La Noche mas Larga -Acto I-

Me quedé muy cerca de Charles durante el viaje de vuelta. Él era el único en el que podía confiar en medio de todo este alboroto. No me podía fiar de nadie si quería conservar mis riquezas, y la vida quizá.

Mi guardaespaldas, silencioso como siempre, se limitó a seguirme de cerca y a ayudarme si tenía alguna dificultad con el fangoso terreno. De lejos iba observando a la zingeuner y al mercenario ese.

- No me dan buena espina, Charles – murmuraba -. Tendremos que andarnos con pies de plomo.

Finalmente llegamos a Corvis. ¡Al fin! Pero tuve que acompañar a lo que quedaba de la caravana hacia la plaza de la iglesia.

- Y yo que podría irme a mi casa a descansar… - comenzaba a decir mientras Charles ayudaba a los heridos. Yo me quedé sentado en una caja, algo más allá, durante unos minutos. Saqué el reloj por enésima vez para comprobar la hora -. Menudo viaje de mierda. Si no me hubiese salido bien lo que fui a hacer en Gabriel habría sido completamente inútil, y una gran pérdida de patrimonio.

Me estremezco de nuevo, como cada vez que pienso en el robo. Me rasco la cabeza y veo como Charles carga de nuevo con ese tipo, el médico, que había caído inconsciente en el asalto de los bandidos.

Ese hombre parece tener dinero, no puedo dejarlo solo con mercenarios. Me levanto para ir hacia la cama donde yace. A su lado están el mercenario de antes y la zingeuner. Lo que me faltaba. Me siento al lado opuesto y junto las yemas de los dedos en posición de interesante.

Trato de no mirar a esos dos, no tengo ganas de mantener contacto visual con ellos. Me limito a vigilar a mi pudiente compañero, sin mediar palabra.

Pero entonces llega un tipo, que parece ser el que está a cargo de todo esto. Comienza a hablar, pero sólo pocas palabras se me quedan grabadas en la mente, y con qué fuerza.

- Como si no tuvieramos suficientes con los robos de cadaveres...

Enseguida mi expresión cambia. Mi hierático rostro se descompone, pasando de la sorpresa al asco, y del asco a la ira.

- ¿Robo de cadáveres? ¡Es abominable! - me levanto.

Gunner se dirigía al carruaje donde estábamos. Envainé la espada y crucé los brazos, iba a dar parte de la situación, pero él habló antes.

-Hmpf, he visto los tiesos de ahí atrás, menos mas que plantaron cara o si no estaríamos todos fiambres.-Dijo, como si tal cosa. Lo fulminé con la mirada por unos instantes, tras eso pareció reparar en la zingeuner, moderando sus palabras.- Oh... siento, hum, la perdida. Pero hemos de ponernos en marcha, les hemos dado una sorpresa siendo tan duros de roer, pero es posible que tengas amigaches y vuelvan a por mas, y no nos queda mucho mas que dar.-Añadió.

Era dolorosamente cierto, pero no por eso me sentí mejor. Todo lo contrario. Es decir, no iba a darles un enterramiento cristiano, hacía tiempo que había dejado de creer en la Iglesia, he visto suficiente como para saber que, si se entierran, es para no verlos, no para que el alma vaya con dios. De una forma o de otra se convertirán en comida… Pero que igualmente les saquearan como si tal cosa... De todas formas, a mi pesar, no podía hacer nada por evitarlo.

De entre la neblina emergió una silenciosa figura portando en sus hombros al doctor de antes, tenía un golpe bastante feo en la cabeza.

-¿Esta muerto?

-Es mudo.-Contestó el insolente joven.

-N-no señor, esta solo inconsciente, le han dado un buen golpe.-Musitó el ayudante del doctor.

-Vaya, una pena, tenemos unos cuantos heridos y nos vendría bien la ayuda del dostor ¡Muy bien caballeros! Coged todo lo que sirva de las carretas de los... ehh… De las carretas posteriores y apresuraos para marchar. Iremos primero a la catedral, el Padre Pandor tiene un hospicio donde podrá atender a los heridos, ademas tengo un par de cajuelas pa' el.

En otro momento me habría fijado en su acento, parecía venir de Argos, principado que me traía recuerdos, tanto tristes como felices. Pero ya había tenido suficiente. Me giré y entré en la carreta, recostándome sobre una silla y observando el camino con gesto cansado desde ésta. Al final el viaje había resultado una catástrofe. Tras unos minutos me levanté para caminar, espada preparada, cerca de las carretas. Si alguien atacaba de nuevo sería el primero en plantarle cara.

La niebla había desaparecido, todavía le daba vueltas al asunto ese del Escupeniebla (Aun cuando tratase de estar más pendiente de lo que me rodeaba que de mis propios pensamientos) si no fuera porque compartía habitación con un espectro habría creído que se trataba de una forma de hablar. Pero la situación no lo dejaba demasiado claro.
Finalmente decidí desistir en mis cavilaciones.

-Joder, cómo mola este sitio. Cerv, construyámonos una casita por aquí. Hay cosas que matar, árboles negros, niebla tétrica, bandidos misteriosos… ¿Dónde ha estado este sitio durante toda mi vida?-Iba diciendo Quijote. -C…Cerv…

-¿Sí?

-Creo que he tenido un orgasmo.-Dijo, sorprendido, mirando la ciudad que se alzaba ante nosotros.

No era difícil saber por qué, hacía rato que los árboles habían desaparecido y la niebla disipado, ya llevaba tiempo viendo la ciudad, pero solo desde cerca se apreciaban todos sus matices. Corvis era una ciudad oscura, sombría y misteriosa. Los edificios se disponían sin ninguna lógica aparente, sensación de desorden que se veía acentuada por la intrincada maraña de puentes y escalera que discurrían por la ciudad, sobre nuestras cabezas, múltiples columnas de humo subían hasta el cielo. La muralla se alzaba entonces ante nosotros, muralla con distintas tallas que se veían afeadas y estropeadas por la contaminación y el tiempo. Merecía su nombre.

Entré en la carreta dejando que Quijote se siguiera regocijando por las pintas de la urbe. No obstante, le dejé muy claro que no quería problemas. Podía mirar casi lo que quisiera, pero nada de actuar.

Al poco llegamos a la plaza de la iglesia. Empezaron a descargar y a sacar a los heridos. No presté especial atención, seguía vigilando al tipo aquel, más víbora que humano, y a su ayudante. Ambos se habían retirado. Pero se acercaron tras un rato.

Poco después, entró el que debía ser el Padre Pandor. Levantamos entonces todos la vista de donde la teníamos. Unos en el doctor, otros en los edificios cambiantes, en el techo, en el suelo...

-¿Que ha ocurrido? Vaya pregunta más tonta.¿Bandidos no? Ahora que se acerca la Noche Mas Larga aumentan su actividad, con todos los comerciantes y ricachones que vienen. Como si no tuviéramos suficientes con los robos de cadáveres...

-¿Robo de cadáveres? ¡Es abominable!-Exclamó iracundo, levantándose como un resorte.

Le preocupan más los muertos que los vivos. Pensé con asco.

-Efectivamente, Padre Pandor, bandidos. Salieron de entre la niebla y nos atacaron. Apenas pudimos rechazar el ataque y muchos de los nuestros murieron.-Contesté mirando de reojo, inconscientemente, a Jimena.-¿Robos de cadáveres?-Pregunté enarcando una ceja, extrañado.-¿Podría concretar un poco?

Jimena paso todo el viaje callada. Mas que por otra cosa, no sabia que decir. -Oh... siento, hum, la perdida. - Dijo Gunner. Pero no sabia si decir gracias o maldecirlo por recordarselo. Callada, se sento en una carreta.

Tras el viaje, llegaron a Corvis, donde fueron a la iglesia a atender a los heridos.

-¿Que ha ocurrido? Vaya pregunta más tonta.¿Bandidos no? Ahora que se acerca la Noche Mas Larga aumentan su actividad, con todos los comerciantes y ricachones que vienen. Como si no tuviéramos suficientes con los robos de cadáveres...

-¿Robo de cadáveres? ¡Es abominable!

-Efectivamente, Padre Pandor, bandidos. Salieron de entre la niebla y nos atacaron. Apenas pudimos rechazar el ataque y muchos de los nuestros murieron. ¿Robos de cadáveres? ¿Podría concretar un poco?

-P-pe-pero... Pero quien es tan inhumano de irrumpir el descanso eterno de los muertos?! Dijo Jimena. -Eso es imperdonable!

Horas después, me desperté, como flotando. No entendía qué pasaba ni dónde estaba. Estaba mareado, confundido y me dolía horrores la cabeza. Sin embargo logré tomar el control sobre mi mismo y empezar a sacar conclusiones. No me costó hallar en mi mismo los síntomas de un desmayo, con lo cual pude tener una base para poder recordar y deducir lo que había pasado.

Cuando ya casi llegabamos a Corvis, fuimos asaltados por una pandilla de malhechores, eso lo tenía muy claro y fresco en la memoria. Recordaba también a la perfección cómo aquellos dos, el escurridizo de la ballesta y el gigantón, habían entrado en mi transporte para llevarse todo cuanto pudieran, noqueando a Lewis en el proceso.

¡Lewis! ¿Estará bien?

Abrí repentinamente los ojos, e intenté mirar a mi alrededor, buscándole. Pude ver que me encontraba en un recinto de aspecto eclesiástico, postrado en una cama, junto a otros también heridos. Agradecí que hubieramos podido salir de esa, a los cielos o a quién fuera el responsable. A mi lado pude ver a Lewis, y también a un hombre maduro, con una espada en el cinto. Pronto le reconocí.

Recordé que aquel hombre había acudido justo cuando las cosas se ponían más feas, y que gracias a su intervención habíamos podido salvar a Lewis de las manazas del gigantón. Me pareció recordar también cómo yo, con mi bastón, había sido quién había noqueado al grandullón. Más no presté mucha atención a esto último, pues no era muy creíble. Seguramente había sido el buen mercenario quién había tumbado al enorme bandido. Tenía que pensar en preguntarle el nombre y agradecérselo en otro momento.

Junto a Lewis y el hombre de fortuna había otras cuatro personas. Un hombre joven moreno con aspecto pudiente. Un hombre armado, de aspecto fuerte, impasible y profesional, a todas luces otro soldado contratado como el que me había salvado. Una jovencita cuyas pintas la delataban inevitablemente como una de los zingeuner. Un viejo sacerdote, aparentemente importante, con una calvicie no total pero sí avanzada. Todos ellos me sonaban, pero en mi estado no estaba para ponerme a recordar sus nombres. Preferí intentar deducir de qué hablaban, pues parecía algo serio.

-¿Robo de cadáveres? ¡Es abominable!

-Efectivamente, Padre Pandor, bandidos. Salieron de entre la niebla y nos atacaron. Apenas pudimos rechazar el ataque y muchos de los nuestros murieron. ¿Robos de cadáveres? ¿Podría concretar un poco?

-P-pe-pero... Pero quien es tan inhumano de irrumpir el descanso eterno de los muertos?! Eso es imperdonable!

-Qué... Qué ha ocurrido?

No estaba seguro de si pronuncié esa simple pregunta o por lo contrario se quedó en mi mente.

¿Robo de cadáveres? ¡Es abominable! Adrian Turner se levanto de golpe.

Pandor enarco una ceja, habia oido de los negocios de los Turner, y del comportamiento de su primogenito Adrian, nunca hubiese pensado que era un hombre de fe.

Pues si, es impensable quien puede mancillar el descanso de nuestros padres. Dijo con pesadumbre. Y la guardia hace bastante poco por pensar en ello.

¿Robos de cadáveres? ¿Podría concretar un poco?

-¡¿P-pe-pero... Pero quien es tan inhumano de irrumpir el descanso eterno de los muertos?! Dijo Jimena. -¡Eso es imperdonable!

Pandor Dumas sonrio. Un grupo curioso y con fe firme, justo lo que Corvis necesita. Encaro un segundo a la joven zingeuner. -Vuestra gente y la iglesia no siempre se han llevado bien, mas ambas partes siempre han sido fieles a Abel Cristo.

Desde hace un mes han comenzado a desaparecer cuerpos de diferentes camposantos de la ciudad. Es un problema grave para la Iglesia, pero el gobierno de Corvis esta atareado con la Noche mas Larga, los bandidos se acercan a tanto como los comerciantes y mientras que no haya asesinatos o robos de valor han decidido no interesarse.

Sin embargo yo presien... ¡Ah mirad! ¡Se esta despertando! Pandor se acerco a un confuso Walros que balbuceaba ininteligiblemente.

Le han dado un buen golpe. ¡Alexia, Alexia, ven y trae un paño humedo! Grito hacia la habitacion contigua.

Ya voy tio Pandor.-Una voz algo ajada pero joven y cargada de energia fue el precedente de la llegada de una joven chica pelirroja que traia una jofaina y una toalla-. ¿Se ha despertado ya el buen doctor? Hace rato que su criado pregunta por el.

Deje que Lewis siga comiendo tranquilo, le vendra bien a los dos. Trae aca ese paño. Pandor recogio la toalla y seco el sudor y la sangre seca de Walros.- Fue atacado en la caravana, se encuentra usted bien, pero tendra un buen chichón, quedese acostado y ahora mi sobrina les traera un refrigerio a todos.

Si tio. Contesto la joven antes siquiera de que el cura se lo pidiese.

Es una bendicion, hace la vida de cualquiera mas sencilla.

-Pues si, es impensable quien puede mancillar el descanso de nuestros padres. Y la guardia hace bastante poco por pensar en ello.

--P-pe-pero... Pero quien es tan inhumano de irrumpir el descanso eterno de los muertos?! Eso es imperdonable!-Gritó Jimena, indignada. Sin embargo, el Padre Dumas sonrió ante eso.

-Un grupo curioso y con fe firme, justo lo que Corvis necesita.-Dijo Pandor, tras ello, encaró a Jimena por un momento antes de volver a hablar.-Vuestra gente y la iglesia no siempre se han llevado bien, mas ambas partes siempre han sido fieles a Abel Cristo.

Desde hace un mes han comenzado a desaparecer cuerpos de diferentes camposantos de la ciudad. Es un problema grave para la Iglesia, pero el gobierno de Corvis esta atareado con la Noche mas Larga, los bandidos se acercan a tanto como los comerciantes y mientras que no haya asesinatos o robos de valor han decidido no interesarse.

Sin embargo yo presien... ¡Ah mirad! ¡Se esta despertando! -Exclamó, acercándose al doctor, que en esos momentos balbucía ininteligiblemente. Sin embargo, no le presté especial atención, estaba demasiado internado en mis cavilaciones.

Todo sucede por una razón, eso está visto, aclarado y demostrado por los ojos de la experiencia. Sin embargo, en ocasiones, cosas como ésta pueden llegar hacernos pensar que simplemente es aleatoriedad. Aun así, si alguien roba cadáveres, debe hacerlo por algo, a fin de cuentas no parece un pasatiempo, no uno muy normal al menos. Por otro lado, tenemos lo del “Escupeniebla”, dios sabe que era eso, pero todo parece apuntar a un ingenio capaz de producir la niebla (Aun cuando la obviedad resultara cómica), quien sabe si a un brujo o algo similar. En todo caso, no parece que entre los bandidos y los cadáveres haya ninguna correlación aparente, al menos no de forma directa, más bien entre ambos, de forma paralela, consiguen desestabilizar de forma imperceptible (De momento) a Corvis, que en esos momentos estaba demasiado ocupada preparando una festividad que preocupándose por cosas como esa. Con el tiempo, la gente más pía podría llegar a sentirse verdaderamente indignada por la pérdida de sus antepasados, eso sin contar el corte de comercio con la ciudad si lo de los bandidos se extiende durante demasiado tiempo. Pueden ser simple y llanamente deducciones basadas en suposiciones, sin base fiable, aun así, cierto es que todavía no puedo imaginar para qué usarían a los muertos. Curioso, aquí me habría esperado un chiste de Quijote. Pensé, recordando segundos después que había ido a dar una vuelta por la ciudad.

-Deje que Lewis siga comiendo tranquilo, le vendra bien a los dos. Trae aca ese paño.-Ordenó, tomando el paño y pasándolo por la frente del doctor.-Fue atacado en la caravana, se encuentra usted bien, pero tendra un buen chichón, quedese acostado y ahora mi sobrina les traera un refrigerio a todos.

-Sí, tío.-Dijo una chica a pocos pasos. No había reparado en su presencia.

-Es una bendición, hace la vida de cualquiera mas sencilla.

Carraspeé con suavidad instantes después para llamar su atención.

-Padre Dumas, una duda que tengo es ¿No hay nadie que haya protestado por los múltiples robos?

Escucho con atención las palabras de Pandor. Aprieto los puños con fuerza tratando de tranquilizarme. Charles posa su mano en mi hombro. Siempre lo ha hecho así, desde hace muchos años ha usado la misma técnica para tranquilizarme cuando escucho algo acerca de robos. De pequeños hurtos a grandes saqueos. No importa lo que roben, siempre me ha aterrado. Y es que si roban cadáveres… ¡pueden robar lo que sea!

El tipo de las lujosas ropas se despierta al fin, interrumpiendo el discurso del Padre Pandor. Entonces entra en escena la sobrina del susodicho. Me quedo unos instantes observándola, curioso, pero no tardo en volver a lo mío.

Saco el reloj de mi bolsillo para comprobar la hora, acto seguido lo vuelvo a guardar para mirar a los presentes.

- Padre Dumas, una duda que tengo es ¿No hay nadie que haya protestado por los múltiples robos?

- Tiene razón el mercenario. ¿Esos cuerpos no son de alguien? ¿No hay familias que reclaman la devolución de sus parientes a los camposantos? – aparto la mano de Charles de mi hombro con un brusco gesto, ni me había dado cuenta de que seguía ahí -. Ciertamente me parece mal que las autoridades de Corvis no traten de solventar este problema. ¡Seguro que si los cadáveres robados estuviesen relacionados con ellos harían algo! Pero no, les toca a los propios ciudadanos de Corvis arreglar todo esto.

Ya he acabado con todos los negocios que tenía pendientes, así que…

- Padre Dumas, cuéntenos todo lo que sepa. Estoy dispuesto a llegar hasta el fondo de esto. Llevaré a los ladrones a la horca.

Con la ayuda de mi fiel guardaespaldas, por supuesto.

-Bah, facil de entender... Si el gobierno de Corvis esta taaaaaan preocupado por la fiesta de La Noche mas Larga, es porque a esos sebosos ricachones solo les interesa el dinero... Dijo, con un tono ironico. -Y claro, como nadie les va a pagar por encontrar los cuerpos del campsanto... no hacen nada... Ay, Dios los coja confesados... Añadio.

¡Ah mirad! ¡Se esta despertando! Le han dado un buen golpe. ¡Alexia, Alexia, ven y trae un paño humedo!

Ya voy tio Pandor. ¿Se ha despertado ya el buen doctor? Hace rato que su criado pregunta por el.

No pude evitar sonreir, satisfecho, aunque no sé si lo hize realmente o solo en mi interior.

Viejo tonto, no había que preocuparse, si a ti te dejaron peor...

Deje que Lewis siga comiendo tranquilo, le vendra bien a los dos. Trae aca ese paño. La tela húmeda pasó por mi frente, como un bálsamo mágico aliviante, removiendo el sudor frio y la sangre seca.- Fue atacado en la caravana, se encuentra usted bien, pero tendra un buen chichón, quedese acostado y ahora mi sobrina les traera un refrigerio a todos.

-Hmmm... excelente. Muchas gracias. -dije, simplemente. Me resultaba, cuanto menos, extraño estar en la situación del paciente y no la del médico. Por suerte el sacerdote parecía saber lo que se hacía.

La muchacha rápidamente se retiró pronunciando un servicial asentimiento, sin duda para ir a buscar la comida prometida por su tío.

Es una bendición, hace la vida de cualquiera mas sencilla. -nos contó él, obviamente satisfecho.

-Padre Dumas, una duda que tengo es ¿No hay nadie que haya protestado por los múltiples robos? -intervino entonces el soldado de fortuna. Volvian al asunto de antes, el robo de gentes fallecidas, sacadas de sus tumbas.

-Tiene razón el mercenario. ¿Esos cuerpos no son de alguien? ¿No hay familias que reclaman la devolución de sus parientes a los camposantos? – Clamó el joven de pelo negro, obviamente alterado.-Ciertamente me parece mal que las autoridades de Corvis no traten de solventar este problema. ¡Seguro que si los cadáveres robados estuviesen relacionados con ellos harían algo! Pero no, les toca a los propios ciudadanos de Corvis arreglar todo esto. Padre Dumas, cuéntenos todo lo que sepa. Estoy dispuesto a llegar hasta el fondo de esto. Llevaré a los ladrones a la horca.

La postura del joven era un poco extrema, cosa aún típica en su edad, pero yo también sentía curiosiad por todo aquello. Me incorporé ligeramente en la cama para mirar al Padre Dumas, esperando una respuesta.

La jovencita trajo un te oscuro y con un fuerte olor a regaliz y unas pastas cuadradas, de unos diez centimetros de lado y con una textura parecida al pan, pero con retazos avainillados y pequeñas pepitas de mantequilla en su interior. Despues con una timida sonrisa se alejo. Tio Pandor, me voy a leer un poco a mi habitacion. Si me lo permitis.

Claro hija, vete tranquila.

Pandor tomo un poco de té antes de comenzar a hablar.

Oh, si, algunos han protestado. Los Brillosol pusieron una denuncia y se reunieron con el Coronel Wonse, el capitan de la guardia, al parecer este le prometio que investigarian despues de las fiestas, pero clara para entonces dudo que los propios Brillosol se acuerden de estos.

Algunos de los cuerpos han sido robados del cementerio orienta <Adrian y Walros, que vivís en Corvis sabeis que es el cementerio donde los pobres entierran a sus muertos> Si sus familiares se acercaran, sucios y andrajosos a la guardia ¿Les harian caso?

Vosotros. Toma la mano de Adrian. Vosotros habeis defendido la caravana de Wadock, y pareceis capaces de ayudar a la Iglesia de Corvis a cuidar de sus ancetros. ¿Tendriais la bondad?

Vosotros. Vosotros habeis defendido la caravana de Wadock, y pareceis capaces de ayudar a la Iglesia de Corvis a cuidar de sus ancetros. ¿Tendriais la bondad?

-Oh, vamos... No hace falta ni decirlo! Al menos, cuenta con mi ayuda. Si los demas tambien aceptan... Seria interesante llegar al fondo de esto... Dijo Jimena, mirando a sus compañeros. En tan poco tiempo habia formado algunos lazos de... "amistad". Miro a Cervantes, mientras recordaba toda la charla que tuvieron antes de eso. No pudo evitar una sonrisa. Miro al señor medico. No habia hecho lazos con el, pero seguia con la misma sonrisita en la boca. Pero, al mirar a Adrian, su cara cambio de sonrisita a asco. Aquel hombre... nunca podra olvidar su trato...

Volvio a mirar al frente. -Bueno, chicos, aceptais o no?

Tras tomar unos cuantos sorbos del oscuro té asiento con la cabeza. ¿Un cementerio de pobres? Bueno, la justicia debe ser aplicada, sea quien sea el que sufra el robo. Un ladrón de cadáveres… nunca se me habría podido ocurrir algo tan abominable…

La zingeuner acepta sin dudar. Seguro que por algún oscuro sentimiento de culpa.

- Bien, Padre Dumas. Puede contar conmigo también. Le aseguro que llegaré al fondo de todo esto. Los responsables van a pagar este acto tan… aberrante.

El que el Padre haya tomado mi mano me repele en cierto modo, pero son estos los pequeños sacrificios que se deben hacer de vez en cuando por el bien mayor. Trato de retirar mi mano cuidadosamente, mientras sigo asintiendo con la cabeza.

-Tiene razón el mercenario. ¿Esos cuerpos no son de alguien? ¿No hay familias que reclaman la devolución de sus parientes a los camposantos? Ciertamente me parece mal que las autoridades de Corvis no traten de solventar este problema. ¡Seguro que si los cadáveres robados estuviesen relacionados con ellos harían algo! Pero no, les toca a los propios ciudadanos de Corvis arreglar todo esto. Padre Dumas, cuéntenos todo lo que sepa. Estoy dispuesto a llegar hasta el fondo de esto. Llevaré a los ladrones a la horca.

Me sorprendió gratamente ver que, de todas formas, la preocupación de los presentes era genuina (Aunque extrema). Jimena se metió en ardiles políticos, una forma de echar la culpa bastante infantil, pero en aquel caso parecía bastante certera. Siendo sinceros, a los políticos poco les importan los pobres, o al menos sus cadáveres. Si hubiera sido el de un noble seguramente la guardia de la ciudad habría sido movilizada enseguida, aun pese a la festividad.

Tras un poco volvió la sobrina del sacerdote con una serie de tazas y pastas, las dejó en la mesa y se retiró. Aproveché entonces para coger una tacita de té.

-Tio Pandor, me voy a leer un poco a mi habitación. Si me lo permitís.

-Claro hija, vete tranquila.-La despidió, tomó un poco de té y volvió con nosotros.- Oh, si, algunos han protestado. Los Brillosol pusieron una denuncia y se reunieron con el Coronel Wonse, el capitán de la guardia, al parecer este le prometió que investigarían después de las fiestas, pero clara para entonces dudo que los propios Brillosol se acuerden de estos.

Algunos de los cuerpos han sido robados del cementerio oriental. Si sus familiares se acercaran, sucios y andrajosos a la guardia ¿Les harían caso?-La respuesta era obvia.- Vosotros.-Comenzó, tomando la mano del chaval.-Vosotros habéis defendido la caravana de Wadock, y parecéis capaces de ayudar a la Iglesia de Corvis a cuidar de sus ancestros. ¿Tendríais la bondad?

-Oh, vamos... ¡No hace falta ni decirlo! Al menos, cuenta con mi ayuda. Si los demas tambien aceptan... Seria interesante llegar al fondo de esto... Bueno, chicos, aceptais o no? -Se apresuró en contestar la zingeuner antes de que pudiera responder. Cuando traté de dar mi asentimiento de nuevo el chaval volvió a interrumpirme, por lo que esperé, paciente pero molesto, a que acabara.

-Bien, Padre Dumas. Puede contar conmigo también. Le aseguro que llegaré al fondo de todo esto. Los responsables van a pagar este acto tan… aberrante.

Los jóvenes de hoy en día pueden llegar a ser muy crueles, en mis tiempos, si maltratabas a una mujer te molían a palos y te dejaban colgado por los pulgares durante varias horas. Y si interrumpías a alguien mayor que tú lo mínimo que te podían dar era una bofetada en la boca. Alguien debería enseñarle disciplina a este chaval. Pensé mientras el olor del té me llenaba las fosas nasales.

-Conmigo puede contar también.-Dije con calma una vez el jovenzuelo se calló.-Aunque… ¿Qué son los Brillosol? No soy de Corvis, por lo que no estoy muy relacionado con las gentes de aquí.

Pandor brillaba de alegria. ¡ Gracias ! sois muy amables. Estaba tan alegre que caso se atraganta con el té. Cof-cof que dicha la mia, yo que pensaba que tendria que dejar este percance en vilo.

Jovencita. No creo que el ayuntamiento se moviese mas si fueran de un rico los cadaveres. De hecho varios lo son, el caso es que la gente de Corvis siempre ha sido muy pragmatica. Y el robo de tumba.. solo a los feligreses y religiosos perturba, y de estos, despues de que la niña-emperatriz declarase laico el Imperio...-Notasteis un deje molesto en su voz- en fin, que poco peso tienen en politica.

Pero si gente de vuestra capacidad se inmiscuye en el asunto, estoy seguro que en pocos dias estara todo aclarado.

Una vez acabo con los agradecimientos, comenzo a responder las preguntas sobre el caso.

Los Brillosol* son casi una de las familias fundadoras de Corvis. Se dedican al comercio de Perlas pantaneras** y son una de las familias mas ricas de la ciudad. Uno de los siete cadaveres cadaveres desaparecido fue robado de su mausoleo.

* Adrian conoce a los Brillosol personalmente, aunque no se llevan muy bien al ser competidores acérrimos.

** Perlas Pataneras. Se forman en el estomago de los Sapos Diabolicos, conocidos cientificamente como Beelzebufos Ampigna, que pertenece a la familia de los ceratrophys a la que tambien pertenece el conocido Hipno-sapo. [Ciencia 80 o Saber (Local) 60. Estos sapos fueron considerados durante muchos siglos entes demoniacos, hasta que el estudioso David Krause de Ilmora desmintio sus mitos y leyendas. Mide de 150 a 158 cm. y pesa entre 400 y 600 kilos. El ejemplar mas grande cazado se encuentra en la Universidad de Corvis y media 167 cm y pesaba 768 kg.

Spoiler:

Cuando llega la parte en que describe a mis competidores hago un esfuerzo por no comentar nada descabellado al respecto. Más que por respeto por guardar las apariencias.

- Ya, bueno. Son bastante ricos, y no lo esconden. No me extraña que les hayan robado, si van por ahí exhibiéndose. De todos modos han sido víctimas y no podemos dejarlos de lado.

Si no me repugnara tanto el robo seguramente no movería un dedo por ayudarles.

- Deberíamos comenzar a investigar el asunto. Si tan ocupadas están las autoridades locales no creo que se molesten si nos ponemos a curiosear. Deberíamos visitar los lugares donde se han cometido los robos, por si el ladrón o ladrones han dejado algo que nos aporte información.

Me dirijo ahora a Pandor.

- Padre Dumas, ¿corren rumores sobre el tema por Corvis? ¿Cree que alguien podría tener idea de lo que está pasando realmente con esos cuerpos, o de quién es el ladrón?

Me cruzo de brazos, esperando respuesta. Ciertamente tengo ganas de acabar ya con esto.

A Pandor Dumas se le iluminó el rostro al oír nuestro asentimiento, a tanto llegó su alegría que por poco no se ahogó a causa del té. Sin embargo, incluso al borde del ahogo mantenía su expresión de dicha. Tras unos segundos se dirigió a Jimena.

- Jovencita. No creo que el ayuntamiento se moviese más si fueran de un rico los cadáveres. De hecho varios lo son, el caso es que la gente de Corvis siempre ha sido muy pragmática. Y el robo de tumba… Solo a los feligreses y religiosos perturba, y de estos, después de que la niña-emperatriz declarase laico el Imperio...-En ese momento su voz sonó extrañamente molesta. No me sobresaltó, era de dominio público que la ascensión de Elissabetta, así como muchas decisiones de la joven, habían resultado, cuanto menos, polémicas. Tanto para los distintos principados como para la iglesia, aun cuando de momento me pareciera que la jovencita hacía mejor trabajo en el trono que Elías o Lascar. –en fin, que poco peso tienen en política. Pero si gente de vuestra capacidad se inmiscuye en el asunto, estoy seguro que en pocos días estará todo aclarado.

Eso de que la iglesia tiene poco peso es innegable, aunque, por un lado me alegro: Si las decisiones las toma una jovencita no corrompida por la maldad del mundo la cosa solo puede ir a mejor ¿No?.

-Los Brillosol son casi una de las familias fundadoras de Corvis.-Explicó a continuación.- Se dedican al comercio de Perlas pantaneras y son una de las familias mas ricas de la ciudad. Uno de los siete cadáveres desaparecido fue robado de su mausoleo.-Dijo, contestando a mi pregunta. Por el nombre suponía que debían ser perlas de pantano, aunque claro, de dónde demonios sacaban la ostra era un misterio, de todas formas, ya lo preguntaría otro día, en ese momento tratábamos otro tema, uno demasiado importante como para desviarlo con los delirios de un viejo. En todo caso, el saber aquello me interesó: Al menos ya teníamos un punto por el que comenzar.

-Ya, bueno. Son bastante ricos, y no lo esconden. No me extraña que les hayan robado, si van por ahí exhibiéndose. De todos modos han sido víctimas y no podemos dejarlos de lado.

Me tomó por sorpresa esa forma de actuar del chaval, había esperado un comentario cínico o desagradable por su parte, cualquier cosa, menos decir que ayudaría a esa gente a pesar de que era evidente por la forma de referirse a ellos que no le caían bien. Aplaudí mentalmente sus palabras, al menos íbamos mejorando.

-Deberíamos comenzar a investigar el asunto. Si tan ocupadas están las autoridades locales no creo que se molesten si nos ponemos a curiosear. Deberíamos visitar los lugares donde se han cometido los robos, por si el ladrón o ladrones han dejado algo que nos aporte información. Padre Dumas, ¿corren rumores sobre el tema por Corvis? ¿Cree que alguien podría tener idea de lo que está pasando realmente con esos cuerpos, o de quién es el ladrón?

-Por una vez estoy de acuerdo con el joven, si hemos de empezar a buscar que sea por ahí.-Me detuve a coger aire y aproveché para darle un sorbo al té.- ¿Alguno de los presentes, a excepción de nuestro buen Padre, es oriundo de Corvis? Por lo poco que he podido observar de la ciudad parece un tanto laberíntica.

Citación :

Deberíamos comenzar a investigar el asunto. Si tan ocupadas están las autoridades locales no creo que se molesten si nos ponemos a curiosear. Deberíamos visitar los lugares donde se han cometido los robos, por si el ladrón o ladrones han dejado algo que nos aporte información. Padre Dumas, ¿corren rumores sobre el tema por Corvis? ¿Cree que alguien podría tener idea de lo que está pasando realmente con esos cuerpos, o de quién es el ladrón?

No, realmente no. Pandor se rascaba la cabeza, cavilando. La verdad es que el asunto no ha trascendido al dominio publico y solo estan al tanto las familias afectadas, algunos de los miembros del gobierno y un par de curiosones. Y la verdad, cada cual tiene una version mas disparatada. Los Brillosol acusan a la competencia. Adrian sintio una punzada de ira ¡Que rastreros! Otros a los bandidos o a los grifos*, Lorna Fullet, que ya era superticiosa antes de lo sucedido ahora raya la locura ¡viene semanalmente y me hace bendecir la leche para que no se agrie!

*Los grifos es la organizacion mafiosa imperante en la ciudad. Para saber sobre ellos Callejeo a 60.

Tomé educadamente el té y las pasas, luchando contra el hambre y la sed en defensa de la necesaria educación. Aunque me costó mantener la compostura al oir la proposición del Padre Dumas. Encontraba normal que hiciera aquella proposición al hombre de fortuna y a la picaruela zinguner... pero no encontraba lógico hacersela que dos hombres pudientes como yo y el hombre moreno. Sin embargo, todos respondieron inmediatamente con afirmaciones entusiasmadas.

¡Gracias! sois muy amables. Casi se atragantó con el té de la alegría, en verdad el pobre clérigo necesitaba aquella ayuda. Supe entonces que, a pesar de lo absurdo de alguien como yo metiendose en tales asuntos, no podría negarme como habría querido. A veces soy demasiado buena persona... Cof-cof que dicha la mia, yo que pensaba que tendria que dejar este percance en vilo.

Jovencita. No creo que el ayuntamiento se moviese mas si fueran de un rico los cadaveres. De hecho varios lo son, el caso es que la gente de Corvis siempre ha sido muy pragmatica. Y el robo de tumba.. solo a los feligreses y religiosos perturba, y de estos, despues de que la niña-emperatriz declarase laico el Imperio... en fin, que poco peso tienen en politica.

Iba a contestarle, pues personalmente estaba totalmente de acuerdo con la niña emperatri y aquella decisión. Y si embargo preferí no hacerlo. No habría sido adecuado entablar conflicto con aquellos que me habían cobijado y sanado.

Pero si gente de vuestra capacidad se inmiscuye en el asunto, estoy seguro que en pocos dias estara todo aclarado. Los Brillosol son casi una de las familias fundadoras de Corvis. Se dedican al comercio de Perlas pantaneras y son una de las familias mas ricas de la ciudad. Uno de los siete cadaveres cadaveres desaparecido fue robado de su mausoleo.


Hmmmm... esas perlas son carísimas, y los Brillosol una de las familias más influyentes de esta nuestra ciudad. Me extraña realmente que no hayan convencido a las autoridades de que tomen cartas en el asunto. siempre que los Brillosol tengan algo de aprecio por los restos de sus difuntos, claro...

Deberíamos comenzar a investigar el asunto. Si tan ocupadas están las autoridades locales no creo que se molesten si nos ponemos a curiosear. Deberíamos visitar los lugares donde se han cometido los robos, por si el ladrón o ladrones han dejado algo que nos aporte información. Padre Dumas, ¿corren rumores sobre el tema por Corvis? ¿Cree que alguien podría tener idea de lo que está pasando realmente con esos cuerpos, o de quién es el ladrón?

Por una vez estoy de acuerdo con el joven, si hemos de empezar a buscar que sea por ahí. ¿Alguno de los presentes, a excepción de nuestro buen Padre, es oriundo de Corvis? Por lo poco que he podido observar de la ciudad parece un tanto laberíntica.

-Yo nací aquí, buen hombre, y vivo en Corvis desde ya hace años. Y si la memoria no me falla, el buen joven aquí presente con nosotros también, recuerdo haberlo visto antes.-le respondí al mercenario- Ciertamente las calles de la ciudad son algo entramadas, y pueden intimidarle si es extrangero, pero nosotros dos podemos garantizarle que no permitiremos que se pierda.

En fin, padre, sin duda si pudiera comentarnos lo rumores que corren entre las gentes podríamos empezar con buen pie la investigación.

No, realmente no. La verdad es que el asunto no ha trascendido al dominio publico y solo estan al tanto las familias afectadas, algunos de los miembros del gobierno y un par de curiosones. Y la verdad, cada cual tiene una version mas disparatada. Los Brillosol acusan a la competencia. Otros a los bandidos o a los grifos, Lorna Fullet, que ya era superticiosa antes de lo sucedido ahora raya la locura ¡viene semanalmente y me hace bendecir la leche para que no se agrie!

-Hmmmm... no me parece que ninguna de las versiones sea creíble. No tienen fundamento alguno. ¿Para qué querrían la competéncia de los Brillosol o los bandidos roba difuntos? Si fuera para intentar encontrar algo de valor... pero entonces no tendría sentido los robos en los cementerios pobres. ¿A alguien se le ocurre algún motivo para robar un cadáver, y no solamente sus pertenencias?

Yo sabía una. Investigación centífica. Pero eso, como médico, me acercaba demasiado a ser sospechoso... y desde luego yo no tenia nada que ver.

Jimena intento seguir la conversacion, pero no terminaba de cogerle el hilo. La gente hablaba, y hablaba, y ella se quedaba perdida. Solo pudo escuchar bien la ultima frase del doctor: -¿A alguien se le ocurre algún motivo para robar un cadáver, y no solamente sus pertenencias?

-Bueno... Tengo alguna, pero no creo qeu sea la verdadera... No porque no crea en mi, ni porque vaya a decir un disparate...

Segun me parecio escuchar en vuestra charla, esos Brillosol acusan a la competencia... No quiero hacer suposiciones, ni nada por el estilo, pero... Si fuera a modo de venganza? Tal vez por... como por jugar sucio con el comercio, o algo asi? Dijo.

Se llevo las manos a la cabeza. Esta era un torbellino por su interior. -Oh, vamos! Yo no os sirvo de nada... No se nada sobre los negocios, si solo he trabajado en un circo de mala muerte... Tampoco valgo para defenderos, no pude defender a los mios en la carreta... Empezo a sollozar. No podia creer que aceptara esto. No podia creer que ella era inutil para los demas. No podia creerlo... -Tampoco se de riquezas ni pertenencias, lo maximo que he tenido fue una muñeca de trapo...

Por eso, decidme... Para que me necesitais? P-para... Para que...

Estaba llorando.

Pandor escuchaba atentamente, hasta que la jovencita comenzó a llorar. Vamos vamos. La idea de la venganza esta bien pensada. Hay gente que haria lo indecible para dañar a otros. Se acerco a la zingeuner, acariciandole la cabeza. No digas que no sirves de nada. El señor todo lo dispone y seguro que para ti tambien pensó algo. Si no habeis encontrado aun vuestro lugar es porque sois joven. El recio sacerdote acercó una taza a las temblorosas manos de Jimena ¿Mas té?

Despues de consolar a la niña, volvio al tema, respondiendo al doctor. Posibilidades hay mil, pero reales... Dudo que saquemos nada en claro. Porque no vais a visitar los... ¿como los llaman? Ah, si, las "escenas del crimen" La sonrisa de complacencia del viejo padre asomaba orgullosa de conocer el "argot" moderno.

-Yo nací aquí, buen hombre, y vivo en Corvis desde ya hace años. Y si la memoria no me falla, el buen joven aquí presente con nosotros también, recuerdo haberlo visto antes. Ciertamente las calles de la ciudad son algo entramadas, y pueden intimidarle si es extrangero, pero nosotros dos podemos garantizarle que no permitiremos que se pierda.

-Entiendo, muchas gracias por el ofrecimiento, doctor.

-Hmmmm... No me parece que ninguna de las versiones sea creíble. No tienen fundamento alguno. ¿Para qué querrían la competencia de los Brillosol o los bandidos roba difuntos? Si fuera para intentar encontrar algo de valor... pero entonces no tendría sentido los robos en los cementerios pobres. ¿A alguien se le ocurre algún motivo para robar un cadáver, y no solamente sus pertenencias?

Me alegro de que Quijote no esté aquí, bien podría haber dicho algo que…

-¡SEXO SALVAJE NECRÓFILO CON GUSANOS!-Gritó en mi oreja, me sobresalté y se me cayó algo de té al suelo.

-Lo siento, se me ha… se me ha agarrotado un gemelo.-Traté de excusarme mientras tosía. Saqué un pañuelo del bolsillo y me incliné a limpiar la mancha mientras fulminaba a Quijote con la mirada.

-Oins, que frío estás, amor mío.-Dijo el espectro, poniendo cara de afligido. -Tú sí que sabes hacer llorar a una mujer. Oins, oins, oins, esta ciudad es un orgasmo tras otro, ¡Y encima ladrones de cadáveres necrófilos! La cosa no podía pintar mejor.-Meneaba las caderas del caballo y se sujetaba las mejillas como si se tratase de una doncella inocente. Claro que siendo un ser de ultratumba el acto perdía su lindura.-¿Quién es el cura éste? ¿Familia del pivón de hace unos segundos? Seguro que se la ha llevado al catre alguna vez. Oh, venga, Cerv, no me mires así, me siento taaan desamparado.-Se apartó una inexistente lágrima y empezó a dar vueltas en torno a Pandor Dumas con los brazos cruzados sobre el pecho.-BWAJAJAJAJAJA, BWAJAJAJAJAJA.

Suspiré interiormente, al menos no le había dado por lanzar las tazas por los aires o introducir la lanza por salva sea la parte a la joven Alexia. Esperaba sinceramente que no le diera por hacerlo, aunque conociendo a mi acompañante…

Jimena se echó a llorar de improviso, preguntando entre lágrimas para qué la necesitábamos, cosa que desentonaba con la seguridad mostrada hace unos instantes. Estaba en esa edad, y claro, habiendo perdido a su familia… No pude evitar sentir pena por la pobre, aun cuando algo me dijera que ella no quería que la sintiera.

-Vamos vamos. La idea de la venganza esta bien pensada. Hay gente que haria lo indecible para dañar a otros. No digas que no sirves de nada. El señor todo lo dispone y seguro que para ti también pensó algo. Si no habéis encontrado aun vuestro lugar es porque sois joven.¿Mas té?-Preguntó el sacerdote, acercándole la taza. Una vez consolada la joven se dirigió al doctor.-Posibilidades hay mil, pero reales... Dudo que saquemos nada en claro. Porque no vais a visitar los... ¿como los llaman? Ah, si, las "escenas del crimen"-Dijo, aparentemente satisfecho. Quijote se carcajeó y salió disparado, atravesando la pared. Luego volvió a entrar y volvió a salir, repitiendo el mismo proceso una y otra vez hasta que alguien lo suficientemente valiente (Y loco), fuera a detenerle. A mí me sobraba lo primero, pero me faltaba lo segundo, por lo que le dejé hacer, aun cuando su estridente voz fuera de todo menos agradable.

-Completamente de acuerdo, aunque tengo una duda. Los mausoleos familiares por lo general no están abiertos si no es por orden policial, al menos según tengo entendido ¿Significa eso que vamos a colarnos en el interior como si nos tratásemos de vulgares rateros o simplemente investigaremos los alrededores de la cripta?

Cuando la joven zingeuner recalca el tema de la competencia en el asunto de los Brillosol no puedo evitar sentirme en parte aludido. Claro, yo nunca robaría cadáveres como venganza, es repugnante, pero…

- No creo que nadie quisiera vengarse de los Brillosol en términos de comercio. Son ricos y competentes en el mercado, pero ninguna familia de la competencia se mancharía las manos con algo tan rastrero, directa o indirectamente.

Esperemos que esta joven sirva para algo más que aún no haya visto… El mercenario entonces da un respingo, haciendo que se le caiga algo de té al suelo.

- Completamente de acuerdo, aunque tengo una duda. Los mausoleos familiares por lo general no están abiertos si no es por orden policial, al menos según tengo entendido ¿Significa eso que vamos a colarnos en el interior como si nos tratásemos de vulgares rateros o simplemente investigaremos los alrededores de la cripta?

Las palabras del mercenario en cierto modo me descolocan. Carraspeo.

- El mero hecho de pensar que mi persona pueda emular los actos de un vulgar ladrón no hace más que provocarme náuseas. Si hace falta entrar dentro lo haremos, pero no como ladrones, sino como investigadores. De todos modos yo espero no tener que meterme ahí. Si no hay nada más que añadir yo partiría ya.

Dejo mi taza de té en el primer lugar que veo.

El sacerdote se altero al hablar de allanamientos. Por dios que no espero que incumplais la ley. Es posible que no os permitan algunas de familias la entrada. Pero si decis que vais de mi parte quizas tengais mas facilidades... o no, algunas de las familias no sientes especial fervor por esta parroquia. Mas quedamente y con una expresion dura, mas propia de un sargento que de un párroco musito. Aunque si necesitais ignorar un par de normas en pos de un bien mayor... recordad que sois sirvientes de la Iglesia de Corvis y por ende de Dios, y no hay mas alto juez que el.

¡Ah! Si la joven y usted. Dice señalando a Cervantes y a Jimena. No tienen donde quedarse, siempre puedo cederles un par de habitaciones en el hospicio. Hablen con mi sobrina y ella se las preparará.

- Por dios que no espero que incumplais la ley. Es posible que no os permitan algunas de familias la entrada. Pero si decis que vais de mi parte quizas tengais mas facilidades... o no, algunas de las familias no sientes especial fervor por esta parroquia.-Su rostro se endureció, casi se volvió mármol.- Aunque si necesitais ignorar un par de normas en pos de un bien mayor... recordad que sois sirvientes de la Iglesia de Corvis y por ende de Dios, y no hay mas alto juez que el.

¡Ah! Si la joven y usted. Dice señalando a Cervantes y a Jimena. No tienen donde quedarse, siempre puedo cederles un par de habitaciones en el hospicio. Hablen con mi sobrina y ella se las preparará.

Se me iluminó el rostro al oír aquello. Quijote emitió una sonora pedorreta como única contestación.

-Muchas gracias por su hospitalidad, Padre, la verdad es que sí que requerimos de sitio en el que quedarnos, espero no resultar una molestia.

Jimena se calmo, aunque seguia sintiendose igual. Igual de inutil. Para que demonios he nacido, Dios...?!

-¡Ah! Si la joven y usted no tienen donde quedarse, siempre puedo cederles un par de habitaciones en el hospicio. Hablen con mi sobrina y ella se las preparará.

-Muchas gracias por su hospitalidad, Padre, la verdad es que sí que requerimos de sitio en el que quedarnos, espero no resultar una molestia.

Jimena no pudo evitar sonreir. -Lo mismo digo, Padre. Creo que no me iria nada mejor que irme a descansar... Se levanto. -Que Dios lo bendiga.

Tras eso, se acerco a Alexia. -Crees que me podria preparar una habitacion, por favor?