"Nunca fue fácil el aprendizaje de la virtud" Lucio Anneo Séneca [Empezando, Jorge, Salvador y Natsu]

Por fin habíais llegado a Cadeus tras contemplar la magnificencia de Albidión, llegastéis al archiconocido monasterio, donde deberíais pasar los próximos años. Os habían hecho pasar hasta una sala en la que se enconraban tres adultos, y allí tras intercambiar unos saludos con ellos, aquellos que os habían llevado hasta allí se fueron. Una mujer, muy elegantemente vestida y bastante joven se adelanto del grupo de los tres adultos y os comenzó a hablar:
Bienvenidos a Cadeus, soy la profesora de artes sociales, Leona Blanchett, pero podéis llamarme Lea, y además, vuestra tutora mientras estéis en Cadeus. Señalando a los dos adultos restantes, un hombre de mediana edad con el pelo algo desaliñado y un bastón y una mujer rubia vestida con un atuendo religioso, dijo Y estos son el profesor Alexander Lexington y la Santa Hermana Evangelinne Matheus, que van a proceder a haceros unas pruebas.

Salvador había recorido el camino hasta Cadeus con el alma por los tobillos. Su propio padre había matado a su madre, y lo intentó también con él, mediante artes demoníacas. Ahora mismo no tenía nada, salvo la promesa de convertirse en un exterminador de demonios y brujos. La propia idea le aterrorizaba, no le importaba aprender a manejar una espada, pero y si su cuerpo no podía conseguirlo, y si resulta que los dones de los que le habló su padre son igual de demoníacos. La luz del señor se estaba debilitando en mi mente, mi madre que en paz descanse era una buena servidora, y el decidió solo salvarme a mi. Dicen que los caminos del señor son inescrutables... "ya no sé que creer." fue un pensamiento que le impactó a el mismo.

Cuando llegaron a Cadeus acabaron juntandosé con dos chiquillos más, un poco más peuqeños que él, cosa que no era dificil con su estatura por otra parte. Y en pocos minutos les presentaron a tres personas, y ya empezaron a decir que nos pondrían pruebas, al menos iban en serio.

-¿Pruebas?, sin haber recibido ningun entrenamiento... ¿que clase de pruebas?- dijo el chiquillo.

Jorge habia permanecido relajado y tranquilo la mayor parte del tiempo hasta que se juntó con los otros dos niños. En el afloró la timidez, lo cual se intuía por que miraba al suelo continuamente y procuraba no emitir el mas mínimo sonido. No estaba acostumbrado a nada de esto, y pensaba que seguramente con el paso del tiempo ese caracter le desaparecería.

Al entrar en la sala levantó la mirada un momento para verla y se dió cuenta de que habia tres adultos en la sala. Cuando vió que la mujer jove se acercaba agachó la cabeza con gesto preocupado. Estaba muy nervioso. La mujer empezó a hablar, y Jorge se tranquilizó. Levantó la cabeza lo suficiente para observar como la mujer señalaba a los otros dos adultos para presentarlos a la vez de informarnos de que iban a someternos a unas pruebas, aunque el no sabia a que se referia en absoluto. Entonces escuchó como el mayor de ellos le respondió a la mujer. Jorge volvió a agachar la cabeza y, creyendo que las palabras de aquel al que seguramente iba a considerar compañero suyo provocaria una reprimenda para los tres, cerró los ojos concentrandose para notar el menor dolor posible.

Hacía como veinte segundos que me había separado de Mewt, cuando me encontré de cara con una mujer(creo que Mewt me explicó que no les cortan nada sino que nacen así.. clarooo), que nos estaba contando un rollo sobre su vida y tal, la verdad es que no estaba prestando mucha atención, la verdad es que estaba deseando pelear con el chico alto que había con nosotros, pero como fuera uno de esos cobardes que usan armas le iba a dar una lección.


Eh señora... ¿sabe cuando me van a dar de comer? Bueno Mewt podía estar orgulloso, había llamado señora a la mujer... creo.

Lea sonrió a Salvador, agachandose un poco para ponerse a su altura.
Tranquilo jovencito, sólo es un pequeño test, tan sólo tendréis que responder a un pequeño test y sujetar una cruz, nada complicado. Tras decir esto miró a los otros dos chicos con su sonrisa, y tras escuchar el comentario de Natsu, se le acercó y le dijo Tranquilo, comeréis dentro de un par de horas, todavía es pronto. Y además, no hace falta que me llames señora, os he dicho que podéis llamarme Lea. Se giró y le habló al hombre. Señor Lexington, su turno.

El señor Lexington se acercó, y os habló con un tono serio, muy lejano al conciliador tono de Lea.
Muy bien, ahora voy a decir una serie de palabras, y tenéis que decir lo primero que se os pasé por la cabeza mientras os toco la cabeza, ¿Entendido? Bien, allá vamos, las palabras son: Cuchara, luna, rata, inquisidor, carta, puerta, gallina, hereje, caballo y león.

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Id respondiendo a las palabras en vuestros posts, ok?

Las palabras de Lea tranquilizaron ligeramente a Salvador, pero en realidad no había respondido a su pregunta, aunque no le parecía adecuado espetarseló en la cara, así que simplemente asintió y se cayó.

Y luego llego el turno de Lexington, parecía uno de esos viejos cruzados de la frontera, de los de capa gruesa y mucho hierro, que malviven como espadas de alquiler, pagados por aquellos que no tienen la destreza o los arrestos necesarios para el trabajo.

Aquel test le llegó a resultar gracioso.


Cuchara- Sopa
luna- brillante
rata- suciedad
inquisidor-Cadeus
carta-mensaje
puerta-dormitorio

Si que estaba cansado en realidad

gallina- huevo

Si que tenía hambre en verdad

hereje- fuego

Ahora no tenía hambre ni sueño, las palabra que se pasó por su cabeza no fue fuego, fue "padre", ya no era divertido.

caballo- caballero
leónrugido

Jorge permaneció en su posición esperando la reprimenda. Tenía miedo de que pudiera ser mas fuerte de lo que esperaba, pero al parecer no hubo, lo cual hizo que se tranquilizara y abriera los ojos, pero cuando su otro compañero hablo, la absoluta falta de "tacto" le hizo creer que esa vez si habria un castigo para los tres, y volvió a cerrar los ojos. Pero al parecer la mujer adulta tenia mucha paciencia, y contestó tranquilamente a ambos compañeros. Jorge volvió a tranquilizarse y volvió a abrir los ojos, esta vez levantando un poco la cabeza.

Pero la cosa cambió, ahora le tocaba hablar al hombre adulto, el señor Lexington, el cual nos dijo que deviamos responder lo primero que nos pasara por la cabeza en respuesta a las palabras que el nos iria diciendo cuando posara su mano en esta. Despues del mayor de los tres, le tocó a Jorge.

-Cuchara.
-Comida.
-Luna.
-Cielo.
-Rata
-Plaga.
-Inquisidor.
-Bien.
-Carta.
-Mensaje.
-Puerta.
-Camino.
-Gallina.
-Cobarde.
-Hereje.
-Mal.
-Caballo.
-Nobleza.
-Leon.
-Coraje.

Bueno al parecer de momento no me he equivocado aunque los otros chicos me están mirando con una cara un poquico avinagrada... bah por lo menos la mujer( sigo sin estar seeguro de esto último) parece maja así que por mi plin.

Sin embargo el hombre parece un cascarrabias, espero que no tenga que estar mucho tiempo con él, aunque Mewt ya me habló de este tipo de pruebas así que a lo mejor sí que me toca con él. Bueno es hora de empezar.

-Cuchara
-Comida
-Luna
-Cena
-Rata
-Comida
-Inquisidor
-Mewt
-Carta
-Papel
-Puerta
-Combustible
-Gallina
-Comida
-Hereje
-¡¡¡¡Quemar!!!!!
-Caballo
-Más comida
-León
-Eso sí que es comida

Primero le tocó el turno a Salvador. El señor Lexington mantuvo la expresión seria en su rostro todo el rato, aunque, aunque pareció que se preocupaba durante un momento. Tras eso llegó el turno de Jorge, aunque parecía que el señor Lexington no se preocupó mucho por sus respuestas. Y después le llegó el turno a Natsu. Aunque parecía imposible, hubieráis jurado que había sonreído mientras escuchaba las respuestas del joven.

Tras eso, se fue hacia Lea, y empezó a decirle algo, aunque no pudistéis enteraros, ya que la Hermana Evangelinne comenzó a hablaros.
Bueno chicos, el señor Lexington ya ha acabado, así que me toca a mí. Tras decir eso sacó tres cruces hechas de plata de su manga y os pasó una a cada uno. Ahora quiero que os concentréis, primero en vuestro recuerdo más hermoso, y después en lo que haréis cuando os convirtáis en inquisidores.

Al oir las respuestas de Natsu, Jorge pensó que aquel chico solo pensaba con el estomago. Y el señor Lexington pareció esbozar una sonrisa al escuchar dichas respuestas, lo cual era practicamente imposible. Entonces, cuando el señor acabó se fué a hablar con la señorita Leona, seguramente acerca de las respuestas del grupo. No pudimos saber que le decia, pues era el turno de la Hermana Evangelinne para ponernos la prueba. Sacó tres cruces de plata y les dio una a cada uno. Les dijó que se concentraran primeramente en su recuerdo mas hermoso y posteriormente en sus actos cuando fueran inquisidores.

Jorge cogió la suya con fuerza y se la llevó al pecho. Entonces cerró los ojos y se concentró. Indagó en sus recuerdos, buscando el mas hermoso que pudiera recordar. En un principió creyo que su recuerdo mas hermoso era el de cuando el inquisidor Bron le pidió que le acompañara hasta Cadeus, pero despues recordo algo que para el era mucho mas importante. Recordó la primera vez que tuvo uso de razón. Recordó a sus padres la ultima vez que los vió. Sus padres estaban dormidos, pero el no, el estaba despierto. Y los tres estaban abrazados. El recuerdo le resultaba muy lejano y no recordaba las caras de sus padres, pero para Jorge seguía seindo hermoso. Y se quedó unos minutos con una sonrisa de felicidad en el rostro.

Tas ello, pasó a concentrarse en lo que haria cuando fuera inquisidor. Y para el fué bastante sencillo. Purgaria el mundo de la maldad, ya fuera exterminando demonios, quemando a aquellos que se dejaron llevar por los poderes del diablo, cortandoles la cabeza a los adoradores de satanás y a aquellos que promulgaran en contra de la verdadera fe.

Salvador empezó a concentrarse un recuerdo hermoso, se acordó del día que su padre le dijo que poseia un don especial, y que podría entrenarlo, dejándole por fin ver su experimentos, aquello fue realmente precioso. Casi nunca pasaba tiempo con su padre, y ahora sería su maestro. Pero todo lo que devino despues no gue para nada hermoso, todo aquel miedo, todo aquel sufrimiento.

Pero algo había cambiado esta vez, pensó en que haría cuadno fuera inquisitor, y de pensar el miedo se convirtió en ira, con el tiempo esa ira se convertiría en odio pero eso Salvador no lo sabía, lo único que sabía es que en aquel momento una oleada de calor intenso le recorría todo el cuerpo, ya sabía lo que iba a hacer cuando fuera inquisitor, iba a cazar a cierto demonio.

Pues la verdad es que el recuerdo mas (perdonad que esciba sin tildes que estoy con un ordenador ingles) feliz que tenia hasta entonces seria cuando consiguio comerse un rinoceronte en un par de dias el solo. No estoy seguro de que eso sea del feliz pero no me se me ocurria otra y que iba hacer cuando me hiciese inqusidor.... no sabia ni porque queria ser inquisidor pero puestos a pensar creo que lo primero que hare en cuanto sea un inquisidor y tenga un poco de libertad sera encontrar a mi padre preguntarle por que me abandono, y a lo mejor, le echo una pelea pa ver si ya soy mas fuerte que el.

Cuando acabasteis el ejercicio, la Hermana Evangelinne os indico que abriseis los ojos. La cruz de Natsu seguia en sus manos, pero las de Salvador y Jorge se encontraban flotando a unos centimetros de su manos, con una especie de resplandor. La Hermana Evangelinne les sonreia y miro a Lea haciendole un cabeceo. Tras ello tanto Lexington como Evangelinne salieron de la sala.

Lea os miraba fijamente, y dijo:
Enhorabuena a los tres. Natsu, estaras en la clase de artes mentales con el señor Lexington. Y en cuanto a vosotros... dijo, mirando a Salvador y Jorge La Hermana Evangelinne sera vuestra profesora de Dones Divinos. Espero que esteis a su altura, la Hermana ha dejado sus obligaciones para dar clases aqui durante los proximos dos años.

La Hermana Evangelinne dijo que abrieran los ojos y asi lo hicieron. La cruz de Jorge y la del mayor de los tres levitaba a escasos centimetros de sus manos emitiendo cierto resplandor. En ese momento Jorge temio que eso significara que poseía los poderes de Satán y que había traicionado a Dios, condenando así a su joven alma inmortal y conllevandole la muerte en el acto. Pero no era asi. La Hermana Evangelinne les sonrío, miró a la señorita Leona con un ligero cabeceo y se marchó de la sala. igual que el señor Lexington.

Entonces la señorita Leona miró fijamente a los tres futuros inquisidores y les dió la enhorabuena. A aquel llamado Natsu le tocaba estar en la clase de artes mentales junto al señor Lexington, mientras que a Jorge y el mayor les tocó ir con la Hermana Evangelinne, la cual seria su profesora de Dones Divinos. En ese momento Jorge se emocionó, aunque no lo exteriorizó. El poseía dones divinos, y nunca habria pensado que Dios nuestro señor le habia seleccionado como una de sus herramientas para erradicar la maldad del mundo.

La señorita Leona pidió que estubieramos a la altura de la Hermana Evangelinne porque había dejado sus obligaciones para dar clases durante los proximos dos años. En ese momento Jorge se puso firme y asintió con la cabeza, y por primera vez en todo el tiempo que estubo en la sala habló sin que antes se lo hubieran pedido para decir simplemente:

-¡Por supuesto!

"¿Dones divinos?" pensó Salvador. "Quizas fuese eso lo que detectó mi padre, o quizas.... no, no debo dudar."

En cierto modo estab a contento, aquello parecía todo lo que tendría que hacer por hoy, aunque ahora que caia en la situación, parecía que estos profesores entrenaban la mente y el alma, pero todavía no sabían nada de los que les entrenarían el cuerpo.

Uno de los otros chicos parecía visiblemente emocionado, el simplemente estaba preparado, como había pasado con la cruz ya no tenía miedo, él había transformado su miedo en ira divina.

Finalmente no puedo evitarlo, al fin y al cabo el también se excitó y simplemente preguntó -¿Cuándo empezamos?-

-Artes mentales, eh... eso se come(perdon sino ongo signos de interrogacion es que no se como se hace con este ordenador en lugar de eso pondre •)•- la verdad ni me interesaba ni me dejaba de interesar que era eso lo unico que quiero ahora mismo es comer y dormir.

La respuesta de Lea fue en distintos grados de intensidad. Sonrió a Jorge, miró raro a Natsu y sólo le respondió verbalmente a Salvador.
Tranquilo. No quieras coger la olla antes de dejar que la sopa se enfríe. Tendréis muchas más clases aparte. Es más, ahora mismo deberíais estar en la clase de Historia. Seguidme. y volvió a sonreír, aunque evitando responder directamente a la pregunta de Salvador. Otra vez. Vamos, seguidme.

Lea os guió por los pasillos del monasterio, llevandoos a una zona alrededor de un pequeño patio. Una vez allí se dirigió a una puerta marcada con el 1-C, y os hizo pasar. La habitación era muy grande. Había varias mesas con sillas y muchos niños sentados, y al final, una mujer asher, bastante morena por el sol, hablando y dando una lección sobre no-sé-que de Solomón. Lea habló solamente para decir una corta frase y se marchó:
Son los nuevos, Thea, te los dejo a tí un momento.

Resulta que en ese momento deverian estar haciendo clase de historia. Siguieron a la señorita Leona por los pasillos del monasterio, llevandoles a una zona alrededor de un pequeño patio, justo hasta una puerta marcada con el 1-C, y les hizo pasar. Tras la puerta había una habitación muy grande, con diversas mesas y sillas con otros niños sentados en ella, y al fondo una mujer adulta de etnia asher con la piel morena, seguramente debido al sol. La mujer adulta estaba hablando(o mas bien dando una lección) acerca de Solomon, o algo parecido, interrumpiendola ellos con su entrada. Y la señorita Leona lo unico que hizo fue decirle a Thea(nombre o apodo con el cual se debía conocer a la mujer adulta) que les dejaba a ella un momento, aunque en la cabeza de Jorge eso sonó mas bien como un "ahora son problema tuyo".

Al verse rodeado de tal cantidad de gente desconocida Jorge sintió pánico, el cual transmitió empalideciendo su morena piel característica de la gente de su etnia, apretando fuertemente los labios y reduciendo drasticamente el tamaño de sus pupilas. A los pocos segundos estubo empapado en un sudor frio que para el no hacía mas que volver la situación aun mas desagradable

Una vez su madre le dijo "Hijo, ten cuidado con lo que deseas, puede hacerse realidad", si bién quería empezar su adiestramiento ya no se esperaba esa reacción, ya los habían soltado en un aula llena de niños y con una profesora hablando de cosas inpronunciables. Sabía que aquello no le iba a gustar, a ver si había suerte y le caia bien a la tal Thea.

"Espero, por mi propio bién, que n otenga que aprender todo lo que nos ofrecen, porque si es así l ollevo muy muy mal" pensó Salvador, antes de intentar vaciar su mente e intentar escuchar a la profesora." pensó
También recordo que tenía hambre y sueño, y su ira y odio dejaron de hacerse tan potentes en ese instante.

Muy bien chicos, sentaos. No toleraré el más mínimo ruido, así que espero que estéis callados. ¿Entendido?
Cuando mirastéis vistéis sólo tres sitios libres. Un pupitre al lado del de una chica muy pequeña, de unos 5 años, y otros dos detras.

El solo era casi igual de grande que los otros dos, si se quedaba atras parecería un estúpido borrego, así que sin más, intentando no hacer ruido ante las palabras de la profesora dio un paso detras de otro, no se dió prisa, pero se dirigió a sentarse en el pupitre al lado de la niña, seguro que los otros intentaban entablar conversación y les caia una buena por la culpa del hambriento o del otro.

Pensó ne presentarse, o en decirle algo a la profesora, pero sus ordenes eran estrictas, silencio, el debía empezar a ser un soldado de dios, y como tal debía aprender a obedecer... y a matar algún día, no sabía que pintaban los tiempos pasados en su cupación.

La profesora pidió silencio absoluto, y Jorge, en respuesta asinitó rapidamente con la cabeza varias veces. Avanzó por la clase procurando no hacer ningun ruido y se sentó en la silla que habia detras de la niña. Estaba temblando por toda la gente que le rodeaba y por las palabras tan amenazadoras de la profesora, pero en pocos segundos el sudo frio desapareció y empezó a relajarse. Se sento de una forma mas comoda y empezó a prestar atencion a la clase de la profesora.

La verdad es que no tenia ganas de hacer nada ahora y encima me habia entrado hambre… ¿por que esto solo me pasa a mi?Bueno no pasa nada algo se me ocurrira, espera ya, creo que algo se ma ocurrio...

-Si, seño lo que uste diga, que yo ya me siento- total que solo queda un sitio asi que me siento al lado del tal Jorge, e intento ponerme en una posicion en que no me vea y le digo al chacho de al lado.
-Chaco, ya me cuentas que tal ha ido la clase. Y me echo una cabezaita.

La lección fue continuando, y parecía no acabarse nunca...

SALVADOR: Una chica del asiento delantero le pasó un papel a la chica que estaba a tu lado, que a su vez comenzó a leerlo, más rápido probablemente de lo que tú lo habrías hecho y al final te dijo algo en una voz muy bajita. Estoooo... ¿Sabes si va a venir alguien más? Es que nos dijeron que iban a llegar cuatro nuevos...

JORGE: Al cabo de un rato, como nadie se fijaba en tí, conseguiste tranquilizarte un poco. Pese a todo cuando la chica que había delante de Salvador se giró un poco para decirle algo, te sonrojaste debido a que miró en tu dirección.

NATSU: Intentaste conciliar el sueño, pero era difícil con la tal Thea hablando, y además te tenías que esconder para que no te viera...

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Natsu, tira un ocultarse para que no te pille Thea.

Por fin relajado, Jorge consiguió prestar atención a la clase. Pero entonces la niña de en frente suyo pareció recibir algo y se giró hacia Salvador para decirle algo, aunque al parecer la niño desvió su mirada hacia Jorge, el cual no pudo evitar sonrojarse, pues era la primera vez que una niña lo miraba o, tal vez, la primera vez que se daba cuenta. Para Jorge era una sensación nueva, pero prefirió distraerse de ello, intentando saber que es lo que le estaba contando la niña a Salvador.

Buscar: 25+44=69

Al parecer lo que habia recibido era un papel. Y la pregunta intrigo a Jorge. Resulta que ellos tres no eran los unicos que acababan de llegar a Cadeus, pues se suponia que venian cuatro nuevos, y ellos solo eran tres. Empezó a preguntarse como seria el niño que faltaba, pero para evitar castigos no dejó de prestar atención a la clase.