"En las fiestas no te sientes jamás. Puede sentarse a tu lado alguien que no te guste." Groucho Marx [La Fiesta, Salvador, Jorge, Alessia y Jarvan]

Salvador

Salvador empezó a ver las reacciones de todos, inlcuida la suya misma, necesitaban pensar claro, no podían ponerse a llorar como niños alrededor del cadáver, debían actuar como inquisitores.

-Señor guía nuestros pasos por le camino de la paz y haz que en este momento de necesidad la paz, la fuerza y el gozo de Dios se manifiesten ahora en nosotros, !auxílianos¡-




[OFF: El rezo es para concentrar ceón para lanzar el hehcizo moral, subvía guerra (4), en nivel intermedio (con su act actual Salvador tardaría 3 asaltos)]

Todavía estabáis con vuestras reacciones cuando el suelo comenzó a moverse. Enormes paredes de plantas se levantaron del suelo, separandoos.

No supistéis como habían quedado los otros, pero Salvador, Jorge, Khende, Jarvan y Alessia quedastéis en uno de los lados de las paredes. Aquello parecía un laberinto. Ni siquiera podíais oír los gritos de los demás. Todos, tanto por vuestras capacidades innatas como por vuestro Don os pudistéis dar cuenta de algo. Aquellas paredes eran mágicas. Parecía que aislaban el sónido. Y sin embargo había una voz que lograstéis escuchar. Venía de uno de los pasillos de aquel laberinto... ¿Era Leo?

Salvador

Salvador no se había movido de su posición mientras todo cambiaba, apenas si movió la cabeza y los ojos, seguía agazapado junto a Sheline, casi como aquel gato que tuvo que atrapar el otro día.

Todavía sin moverse abrió la boca y casi en un susurro dijo algo que fue más una orden que una petición -Salgamos de aquí-

Pero entonces empezaron a escucharse voces -Parece Leo, tenemos que movernos- si había ayuda allí dentro sería mejor encontrarla rápido.

Jarvan

Todavía no estoy recuperado del shock de ver el estado de Shelinne cuando el suelo comienza a temblar bajo mis pies. Mis piernas no me sostienen y caigo al suelo. De la tierra empiezan a levantarse muros de plantas, aislando a unos grupos de otros. Miro a mi alrededor y veo a Jorge, Salvador, Khende y Alessia. No puede ser... Me levanto y golpeo uno de los muros cercanos con el puño.

- ¡Cynthia! ¡CYNTHIAAAAA! ¿Me oyes? ¡CYNTHIAAA!

Pero mis esfuerzos son inútiles. Los muros desprenden algún tipo de energía mágica, y parece que no dejan que el sonido pase de un lado al otro. Doy otro golpe en el muro con furia.

- ¡Joder! ¿Y ahora como salimos de aquí?

Entonces se escucha la voz de Leo. Parece que no estamos aislados por completo. Salvador dice que nos movamos. Me seco las lágrimas con las mangas de la chaqueta y sorbo los moquillos por la nariz.

- Es verdad, no podemos quedarnos aquí. Vamos, tenemos que encontrar a los demás.

- ¡Joder! ¿Y ahora como salimos de aquí?

-Sencillo. Puedo ver las líneas existenciales, por lo que puedo dañar estos muros- Khende golpea los muros haciendo marcas considerables, pero estos se regeneran a cada golpe.
-Mierda. Se cura más rápido de lo que puedo dañarlo. Alessia, ¿me dejas tu mandoble? así quizá haga más daño y pueda derribarlo.

-Mierda. Se cura más rápido de lo que puedo dañarlo. Alessia, ¿me dejas tu mandoble? así quizá haga más daño y pueda derribarlo.

-Creo que no, me parece que si estas paredes son mágicas por mucho que golpees con mi mandoble no vas a hacer mucho más daño.Coincido con Salvador en que deberíamos ir a buscar a Leo quizás nos pueda ayudar, ¿bueno vamos o no?

Me parece que hoy se nos va a morir alguien más como no andemos con cuidado así que pase lo que pase a partir de ahora estoy en plan paranoica mirando en todas las esquinas y atenta a cada rumor del viento.

-Tienes razón. Vámonos. Desenvainad, preparaos para todo y no os separéis.

Había sido culpa suya. El la había dejado sola al final del baile. Tendría que haberla seguido, pero no lo hizo. Había sido por su culpa. Debió ir a buscarla cuando la alta inquisidora terminó la historia, pero no lo hizo. El la había matado. No lo hizo con sus manos, pero Shelinne había muerto por su culpa.

No oía nada, salvo el ultimo aliento de Shelinne. No veía nada, salvo el cuerpo de Shelinne tendido en la nieve y cubierto de sangre. Por su culpa. Por su culpa. Estaba sin fuerzas. No podía moverse, ni gritar, ni llorar, ni hacer nada. Simplemente estaba allí.

Tras darle un toquecito a Jorge, conseguistéis que os siguiera. Después fuisteis en dirección a la voz de Leo. Tuvisteis que andar un rato, pero lo encontrastéis. Estaba delante de un mausoleo en medio de aquel laberinto.
¡Chicos!¡Ahí estáis, menos mal! Sonaba bastante preocupado Salí a tomar el aire y os ví. Y después todo este rollo de las paredes mágicas. Parece que alguién o algo está trasteando dentro del mausoleo, lo que ha provocado que Ella se defienda... Tras decir esto se quedó un momento mirando a las puertas del mausoleo. Tengo que bajar y acabar con lo que sea que haya dentro, pero no puedo dejaros aquí. Vais a tener que bajar conmigo. No puedo arriesgarme a que haya más de uno y os pille aquí.

Jarvan

Ni siquiera Khende con su habilidad especial es capaz de derribar los muros, así que nos ponemos en marcha siguiendo la voz. Veo que Jorge se ha quedado como petrificado al ver el cuerpo de Shelinne, así que me acerco a él, le paso la mano por la espalda y tiro de él un poco para movernos mientras le digo:

- Tenemos que irnos, no sirve de nada que nos quedemos aquí parados.

Llegamos hasta Leo, que está ante las puertas de lo que parece un mausoleo. Dice que hay alguien trasteando dentro y que eso ha provocado que "ella" se defienda. Nos dice que tenemos que bajar con él porque podría haber más de uno y podría pillaros aquí. No entiendo nada. La confusión y el miedo se mezclan para transformarse en rabia y hacen que hable casi a gritos mientras las palabras se apresuran a salir de mi boca.

- ¿Más de un qué? ¿Qué demonios está pasando, profesor? ¿Quién se está defendiendo y de qué? Se suponía que esto era un examen, que este lugar era seguro con la presencia de tantos inquisidores. ¿Por qué nadie ha hecho nada para evitar que pasara esto? ¿Por qué? ¡¿Por qué?!

Salvador

Salvador estaba relativamente contento, deberían estar a salvo ahora, iba a seguirlo adentro cuando Jarvan soltó aquello. Tenía razón, algo raro pasaba, siguió dispuesto a bajar con Leo pero ahora también lo miraba fijamente esperando respuestas, hasta ese momento creía que el convento era seguro.

Leo miró a Jarvan. Sonreía, transmitiendo calma.
Es probable que los atacantes sean más de uno. Expertos en infiltración sin duda. Tratan de hacer daño a la Iglesia desde dentro porque son demasiado débiles para hacerlo desde fuera. Deben de haber aprovechado que todos estabamos en la fiesta para colarse.
Tras ello calló un momento. Ante la última pregunta de Jarvan su rostro se endureció. Por primera vez parecía que algo le había sacado de ese estado de afabilidad continuo que siempre le habíais visto.
Dime, ¿crees que si no existieran criaturas capaces de hacer lo que hoy está ocurriendo, la Inquisición existiría hoy en día?
Leo abrió las puertas del mausoleo, y sin volverse a miraros os habló.
Seguidme. Ya hemos perdido demasiado tiempo. Aquello era una orden, sin duda alguna. Se había acabado el tiempo de los examenes y los entrenamientos. Aquello era real. Prácticamente obligados por las duras palabras de Leo, comenzasteís a entrar en el mausoleo.

El mausoleo era muy oscuro. Salvador pudo sentir como había algo oscuro en todo el lugar. Alessia, Khende y Jarvan vieron que aquella zona rezumaba oscuridad por todas partes. Oscuridad que venía de una sala al final de las escaleras que estabáis bajando. Oscuridad, que además, apenas os dejaba ver las paredes.

Finalmente llegastéis al final del pasillo. Había una puerta doble con decorados de ángeles. Leo las abrió de par en par y entró. Dentro de la sala no había más que oscuridad. Caminasteis unos cuantos pasos, pero ya no se veía a Leo. Finalmente la oscuridad se disipó, como si fuera una niebla, hacia arriba y hacía las paredes.

Estabais en medio de una sala circular. La sala parecía estar hecha de mármol, pero con la neblina negra no podíais estar seguros. Hacía algo de frío, un frío innatural en un lugar como aquel. Al final de la sala vistéis una figura, humanoide y negra. Su brazo izquierdo estaba manchado en sangre y estaba dibujando unos signos en una pared mientras decía extrañas palabras (Alessia, Salvador y Jorge entienden la palabra "Sello" escrita en la pared).

La figura, de apenas 1'60 de estatura se da cuenta de vuestra presencia, se gira hacia vosotros y sisea mientras su brazo izquierdo se transforma en un espolón. Entonces escucháis un siseo a vuestra espalda.

Leo comienza a pasarse la mano por la cara, arrancandosela. Al hacerlo, todo él comienza a desaparecer y su cuerpo a cambiar. Cuando por fin acaba el proceso, tenéis a un ser muy similar al que estaba pintando en la pared. Su mano izquierda también se transforma en un espolón y sonríe.

(Tiradas de Frialdad contra Medio. Quienes las superen van tirando turno con un -20. Aquellos que lleguen a díficil tiran turno con un -10. Si llegan a Muy Difícil tiran turno sin modificar. Si no sacan la tirada en este asalto sólo pueden defenderse y tienen -30 al turno.)

Jarvan

Leo nos explica lo que podría estar pasando. Me reprende por mi última pregunta, y con razón. Lo cierto es que no había sido mi intención decir lo que dije, pero estaba muy enfadado. Bajo la cabeza avergonzado.

- Yo... lo siento, profesor.

Cuando Leo abre las puertas y entra al mausoleo, lo sigo desenvainando mi arma. El lugar está oscuro como boca de lobo, apenas veo por donde voy. Llegamos a unas puertas con ángeles grabados y Leo la abre. Entramos en la sala y pierdo de vista a Leo. Entonces la oscuridad empieza a disiparse como por arte de magia y un frío extraño cala mis huesos. En una pared de la sala circular veo a alguien con el brazo empapado en sangre escribiendo algo con ella en el muro.

Al darse cuenta de que estamos aquí, se gira y su brazo se convierte en una especie de pincho. Me giro intentando localizar a Leo y veo que se encuentra detrás de nosotros. Pero empieza a sisear y se... ¿arranca la cara? "Qué clase de pesadilla es esta?" Leo se transforma en una criatura como la otra, también con un pincho en el brazo izquierdo. Agarro mi arma con fuerza al darme cuenta de que todo era una trampa. Esto ya no es un examen. Es un combate real.

Salvador

Leo los mete en su sito y le hace seguirlo, tal y como pensaba hacer desde el principio.

Cuando Salvador ve la escena adopta rápidamente la posición de combate en cuanto ve al extraño ser pintando símbolos, pero la identidad real de Leo (si es que ese era Leo) casi lo deja clavado en el sitio. Intentó decirles a los demás que se pusieran en guardia, era el momento de demostrar su entrenamiento, pero la práctica resultó ser muy diferente de la práctica, apenas logro tartamudear un balbuceo, tras eso intentó concentrarse en sus dones divinos, podían ayudarle a el y sus compañeros.

Estabais jodidos. Muy jodidos. El ser había lanzado un grito que os había dejado paralizados de dolor. Vuestros músculos estaban cansados. Habíais luchado lo mejor que podíais. Uno de vuestros adversarios yacía muerto, y el otro podría haber caído ante vosotros varias veces, pero se había salvado. El ser os miró. Pareció que suspiraba aliviado. Le pegó una patada a Jorge, que había caído junto a él cuando dió el grito y se dispusó a completar el ritual.

Siguió pintando extraños símbolos en la pared. El lugar cada vez se veía más oscuro, y las runas brillaban con fuerza. De fondo casi os parecía que podíais escuchar los sollozos de una mujer. El ser dejó de pintar y se giró hacia atrás. Siseaba, pero se había girado tarde.

La puerta de la sala se abrió, estallando en un millón de esquirlas de mármol, acero y oro. Una figura con el pelo, rubio y moteado, salió de aquella explosión de blanco, amarillo y gris. Antes de que pudierais daros cuenta de lo que sucedía llegó hasta donde estaba el doppelganger y le agarró la cabeza con la mano.

El ser que tan amenazador os había parecido estaba ahora indefenso ante un desconocido de pelo largo que portaba dos armas en su cintura. Un legislador y una espada de diseño oriental.
¿Y está mierda es lo que ha causado todo esto? Já. La voz de aquel hombre sonaba extraña, casi irreal. Y sonaba como si estuviera disfrutando del miedo de la criatura. Sin decir una sola palabra más, apretó su mano y la cabeza del doppelganger explotó.

Estabáis asustados. ¿Quién era aquel hombre? Pero cuando acabó con el doppelganger, pareció... Un cambio. Se miró la mano, que se limpió en la capa que llevaba, y tras atarse el pelo en una coleta con una cinta que sacó de una bolsita comenzó a dirigirse a las runas y cantar una extraña canción.

Tras unos segundos cantando las runas desaperacieron y la niebla oscura comenzó a irse. La sala comenzó a iluminarse y en el lugar donde habían estado las runas apareció el cuadro de una hermosa mujer de extraños cabellos. El hombre hizó una inclinación de cabeza y dijo unas palabras, aunque esta vez su voz sonó más calmada.
Descanse en paz, señora.
Tras ello se giró a vosotros. Llevaba un tatuaje con la forma de un ojo en la frente. Os miró muy fijamente.
Realmente estoy impresionado.
Justo entonces llegó Bron. Miró al hombre con una sonrisa y comenzó a ayudarle a llevaros hacia arriba. Desde luego aquel había sido un día largo... Aunque intentasteis aguantar, caisteis agotados de cansancio...
(Jarvan si reconoce al hombre, es el Alto Inquisidor Mewt)

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Al día siguiente se celebró el funeral de Shelinne. Todos llevasteis una rosa del laberinto a la ceremonia que dejasteis sobre la tumba. Según os habían contado aquellos seres eran Doppelgangers, y su objetivo no era otro que asesinar a la Magna Santa Elienai, cuyo cuerpo descansaba en aquel mausoleo. Probablemente lo habrían logrado de no ser de vuestra intervención y de la de Shelinne, ya que al encontrarse a Shelinne habían tenido que retrasar sus planes.

Aquellos seres habían aprovechado la distracción de la fiesta y habían tomado las identidades de dos inquisidores, los hermanos Lanston. Al ser descubiertos, primero por Leo, del cual uno de ellos tomó la forma tras matarle, y luego por Shelinne comenzaron a ponerse nerviosos. No os explicaron más, pero por lo que sabíais de clase de Ocultismo, aquellos seres no debían de ser lo suficientemente poderosos como para lograr algo así como colarse en Cadeus. Al menos no sin ayuda.

Al poco del funeral de Shelinne, Lea os explicó, junto a Pietro y Maestro, que habíais actuado bien, y que por vuestra actuación os habían aprobado en Artes Sociales y os habían puesto un sobresaliente en Entrenamiento Físico.

Pero las cosas raras no acabaron ese día. Al cabo de unos días, Lenore dejó de ir a clases y ni siquiera estaba en su habitación. Según os explicaron, Lenore tenía un Don muy especial, y por ello se la habían llevado a realizar un entrenamiento especial.

Después de aquel año los entrenamientos fueron endureciendose. Os llegaron a enfrentar a algún que otro ser sobrenatural, y alguno llegó a morir. Durante un entrenamiento Julius murió, lo que hizo que Lucius, que ya estaba afectado por la muerte de Seimus, se hiciese aún más siniestro... Por fin, pasaron 9 años, y llegaba el momento de que partieseis de Cadeus junto a algún inquisidor a comenzar vuestro entrenamiento.

Mandadme por privado con quien habéis estado relacionandoos más estos años. La aventura continuará en tema nuevo. Y si, este Deus ex Machina estaba planeado. Ahora podéis gastar puntos de magia y demás como si fuera nivel sobrenatural alto. Ganais 83 puntos de experiencia.