[Campaña] (Godia Ozonas y Dakota Cromwald)

Como he dicho antes "Estais acompañadas por un anciano que desayuna, en una mesa cerca de
una ventana, y el hombre que os atendió anoche, tras la barra." No hay nadie más en la sala.

El camarero pide 10 monedas de cobre por el desayuno de Godia. Al poco rato de entrar en la cocina, sirve a la guerrera su comida recién preparada.

- ¿Tú no quieres nada, pequeña?

Dijo, sonriendo a Dakota, mientras colocaba los platos sobre la mesa.


Si quereis cualquier información adicional sobre los PNJ, con una tirada de advertir bastará.

Mientras esperabamos al posadero la chica canturreaba la cancion que le enseñé ayer. Me enternecí. Gòdia, espabila, es tu escudero, no tu hija.Agitó la cabeza para deshacerse de esos pensamientos.

- Uh... eh... cómo decirlo... Gracias. Gracias por todo. Ha sido usted muy amable conmigo.


Justo lo que necesitaba, que me pusieras ojitos y una frase emotiva.

Tranquila niña. Trague saliva. Esperaremos a que vuelva a salir un pasadizo misterioso ardiendo con nosotros dos dentros tu te encargaras de sacarme de allí. Mientras yo pago tus comidas y tu trabajas para mi ¿Te parece bien?

[ups, sorry, me confundí en la descripción]


[mirando al posadero]
-Eh, huh, una de esas tortas dulces con leche están bien. Eh... gracias.

[respondiendo a Godia]
-señora Godia, yo.. ¿que tengo que hacer? Sé leer y escribir, sé fregar y barrer, puedo buscar hierbas y sé...


Me callé. Sé pelearme, iba a decir, pero ni quedaba decoroso, ni propio de una niña, y sobre todo, me callé porque me vino a la mente el más doloroso de los nombres, de los amigos que traicionan y quien me enseñó a defenderme.

Daguerreo.

Me asusta. Me quedo quieta unos segundos.

...


...



Creo que te odio un poco, Dague. Lo siento.


..



Sacudo la cabeza y vuelvo a sonreír forzadamente a la señora (mi señora, ahora) Godia.

-Creo que puedo hacerlo, señora Godia.

Dije decidida.

Mientras desayunaban, Godia dejó claro que, dependiendo de la situación, solicitaría un servicio determinado a Dakota. La pequeña niña, aceptaría sin rechistar cualquier orden de su señora.
Poco después, el camarero se unió a la conversación. Les preguntó por el motivo de su viaje. Godia habló de "El Torneo de la Espada", le explicó que habia venido desde muy lejos para ganar dicha contienda. Aunque francamente, la guerrera desconocía el lugar exacto de la celebración de este evento.
Amablemente, el camamero se lo explicó:

- El Torneo de la Espada... es bastante famoso entre los guerreros de Bellafonte. Hace mucho tiempo venía gente de todos los rincones de Gaïa, con el sueño de conseguir el trofeo de oro que obtiene el ganador. Pero desde hace ya años, los combates se han vuelto algo aburridos, y los únicos participantes son gentes de Bellafonte.
De todos modos, el premio sigue siendo igual de suculento: una espada de oro, 1000 Monedas de Oro, y un gran prestigio como espadachín.

Godia, ardiendo en deseos por saber más, pidió al camarero que le dijese todo cuando sabía sobre el torneo. A lo que él añadió:

- Se celebra en una especie de coliseo, al sur de Ascani, en mitad de la nada. Aunque está muy cerca, unas cuatro horas a caballo.
Respecto a su celebración... si mal no recuerdo, debe ser dentro de seis días.

Cuando terminaron de comer, agradecieron la amabilidad del camarero y abonaron las 20 Monedas de Cobre que costó el desayuno. Después prepararon su equipaje, se volvieron a poner en marcha.
Godia estaba impaciente por asistir a aquel encuentro. Dakota por su lado, no podía sacarse a Daguerreo de la cabeza.

Señora Godia, yo.. ¿que tengo que hacer? Sé leer y escribir, sé fregar y barrer, puedo buscar hierbas y sé...

Por ahora vamos a salir a informarnos. Recuerda pizpaja que pa’ lanzarse al combate sin saber las debilidades de tu enemigo te sajas tu solita.

¿Lanzarse al combate?

¿No te lo he dicho enanilla? Voy a ganar el Torneo de Espadas.

¿El Torneo de la Espada? Interrumpio el mesonero. Es bastante famoso entre los guerreros de Bellafonte. Hace mucho tiempo venía gente de todos los rincones de Gaïa, con el sueño de conseguir el trofeo de oro que obtiene el ganador. Pero desde hace ya años, los combates se han vuelto algo aburridos, y los únicos participantes son gentes de Bellafonte.
De todos modos, el premio sigue siendo igual de suculento: una espada de oro, 1000 Monedas de Oro, y un gran prestigio como espadachín.

Godia, ardiendo en deseos por saber más, pidió al camarero que le dijese todo cuando sabía sobre el torneo. A lo que él añadió:

- Se celebra en una especie de coliseo, al sur de Ascani, en mitad de la nada. Aunque está muy cerca, unas cuatro horas a caballo.
Respecto a su celebración... si mal no recuerdo, debe ser dentro de seis días.

Ya has escuchado güajilla. Tenemos seis dias para saber todo lo que podamos de los demas participantes para poder usarlo en su contra ¡En Marcha!

Gòdia se levantó de la mesa una vez pagado el desayuno. Subio a su habitación, tomo a Brigída –Aunque se preocupo de ponerle la capucha de cuero- y avivo a Dakota a salir a la ciudad.

-¿Dónde vamos primero niña?

-Eh, huh, yo... hum...

Me miré los pies de soslayo. Mis vulgares sandalias de cuero barato estaban remendadas por tres sitios. La pequeña tirilla de tela con que habían aguantado estaba haciendo amagos de romperse. También me había quedado sin zurrón, así que me agencié un trozo de hule con cuerda y con eso iba guardando las escasas pertenencias que podía llevar.

Concienzudamente, miré a mi señora.

-Señora Godia, yo me gustaría vestirme como una sirvienta o escudera o como se llame. Si pudiera darme un pequeño adelanto para comprarme unos zapatos y un bolso, yo... bueno, se lo agradecería.

Me daba mucho corte. Nunca había tenido dinero propio excepto cuando me escapé del convento, pero en general, en mi vida tampoco me habían faltado recursos. En el convento había pocas cosas pero si necesitabas algo de verdad, te lo daban sin preguntar.

Era muy vergonzoso ser tan pobre, para mí. Tener que depender de la piedad de los demás y de mi extraordinaria salvadora la señora Godia. Me prometí a mí misma que alguna vez iba a ganar tanto dinero que no tendría que preocuparme de estas cosas nunca más. Y le haría un gran regalo a mi señora Godia.

Además, cuando la señora Godia ganara el torneo, el dinero no sería nunca más un problema.

Porque no cabía ninguna duda de que mi señora ganaría el torneo.

[Al tener posicion social supongo que al menos tendre el grado de nobleza, como dice en Gaia y con ello sus 150 monedas mas o menos.]

La chica la estaba pidiendo dinero, y se veia realmente apurada.

Esto no funciona asi. Gòdia sonrió. Yo no te pago, te mantengo ¿Es que no has leido el Mester de Caballeria? ¿Los Cantares del Capitan Batriste?

En fin ¿Un vestido dices? ¿No es mejor algo mas comodo y funcional?

A todo esto ¿Tienes aceros?

Miré a la señora Godia resignada.

-Eh... no, no me manejo con la espada, yo...

Hice un par de gestos en el aire como si blandiera una espada, tal y como había visto hacer a Godia.

Entonces, en un instante, mi memoria me trajo una visión del Inquisidor Margold enarbolando su espada y decapitando a la hermana Nori de un tajo. La sangre seguía brotando en mis recuerdos y noté cómo mi cara se puso pálida.

Pero reaccioné rápido.

-No... no sé si podría llevar una espada, señora Godia. Pero soy muy rápida, un... amigo... me dijo que podía escabullirme de tres adultos que me rodearan con malas intenciones. Yo...

..

Yo...¡Me gustaría un vestido!

Me reafirmé en mi decisión. Me sorprendió hasta a mí lo terca y cabezona que podía ponerme. Pero no sé, de algún modo, era como si necesitara sentirme más femenina, como para mí misma. O quizá no era eso. ¡Aaagh, no lo sé, pero yo quiero un vestido bonito!

Procuré que todo ese diálogo interior no se reflejara en mi cara.

Observe como la niña renegaba del uso de la espada y se ponia palida.

Seguro que ha visto bandidos, o quizas soldados en un "acatamiento" Me acaricie un mechon de pelo que se habia escapado de la coleta, volviendolo a colocar en su sitio.

Escucha. Habian comenzado a andar, aun sin saber hacia donde se dirigian. Que sepas escaparte de tres adultos me parece mu' bien, pero si estas tu sola, porque si vienen cuatro maladies y tu eres capaz de meter dos cuartas en uno de ellos me dejas a mi con uno menos de que preocuparme.

Las armas no matan, para bien o para mal son una herramienta. Si aprehendes a usar un acero y despues no tienes necesidad nunca es mejor que tener necesidad y nunca haber aprehendido.

Ademas, tu eliges tener un vestido y yo eligo que tengas un arma. Si quieres cambiamos, te comprare los pantalones mas austeros y rasposos que encuentre y a cambio no llevaras arma alguna. La mire divertida, este ultimo comentario solo pretendia quitar hierro al asunto.

La miré con sorpresa. Después me enfurruñé. Me enjarreté e hinché los mofletes. Me puse a andar yo sola.

-Pfffff. ¡Señora Godia, esto no es justo! Hala, pues elijo un vestido.

Continué andando con un poco de altivez. Me di cuenta de que debía parecer una pazguata, y me sonrojé al momento.

Si fuera mayor, esto no pasaría, ¿no? ¡Pero yo ya era mayor! ¡Qué demonios! ¡Todo debería ser mejor!

Me picaba la cara. Y la señora Godia se reía. ¡Mmpff!

El tranquilo y agradable paseo matutino de Godia y Dakota, fue bruscamente interrumpido por un hombre. Este, de facciones toscas y mirada penetrante, con un traje azul marino y placas metálicas sobre sus hombros, se entrometió descaradamente en la conversación:

- ¡Oiga usted! La mujer y la niña.

Se encaró ante ellas.

- Deberán acompañarme. Tengo que hablar con ustedes de un tema delicado, y prefiero hacerlo en el cuartel de la guardia.

Dijo, con un tono autoritario.

- ¡Oiga usted! La mujer y la niña.

Me gire. No me gustaba aquel tono de voz. Me recordaba a esos grandes señores de Argos que se enfadaban y escupian mientras decian a grito pelao que una niña debia aprender a coser, no a dar lanzazos.

- Deberán acompañarme. Tengo que hablar con ustedes de un tema delicado, y prefiero hacerlo en el cuartel de la guardia.

El hombres -A todas luces un Guardia de la ciudad- era adusto, exigente y autoritario, una de dos. O un oficial o alguien que gusta de amedrentar civiles. Pero yo no soy un civil.

Vuesa merced, mi nombre es Sir Gòdia, si, Sir. Nombrada caballero de Montesa por la Baronesa Baylaha, asi que exigo respeto para mi y para mi aprendiz.

Si sos un hidalgo os retractareis de vuesas palabras y me lo pedireis como se debe. Pues vive Dios que no hare caso a un bellaco, por muchas ley que le respalde. Habia separado las piernas y mi postura se tornaba agresiva. No quiero enfrentarme a la guardia ¡Pero mal rayo me parta si dejo que un hijodalgo se me suba a las barbas!

- ¡Insolente mujer! ¿Qué quieres aparentar con esa actitud y esa apariencia? ¿Te crees que eres un hombre? ¡Maldita seas por tu insolencia!

Aquel hombré se enfadó, y mucho. Levantó su puño con furia y comenzó a gesticular bruscamente mientras hablaba.

- No tengo tiempo que perder con estupideces, vais a venir conmigo por las buenas o por las malas.
Dicho esto, lanzó una mirada envenenada a Godia y a Dakota. Deseoso por verlas sumidas ante su voluntad.

Tirada de Intimidar. 75+

El miembro 'Taku' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 73

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'Dado de 100' : 31

Dakota: tirada de frialdad(-30)
Resultado: -14

El miembro 'VonClouve' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 16

La sola mención de la autoridad me congela. Se me vienen a la mente todo tipo de horribles maquinaciones.

¡Me han encontrado! pienso. Y mis pies tiemblan. Mis ojos se enrojecen y una desagradable bola se me forma en el estómago.

Me agarro a la falda de mi señora con fuerza.

[Von, uso pantalones xD]

El arrogante hombre consiguió asustar a Dakota, e hizo que Godia callase sus palabras.

- Bien, esa es la actitud que quería.

Tomó a Godia del brazo.

- Acompañadme.

Si quereis resistiros o algo, este es el momento. Si dejais que os lleve hasta el cuartel de la guarda, simplemente decid que no oponeis resistencia alguna.

Ire, no quiero problemas con la autoridad. Mi voz sono dura, pero resignada. Mas si me volveis a tocar vais a tener que aprender a escribir con la izquierda. Dije apartando de malas maneras el brazo de aquel hombre.

La pequeña niña y la mujer guerrera fueron conducidas hasta cierto punto de la ciudad, donde dos guardias se incorporaron al trío. Las escoltaron hasta el cuartel de la guardia.
El edificio de la guardia recordaba a unos barracones, aunque una parte de la construcción, algo más elegante, parecía más bien un centro judicial. Las ventanas, estrechas y con gruesos barrotes, confundían la fachada con la de una prisión.

Godia y Dakota fueron prácticamente empujadas al interior del recinto. Las movieron muy rápido por aquellos pasillos, y no tuvieron la posibilidad de sacar detalles de aquel sitio, pero por lo poco que pudieron ver y deducir: aquel sitio estaba plagado de guardias.
Los dos guardias y el altivo soldado, las condujeron hasta una sala; totalmente vacía, sin ventanas, ni mobiliario, tan sólo una puerta que fué cerrada. Se quedaron solas, encerradas y sin saber porqué.


Esta parte de la campaña ha terminado para vosotras.

La aventura continúa en: https://rolporforo.activoforo.com/la-hermandad-del-silencio-f3/campana-godia-ozonas-dakota-cromwald-jiang-y-miquelangello-brunetti-t150.htm#2766