es este el lugar? -dijo la figura más alta a la izquierda.- No parece que tenga nada de especial...
-Si... Pronto despertarán. -la figura a la derecha tenía voz femenina.- Él vendrá a por ellos y les ofrecerá un poder inigualable...
-No se lo permitiremos. -dijo con firmeza a la vez que cerraba los puños con fuerza.- Esta vez estamos preparados.
-Mira, ya ha aparecido. -dijo mientras alzaba su rostro al cielo y la luz de la luna bañaba su rostro.- Kingdom Hearts... ¿Has visto alguna vez algo más bello? -cerró los ojos y sonrió.

La figura masculina bajó la mirada mirándose el puño a la vez que lo cerraba, se quedó callado. A su lado en la mano izquierda de la muchacha apareció una llave espada, la Cadena del reino, el otro se quedó mirándola silenciosamente. Alzó la llave espada apuntando hacia delante.

-Ya están aquí. -dijo en un tono mucho más serio.- Vamos, no voy a permitir que ganen. -Una vez dicho esto se tiró de la azotea dejandose caer al vacío a la vez que su capucha se perdía en el aire.
-Se parece a él. -se rió, dicho esto se tiró tambien al vacío.


Mientras tanto en un oscuro callejón de Metrópolis, un pequeño personaje corría como si la vida le fuera en ello, y así era. Unas sombras oscuras le perseguían con intención de atraparle aunque su objetivo no era ese pequeño ser sino algo que guardaba y protegía, un libro. El pequeño grillo corría y corría pero la distancia que lo separaba de las sombras era cada vez más pequeña, giró la esquina solo para encontrarse en un callejón sin salida. Por suerte para él y su pequeño cuerpo podría esconderse en el desagüe del alcantarillado, al intentar meterse tropezó y el libro quedó atrás. Las sombras llegaron donde estaba el libro e intentaron meter sus ponzoñosas pezuñas en el interior el alcantarillado pero no alcanzaron al pequeño ser, al final desistieron, pero se llevaron el libro, un diario muy especial.


Al mismo tiempo en las sucias calles de los barrios bajos una extraña pareja se paseaba, una mujer alta, vestida con una túnica negra, llevaba un bastón con un orbe amarillo que culminaba en lo mas alto de la vara. El otro tenía un aspecto bastante más pintoresco y voluminoso.

-No me gusta este lugar. -dijo bastante asustado.- Vayámonos, dejemos que ellos hagan el trabajo sucio...
-Cállate, perro estúpido. -dijo la mujer, su voz era capaz de estremecer hasta al más valiente de los héroes.- Hemos venido aquí con un objetivo, debemos encontrarlos a todos. Buscadles, rápido.
-unas sombras aparecieron en el suelo y se desperdigaron por todas las
calles y callejones, mientras el tipo asustadizo permanecía inmóvil.- A que esperas... ¡Muévete!


Al pie de la torre había una persona con capucha blanca, su figura era femenina. Miraba hacia arriba y lentamente extiende los brazos alzandolos abriendo las manos, aparecen dos cuchillas curvas y entonces salta hacia arriba desde donde caen dos figuras más. En pocos segundos una cruenta batalla empezó en el aire entre las grandes torres de Metrópolis.


Dos figuras más observan desde otro edificio el encuentro, escondidas en la oscuridad de la noche como dos pájaros nocturnos, acechando.

-¿Quien es ella? -dijo uno.
-Eres tú, pero también es ella. -dijo el otro, mucho más alto, su voz era profunda.- pero no es ninguno de los dos, quien es... Aún esta por decidir.
-¿Podré volver algún día? -dijo mirando a su compañero.- Me estan esperando, creo.
-Me temo que ese momento pasó hace ya un tiempo. -hizo una pausa.- Ahora tu sitio esta a mi lado, vamos. -una oscuridad total envolvió a las dos figuras y desaparecieron de aquél lugar.



En lo más alto del cielo podía verse la luna con forma de corazón, Kingdom Hearts. Su luz era preciosa y la envolvía un halo místico, entonces como lágrimas, ocho gotas plateadas cayeron de ella y salieron hacia puntos opuestos de la ciudad, perdiendose entre los edificios. Las luces viajaban frenéticas entre los edificios esquivando todo tipo de obstáculos, buscando. Buscaban algo, y así rápidamente se movían entre calles y callejones, por encima y debajo de puentes, entre gente y coches en marcha, pájaros y señales de tráfico, se movían sin parar a una velocidad vertiginosa, buscando, algunas veces tropezaban con algún obstáculo pero no había nada que las pudiese parar. Una de las esferas de luz se separó del restó, pasó centelleante por muchos callejones hasta que llegó a una calle principal, había tres individuos encapuchados peleando pero la esfera no se detuvo y pasó por el medio esquivando los golpes con gracilidad, giró varias esquinas y pasó por una multitud de sombras que que permanecían inmóviles, esperando o observando algo. Su travesía por aquella jungla de asfalto terminó justo debajo de un puente, allí alguien dormía tapado con una manta y cartones, la luz se acercó al individuo y se fundió con él.




La habitación estaba completamente hecha de un cristal translúcido y azulado, la luz se reflejaba en un complicado juego de reflejos de luz entre los cristales, que formaban una imagen bella y serena. Delante tuyo hay la silueta de una persona, no eres capaz de distinguir biejn sus rasgos por alguna extraña razón pero te resulta muy familiar. Levantó su brazó izquierdo apuntando hacia la pared este, te giraste para ver que es lo que señalaba, en la pared se reproducían varias imágenes. Todas ellas eran muy familiares, se trataba d eun lugar al que hacía mucho tiempo que no ibas, un lugar descrito en un libro... La pared se quebró y explotó en miles de pedazos que salieron expulsados al exterior. A fuera no había absolutamente nada, solo un vasto desierto.

La silueta se giró y empezó a caminar hasta el borde donde antes estaba la pared, la habitación estaba flotando a varios metros sobre el aire, la silueta puso un pie en el aire y contra todo pronóstico esta empezó a andar, cuando ya llevaba unos diez pasos empezó a subir por unas escaleras invisibles, se paró en lo alto, pudiste llegar a contar trece escalones y medio, se giró y se quedó mirándote. Varios minutos después de un intercambio de miradas empiezas a caminar al borde de la habitación, si él o ella podía no caer estaba claro que tu también podrías hacerlo, sino no te estaría esperando allí arriba, o eso pensabas. Pusiste un pie en el aire y tal y como esperabas empezaste a caminar hasta que te topaste con una escalera invisible la cual empezaste a subir, contaste los escalones, te habías equivocado no eran trece y medio sino dieciocho y tres quartos, que cosas.

La silueta se dió la vuelta y continuó caminando pero para tu sorpresa, esta se desvaneció en el aire. Aunque no estabas del todo seguro continuaste por el mismo camino, de repente tdo cambió, ahora estabas en una habitación oscura, las paredes no eran más que un gran abismo de oscuridad y caminabas por encima de una plataforma de quarzo blanco y en el centro, la silueta. Entonces de la nada aparecieron imágenes, como hologramas tridimensionales o un mapa de las estrellas. Había una esfera, un planeta, muy bonito y de muchos colores, de él empezarona salir montones de esferas brillantes como estrellas, todas se iban concentrando en un mismo lugar formando una especie de puerta con forma de corazón. En ese momento, cuando el corazón estubo completado el planeta empezó a desmembrarse y una luz muy brillante salía del interior, entonces el holograma desapareció.


Apareciste en el desierto, la silueta también estaba allí contigho, a tu lado. Cogió tu mano, la suya era muy calida y muy familiar al tacto, deseabas descubrir quien era aquella persona pero por más que intentases recordar más olvidabas quien era, era todo tan extraño y a la vez... tan natural. Te susurró algo al oído, algo que no pudiste alcanzar a entender, te soltó y empezó a caminar hacia el horizonte, el paisaje era precioso. Poco a poco empezó a desvanecerse, a fundirse con el mismo paisaje hasta que se convirtió en una partícula más en el viento.


Fantasía es real


Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone



Agua, un refrescante y sucio chapuzón de agua impactó en tu rostro despertandote en el acto. Unos niños pasaban corriendo hacia la escuela, habían pisado un charco que estaba justo al lado de donde dormías , les escuchaste reír felizmente mientras se alejaban de allí. Te levantaste y estiraste las piernas, hoy hacía un día precioso y la ciudad parecía muy activa y muy feliz, era una sensación casi contagiosa.

Mientras buscabas en el bolsillo una chocolatina que recordabas haber guardado ahí para el desayuno visto como del desagüe de la alcantarilla salía un grillo, una imagen bastante extraña la verdad, no es que los grillos fueran extraños pero aquél iba vestido, aunque tampoco era extraño por eso, bueno a cualquiera le parecería extraño pero lo extrañamente raro de todo aquello era que no podías encontrar la chocolatina . entonces viste el envoltorio ahí tirado al lado del grillo.

Encuentro en el callejón

El grillo se quitó el polvo de su chaqueta y después de su sombrero de copa, no parecía escucharte. Se colocó el sombrero en la cabeza y se ajustó la chaqueta, te miró con cierto aire antipático, estaba claro que no habías causado muy buena impresión en aquél personaje extravagante.

-Perdóneme señor, pero no tengo tiempo para tonterías. -tenía una voz muy señorial, alzó el mentón con un gesto parecido a la indignación.- Ahora si me disculpa tengo muchas cosas que hacer.

El grillo empezó a andar hacia el callejón, ya estaba a dos pasos de tí cuando se detuvo un momento. Dos pasos pareceran pocos pero para un grillo de apenas diez centímetros era bastante aunque también hay que decir que un grillo de diez centímetros no se veía cada día. Se dió la vuelta con una leve sonrisa, no era una sonrisa alegre sino más bien una sonrisa de falsa educación y amabilidad.

-Excuse mi falta de modales buen hombre, es que he tenido un día bastante duro. -explicó, la gente que pasaba a vuestro lado se os quedaba mirando con signos de exclamación y luego continuaban su marcha.- Me preguntaba si usted... ¿Por casualidad no habrá visto mi diario? Es un libro pequeño, no muy grande, del tamaño apropiado para un grillo como yo. -decía mientras con sus manos te hacía señas para mostrarte el tamaño de dicho diario.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

El grillo era malvado, y perverso, y malo, y malote; todos esos adjetivos a la vez, mezclados con un poco de salsa de alcantarilla para darle consistencia. Y no era porque en realidad su sombrero de copa fuera un sombrero de vaso (Que por suerte no era el caso), ni porque en realidad fuera un saltamontes y no un grillo (Que tampoco era la situación, por suerte para... Ese perro de ahí, por ejemplo).

El caso es que el bicho pasaba de mí con tanta brutalidad como la que desprendía una vieja puritana escuchando heavy metal; se acicalaba y arreglaba la chaqueta, a la vez que se colocaba el elegante sombrero de copa mientras un servidor hablaba. Quizá pensar en él como un vendedor de pasteles fuera erróneo. Más bien tenía aspecto de ser un alto ejecutivo malvadamente malvado, excluyendo, por supuesto, el sombrero. Y no, no parecía precisamente contento, aunque quizá que me hubiera sacado un gigantesco moco con saña y lo hubiera empezado a devorar sin cortarme un pelo no ayudó demasia... Hmmmm, mocos.

-Perdóneme señor, pero no tengo tiempo para tonterías. -Su voz tenía el porte propio de un galante Lord de castillo, aunque sin las espadas ni la altura ni... Bueno, ni nada que no fuera el tono de voz. Alzó el mentón entonces, como denotando indignación, teniendo en cuenta la diferencia de altura, no .-Ahora si me disculpa tengo muchas cosas que hacer. -Se despidió, echando a caminar callejón abajo. Mi enarcamiento de ceja no conocía límite humano ni divino ante el (mal) genio de un grillo tan pequeñajo, y eso que siempre les daba un par de migas de pan a sus congéneres antes de darles una patada para tirarles al agua cuando me molestan mientras duermo...

Uhhh... Así que es malote y señorito. Bien, a ese juego saben jugar dos pingüinos.

Hay momentos en la vida, en los que un Spavi se alegra de no dar un paso adelante, lo cual puede resultar poético; no como la expresión “Dar dos pasos adelante”, que no la conoce ni usa ningún escritor por cutre que sea éste. El caso es que el escritor de esto requiere de usar la ya mentada como cutre expresión, y es que esa era la distancia (Más o menos) que me separaba del señor grillo malvado, y que, de haber recorrido, habría acabado matando a éste. Fue entonces cuando se dio la vuelta, sonriendo leve y forzadamente.

Por algún motivo extraño y no concretado, la gente nos miraba al pasar por nuestro lado; y no era una mirada de: “¡Mira, un hombre hablando con un grillo! ¡Vamos a pedirle un autógrafo!”, sino que era más un “¡Horror! ¡Un hermoso y fantabuloso pero horroroso señor está charlando con un horroroso y malvado grillo! ¿¡Qué coño me han echado en el café!?”. Por lo menos sus expresiones eran cómicas.

-Excuse mi falta de modales buen hombre, es que he tenido un día bastante duro. -Se excusó el grillo.-Me preguntaba si usted... ¿Por casualidad no habrá visto mi diario? Es un libro pequeño, no muy grande, del tamaño apropiado para un grillo como yo. -Decía mientras hacía señas con sus manos enguantadas, señalizando aproximadamente las dimensiones que debía de tener el diario. Algún día tendría que preguntarle dónde fabricaban bolígrafos tamaño insecto parlante.

Tomé aire, hinchándome y preparándome para hablar en finolis.

-Cabrero, mi merced no tener idea de dónde está tu recipiente de palabras en forma de papel pintado.-Acordarme del detalle de incluir “Cabrero” seguro que sumaría puntos. Aunque quizá tenía que ver con caballos y no con cabras...-Peeeeeeeeeeeeeero.-Me giré, cruzando las piernas y quedando de espaldas a él, con un dedo levantado. Realmente, el hacer movimientos sin sentido, era la manera que tenía de controlar los escalofríos que recién levantado me asediaban.-Puedo ayudarte a buscarlo porque eres un grillo elegante y elegantemente elegante.-Asentí, como si fuera la verdad más grande del mundo. Que lo era.-Peeeero, mi dinero es malo y me abandona. Y tengo que ir a tocar a la plaza porque mi chocolatina también es mala y me abandona.-Volví a asentir. Y entonces levanté el dedo hacia el firmamento, gritando sin cortarme un pelo por las personas que pudieran oírme.-¡¡Pero Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone no dejará a un grillo parlante tirado!! Aunque sea malvado no-desvariador.-Lo cual me recordó que seguía de espaldas a él. Percatándome de ello me giré de un saltito a la pata coja.-Er... Sí. Eso.

Encuentro en el callejón

El grillo miró sorprendido al personaje estrafalario que tenia delante. La gente continuaba observando con curiosidad. Se llevó una mano al mentón como si pensara en tu propuesta.

-Le agradezco J-j... -se detuvo ens eco.- ¿Como ha dicho que se llamaba? Bueno, perdí el diario a un par de calles de aquí, en un callejón oscuro, hay que ir con cuidado porque hay entes malvados que quieren obtener el conocimiento de ese diario si no lo han btenido ya...

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

-Le agradezco J-j... -se paró de la misma manera que se pararía el corazón de una anciana monja al ver a su nieta prostituyéndose.- ¿Como ha dicho que se llamaba? Bueno, perdí el diario a un par de calles de aquí, en un callejón oscuro, hay que ir con cuidado porque hay entes malvados que quieren obtener el conocimiento de ese diario si no lo han obtenido ya...

Di un saltito de sorpresa, que fue seguido por un cruzar de brazos mientras miraba el firmamento como si fuera un anciano general curtido en mil batallas, esto era así, excepto por dos pequeños detalles, a ver si los encontráis... El caso es que eso estaba a un pedo de distancia (Me esperaba que no supiera donde lo había perdido, pero esa pista era una joya), y aunque me estaba muriendo de hambre (El chocolate es, a partir de hoy, mi enemigo), podía esperar durante... Dos minutos, que sería lo que tardaría en ir a recoger el mentado libro. Sobre los seres malvados... Bueno, no podían ser peores que una ancianita con paragüas, y eso es algo que puedo asegurar por experiencias previas con esos encantadores demonios esgrimidores que la sociedad llama tiernamente “abuelitas”.

-¡Mi nombre es Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone! Pero puedes llamarme Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone.-Asentí de nuevo; aquella era una gran verdad.-¡Y por ello iremos ahora mismo a recoger tu diario! ¡Pero debes decirme tu nombre, encantador Grillo salido de la dimensión bicholines...! O incluso puedes ser un experimento mutante, sí, sí. Tranquilo, guardaré tu secreto; aquí donde me ves soy un héroe justiciero que vela por la paz de esta pequeña ciudad. Metrópolis.-Miré al cielo, con los ojos entornados, con aire marcial.-Me conocen como el Mendigo del Puente. Y protejo la paz de mi puente con uñas y cartones... Aunque las uñas de vez en cuando me las como.

Encuentro en el callejón

La cara del grillo era una mezcla entre sorpresa, horror y consternación. Se aclaró la garganta y se rascó en la frente.

-Mhmm... Me llamo Pepito, Pepito Grillo, gusto en conocerlo. -dijo cortesmente.- Haga el favor de seguirme.

Empezasteis a andar hacia el callejón, era un lugar que conocías bien, hace solo un par de semanas habías dormido allí con unos amigos que habías hecho, aunque luego resultaron no serlo tanto, aquellos gatos te robaron la comida. El grillo se paró y te indicó por donde había huído. De la nada apareció una garn mancha oscura en el suelo como si fuera una especie de sombra gigante, de ella empezaron a surgir varias criaturas pequeñas con los ojos amarillos y brillantes. Pepito se asustó y se subió a tu hombro izquierdo.



-¡Son ellos, ellos me atacaron, los sincorazones! -Podías contar hasta quince pares de ojos, aunque quizas fueran más.

Poco a poco cada criatura se iba separando del resto adquiriendo una forma individual.

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Tiradas de iniciativa

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

-Mhmm... Me llamo Pepito, Pepito Grillo, gusto en conocerlo.-Se presentó. Jamás me habría imaginado que un grillo se apellidara Grillo. Alguien va a sufrir muchísimo por tal falta de imaginación.- Haga el favor de seguirme.

No me gustaba seguir a la gente, y menos si era a callejones tan pútridos y sucios como al que íbamos, y bueno, no es que la mayoría de callejones no sean sucios y pútridos, es que aquel me traía oscuros recuerdos sobre ciertos gatos roba-comida. Aunque he de admitir que tampoco robaron demasiado, como mucho algo de queso y chocolate... Que por cierto, este último dato me dio una pista sobre quién pudiere haber secuestrado mi dulce chocolatina, que en la gracia de mi bolsillo esperaba ser devorada por mí. Dónde estará ahora...

Miré extrañado el interior del callejón cuando Pepito lo señaló, o yo estaba muy loco o ahí no había nada, y aunque normalmente abogaría por la primera opción, en esta ocasión no parecía ser el caso. Cosas de la vida.

-¡Bwajajajaja!-Reí, sacudiendo la cabeza.-Aquí no hay nada de...-En ese mismo momento, una mancha negra y enorme discurrió entre los adoquines (Sí, tal y como lo haría el alquitrán... Vale, no exactamente así, pero al menos no era caca líquida), todavía sin percatarme de lo raro que era aquello seguí riéndome... Al menos hasta que vi que, como tropezones en una sopa, empezaban a separarse de la mancha un montón de bichos de ojos amarillos. Buah, qué monos habrían sido, de no ser porque no parecían precisamente amistosos. O bueno, al menos a Pepito no se lo parecían... También eran muchos.

-¡Son ellos, ellos me atacaron, los sincorazones!

Di un bote. Aquello era malo, muuy malo. Una cosa era enfrentarse a borrachos, a busca-peleas o a prostitutas ladronas en las cartas y otras pelearse a muerte contra quince bichos de naturaleza dudosamente benigna. Sin quererlo, había retrocedido algunos pasos hacia atrás.

Oh, dios ¿Qué diría Muerte en esta situación?
”Vámonos de juerga, John, en aquella ciudad hay unas putis que...”
¡ESO NO!
: “¿Bachillerato entonces?”
ESO TAMPOCO.

Tomé aire. Viendo la falta de consejos sabios que tenía a mi disposición, decidí tomármelo con filosofía... Y en mi caso, filosofía viene a significar cachondeo. Tal cosa es difícil en una situación así, pero siempre me habían gustado los retos. Así pues, me preparé para lo que viniera... Lo cual no parecía ser precisamente agradable.

Encuentro en el callejón



Spavente estaba en una clara desventaja númerica, los sincorazones eran muchos. Se movían de manera sinuosa y reptiliana, eran rápidos y sobretodo eran muchos. Pepito se escondió en uno de los bolsillos de la chaqueta.

Aquellos monstruos se abalanzaron contra Spavente sin piedad alguna, su defensa fue quebrada y aunque logro salir vivo del ataque sufrió varias heridas.

-Vaya, parece que necesitas un poco de ayuda. -se escuchó una voz femenina, era imposible determinar de donde provenía.

Entonces, como si se tratara de un rayo caído del cielo una chica saltó directa hacia la masa de sincorazones empuñando una espada con forma de llave, justo antes de tocar el suelo con una grácil pirueta la chica ondeó su arma en círculo golpeando a un gran número de criaturas, de su arma salieron varios haces de luz que destruyeron a los sincorazones, los cuales se desvanecieron como si nunca hubieran estado allí.


-¿Estas bien chaval? -dijo la muchacha desconocida que acababa de salvar a Spavente de una muerte segura.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

Justo cuando iba a lanzarme contra la sinuosa masa de... ¿Cómo había dicho Pepito que se llamaban? ¿Pisa-pantalones? Bueno, contra la masa de... cosas; tropecé contra aun no sé qué y caí de forma bastante ridícula al suelo, siendo sorprendido por una oleada de garrazos, arañazos, pisotones y demás ataques rastreros de los que solo me pude defender haciéndome una bola y pensando en gatitos, para por lo menos pasar mis últimos momentos de vida de forma cómica. Con los ojos cerrados, empezaba a ver mi final ahí mismo y en ese mismo momento, lo cual no deja de ser irónico por otro lado, ya que hasta el momento siempre me había burlado de la muerte de una u otra manera (Y a veces de varias a la vez), y hasta entonces había conseguido escaparme de amenazas de envergadura similar sin sufrir demasiados daños... Condenada muerte que al final sí que va a ser sigilosa...

Entonces alguien habló.

-Vaya, parece que necesitas un poco de ayuda. -Se escuchó la voz desde algún lugar. Debía ser mi guía espiritual o algo, porque me era imposible saber de donde venía. Bah, lo más probable es que fuera una señora pasándoselo teta, probablemente alguna a la que le hubiera quitado el paragüas. Asco de vida.

Tú te lo has buscado, por chorizo.

Se oyeron entonces un sonido metálico y un fogonazo. Esta vez sí sabía de donde provenían, y no era precisamente de lejos, de hecho venía desde pocos pasos de donde estaba yo... Y bueno, también sería de remarcar que los pisa-pantalones esos ya no hacían de las suyas. Pensando que quizás hubieran tenido una cita inaplazable y hubieran tenido que irse abrí los ojos, viendo frente a mí a una chica bastante guapetona con una espada en forma de llave bastante guay, le preguntaría dónde la había comprado. Y efectivamente, no había ni rastro de las sombras, a saber dónde habrían ido...

-¿Estas bien chaval?-Preguntó ella

No, la verdad es que no estaba bien. Me dolía todo y me costaba moverme, pero al menos la ropa estaba intacta; vale, no, no estaba intacta, de hecho estaba destrozada, pero se iba cosiendo por arte de magia de forma progresiva, tapando al menos así las heridas más jodidas de ver. Ya se sabe el dicho: Ojos que no ven, corazón que no siente. Así pues, traté de levantarme sin que se me notaran demasiado los síntomas de dolor. Me habría salido mejor si no hubiera gruñido cada vez que notaba alguna punzada ahí donde las garras me habían dañado.

Venga, Spavi, relájate, trata de quedar bieeeen.

-¡Ay! Quiero decir... ¡Hola, hermosa y preciosa señorita!-Saludé, levantando el brazo que había resultado menos herido.-¿Has visto a unos bichos malvados y crueles y malotes y malvados? Mira lo que le han hecho el bueno de Spavi ¡Crueles, crueles, crueles!-Me habría planteado dar una vuelta sobre mí mismo, pero dadas las circunstancias lo más probable era que terminara en un quejido de dolor, así que preferí no hacerlo.-Y bueno, preciosísima ¿Cuál es tu nombre?

Encuentro en el callejón

La chica se incorporó adequadamente y con las manos se quitó el polvo de la ropa. Era realmente bella, tenía un rostro angelical. El arma rara había desaparecido en el aire, te miró mientras hablabas, parecía como si estubiera sufriendo, se echó a reír de tal manera que te sobresaltó, las carcajadas eran tan fuertes que tenía que apretarse el estómago con las manos. Cuando se hubo tranquilizado se secó las lágrimas.

-Perdona, perdona, es que... -contuvo otra carcajada.- Vaya pinta llevas.... Hahahahaha... Además toda la cara manchada de ¡chocolate! Hahahahahaha -volvió a reírse.- Ai... Perdoname de verdad. Me llamo Nadia, encontada de conocerte. -se presentó.

Tras levantarse del suelo y partirse de risa un pequeño rato a mi costa (O conmigo, puesto que yo también me reí por motivos poco lógicos, quizá sea precisamente la falta de motivos lógicos lo que me hubiera movido, nunca se sabía) no solo por las pintas que llevaba sino porque tenía la cara completamente llena de chocholate (Al menso antes de que avisara, cuando me lo dijo pasé a limpiarme, aunque fuera solo por devorar lo poco que había quedado de mi amada chocolatina). Bueno, un misterio resuelto por el gran Spavi ¡Es una gran noticia! Pero bueno, la cosa es que no sabía a qué venía eso "Vayas pintas llevas": yo me consideraba un señor elegante.

Oh, señalar que el carcajeo fue bien sonado, pues hasta tuvo que sujetarse el estómago y prácticamente lloró de la risa.Tras esto, y secándose las lágrimas, dijo llamarse Nadia. Si hubiera sido la mitad de guapa la habría llamado Nadie y hecho chistes malos con el nombre en cuestión, peeeeeero no era el caso.

-¡Saludos, saludos, saludos!-Dije, agitando el pelo. Una tormenta de tintineos surgieron de él.-¡Yo me llamo Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone! Pero tú puedes llamarme Spavi, cariño.-Dije, besándole la mano dromedariamente. O caballerosamente, quién sabe cuántos animales cuadrúpedos de nombre cómico hay. Me levanté de forma menos agil de la esperada porque aunque el dolor remitía, no lo hacía lo bastante rápido.-Que si quieres puedes llamar cariño, peeeeeeero eso te costará que te invite a un batido tras dar un paseo por la plaza.-Asentí. Curiosa era la facilidad que tenía para olvidarme de unos bichos que casi me matan... Y del diario, ya puestos, pero tampoco es que me corriera especial prisa, y esa señorita era preciosa.

Encuentro en el callejón

Nadia te escucho con atención y cierto aire de sorpresa y desconcierto y una pizca de... ¿asco? Quien sabe...

-Bueno la verdad es que... estoy un poco ocupada... -jugó con su pelo y miró al cielo.- Aunque un batido... Me apetece muchísimo un batido... Bueno va pero solo un batido eh! Venga tú me guías.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

La preciosidad me miraba ¡Yuhu! Aunque no me gustaba demasiado esa pizquilla de asco que asomaba en su rostro, pero bueno ¡Me miraba! Algo es algo, era raro que no hubiera salido corriendo llamando a la policía ya... ¡A lo mejor es que Spavi le gustaba! Seguro que era como el chocolate, lo mirabas con asco porque se va a acabar y eso te produce mal, dolor y pis. Sobretodo pis. Es más, completa y absolutamente pis (Del verbo pisar).

-Bueno la verdad es que... estoy un poco ocupada... -Miró al cielo, yo lo hice también, por si había visto algo interesante. Lo hice tirándome al suelo y lloriqueando en plan "PORFAAAA, PORFAAAA, PORFAAAAAAA".- Aunque un batido... Me apetece muchísimo un batido... Bueno va pero solo un batido eh! Venga tú me guías.

-Claro, claro, claro. Uuuun batiiiiidooooo...-Asentí, no creyéndomelo ni yo mismo.-Peeeero antes hemos de pasar por la plaza, porque soy cantante, y poeta, pero más cantante, que la poesía huye de mí en cuanto la veo. Esa malvada...-Me agarré la cabeza con ambas manos y grité.-¡OH DIOS SPAVI! ¡YA VALE DE DIVAGAR, ME CAGO EN TU DIOS!-Me giré entonces hacia Nadia, con la mirada encendida con el fuego de la determinación.-Preciosa, deja de lado a ese tal Spavi divagador, sígueme, yo te guío.

Y eché a andar, pisando fuerte y moviendo los brazos adelante y atrás. La ciudad estaba bastante bonita esa mañana, aunque todavía me seguían molestando las heridas. Oh, malditos sin-pantalones, qué cabroncetes atacando Pantaleones ajenos, algún día sufrirían mi ira. Aunque fuera a distancia y con varios muros entre ellos y yo, pero la sufrirían.

-Mira, esa es la tienda de dulces de Nithaiah's Street, un encanto de señora la regenta de ese sitio, sin duda.-Le conté, señalando la mentada tienda. Un edificio blanco inmaculado, como si lo hubieran glaseado y luego barnizado.-Y ahí vivía mi primer amor, otro encanto de señora.-Ese primer amor fue bastante doloroso. Era una gata (Literalmente) muy mona, pero en cuanto me acercaba trataba de arañarme y descuartizarme. De ahí que sea un amor tan doloroso. No sabéis lo que es vivir hasta que no habéis sentido como si os arrancaran los testículos a arañazos-Y bueno, eso es un banco. La gente se sienta encima, y de vez en cuando deja los chicles debajo de éste.-Señalé ahora otro banco ligeramente distinto.-Y éste de aquí es otro banco, pero no te confundas, aquí la gente saca dinero, no se sienta.-Me parecía de importancia señalarlo, la primera vez nadie me avisó de la verdadera utilidad de esos trastos.-Y bueno, ahí hay un parque la mar de bonito, luego venimos si quieres. Los parques son bonitos.-Sí. Ignoré completamente el "Estoy algo ocupada".-Mira, vamos a buen ritmo, la plaza está cerca. Es una plaza genial, y no porque salgan genios, que quizá salgan, eh. Pero ocurre que dicha plaza algo que la hace distinta a las demás ¿Qué? Te preguntarás... ¡Pues yo te contestaré! Se trata del dueto Spavi&Toby. Sí, yo soy Spavi, y Toby debe estar a nada de llegar. Sí, a nada de llegar. A ver si viene ese lobo de mar...

Y entonces, tras pasar por distintas callejas completamente aleatorias (Porque como todos sabemos, seguir el camino más corto es de fracasados y gente que sabe entender los mapas) llegamos a la susodicha plaza. Abrí los brazos, respirando el aire cargado de mierda y pipas.

-Y ésta es la plaza. Plaza, ésta es Nadia. Nadia, ésta es Plaza.

La plaza

Nadia acompañó a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone por las calles mientras este divagaba en sus locuras y le enseñaba un poco el barrio. Las historia que contaba ese muchacho eran sin duda... interesantes. Aunque Nadia solo pensaba en ese batido de fresa que la esperaba.

Al final llegaron a la plaza donde Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone presentó formalmente a Nadia y la... plaza.

-Eh... si... encantada... -dijo Nadia medio riendose medio llorando.
-Eh! Me habéis dejado solo! -gritaba un grillo que se acercaba corriendo por la calle por la que acababais de llegar. Cuando llegó se apoyó sobre sí mismo jadeando. Nadia miró a la pequeña criatura con sorpresa.
-Riku me contó que estarías por aquí... No sabía si creermelo... -dijo agachándose.- Encantada de conocerte Pepito yo soy Nadia. -sonrió.
-¿Riku, donde esta, esta aquí? Ha ocurrido algo desastroso... mi diario... -dijo a la vez que caía inconsciente al suelo.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone.

-Eh... si... encantada... -dijo Nadia en un estado intermedio a la risa descojonante y al llanto, aunque suponía que de risa, porque si no es que era bipolar, aunque la bipolaridad molaba moderadamente.

Entonces sonó una voz inoportuna.

-Eh! Me habéis dejado solo! -Era Pepito Grillo, al que había dejado hábilmente descansando en la calle para evitar sobresaltos durante la cita con esa preciosidad ¡Malvado grillo, malvado grillo!
-Riku me contó que estarías por aquí... No sabía si creermelo... -dijo agachándose. Esa tal Riku debía ser alguna amiga, suponía. Si era solo la mitad de guapa...- Encantada de conocerte Pepito yo soy Nadia.
-¿Riku, donde esta, esta aquí? Ha ocurrido algo desastroso... mi diario... DIOS NO

Estaba a punto de darle una patada para desviar la atención cuando cayó inconsciente al suelo, suponía que por cansancio y estrés. Bueno, no había problema, personalmente no me iba a acercar a esos bichos pronto (Aunque sufrirían mi ira), por lo que cogí a Pepito por un pie y me lo guardé en uno de los múltiples bolsillos.

-¡Pobre Pepito! ¡Tiene ganas de escribir en su diario! no me extraña, el accidente de antes fue desastroso, pero el pobre estaba muy cansado. Mejor que descanse ahora y luego escriba ¡El bueno de Spavi servirá de cama!-Hice un giro y me planté delante de Nadia.-Ahora es cuando debo prepararme para empezar a cantar junto al bueno de Toby. Dame... Medio minuto o así.

Empecé a hacer gestos espasmódicos con las manos y a murmurar cosas inintelegibles en una lengua completamente inventada, casi parecía una escena de una serie de dibujitos antigua, pero sin estar en blanco y negro y siendo bastante más cómico. Y guapo. Tenía en mente los dos conjuros de siempre, sacar a mi compañero y darme una voz lo bastante genial como para cantar junto a él... Aunque lo primero era lo primero.

-¡Nadia, preciosa, mira!-Le dije, quitándome un cascabel del pelo.-¿Ves esto? Es un cascabel, pero no es un cascabel cualquiera, es un cascabel dentro del cual viaja el bueno de Toby.-Pasé la energía mágica al cascabel, de manera que éste en breve empezó a vibrar cálidamente.-¡Hora de salir, Toby!

Tiré al suelo el cascabel, que explotó en forma de nube multicolor, entonces una figura comenzó a surgir de éste, una figura que conocía muy bien.

-¡Uh! ¡Gahaha! It's time to rock, baby!-Dijo, con un leve acento que sugería haber nacido en algún lugar donde abundaba la cerveza.-I'm Tobias Sammet, baby. Nice to meet you!

Tobias Sammet:

-Deja de inventarte palabras.-Le corté.

-Nunca me dejas divertirme, someday I'm gonna fuck you with fire!

-¡Mola! Eso es bueno, ¿No?

-Claro.-Contestó Tobias Sammet.-Oh, god.-Dijo, abriendo los ojos como platos al mirar a Nadia.-Oh GOD OH GOD OH GOD. Dios... YOU'RE THE PRIDE OF CREATION!

-¿Llu ar da qué?

-El orgullo de la creación.-Asintió.-Coño, ¿Tú te aprendes las canciones de memoria? ¿Sin entenderlas?

-Qué va.

-No suena muy convincente.

-Me gusta el chocolate.

-Uhh... Haciéndose el sueco ¿eh? ¡PUES A MÍ SE ME DA MEJOR!-Gritó, señalándome y echándose hacia atrás en pose amenazadora. Le imité.

-¡PERO MAMÁ ME QUERÍA MÁS A MÍ!

-¡Ni siquiera tienes madre!

-¡Eres malo, haces llorar al niño Parchís!

-SILENCIO O TE JODO CON FUEGO.

-¿Eso es bueno?

-No mucho.

-Hm.

-PERO VAMOS A CANTAR, ¡MALDITA SEA!

-Yeah!

-Ni siquiera sabes qué significa Yeah!

-¿No tenía que ver con gatos metidos en tostadas?

-Hm. Quizá.

Así que, sin más dilación, y aprovechando que estábamos en el medio de la plaza nos subimos cada uno a un banco. Mirando al público.

-¡Damas y yeguas!-Grité, moviendo los brazos.-¡Vengan, vengan a oír algo muy guay y genial! ¡El dúo Spavi&Toby!

-Tobias Sammet & Spavi.

-Silencio, la levadura está subiendo.

-¡No le hagan caso! ¡No hay levadura! ¡Pero miren a este ángel caído del cielo!-Dijo Tobias, señalando a Nadia.-Esta canción va dedicada a ella.Spavi no me pierdas el ritmo.

-Lo mismo te digo, periquito.-Dije entre dientes antes de empezar a cantar a dúo.

¿Concierto?

Nadia miraba boquiabierta la escena, había intentado detenerte al coger a Pepito grillo pero estaba abrumada, entonces apareció Toby quien al parecer estaba tan loco como tu, quizá más.

Empezasteis a tocar y la gente se arremolinó a vuestro alrededor entusiasmada. La cosa marchaba bien mientras tocabais la canción Toby empezó a sobreponerse a tí como intentando quitarte protagonismo hasta que pronto quedaste como un mero acompañamiento al que nadie escuchaba, como si de un bajista se tratase. Nadie te miraba, todos miraban a Toby y su actuación. La gente empezó a tirar dinero a vuestros pies. Nadia miraba la escena, pero no te miraba a tí sino a Toby con cara extraña, aunque la música era alta pudiste escuchar el rugir de su estómago a lo que ella se sobresaltó y se escondió avergonzada.

La canción había finalizado.

Recaudación final: 186 Platines

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

Mientras cantábamos (Con amacidad, por cierto, ya que enseguida la gente comenzó a arremolinarse alrededor de nosotros y a lanzar monedas a nuestros pies) reparé que en seguida Tobias se puso a cantar más fuerte o directamente colocándose delante mía. Me habría sobrepuesto sino fuera porque él solo había captado la atención de TODO el público, por lo que finalmente desistí y me dediqué a hacer las voces de fondo... Precisamente las que no recordaba bien, creía que eran algo así como "Hogfather!" o algo por el estilo. Y es que hasta Nadia miraba a Toby ¡Maldita sea! La próxima vez lo creaba con tres ojos y cara marrón... Y con dientes de hierro, aprovechando que no podía morder...

Se oyó entonces un rugido que habría dejado en pañales al dragón más enorme del mundo mundial, o bueno, casi. La cosa es que dicho dragon debía estar dentro de Nadia, pues era de la que procedía. Concretamente dentro de su estómago... Eso o es que debía tener hambre, pero no sé cómo podía tenerla después de comerse un dragón.

El caso es que finalmente acabó todo, y en cuanto acabó me lancé contra la recaudación mientras Tobias seguía vanagloriándose y diciendo cosas como "Cencs!", "Ai laf llu ebribady" "Spavi, llu faker bich, stop! Dont stil mai faker mani!". Me guardé todo el dinero en bolsillos distintos, por si los ladrones. Eso de llevarlo en el mismo bolsillo era de maricas y fracasados. Y de gente que encontraba el dinero a la primera.

-¿Qué te ha parecido? ¡Verdad qué molo! ya lo creo que sí. Cómo lo haría un señor hecho de patata en una fábrica de patatas.

Y entonces Toby saltó desde el banco y trató de golpearme en la cara, lo cual era moderadamente difícil. Aprovechando que me había tirado al suelo para esquivar, se plantó ante Nadia.

-Hey, beauty, ¿Verdad que soy más mejor que un marciano en una fábrica de Space Invaders? Nooo le hagas caso a ese Judas at the Opera. Él es Judas y yo soy la Ópera.

-Creo que he metido la nariz en una caca de paloma.-Comenté sin levantarme. Se estaba moderadamente cómodo.

-Aham, mejor que esa vez que se metió en una caca de...

Me puse de pie de un salto, apuntándole con un dedo acusador. Si hubiera sido una escopeta y Toby un pato habría muerto de un ataque al corazón.

-¡SILENCIO! ¡CALLA! ¡DEBES CALLAR COMO UN SUBMARINISTA EN UN FUNERAL!

-Nunca.

-¡Siempre!-Reparé en que Nadia seguía ahí, y en que quería batido para ella y su dragón estomacal.-Pero bueno, vamos a la cafetería. Yo le puse nombre, ¿Sabes? Porque el dueño la llamaba antes Chi café y como me sobraba un bote de spray puse que era la Chiuaua café. Me demandó, pero le dije "¡CABALLERO, ESO DE DEMANDAR ES DE MALAS PERSONAS!" y "¡NO PAGARÉ TU MULTA, NOOOOOO!" "¡NUNCA!" "¡NOOOOOOOOOOO!" mientras le pinchaba con un dedo.

-Era un tipo agradable.

-No. Era peor que un trozo de mortadela en un recreo infantil.

-¡Pero si cuando le hiciste eso te envió a un lugar con techo y paredes!

-¡Mi puente tiene techo! ¡Y paredes!

-Eso son cartones.

-¡Pero el sitio al que me envió no tenía cartones!

-¡Ya, pero tenía duchas!

-Hm. Síp.

-Que... ¿El juez no te envió ahí como castigo?

Eso sí que me extrañó. Mucho.

-¿Cas...tigo? P-p-p-pero comida y bebida gratis... Jugar a cartasduchascamacaliente...

-Pensándolo bien es un castigo digno de un país en el que la cultura consiste en matar toros... Menos mal que no existen países así, eh.

-...Y Nadia, aquí es donde me dieron mi primera paliza callejera. Lo hicieron unos ratones cuando me comí su queso porque...

-¡ESTABAS IGNORÁNDOME!

-...Y mira, en ese sitio, justo en ese callejón, me dormí de pie durante toda una noche.

-MALO MÁS QUE MALO

-Y mira, un transeunte con sombrero de copa.

Y entonces giramos una esquina y aparecimos frente a una cafetería de aspecto pueblerino. Con la base de las ventanas de madera barnizada, y con las paredes encaladas. El interior constaba de algunas sillas y mesas para los días de lluvia, así como de la típica barra que también servía de expositor a distintos pasteles. Era difícil robarlos con un cristal de por medio, pero Spavi nunca robaba: Sólo cogía prestado indefinidamente.

-¡Y ésta es la cafetería!-Dije, señalando un cartel en el cual todavía se podían leer letras escritas a spray, pese a los intentos por borrarlas.

La cafetería

Nadia no había dicho nada en todo el rato, quizás porque estaba deseando tomarse ese batido, quizás no pudiera escucharte o quizás era porque le dabas miedo, o puede que fuera Tobi.

Entrasteis en la cafetería, se notaba que habían hecho algunas reformas en el interior hacía poco porque su aspecto era de lo más pulcro. Un camarero de avanzada edad vestido con a camisa a rayas blancas y rojas se os acercó mientras os sentábais.

-¿Que van a tomar muchachos? -preguntó.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

Me fijé en que habían quitado las figuras de porcelana de perritos que movían la patita de manera cómica y la habían sustituido por adornos de cristal de esos que hacen ruidos muy graciosos se caen, una gran pérdida, sin duda. También estaba el hecho de que el camarero ya no vestía tan campechano como antes, sino que iba con una camisa a rayas blancas y rojas... Siempre echaría de menos la boina.

-¿Qué van a tomar los muchachos?

-¡OH! ¡YO LO SÉ!-Grité, levantando la mano y moviéndola en todas direcciones para llamar su atención.-YOLOSÉYOLOSÉ ¡YO LO SÉ!-Carraspeé, sirviéndome una inexistente carta.-Yo quiero un batido de chocolate, y la dama un batido de fresa.-Señalé entonces a Tobi, con una mirada rencorosa y deseosa de venganza.-¿Y ves a ese tipo de ahí? El de la melena ¿no lo vé? Claro que no... ¡PORQUE NO EXISTE!-Di un golpe sobre la mesa, señalándolo furibundamente. Probablemente la gente de la cafetería habría encontrado extraño que empezara a señalar un asiento vacío con ira, pero no caí en ello. Ahora que lo pienso, tampoco me habría importado.-ASÍ QUE EXIJO QUE LE DES EL MEJOR REGALO PARA ALGUIEN QUE NO EXISTE. UN GRAN MONTÓN DE: Nada.

La cafetería

El tipo miró estupefacto al joven Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone mientras pronunciaba cosas sin sentido a viva voz. Los demás clientes enmudecieron y miraron hacia la mesa de Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleon. Entonces el camarero miró a la muchacha y luego miró otra vez a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone y dirigiendose a los dos, a Nadia y Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone, aunque no sabia sus nombres.

-¿No sois de por aquí verdad? -dijo mirando primerfo a Nadie y luego a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone.- ¡Un batido de chocolate para el muchacho simpático... -refiriéndose a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone.- y otro para chica guapa!

Dicho esto se fue a la barra y preparó los batidos, un par de minutos más tarde os sirvió vuestros batidos.

-Aquí tenéis. -dijo el camarero amablemente.
-Gracias. -entonces cogió su batido de fresa y miró a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone.

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

Tras una serie de intercambios de miradas estupefactos entre el camarero y la clientela, nos trajeron los batidos. Dos espumosos vasos y uno invisible, incoloro, insípido, insonoro y probablemente insalubre (No era un aire muy limpio). Me serví el batido de chocolate y Nadia cogió el suyo de fresa al tiempo que decía un "Gracias", yo le contesté al camarero con un "Caballos". Los caballos eran bonitos. Qué bien sabía un trago después de un día tan duro como ese. Uno no sobrevivía a perder una chocolatina y ser atacado por mil bichos en un callejón oscuro como si de secuestradores pederastas se tratasen...

Reparé entonces en que Nadia me miraba.

-Ejem... ¿Dónde quieres ir ahora? Podemos ir a patinar... Yo sé patinar, realizo mi truco prácticamente cada segundo: Verme afectado por la gravedad y atraído de forma contundente contra el suelo. La gente normal lo llama caerse, pero eso no tiene clase.

La cafetería

Nadia miró atentamente a Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone a los ojos. Escuchó toda la verborrea con cierta estoicicidad.

-Escucha, la verdad es que no tengo tiempo para esto... De hecho voy un poco a contrarreloj. -paró un momento mientras pensaba cuáles serían sus siguientes palabras.- Se supone que debo detener a cierta persona de que haga una cosa horrible y para eso debo encontrar a unas personas con un don especial y aquí estoy perdiendo el tiempo... -paró otra vez.- Por cierto, ¿me devuelves a Pepito?

Spavente Scaramuccio Polichinol de Ariel Pantaleone

En resumen, Nadia acababa de darme el plantón más imaginativo que una chica puede decirle a un inocente chaval. Decía que iba algo contrarreloj porque debía detener a un maloso que iba a hacer algo horrible, y que para ello debía encontrar personas con dones especiales y... Y que le devolviera a Pepito. Ya me había olvidado de que el grillo existía siquiera, y desde luego no me acordaba del bolsillo en el que estaba, así que tuve que rebuscar durante un pequeño rato hasta encontrarlo y dejarlo sobre la mesa.

-Pero... Pero... ¡Spavi sabe hacer cosas especiales! ¡Sé hacer desaparecer chocolate! Además de que soy inigualable bailando cosas que requieran moverse como un loco.-No sabía por qué, pero esas capacidades no solían impresionar a las personas, y ese caso no parecía una excepción.-¡Además, Spavi sabe crear cosas de la nada!-No debía ser tan distinto a crear objetos que verdaderamente no estaban ahí, suponía, aunque no era algo que me hubiera planteado anteriormente, pero quizá eso de darle consistencia a mis ilusiones no estaría del todo mal...

-Eh, un respeto.-Dijo Tobi, tomándose su vaso de NADA.

-Silencio, estoy hablando con una dama.

-Malo.

-Andaaaaaa... Porfaaa... Dame unos cinco minutos y te enseño... ¡Déjame ir contigo! Porfaporfaporfaporfaporfaporfaporfaporfa ¡Si lo haces te invito a otro batido!

Iniciativa

Nadia te miró atentamente, pensativa. -Bueno, quizás tus... técnicas de... engaño.- Puso especial énfasis en engaño.- sean útiles, los sincorazón no son lo que se podría llamar seres muy inteligentes.

Se dirigió hacia la puerta de la cafeteria, cuando la iba a abrir se dió media vuelta y dejó algo de dinero en la barra y se fue. Una vez fuera de la cafetería se dió la vuelta hacia tí.

-Escúchame atentamente. -dijo con un tono muy serio, su actitud había cambiado radicalmente.- Llegué a este barrió siguiendo una luz pero la perdí de vista. Sospecho que se halla en el interior de alguien pero por alguna razón mis sentidos no estan tan agudizados como de costumbre y no puedo sentirle, esa persona es probable que tenga un arma parecida a ésta. -alzo su mano y apareció una llave de tamaño gigantesco, la misma con la que había destruído a las sombras aquellas.- ¿Alguna idea?