Capítulo 1: Un amor en cada puerto.

Cuando nos recoge el anciano, y nos pregunta como estamos, le digo, intentando parecer algo cansada.

Yo... le vi y pense que le podria sacar... pero no llegue...

Maldicion... - caigo en la cuenta de repente - el vestido que iba a usar esta noche para visitar a Lady Barbara sigue en la mochila... estara empapado...

Yo... señor... muchas gracias por recogernos... pero me tengo que ir... tengo prisa... - dicho esto me levanto, e intentare alejarme de alli rapidamente... no queria llamar mucho la atencion y mira por donde... rescatada...

Encima en la plaza parecia haber alboroto... - siempre puedo usarlo para escapar mejor

Furion se levanto, desenvaino la espada, y cogio al chino aquel. -Mira, al tirarme al suelo has hecho un enoooooorme error... Decia. Las palabras estaban teñidas de odio y rencor por la patada de antes. -Y por la patada ni te cuento...

Esos errores se pagan caros... Asi que si te veo, vas a acabar peor que muerto. Y te lo digo yo, es mejor morir en paz que no morir en mis manos... Dijo. Tras eso lo solto y salio corriendo.

Furion, tras el agarron te sueltas y sales poniendo pies en polvorosa de allí ¿A dónde? pues bueno, te pusiste a caminar hasta perderte en la zona del mercado.

Un amplio bosque de puestecistos, unos mejores en olor que otros. Allí venden de todo, desde utensilios para la cocina, pasando por comida ya fuese carne, legumbres, pescado, lacteos del día y algunos no tan del día.

Habías escapado de aquel chino, por no armar más revuelo o simplemente porque no tenías ganas de pelea. Por miedo evidentemente no, pues tu orgullo no te dejaba siquiera temerle.

Song Yi fu, en cambio, se sentia ganador de esta ronda. Sales al exterior en busca de Lira, mujer que acabas de conocer y que ya ha visto como entrabas a dejar la caja, por tanto debería volver tarde o temprano a cobrar ¡o quizá ya le habían pagado!

Fuese como fuese, ni rastro de ella. Siento no poder decirte nada más, pero es lo que hay.

Illyasviel, te encontrabas rodeada de ojos curiosos, un chico inconsciente que había tragado mucha agua y un anciano pesado que no te quitaba ojo ni por asomo.

Estabas empapada, apenas encontrabas para colmo hueco para salir. Entonces cuando intentas con elegancia hacer una retirada, el anciano te coge del brazo -Espera, espera... Ayudame a cargarlo hasta mi casa, allí podrás secarte en la chimenea-

Entonces da un ligero vistazo al jolgorio que es rodea y añade -Y los vosotros que mirais!- Entonces varios pescadores empiezan como bien pueden a echar gente.

No habías conseguido "huir", pero ahora tenias una invitacion formal para poder secarte y descansar un rato; o una nueva oportunidad de huir en cuanto se disipase el gentio. De la guardia de la ciudad, ni rastro (de momento).

Viendo como me sujeta, de forma que dificilmente podre escapar, me lo planteo:

ummm... quizas me convenga... y siempre puedo volver a intentar escaparme luego de nuevo...

Como sea, con una invitacion asi, podre intentar secar mi ropa, ya que por lo visto tenia una chimenea en la que secarse.

Vale... pero... ¿esta muy lejos?

Fu desiste de buscar, con la cabeza gacha, y vuelve a dirigirse al centro del pueblo. El sentimiento de victoria desvanecio por completo.
"Maldito sea ese imbecil, por culpa suya he perdido a Lira. Si me lo vuelvo a encontrar no seré tan benevolente."

Sali corriendo, queria perderme, mejor estar perdido que muerto. Ademas, no queria montar jaleo, cosa que seguro el chino aquel queria...

Llegue a un mercado. Me rugieron las tripas. Vaya, hay hambre... Hace tiempo que no rugias, eh! Me acerque a una paradita de comida, buscando alguna fruta. La fruta es sana, ademas de que no hacia falta cocinarla con fuego. Fuego... Eso necesitaria el chino aquel, un poco de fuego, a ver si aprende la leccion ju ju ju... Aunque tampoco estaria mal un poco de muerte je je je.

Al fin, llegue a la paradita de fruta. Busque a algun dependiente para que me vendiera alguna manzana, o alguna fruta, y para que me dijera el precio.