[Prólogo: Gabriel de Couteau] La sombra de la cruz es Alargada

Octubre de 990, Dwänholf

Ya estás cerca de la ciudad, la luz que desprende la capital mancha la oscuridad que viste el cielo. Has perdido el caballo, tuviste que abandonarlo no podía seguir a ese ritmo forzado y tu no podías tomarte el lujo de detenerte.



Tu respiración entrecortada es el único ruido que se escucha de fondo, parece que has conseguido despistar a tu peligroso perseguidor pero sabes de sobra que no se dará por vencido. Terrasanta, es una ciudad grande, la más grande que puedes encontrar en el país, parece el sitio perfecto para esconderte y pensar en lo que tienes que hacer de ahora en adelante.

Estas sucio, el barro y la lluvia no hacen más que empeorar tu malestar, encontrar un lugar donde descansar y cambiarte la ropa que te delata, es tu máxima prioridad.

Tras ese breve pero necesario descanso emprendes tu marcha hacia la ciudad a paso acelerado, al poco rato encuentras un camino muy ancho y pavimentado, por un lado se pierde en la lejanía y por el otro se adentra a través de la muralla a la capital, está claro que podrás encontrar una entrada si lo sigues.

Al llegar a la Ciudad encuentras un hombre refugiado de la lluvia en una discreta choza de madera. Es un hombre de unos treinta y pocos años, con una barba castaña desaliñada y una sonrisa amplia y burlesca en su rostro, debajo de sus pobladas cejas luce un único ojo, una fea cicatriz ocupa el lugar del que falta. Va vestido con lo que parece ser un uniforme de tonos rojizos y marrones acompañado de un peto y un caso de metal.
Uniforme

Spoiler:

Se dirige hacia ti hablando el idioma local, aunque lo has escuchado algunas veces no eres capaz de identificar mas allá de las palabras mas básicas, como hola o quién es. En seguida el hombre se echa a Reír.
Forastero, tendrías que practicar un poco el idioma, por estos lares el Latín no esta tan extendido como la gente cree, sobre todo entre las personas “humildes”. Se volvió a reír y te miro con su indiscreto ojo. Esta usted que da pena,… que le trae a la ciudad... no se preocupe no es más que un mero formalismo.

Me acerqué al guardia que atendia la puerta, mostraba abiertamente mi estado de agotamiento como si el llegar a la ciudad hubiese sido tan dificil como parecia a simple vista, el estado en el que me encontraba resultaba asqueroso para mi pulcra costumbre, encima tenia que esperar a que un feo guardia tuviese que abrime la puerta y si llamaba demasiado la atención podría servir de pista para aquellos que me buscaban... quizas mi mismo aspecto pueda ser una ayuda...

-Perdone caballero, venia de viaje en la busqueda de unos familiares que no se si siguen viviendo ahora en Terrasanta, fui con una caravana pero , sinceramente me avergüenza un poco decirlo espero que quede entre usted y yo, pero me retrasé por una preciosidad silvestre que se ocultan a veces en los pueblos de camino hacia aquí así que mi caravana se marcho sin mí, pensaba que tendría suerte y les alcanzaría pese a estar a un día o asi pero unos bandidos me asaltaron hara mediodía, creía que los rumores que corrían de Dwalnof y de sus maleantes era más historias que contar en una posada y no sufrirlo en propias carnes, así que perdí mi caballo y he estado corriendo y evitando que me encuentren los bandidos ,que hirieron a mi caballo y tuve que abandonarlo, ahora espero encontrar una posada decente donde resguardarme de esta lluvia y tras un descanso buscar a mis familiares o conocidos suyos que puedan vivir en la ciudad-

Con suerte el guardia no haría muchas más preguntas así no llamaría mucho más la atención...

El hombre suelta una pequeña risa burlona Jejeje, la siempre amistosa y agradable compañía local de Dwanholf!! tranquilo seguro que no era algo personal, podríamos considerarlo algo meramente cultural. El hombre se mete en una especie de caseta de madera anexada a la muralla, para resguardarse de la lluvia y des de allí te vuelve hablar. Pase viajero, bienvenido a Terrasanta, esta puerta da acceso al barrio de Julián, aunque es un barrio principalmente residencial, es posible que encuentres alguna posada...

Entras al barrio, las calles principales están pavimentadas y aunque sencillo el barrio es acogedor y aparentemente tranquilo, muy diferente al resto de ciudades del país. Las calles están desiertas, es normal es una zona residencial y son altas horas de la noche. Unas modernas farolas de Lampyrade iluminan la calzada principal que cruza toda la ciudad. Cansado y destrozado buscas una posada en la que tomarte un pequeño pero más que merecido descanso.

*Tírame Advertir dificultad fácil para localizar alguna posada o algo parecido.

Seguí hacia delante sin más dilación, pero en aquel momento en medio de la lluvia no pude evitar echar la vista atrás y escudriñar el horizonte rogando que su perseguidor no se dirigiese a la ciudad. Un recuerdo fugaz de lo sucedido pasó por su mente y no pudo menos que sentir un escalofrío.

Pasó los pórticos y siguió su camino, no tardó en encontrar lo que buscaba en medio de la lluvia. El Refugio del Truhan parecía lo suficientemente discreto para hospedarme. Entré empapado hasta los huesos con la esperanza de encontrar algo de reposo antes de empezar a llevar a cabo mis planes.

Picas a la puerta de la taberna, una vez, y otra y otra cuando finalmente la puerta se abre… los siento estamos llenos, dos calles más arriba encontraras la posada el buen descanso, ahora si me disculpas Sin dejarte tiempo para pensar ni contestar el hombre vuelve a cerrar la puerta y escuchas cómo pasa el cerrojo.

Tal y como te han dicho y sin nada que perder, pruebas dos calles más arriba. Al final resultan ser cinco calles pero por suerte a lo lejos ves lo que parece ser un cartel y curiosamente de la ventana sale luz. A la lejanía ves como una persona está entrando ahora mismo en la posada… quizás sí que tengas algo de suerte finalmente!

Corrí, y en esta ocasión entré antes de que me cerrasen la puerta, no pensaba permitir que tuvisen la misma desfachatez dos veces, lo primero que debía hacer era encontrar un lugar seguro donde refugiarme, después Mesmeria se podría encargar de recabar información de la ciudad mientrras descanso, así no llamaría la atención. Pero de momento eso tendrá que espera...

-Buenas noches posadero, me han recomendado allá donde voy esta posada, esperaba poder encontrar una habitación para descansar y asearme si no es menester-

Corres todo lo que tu maltrecho cuerpo te permite y justo al límite consigues meter tu pie entre la puerta y el hombre que tiene intención de cerrarla. Rápidamente te mira y observa tu cara de circunstancia. Os ponéis de acuerdo para fastidiar la noche o que… no vendrá de uno más… el hombre se mete hacia dentro y acto seguido se asoma por la barra… Pon a calentar una ración más un invitado extra.

La posada es sencilla y acogedora, hay una barra en un lateral y unas 6 mesas redondas ubicadas aleatoriamente por la sala, al fondo del todo está la chimenea con los últimos restos de las brasas que habían estado calentando la sala. Una escalera sube hacia al piso de arriba donde supones que están las habitaciones
.
Al fondo cerca de la chimenea hay otro hombre, posiblemente el que acababa de entrar.


Fin del prólogo