[Campaña 2] (Godia Ozonas, Dakota Cromwald, Jiang, Miquelangello Brunetti y Alexei Tolstói)

La anciana os dice:
-Ay... niño... ¿tú eres el Claudio de la Claudia del Palomar? Ay... qué buenos panes daba tu madre, hijo. -decía, mirando muy fijamente a Miquel, tambaleandose por la edad. -¿Un niño? ¿Un violín? Ay sí, si yo lo he visto... no me acuerdo... Ay niño... ¿sigue tu madre con la panadería?... angelito. -acarició la cabeza de Miquel al terminar la frase.

El hombre de aspecto intelecual os dice:
-¿Un chaval con un violín? hmmmm... ¡si, lo recuerdo! iba en esa dirección. -os señaló la larga calle que conducía a la puerta Este.

El tipo de la barba os dice:
-¡Coño, un chino! -exclamó groseramente al ver a Jiang. -Lo chento, mi no hablar mandarín... je je je estaba de broma. ¿Un niño con un violín? ¿Unos dieciseis años? Lo he visto, pero no recuerdo hacia donde iba... aunque os puedo decir que iba corriendo como alma que lleva el diablo.


Podeis seguir preguntando a más gente si lo deseais.

Tres personas consiguieron recordar al joven Alexei. La primera me trataba como Claudio, el hijo de Claudia, la panadera. Juas, es verdad que algo de parecido teniamos, pero.. no era para tanto...

-No, no soy Claudio. Aunque el era vecino mio, siempre jugabamos juntos, y ibamos a la panaderia a pedirle un poco de pan a Claudia... Ay, que recuerdos... En fin, muchisimas gracias por todo. Que Dios la bendiga! Dije, mientras seguia caminando, junto a Jiang.

La segunda persona era un hombre con pinta intelectual. Nos señalo a la puerta Este, mientras que decia haberlo visto. -Muchisimas gracias, y perdone por haberle quitado un poco de su tiempo, señor... Que Dios lo bendiga!

La ultima de todas era un barbudo, que tras hacer un chiste (que algo de gracia tenia, pero su grosero tono me molesto) nos indico de que salio corriendo como alma que llevaba el diablo. -Muchisimas gracias por su ayuda. Que Dios lo bendiga! Ah, y no se asombre por los orientales, que hay bastantes por sitios como Ascani! -Dije, tras salir caminando.

Nos paramos un momento. Habia que decidir que hacer. -A ver... La señora no recuerda nada, pero el hombre intelectual dice que lo vio por la puerta Este, y el barbudo que corria con lo que podia... Opino que vayamos a buscar por la puerta Este... Y si... y si lo estaban persiguiendo? Seria el por que estaria corriendo... -Exprese. La verdad es que me preocupaba esa idea... Tendriamos que apresurarnos!

Mientras Miquel y yo preguntamos a la gente por Alexei, mis pensamientos no paraban de salir y salir. Parece que un pensamiento cae, pero otro nace y todo en un vertiginoso ritmo que apenas me deja comprender lo que pasa a mi alrededor.

Hasta hace unos días no era más que una vulgar persona perdida por el mundo, al que el mundo no quería. Tan pronto vino la felicidad, la calidez como la soledad y la culpa. En mi mente se reunían la sonrisa de la sonrojada Dakota, la imponente caballera Godia, la música increible de Alexei... pero también estaba mi madre llorando, mi padre al que apenas veía, pero sobre todo me imaginaba a mi, parado frente a la puerta de casa....

Unas palabras bastaron para traerme a la realidad.

-¡Coño, un chino! Lo chento, mi no hablar mandarín... je je je estaba de broma. ¿Un niño con un violín? ¿Unos dieciseis años? Lo he visto, pero no recuerdo hacia donde iba... aunque os puedo decir que iba corriendo como alma que lleva el diablo.

Rugí de furia. Cogí por la camisa al arrogante hombre y lo levanté ligeramente del suelo. El tono sarcástico pasó totalmente imperceptible para mi.

- Tú, deja de hablar así. Por gente como tú el mundo está hecho una mierda. No soy chino, soy una persona tan respetable como tú. Como vea que vuelves a ser así de descortés con la gente, te arrancaré los brazos y te haré que lamas los zapatos de las personas a las que insultes.

No pude evitar soltar esas palabras que salían escupidas, pero rápidamente vi a Miquel, horrorizado, a mi lado. Solté al hombre y me alejé prudentemente, y sin mirar atrás, seguí caminando buscando a gente que nos pudiera ayudar.

Tras de mí, escuché a Miquel disculpándose ante el señor...

No tengo remedio. Odio que me quiten mi paz.

Desde ese incidente, dejé que Miquel fuera quien hablara con las personas. Después, sin decir nada, lo seguí con la cabeza agachada hacia la puerta Este.

Después de ciertos altercados, que es mejor no volver a mencionar, llegais a la puerta Este. Alli encontrais un enorme portal abierto de par en par, por el cual cruza algún que otro viajero que llega del exterior. Por la periferia de dicha puerta, no encontrais nada fuera de lo común, al menos a simple vista. Están los típicos negocios, mercaderes y algún que otro mendigo.

Haced una tirada de Advertir.

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'Dado de 100' : 92

Abierta. (Esto es por el ataque de furia de antes, que estoy receptivo) XD

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'Dado de 100' : 43

-No pasa nada, Jiang... No te preocupes. Dijo Miquel, con una sonrisa.

Advertir: -30+61 = 31

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'Dado de 100' : 61

La percepción de Jiang resultó ser asombrosa y pudo ver algo que cualquiera habria pasado por alto. Uno de los mendigos, curiosamente, miraba a Miquel y a Jiang con cara divertida. Era un hombre muy delgado, estaba envuelto en trapos marrones, a penas se le apreciaba el rostro entre tan prominente barba.
Miquel no se dió cuenta, pero Jiang se acercó hasta él, se puso de cuclillas y lo examinó. Aquel desharrapado sonreía, pero no habia demencia en sus ojos, no era la sonrisa de un loco, sino la de alguien que se estaba divirtiendo con lo que veía.

-¿Te parece gracioso mi atuendo?

Dijo Jiang, ofendido.
El mendigo reprimió una carcajada y dijo, sonriente:

-Eres tú... ¡si, eres tú! jajaja es por ti por quien él preguntaba... te está buscando... ji ji ji te va a matar, te matará... y a tu amigo también...

El indigente comenzó a reirse. Al parecer, la idea de la muerte le resultaba graciosa.

Jiang parecio ver algo. Se fue caminando hacia alguien, reprimiendole que si su atuendo le parecia gracioso... Este Jiang, tan impulsivo... Me recuerda a mi infancia...

Me acerque junto a el, escuchando lo que decia... No me horrorizo, pero tampoco me hizo gracia... Alguien que nos quiera matar... Quien puede ser? Y si... y si es el Inquisidor?

Nada mas pensar en eso, un escalofrio recorrio mi espalda, hasta llegar a mi rostro, mostando una mezcla de preocupacion y miedo. - Q-qu-quien q-quiere h-hacernos e-eso?! Dije, tartamudeando del miedo...

Cerre los ojos, intentando calmarse. Intentando dejar la mente en blanco... Fue algo que me enseño mi hermano... "-Pon la mente en blanco, y ya veras que todo pasara..." Me dijo. Unas palabras que ahora mismo resonaban en mi mente... Pronto, lo unico que resonaba en esta.

Abri de nuevo los ojos, esta vez seguro de mi mismo. -Cree que pueda decirnos quien quiere intentar matarnos? Mas o menos... como es?

Cuando se cansó de reir, el mendigo miró a Miquel. Le hizo una mueca burlona. Después, habló:

-Es un hombre oriental, tiene los mismos rasgos que tú.

Señaló a Jiang.

-Anoche, mientras dormiamos, apareció ante mi y algunos de mis compadres. ¡Nos despertó a patadas el muy vil!
Después... después... agarró a Gloy del cuello... ¡lo levanto del suelo con una sola mano! dijo que buscaba a un oriental como él, describió tu atuendo, tu corte de pelo... ¡eres tú a quien busca!

Tragó saliva y comenzo a frotarse las manos.

-Pero Gloy no te conocía... no supo qué decir... ¡y le partió el cuello! ¡mató a mi amigo! jajajaja

Se echó a reir. Después de todo, aquel mendigo no estaba bien de la cabeza.

¿Un oriental?

Después de todo, fue acertado acercarme a este mendigo. Sin él no habría sabido que alguien venia tras nosotros, y siempre es mejor estar prevenidos.

¿Quién puede ser? No hay nadie que sepa donde estoy, no hay nadie que quiera saber dónde estoy...

Me levanté, y empecé a caminar de un lado a otro, mientras Miquel me miraba con cara preocupada. No quisiera que él se viera envuelto en asuntos personales, pero realmente lo quiero a mi lado.

¿Ren? ... No, él se casó, ya no quiere tener nada que ver conmigo. Sería ridículo que viniera a mi a estas alturas.

¿Papá? ¿Mamá? Ya no recuerdo ni sus rostros, ni el perfume de la ropa que mamá lavaba, ni la mirada severa de padre, que nunca me dirigió la palabra.

Entonces me paré en seco. ¿Her-hermano?

Palidecí. No quiero que me vea así, es el único que recuerdo con cariño, el único que me trataba bien intentando ser quien era. Con él podía jugar, podía reir, podía entrenar sin que me mirara por encima del hombro.

Intenté mantener la calma. Sea quien sea el que viene a por mi, no quiero que me encuentre, no quiero que nadie sepa nada de mi. No quiero que se sepa la verdad.

Miré de nuevo al mendigo, me agaché a su lado y lo miré a los ojos.
-Verás, tienes que decirme quien viene a por mí. Si no me lo dices, te pasará lo mismo que a tu amigo Gloy. Porque si no me dices todo lo que sabes, te mataré yo mismo.

Tirada de intimidar: -25 +

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'Dado de 100' : 98

Abierta (toma ya, ese se caga encima)

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'Dado de 100' : 20

Llegas a dificultad Media (80) tampoco es como para tirar cohetes, pero considerando que estás tratando con un mendigo de nivel 0 y con puntos negativos en Frialdad, te saldrás con la tuya.

El harapiento hombre pegó un salto hacia atrás. Tus palabras le asustaron, y mucho. Se encogió al toparse con la pared, y desvió su mirada. Comenzó a temblar de miedo.

-¡Por favor no me mates! ¡Es… es todo lo que sé! El tipo asiático tiene una gran espada a la espalda y viste ropas tan extrañas como las tuyas… yo… yo… no recuerdo nada más… me cuesta recordar… pasó todo tan rápido…

El mendigo hace una tirada de Memorizar, con la intención de recordar algún detalle que pueda tranquilizarte.

Memorizar 10+ 27= 37

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'Dado de 100' : 27

-Estaba muy oscuro... ¡era de noche! solo recuerdo lo que te he dicho... y... en su extraña ropa, habia una luna creciente dibujada... eso es todo...

El mendigo se giró e intentó calmarse.

Realmente no quería ser tan rudo, pero no me quedaba otra. Hoy no era el mejor día para tocarme las narices, y menos que venga gente que no me apetece ver.

¿Una luna creciente? Hice memoria. No recordaba ningún simbolo parecido. Quizá sea alguien de alguna academia o escuela en las que gané, o cualquiera de los profesores que tuve, o.... Eran demasiadas opciones.

-Miquel, vámonos, será mejor que intentemos hacer algo que realmente nos sirva de algo. Es tontería quedarse aquí a esperar a nadie. ¿Dónde estará Alexei? Maldita sea... - intenté recuperar mi buen humor, pero no tenía fuerzas. - Creo que deberíamos volver a la posada, si Alexei iba a algún lado, acabará yendo alli, era el plan principal. ¿No te parece?

Mientras Jiang reiteraba su opinión, comenzó a llover. Empezó con unas cuantas gotas imperceptibles y para cuando os disteis cuenta, la lluvia caía con fuerza y violencia.
La gente empezó a correr de un lado para otro, refugiándose de la lluvia. En pocos minutos las calles quedaron prácticamente vacías. Vosotros no fuisteis una excepción, corristeis a través de la calle que teníais delante y girasteis aleatoriamente en algunas esquinas. No era ni el momento, ni el lugar oportuno, para ponerse a pensar en qué dirección estaba la posada.
Finalmente, disteis con un viejo almacén abandonado. Algunos mercaderes improvisaron en él un refugio para sus productos. Miquel se entretuvo en ayudar a uno de ellos con unas cajas, Jiang se mostró impaciente.
Una vez finalizada la buena labor, os metisteis hasta el fondo del almacén. No os apetecía aguantar la aburrida y típica charla de aquellos mercaderes.
El fondo, al estar alejado de las puertas y ventanas, estaba algo oscuro. Miquel no consiguió ver del todo bien y se chocó con alguien. Entonces una sonrisa se dibujó en los rostros de Jiang y Miquel. Eran Godia y Dakota. Y para los ojos de Jiang, habia un tercer acompañante...


Me he tomado la libertad de dar por hecho que la fusión ha terminado. Simplemente teletransportaste a Godia al almacén, y luego Daguerreo y tú volasteis hasta su posición. ¿Casualidad que os hayáis encontrado? No, se llama gnosis.

RE: Todos.

Estaba realmente disgustado con la idea de haber perdido a Alexei, pero era un niño muy joven y seguro que muy inquieto. Tarde o temprano lo encontraríamos.

Se nos echó la lluvia encima, y gracias a Miquel y sus buenas intenciones, nos pudimos meter en un almacén a resguardarnos del aguacero. A veces es bueno estar con este hombre, pienso que podría pegárseme algo de él.

Nos refugiamos hasta el fondo del almacén, donde también habían varias personas. Miquel, al ser tan corpulento, chocó con alguien. Menos mal que no lo hice yo, porque me habría enzarzado en una pelea... que ganas tenía.

Pero para nuestra sorpresa, ahí estaban Dakota y Godia. INCREÍBLE.

No pude reprimir tirarme a Dakota y darle un buen abrazo, pero algo me frenó... había un espiritu a su lado, demasiado cerca... ¿Qué era esa cosa? Mi sonrisa inicial pronto se tornó cautelosa. ¿Iban juntos? Eso es imposible. Antes de ser cordial con las chicas, me mostré hostil con el desconocido. Aunque tenían que tener una buena explicación, porque la temida Godia parecía tranquila.

-¿Quién eres tú?

Me desperté un poco conmocionada, sin saber muy bien qué había pasado. Había una pelea, y el chico violinista estaba allí, y...

-¡Ah!


Me incorporo de golpe. Estaba oscuro; mis ropas mojadas. Tenía el cuerpo aterido de la humedad y el ruido de la lluvia repiqueteaba sin cesar.

A mi lado estaba mi señora Godia, con cara de pasmo. Daguerreo estaba delante mía, sólo podía ver su espalda.

-¿Q....Qué ha pasado?

Pregunté. Pero enseguida me llegó un familiar olor a lavanda que conocía muy bien.

-Oh. Es... es nuestro compañero. Jiang. H...Hola. - También estaba el otro hombre, Miquel. Tenía menos confianza con ellos, así que me daba un poco de vergüenza que me vieran embarrada. Me levanté del todo y me puse detrás de Dague.

- Dague, no sé qué ha pasado y eso, no sé que ha pasado con el violinista; qué...

-No pasa nada. Todo está bien. Dime; ¿los conocéis? -Nos susurra a mi señora Godia y a mí.


Iba a contestar, pero en lugar de eso solté un gritito.

-¡Dague! Estás... ¡estás herido!


En el abdomen de dague, una zona de su piel humeaba. No despedía olor alguno, simplemente, parecía que la visión de dague en ese sitio echaba humo.

-No pasa nada. Me curaré pronto, en cuando estemos completamente seguros y a salvo.- Seguía mirando a los desconocidos con cautela.


-¡Pero qué dices! ¡Hay que ver eso ahora!

Estaba frenética. Si Dague se había hecho daño, y yo podía hacer algo... Era la primera vez que le veía sufriendo.



[Hago una tirada de Ocultismo, ya que supongo que Medicina vale de bien poco con ánimas]

Ocultismo(20): 64