Icaro & Spielzeug >> Secretos

Escuché con atención todas las instrucciones que papá daba. Estaba diferente de cómo está normalmente, notaba que su mente trabajaba a gran velocidad. Al parecer se iba a ir ya, tan pronto como Asunción preparase el BMW negro.

Antes de abandonar el estudio junto a Jarçao me acerqué a mi padre y le di un nuevo abrazo. No quería separarme tan pronto de él, pero lo que hacía era necesario. Luego me voy con Jarçao, con la cabeza gacha.

El pequeño Spiel camina junto a nosotros, de una manera algo rígida. Incluso tropezaba de vez en cuando. Pareció dirigirse al criado, con algo de temor. Sonreí, no parecía haberse acostumbrado a este lugar. Aún no sabía lo que era, seguía pareciéndome un peluche viviente. Su mente humana era lo más asombroso de todo…

En un gesto quizá con demasiada confianza me agaché para coger entre mis brazos al pequeño ser. No parecía estar desenvolviéndose muy bien a medida que caminaba, y seguramente no pesaría demasiado. Veía en él la posibilidad de tener un curioso amigo, tanto como Elsa.

- Ya te llevo yo, pequeño Spiel. Si sigues andando así te vas a caer por las escaleras – sonreí divertido. En apariencia parecía calmado, pero en mi mente era un hervidero de ideas y posibles desenlaces. ¿Quiénes eran realmente esas personas? ¿Jarçao podría echarlos de casa?

Lo cierto era que me preocupaba enormemente…

Jarçao os lleva a la habitación de Ícaro.


- No se mueva de aquí, señorito Ícaro. -Parece muy tenso.

La puerta se cierra de un golpetazo. El golpe de aire hace ondear las cortinas de la ventana. El silencio cruje con los pasos de Jarçao en el parqué, conforme se aleja.

El teléfono móvil está en la mesita de noche.

Ya no se sienten las presencias por ningún lado.



[Spiel adquiere nueva Carta Vínculo: Dr. Silveira
Ver explicación en su ficha.]

De haber podido mirar atrás en el momento en que "eso" cerró sus dedos en torno a los bajos de mis patas... de haber podido si quiera advertir el ataque preventivo del chaval, me habría revuelto con todas mis fuerzas mientras imploraba por mi vida. Sin embargo, no fue así, y en un visto y no visto me vi sujeto y completamente inmovilizado en brazos del chico. Arañándole como podía hasta que, tras unos instantes de forcejeo, me di cuenta de que no tenía intención de causarme daño y me detuve.

Fuimos escoltados hasta la habitación de la que habíamos salido por Jarçao (Que por cierto ignoró mi pregunta, aunque obviamente no se lo reproché, poco quería yo menos que incurrir su ira). Entramos en silencio y no me atreví a mover un músculo hasta que el chaval me dejó en el suelo.

- No se mueva de aquí, señorito Ícaro.-Dijo con una voz tan tensa que podría haberse utilizado como cuerda de arco de haber sido tangible. Cerró la puerta con la misma tensión contenida, haciendo que las cortinas se movieran levemente por el portazo. Contuve la respiración el tiempo que tardamos en dejar de oír sus pisadas en medio del silencio casi absoluto. Después de unos angustiosos segundos, Jarçao se había ido completamente.

-Uffff…-Solté el aire de golpe, dejándome caer sobre los cuartos traseros.-¿Q-quien eran los intrusos? Es más ¿Cómo los localizaste?

Volviendo con la habitación, había que decir que estaba bastante más ordenada que la casa de Elsa. De paredes blancas y parqué color tostada-en-el-punto-justo, a un lateral había algo blandito (Un arbusto, quizá), sobre el que había un pequeño saquito de aspecto igualmente mullido y una sábana; en contraposición con los arbustos normales, decir que ese era plano y completamente regular, junto a ella había una pequeña mesita con un dibujo extremadamente detallado, como si hubieran cogido la realidad y la hubieran puesto en un marco, en el que salían el chaval, el patriarca y una señora que debía ser la matriarca. A pocos pasos se encontraba el armario en el que me había escondido, del que no haré una descripción porque por su culpa me descubrieron. En el extremo opuesto respecto al arbusto psicodélico había un escritorio con un trozo de plástico encima (Como el del patriarca, pero cinco veces más grande) y, también sobre este (El escritorio, no el trozo cuadrado de plástico), una torreta de metal y plástico (Curiosa fijación por ese material...) a cuyos lados brillaban pequeñas cajitas con una especie de discos dentro. Todo, como he dicho, perfectamente ordenado.

Jarçao cerró la puerta bruscamente, haciendo ondear las cortinas. Se le veía tenso, nunca antes lo había visto así. Ya no era el típico criado que intentaba hacerme comer sus especiales dietas. Era algo más, algo diferente.

Dejé al pequeño Spiel en el suelo y me acerqué a la ventana, preocupado. Miré a través del frío cristal la oscura noche. No parecía haber nadie en el jardín, ya no sentía la presencia de los intrusos… Era todo muy extraño.

A mis espaldas oí la vocecilla de Spiel. Su pregunta me hizo pensar. Yo no era normal, era un bicho raro. No me gustaba ser diferente.

Cuando me giré vi que Spiel observaba con atención mi habitación. La verdad es que era bastante funcional, y ordenada. Mi cuarto era como un íntimo espacio personal, dentro de éste no temía que nadie me mirase raro. Estábamos únicamente yo y la música.

Me fijé en que el pequeño ser miraba con cierta curiosidad mi reproductor de música. Sonreí y me acerqué a éste encendiéndolo. Una melodía que había escuchado desde hacía mucho tiempo comenzó a resonar suavemente por la habitación.


Tras deleitarme unos segundos con la melodía decidí responder a Spiel. Ahora me sentía más tranquilo, la música disipaba hábilmente toda la tensión que respiraba en el ambiente. La música me distraía y me hacía olvidar por unos instantes lo que representaba esta situación.

- No los conozco muy bien. Los vi esta mañana. Intentaron meterse en mi mente, querían saber dónde estaba papá.

Agaché la cabeza, y fruncí el ceño.

- Los localicé con… - dudé unos instantes. ¿Cómo debía llamarlo? - … con mis poderes.

Me giré y me senté en el suelo, justo al lado de mi nuevo amigo.

- Puedo escuchar los pensamientos de los demás, y hacerles ver cosas… Pero me duele, me duele mucho hacerlo.

Era cierto. Esto que mi padre consideraba un don no era más que una maldición para mí. Un tormento desde que usé a Laberinto…

- Desde pequeño siempre he estado escuchando pensamientos de los demás. Es algo que no le gusta mucho a la gente, por lo que no tengo muchos amigos.

No tenía casi ninguno. Miré con nostalgia la pulsera que llevaba en mi muñeca. Volví a alzar la mirada, dirigiéndola de nuevo hacia Spiel.

- ¿Tú quieres ser mi amigo?

Transcurridos unos minutos, se escuchan las ruedas de un coche chirriando. Probablemente sea Silveira, saliendo de la casa con la misteriosa niña.

Tras eso, quietud.


Fuera, no se oye ni un alma. Es como si la noche se acallara de repente. Ni la brisa del viento. El bosquecillo denso puede divisarse desde la ventana, y parece más espeso que nunca.

El chico rebuscó entre las cajitas casi planas hasta encontrar una de su agrado y la introdujo en una especie de lengua que salió de la torreta. Tras eso pulsó lo que tenía pinta de ser una especie de ojo disecado y cuadrado y… Música. Una extraña melodía salió de la pequeña torre, melancólica, entregada… Claro que la belleza que desprendía no pudo evitar que diera un señor respingo. Aunque, por supuesto, traté de mantener la compostura. La melodía pareció tranquilizar al chaval, que respondió finalmente a mi pregunta tras unos instantes de relativo silencio (Y digo tal porque la música lo rompía completamente):

-No los conozco muy bien. Los vi esta mañana. Intentaron meterse en mi mente, querían saber dónde estaba papá.-Frunció el ceño y bajó la cabeza.-Los localicé con… con mis poderes. -Yo escuchaba atento lo que decía, aunque no pude reprimir un estremecimiento cuando se sentó a pocos centímetros de mí. Claro que se le veía tan apenado que no hice ningún comentario, de hecho, su presencia no me molestaba: A fin de cuentas no todos los pataslargas eran malos, Millie, por ejemplo, era buena…-Puedo escuchar los pensamientos de los demás, y hacerles ver cosas… Pero me duele, me duele mucho hacerlo. Desde pequeño siempre he estado escuchando pensamientos de los demás. Es algo que no le gusta mucho a la gente, por lo que no tengo muchos amigos.-Entonces me miró, cargado de nostalgia. Esa nostalgia que hace que a uno se le salten los lagrimones.- ¿Tú quieres ser mi amigo?

Iba a contestar que no sabía qué era tal cosa cuando… Me di cuenta de que sí lo sabía. Vale, tal vez decirlo de esa manera resultara, cuanto menos, aproximado: Era como decir que un charco era un océano (Aunque no supiera lo que era un océano); pero de todas formas sentía como si una vez, hacía millones de años, hubiera sabido lo que significaba. Era algo realmente difícil de concretar y, por más que trataba de atrapar el recuerdo en cuestión, no podía. No podía… Amistad… ¿Era cálida?

-Yo…-Tomé aire ¿De qué tenía miedo? Era un pataslargas ¿Y qué? Millie también lo es. Elsa también lo es. Y sus ojos… No eran los de una mala persona, eran los de un niño, los de una cría. Y yo… ¿Qué hacía diariamente? Tontear de arriba abajo, fingir hablar con las ardillas ¿No necesitaba yo también de un amigo? ¿Por ser de distintas razas debíamos sentirnos odiados? Al cuerno el racismo. Levanté la cabeza.-Sí…-Asentí, emocionado: Él era mi primer amigo y... Unas ruedas derraparon fuera. Estropeando el momento dramático con la misma gracia que lo haría una pedorreta en plena escena de amor.

-Estúpido carro…-Dije frunciendo el ceño, ese sonido me devolvió a la realidad por unos segundos: La invasión de los desconocidos.-Amigo… ¿Los tipos de antes son peligrosos? ¿Jarçao el Terrible podrá con ellos?-Porque si precisamente él no podía, nosotros dos estábamos apañados…

El silencio fuera de la habitación, de haber sido comida, habría acabado con el hambre en el mundo.

Sonrío ante la respuesta del pequeño Spiel, pero el chirrido del las ruedas del BMW negro me devuelve a la realidad. El tranquilizante hechizo que la música había lanzado sobre mí se disipa entonces, haciéndome recordar a esos extraños que buscan a papá.

- Pues… la verdad es que no lo sé, Spiel. Creo que pueden hacer cosas especiales, como las mías. Quizá diferentes. Hay muchos tipos de gente especial, mi papá trabajó con ellos hace tiempo. Pero… me prometió que lo dejaría…

Recuerdo como me desperté después del accidente de Laberinto. Tenía la boca seca, y lo veía todo borroso. Desde entonces sentí siempre un insistente dolor de cabeza que hasta ahora no ha desaparecido sino con fármacos. Papá estaba muy afectado, no se separó de mí en ningún momento. Era como si se sintiera culpable, lo escuchaba en su cabeza… Me prometió que no trabajaría más en esas cosas, por mí.

¿Qué ha pasado entonces, papá, que es tan importante como para hacerte volver a eso?

- La gente que es como yo puede hacer cosas que la gente normal no puede. Eso supone siempre una gran ventaja, Spiel. No sé si Jarçao podrá echarlos de casa. Pero si buscaban a papá y él se va… quizá lo persiguen… Yo no quiero que persigan a papá…

Agacho la cabeza. En el bolsillo tengo el pequeño micrófono y la tarjeta especial que me ha dado mi padre.

¿Tenemos que quedarnos aquí sin hacer nada? Papá podría estar en peligro… Ya ni siquiera siento el rastro de esos dos tipos. Quizá se han ido o…

… quizá pueden esconderse de mí.

- Tengo un mal presentimiento, Spiel.

Podría intentar buscarlos a conciencia, pero eso me daría dolor de cabeza. No quiero seguir con esta tortura.

- No sé si deberíamos quedarnos aquí sin hacer nada – me levanto y me acerco a la ventana de nuevo. No se ve absolutamente nada allá fuera. Pienso en la capilla que hay más allá del bosque, el lugar donde Elsa se quedó. ¿Qué habrá sido de ella?

Tirad por advertir, ambos.

El miembro 'Carpazzo' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 65

Advertir 20 + 93 + 11 = 124 (Difícil)

El miembro 'Herrian' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 93

¡Sentido arácnido activado!

El miembro 'Herrian' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 11

Ícaro escucha unos ruidos de cristales rompiéndose en el piso de abajo. Casi al momento, los gritos de su madre, tenuemente apagados.

Concentrándose aún más, logra determinar la presencia de matrices psíquicas en la cabeza de su madre. Provienen del bosquecillo. ¿Tan lejos? Parece que las dos presencias son ahora tres, y la tercera está haciendo un gran esfuerzo por ocultarse.

Sin embargo, Ícaro es demasiado bueno, lleva demasiado tiempo concentrándose en refinar y separar las percepciones mentales de la gente...

Me encontraba distraído, pensando en mis cosas. Pero incluso con la música flotando en mi habitación pude oír el sonido de los cristales al romperse en el piso de abajo. Y entonces los gritos de mamá, apagados.

Hago un esfuerzo por concentrarme, ignorando el dolor que me produce. Siento algo extraño, algo como lo que hago yo. Están en la cabeza de mamá y vienen de lejos.

Doy un brinco, y miro a Spiel casi con desesperación.

- ¡Mamá está en peligro! – cogí mi teléfono móvil por si tenía que llamar a papá y me acerqué a trompicones a la puerta. Papá había querido protegerme… Jarçao me había dicho que me quedase ahí… Pero si mamá estaba en peligro no podía quedarme de brazos cruzados.

Yo… yo puedo ayudar.

Miré a Spiel, mi nuevo amigo y compañero.

- ¡Vamos, Spiel! – esperaba que me acompañase, ciertamente. Para eso están los amigos, ¿no?

El chaval se tomó unos segundos para contestar, parecía estar cavilando algo. Aunque la verdad es que el desconocimiento del verbo cavilar por parte de Spiel en este caso es un tanto pernicioso para Ícaro; ya que al no encontrar palabras para la cara de pensativa ensoñación que el joven peliblanco exhibía, pensó que debía estar con verdaderas ganas de visitar el excusado. Como Spiel tampoco sabía lo que era un excusado arrugó la nariz de solo pensar que tendría que convivir durante largas horas junto a excrementos recién fabricados.
Finalmente respondió.

-Pues… la verdad es que no lo sé, Spiel. Creo que pueden hacer cosas especiales, como las mías. Quizá diferentes. Hay muchos tipos de gente especial, mi papá trabajó con ellos hace tiempo. Pero… me prometió que lo dejaría…La gente que es como yo puede hacer cosas que la gente normal no puede. Eso supone siempre una gran ventaja, Spiel. No sé si Jarçao podrá echarlos de casa. Pero si buscaban a papá y él se va… quizá lo persiguen… Yo no quiero que persigan a papá…-Me acerqué con cuidado al chaval, que parecía extrañamente abatido de repente. No me atreví a comentar nada, no obstante.-Tengo un mal presentimiento, Spiel.-Confesó. Esperaba sinceramente que se equivocase. A mí no me daban miedo los pataslargas (Siempre y cuando fueran de dientes cortos y/o estuvieran a varios cientos de metros respecto a mí), pero prefería no arriesgarme en estas cosas, ya sabéis, integridad física y demás. -No sé si deberíamos quedarnos aquí sin hacer nada.-Se levantó y asomó al balcón. El silencio cayó como una losa de mármol en un cementerio, solo interrumpido por la música, que en esos momentos cambiaba a una composición más agresiva, más temerosa, más peligrosa de alguna manera. Una composición que incitaba al miedo.

Pasaron los segundos, los minutos; y fue entonces cuando el joven se giró, asustado, con el gesto contrito en una máscara de repentino miedo; su rostro y la violencia con la que se volvió provocaron que diera un bote y se me erizara todo el pelaje ¿Qué demonios...?

-¡Mamá está en peligro!-Chilló, cogiendo el trozo de plástico (El pequeño) y abalanzándose sin demasiado equilibrio contra la puerta. Quizá el hecho de tener que esquivar a un paralizado yo influyera de alguna manera en eso último.-¡Vamos, Spiel!

Dudé unos instantes; pero enseguida caí en la cuenta de que no era solo lo único que podía hacer si no quería lamentarlo durante el resto de mi vida, sino que también era lo que de verdad quería hacer. Si había que luchar, que fuera con un amigo al lado. Si había que morir, que fuera al menos luchando. De alguna manera, sentía como si no fuera la primera vez que, al tener a un amigo al lado, me sintiera fuerte. Era extraño, casi irreal... Pero así era.

Y la puerta se cerró tras nosotros, solemne y autoritaria.

Llegáis abajo. Las escaleras dan directamente a una puerta, por la que entró Spiel hace horas. La puerta está abierta. Una corriente de aire la hace chirriar. Rastros de pisadas, barro y maleza, en sentido dentro y fuera de la casa. No se oyen ruidos desde el exterior.


-Hnmm... -Fuera, Jarçao emite una vocecilla débil.

Tras la puerta, os lo encontráis. Está inconsciente en el suelo. Tiene una fea brecha en el parietal.

Más gritos mientras la mamá de Ícaro se pierde en las profundidades del bosquecillo.



¿Cómo demonios se mueven tan rápido?


[Una tirada de Rastrear, o Buscar; podría aclarar más sobre adónde sigue el rastro. Esto no descarta cualquier poder psíquico que deseárais usar.

A fin de cuentas, ya habéis subido de nivel.]

Cuando vi el escenario se me hizo un nudo en el estómago.

- ¡Jarçao, no! – me acerqué rápidamente al sirviente que yacía en el suelo. Noté como me venían las ganas de llorar. Era una persona cercana a mí, y pese a que realmente no era de mi familia en mi interior lo consideraba como tal. Intenté hacer algo por su herida, pero ni siquiera tenía los conocimientos suficientes como para ayudarlo.

Tirada de Medicina 30+

Esas extrañas presencias se habían llevado a mamá. Y papá no estaba… Debía protegerla, debía proteger a mamá. Me levanté a duras penas y tomé una decisión que difícilmente habría tomado de no ser estas las circunstancias.

Usaría mi poder para encontrar a mamá y ponerla a salvo. Por mucho que doliera, por mucho sufrimiento que tuviese que acarrear… Era mi madre después de todo…

Cerré los ojos y me concentré. Exploré cada rincón de mi mente, buscando aquella fuerza perceptiva que me ayudaría a encontrar a las extrañas presencias. Hasta ahora siempre las había sentido cerca de mí como algo natural, simplemente cerrando los ojos podía ver las mentes de los demás. Ésta vez me esforzaba de verdad en encontrarlas, en buscarlas.

Noté como el dolor venía a mí, y sentí la tentación de parar, pero no podía. Se me saltaron las lágrimas al mismo tiempo que mi conciencia se expandía como una goma elástica a mi alrededor y buscaba como un meticuloso detective cualquier rastro mental cercano.

Potencial psíquico (Escaneo de Zona): 80+
Gasto 1CV (Evito fatiga psíquica)
(Y lo mantengo con un innato, por lo que quedaría en una dificultad de 120 por mi Mantenimiento añadido)

El miembro 'Herrian' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

#1 'Dado de 100' : 72

--------------------------------

#2 'Dado de 100' : 44

¿Sabéis esa sensación de puro e irracional terror que surge, por lo general, cuando un señor que te saca dos cabezas se acerca, con cara de malas pulgas incluida? Probablemente en parte sí, os lo imaginéis ¿Pero y si ese mismo señor es, no amigo, pero si una esperanza de supervivencia? A menos que vuestra vida haya sido tan emocionante como lo era la de aquel par, no, no lo sabéis, pero voy a rizar el rizo preguntando: ¿Sabéis el miedo que pudo apresar a Spiel al ver a Jarçao, el terrible Jarçao, en esas circunstancias?

El último peldaño desapareció bajo nuestros pasos agitados. Giramos entonces hacia la puerta y... Y me detuve en seco, mirando con los ojos abiertos como platos al en apariencia inerte Jarçao. Fue como si todo un mundo de cristal se derribara sobre mi lomo ¿Cómo podía ser que Jarçao hubiera acabado así? ¿Cómo se entendía aquello? ¿Qué clase de fuerza era la que buscábamos? ¿Qué podía hacer precisamente yo contra aquellos lo-que-fueran, que por no tener no tenía ni garras?

Me acerqué con pasos temblorosos mientras el chico trataba de sanar la herida del guerrero, arrancando los trapos que solían llevar a modo de cobertura los pataslargas y envolviendolos en torno a la cabeza; ésta presentaba una fea, horrible y profunda herida que me obligó a sacar fuerzas de flaqueza para evitarle a la familia una fea mancha en el parquet (El cual, por cierto, no estaba precisamente impoluto: Huellas, barro y demás elementos exteriores lo llenaban en sentido de fuera-dentro-fuera y contribuían a empobrecer la presencia de hasta el momento solemne e inexpugnable casa).
En esos momentos Spiel lamentaba no conocer la palabra "Surrealista", pues le habrían ahorrado varias, inconexas e inquietadas preguntas interiores. De haber estado más tranquilo, también nos habría ahorrado la creación de una palabra altamente extensa y enrevesada para definir la situación, pero como he dicho, en aquellos momentos no podría pensar con claridad siquiera, mucho menos iba a poder inventar nada.

Fuera resonaban los gritos de una hembra. El viento helado se pegaba a la piel como la tela mojada... ¿Era su madre la que chillaba?

Entonces, y solo entonces, vi como mi acompañante cerraba los ojos, como si se concentrara en algo ignoto para todo aquel que no fuera él e ignorando, a su vez, mis múltiples preguntas, cada vez más agresivas a causa de la tensión acumulada... Hasta que me alteré tanto que me lancé contra su pierna placándola con fuerza...
Para los que quieran conocer el final de aquel ataque, decir que reboté hacia atrás y, haciéndome un ovillo, caí sobre una mancha de barro particularmente húmeda.

Viendo pues que él no iba a reaccionar ante nada que yo hiciera, decidí buscar yo mismo la procedencia del sonido; obviamente no me iría sin el chico, pero por lo menos ganaríamos tiempo...

_______________________________________________________________________________________

Buscar auditivo 5+98+54=157

Advertir auditivo 15+24=39

El miembro 'Carpazzo' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

#1 'Dado de 100' : 98

--------------------------------

#2 'Dado de 100' : 24

Fak llea

El miembro 'Carpazzo' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 54

Ambos apuntáis vuestros sentidos y detectáis una o varias presencias cerca del cobertizo de Elsa. No dentro, pero sí muy cerquita. "Quizás llegando a esas escaleras que bajan a la playa", se le ocurre a Ícaro.

La alarma se dispara aún más cuando un extraño humo emerge de entre el bosquecillo.