La Noche mas Larga -Acto I-

Adrian Turner






Adrian se acercó al capitán Helstrom con cautela, el suelo
de gravilla moviéndose bajo sus pies y el ulular del viento eran los únicos
sonidos que florecían en el lugar.



- ¿Capitán Helstorm? Buenos días.





El hombre, bien entrado en su edad madura se demoró un
segundo en darse la vuelta. Dejó el ramo de flores en la tumba y musitó algo.





Después, sus ojos glaucos, y fríos como el acero se posaron
en el joven comerciante. Eran ojos duros, de soldado, de alguien que ha matado
y ha visto morir, de vida dura y cicatrices, como la que le asomaba por encima
de la ceja izquierda. Su sonrisa sin embargo era afable y cálida.





¡Ah! Es usted el joven Turner ¿no? Su última donación a la
guardia nos sirvió para comprar y reparar dos Steamjacks a los Gabrielitas, le
recuerdo de la cena de gala.





Tu recordabas levemente esa cena, como todas las demas asi
que asintiste sin convicción.





Sé que este no es el lugar más
indicado para tener una conversación, y quizá le pillo en mal momento, pero me
gustaría hablar con usted sobre un tema que afecta a toda la ciudad





Supongo que te refieres a los robos de tumbas. Siento decirte
que tengo las manos atadas. Se acerca la noche mas larga y el magistrado
Borloch me ha ordenado no “desperdiciar” -Se notaba en su tono de voz que no
estaba de acuerdo con el verbo usado- hombres en unos huesos, teniendo los
alrededores lleno de norteños y bandidos.




Además un pajarito me ha dicho que vos ya habéis reclutado mercenarios y
os habéis dedicado a investigar ¿No es así? Helstrom Oteó el horizonte buscando
con la mirada al viejo y la ladrona. ¿Acaso habéis sido robado vos también o es
genuina preocupación?

Cervantes


El cementerio estaba mucho mejor cuidado que el anterior. Caminos de grava serpenteaban entre las tumbas, con un cesped aceptablemente cuidado y setos y arbustos frondosos y vivos. No habia una lapida torcida ni demasiada suciedad.

Lo cual era una mierda para la investigación. Estuviste en las tumbas, el guardia las habia arreglado recientemente, pues aun tenia las herramientas allí. Donde la tierra habia sido removida y habia perdido la hierba habia puesto hojarasca. la removiste, pero solo encontraste la etiqueta de un licor de importación

Spoiler:

Poco después te dirigias a la caseta, aun con la etiqueta en la mano. A lo lejos veias a cervantes atacar a gargolas y estatuas en su forma inmaterial. Hoy no estaba muy por la labor de ayudarte. Sin embargo Nemaydes si que te enseñó algo interesante. Guiandote a la espalda de la choza, donde oias a Jimena conversar con el anciano, alcanzaste a ver un cubo de basura, y pudiste comprobar que habia muchas mas botellas de licor de las esperadas en un hombre sano.

Eeek Eeeuik Nemaydes te miraba esperando tu aprobación.

Jimena

Dentro de la casucha olia bien, y a pesar de que habias desayunado notaste el aumento de saliba en tu boca.

De la casita de piedra salian, además de olores sonidos. Un borboteo delicioso y el crepitar de un fuego. Además de algun que otro estornudo.



Despues de un par de pasos mas te encontraste con la puerta.

Toc-Toc

¿Hola? ¿Puedo Pasar? La puerta estaba abierta asi que no lo dudaste. Dentro estaba sentado en plena racha de estornudos.

¡Ah! Pensé que no habias oido el ¡Achtus! digooo, el pasa. Perdona que no me levante pero me duelen mis viejos huesos del frio y no tengo nada con que calentarme. El viejo de barba recortada y frondosas patillas tenia varias capas de gruesas mantas encima. ¿Porqué no te sientas y me cuentas que quiere una jovencita de este vejestorio? Dijo señalando el otro butacón de la sala.

Si la investigación en el otro cementerio se hacía tediosa por ser demasiado sucio, éste lo hacía por estar demasiado cuidado. Los caminos de grava se agradecían y al menos había césped para no acabar con barro por las rodillas, pero no había un maldito signo de que las tumbas hubieran sido tumbadas ni nada. Incluso las tumnbas habían sido arregladas, lo que lo hacía aún más difícil. Por suerte, en la zona donde removieron la hierba pusieron hojarasca, lo cual facilitaba la tarea.

Removí la tierra pero no había nada especial aparte la etiqueta de un licor extranjero que representaba a un ciervo con una cruz entre las astas. Tenía algo raro escrito debajo, la marca del alcohol, suponía.

Venga, no me jodas ¿Qué demonios pinta una etiqueta de licor en una tumba? Pensé. Estaba increíblemente frustrado por aquella investigación, o más bien por muchas cosas a la vez. Ya fuera por el chaval arrogante ese, por la investigación en sí o porque el pesado de Quijote estaba atacando gárgolas gritando "¡MORID MALANDRINES! ¡QUE SOIS UNOS MANDRILES!".

Acabábamos de comenzar casi y ya quería terminar. Quería escribir tranquilo, sin más preocupación que comer al día siguiente... Pero ya estaba metido en aquello. Maldito fuera el momento en el que aceptara escoltar a esa caravana de mercenarios...

Viendo la inutilidad de seguir rebuscando fui a la caseta del guardia con la etiqueta en la mano, de camino me encontré con Nemaydes, que me guió hasta la parte trasera del cobertizo, en cuyo contenedor de basura habían un buen montón de botellas de alcohol.

Dumas comentó algo de que el sepultero tenía un problema con la bebida, pero esto es exagerado.

Lo cual significaba que, simplemente, el sepultero había estado arreglando las tumbas con una botella en la mano; a menos que fuera él el que había sustraído los cadáveres (Cosa dudosa, aunque no imposible) la etiqueta servía para lo mismo que puede servir un posavasos; de todos modos me la guardé, a fin de cuentas nunca se sabía y tampoco es que ocupara mucho. El dibujo tenía su encanto además.

-Eeek Eeeuik-Chirrió Nemaydes, esperando que dijera algo.

Suspiré.

-Creo que no ha servido de mucho venir, Nemaydes. Esperemos que el insolente crío y Jimena hayan tenido más suerte.

Dicho esto, hice un gesto a Nemaydes para que entrara en mi maleta y me dirigí hacia la puerta de la caseta.

Adrian

No pude hacer más que asentir ante las palabras del Capitán. Aunque lo referente al magistrado Borloch me dejó un poco consternado. ¡No podía ser! La delincuencia debía ser perseguida, en todos sus niveles. Pero en cierto modo lo comprendía, durante la noche más larga Corvis se llenaría de más y más ladrones y…

Un escalofrío recorrió mi espalda.

- Así es, Capitán. Somos… unos cuantos que nos estamos dedicando a investigar sobre estos robos – no sabía si podía considerarlos exactamente mis compañeros. Pero eh, eso de que los había reclutado me sonaba bien. Era como si estuvieran bajo mi mando.

Pero ellos nunca aceptarían mis órdenes. Eran demasiado bobos.

- La verdad es que a mí no me han robado nada. Pero… ¿puede creerlo? ¡Están robando cadáveres! Es un insulto a esta ciudad y a sus gentes, y un acto criminal que no puedo permitir.

Ciertamente el único acto criminal que no podía concebir era el robo, pero seguir adentrándome en ese tema no haría más que llevarme a estúpidos dilemas morales.

- Lamento que sus hombres no puedan dedicarse a investigar este caso. Sin embargo me gustaría disponer de la ayuda que pudierais vos brindarme, por poca que sea, a la hora de resolver todo esto. Dada la situación en la que se encuentra no puedo pedirle que nos ayude, a los mercenarios y a mí, por medio de sus hombres. Pero agradecería cualquier información que pudiera tener, o descubrir casualmente, sobre estos robos. Le aseguro que haré todo lo posible por llevar ante la justicia – aunque yo los llevaría directamente a la horca – al responsable o responsables de todo esto.

Asentí finalmente con determinación, para mirar luego a los ojos al Capitán. Cualquier información que pudiera brindarme ya sería algo más que tendría para perseguir a esos malditos ladrones.

Realmente esperaba alguna respuesta satisfactoria. Aunque no podía enfadarme con el Capitán, ¡no con las autoridades de la Ciudad! Ellos eran los únicos que estaban de mi parte cuando tocaba llevar a la horca a un criminal.

Jimena~

-Ey, ey, ey! Mi peinado! -Dije risueña, despidiendome de Cerva.

Me dirigi a la casa de piedra.

Olia que alimenta. Aunque haya desayunado, ese olor... Ese olor era... Mi estomago saltaba, lloraba, me suplicaba. Y yo intentaba aguantar, pero oye, que no podia!!

Se oia el fuego quemar la leña, y un par de estornudos. Tambien el borboteo de algo. No sabia lo que era, pero seguro que era lo que desprendia ese olor tan delicioso. Menos razones para quedarme ahi quieta!!

Toque a la puerta. -Hola? Puedo pasar? -Dije. La puerta estaba completamente abierta, asi que decidi pasar.

Una voz me respondio. -¡Ah! Pensé que no habias oido el ¡Achtus! digooo, el pasa. Perdona que no me levante pero me duelen mis viejos huesos del frio y no tengo nada con que calentarme. -El viejo guardia estaba bien tapado, parece que la edad estaba empezando a cobrarle. -¿Porqué no te sientas y me cuentas que quiere una jovencita de este vejestorio? -Dijo, ofreciendome un asiento. Me sente con una pequeña sonrisa.

-Muchas gracias. Bueno, vera usted señor... Mi compañero y yo estamos investigando los robos y saqueos de tumba que han estado sucediendo ultimamente por aqui por la zona... Y queriamos saber si sabe algo sobre el asunto, cualquier cosa que nos pudiese ayudar.