[Campaña] La Sombra del Destino - Capítulo I: Viaje

Alan

El mago deja a la niña conmigo, confiado. Ese gesto por su parte me hace sentir confundido. ¿Me la deja a mí? Aún soy un desconocido para él, ¿cómo puede siquiera confiarme algo tan…?

Miro a la pequeña, que se ha cogido de mi mano.

… tan importante.

Cuando vuelvo a alzar la mirada el mago ya no se encuentra junto a mí.

- ¿A dónde ha ido? – miro de un lado para otro, buscándolo -. ¿Ha desaparecido? ¿En un momento como este?

Sabía que no se podía confiar en los magos, y menos en este. La pequeña señala entonces la puerta. A través de ella veo en la lejanía al mago frente a las tropas de Nilveria. Un gran estruendo resuena por la ciudad, silenciándola. Entonces la tierra se abre, separando a la arquera y al joven de sus perseguidores. Aprieto la mandíbula.

Sin duda es poderoso…

Me quedo pensativo durante unos instantes. Es una oportunidad de oro, pero sé en el fondo que no es la más apropiada. Debo proteger a la pequeña Alina ante todo.

Permanezco inmóvil, esperando a que mis compañeros lleguen. Quizá de la nada, como ha hecho el mago antes. Esa posibilidad no hace más que inspirarme desconfianza.

Leon

Los pies pesaban más y más...nunca he estado huyendo por mi propia vida...ni aquella vez pude huir.

Pero aquí dándolo todo en las piernas, no veía respuesta por su parte, y un ejercito profesional me pisaba los talones...mi compañera se había quedado atrás...esas púas del suelo, sin duda ayudaron a ralentizarlos brevemente...

Bien. Veamos de que son capaces - Me paré en seco y me di la vuelta poniéndome en posición para recibir a los que hiciera falta...quité el seguro con el pulgar, mostrando un par de milímetros de hoja - Elena...

Lo susurré al aire...por ti...todo y siempre...

Como alguien que ha estado hasta el límite de su objetivo moriré, quizás te pueda ver allá donde acabe...¿Y si estas muerta?

Quizás esa pequeña viera a otra heredera y no a ti...

Los soldados se acercaban más y más... miré fijamente a varios a los ojos en un destello.

Sin aviso...sin esperarlo y antes de que llegase a desenvainar con la mano derecha, Harled...apareció frente a mi...y cual vision celestial y mágica...la energía se acumulaba en torno a su bastón.

El momento fue brutal, separó en 2 mitades el pavimento, por una parte los soldados y por otra parte nosotros.

Me quedé allí mirando...era algo increíble.

Tiene bastantes años, eso da mucha experiencia - En mi cabeza resonó la voz de mi madre claramente como si estuviera a mi lado.

¿Como es posible que este anciano transmita tanto?

Con la mano izquierda empujé el pomo de la katana hasta que volvió a estar asegurada. Los soldados nos dedicaron palabras desde su mitad...ahora tendremos que volver, podrían atravesarlo en breve o alguno de ellos llegar con arcos.

Halred, arquera, vámonos. No se cuanto tardarán en cruzar, pero hay que irse. - Dije mirando a ambos...aunque los dos me estaban dando la espalda.

No he podido hacer nada para parar su avance...al menos la tiradora había hecho esas puas...pero yo...nada.

No he podido hacer nada...sentí como si el colgante pesara más en mi cuello.

SELINA HAWKEYE

Ibamos corriendo -las puas habian servido de algo, pero no todo es color de rosas- cuando veo como el muchacho del colgante se gira, preparado para atacar. -¡Idiota! ¡Corre! ¡Salva tu vida! -Grite, en un desesperado intento de hacer que el muchacho sobreviviera, pero no me hizo caso. Solo murmuro -Elena...

Entonces, note una immensa aura cerca de nosotros, como si nos estuviera velando. El primer pensamiento que se me paso por la mente fue el del alquimista que lanzo la flecha de fuego.

Pero no... Cuando me gire para avisar al muchacho de la presencia que notaba, el viejo, el amigo del portador, aparecio delante de el, y con un repicar de su baston en el suelo, la tierra se abrio en dos. Algo que, definitivamente -y no como mis puas-, retraso la marcha del enemigo. Recorde mis anteriores palabras, por lo que le dije al anciano -... y Destruccion. Es todo un gran ciclo. Creamos para destruir. Destruimos para crear. Un ciclo que nunca termina... De todas maneras, muchas gracias.

Tras eso, al mismo ritmo, sigo corriendo para intentar llegar fuera. No era cuestion de tiempo de que trajeran al alquimista de la flecha de fuego para que arreglara el suelo... Quien sabe...

Crear -> Destruir -> Recrear. Una gran rueda que gira y gira y gira.

Osvalth

Finalmente pudisteis llegar a la ciudadela, justo a vuestras espaldas se cerró la puerta del muro con un gran estruendo. Después de lo ocurrido tardarían un buen tiempo para poder entrar, era imposible mover una máquina de asedio para abrir la puerta con esa grieta, sin embargo, entrarían, tarde o temprano.

Alina aprieta con fuerza la mano de Alan, cuando giras la cabeza puedes ver como unas lágrimas caen por sus mejillas. Al fin y al cabo era una niña y aquello era demasiado.

-¿Porque se t-t-tienen q-que pelear? -sollozó mientras se llevaba una mano para enjuagarse los ojos.- ...Mis papas murieron porque esta gente vino a pelear, si no fuera por el señor Halerd... y-yo... yo...

Sus palabras eran las de una niña, pero las de una niña a quien le habían arrancado la inocencia y obligado a madurar prematuramente. Sus palabras eran las de una niña... habían salido de la boca de una niña, pero... ya no era una niña...

Tanto Selina como León necesitaban un repsiro después de tal carrera, a su lado Halerd respiraba con gran dificultad, su cuerpo estaba encorvado apoyándose en su bastón. De repente parecía mucho más viejo y débil.

-Estoy muy viejo... -tomó un momento para coger aire.- para estas cosas, sin embargo no hay mucho tiempo que perder el templo esta cerca...

En ese preciso instante León notó una sensación cálida en el pecho, pero pronto se desvaneció. A vuestro alrededor, se amontonaban un montón de soldados preparando las defensas mientras que los heridos eran transportados a otro lugar de la ciudad, sin embargo los muertos permanecían allí en el suelo, inertes. Alrededor de una treintena de soldados y algunos civiles yacían muertos en el suelo, la mayoría con una expresión de terror y dolor. La guerra, ni siquiera los soldados entrenados están listos para los horrores de la guerra, no mientras conserven su humanidad intacta.

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Perdéis todos un punto de cansancio. He actualizado vuestros estados, a partir de ahora lo iré haciendo regularmente y lo llevaré yo no vosotros, más que nada porque así puedo controlar más como vais en todo momento.

Leon

Joder...estoy en pésima forma - Pensé cuando las puertas se cerraron...

Apoyé ambas manos en las rodillas...

Es un milagro que hoy este vivo...

Podría haber eliminado a alguno...antes de que me hubiesen matado, claro... - Pensé mirando al suelo de piedra de la ciudadela.

No pienses a la hora de quitar una vida si es necesario - La voz de mi madre...de nuevo, suena tan clara... - Que seas más agil, mas fuerte y más habil con la katana no quiere decir que tengas el valor y el coraje para quitar una vida. Cientos de hombres han perdido la suya por esto que te estoy contando.

Tendría que empezar a matar si todo esto continua adelante....si salgo de la ciudadela vivo...si puedo volver a ver un rayo de sol...si veo el sol en unas horas...

Empecé a respirar...profundamente...a relajarme un poco...

Me puse firme, aire...gracias.

La arquera estaba igual que yo...y el otro chico....más fresco que la hierbas del invierno,con la niña a su lado...derramando lágrimas, en cambio...

El anciano parecía desfayecer a causa de esa rotura de tierra... ¿Tanta energia habria consumido para esto?

Estoy muy viejo... - Paró un momento para cojer una bocanada de aire - Para estas cosas, sin embargo no hay mucho tiempo que perder, el templo está cerca

Me dirigí hacia la arquera y le extendí la mano derecha.

Tendrias que haber continuado y no haberte quedado atrás conmigo - la miré a los ojos...

En todo lo malo hay algo bueno y siempre hay que agradecerlo, SIEMPRE - La voz de mi madre sonaba en mi cabeza a todo volumen...

Te agradezco que vinieras... no se tu nombre... - Quería conocerlo...era algo que...bueno...no siempre podría seguir llamandola "arquera" o "mujer"

Ahora la pequeña...y al joven...a pesar de ir cargado de bártulos ha llegado el primero...sin duda...digno de recordar...mantuvo la formación cosa que yo no pude hacer...y encima...protegió a la pequeña mientras el ancianco vino a partir en 2 el pavimento.


No se tu nombre... - Le dije mirandole a los ojos - Lo has hecho genial...

Me arrodillé con la pequeña...

Las sonrrisas tienen un comienzo al igual que las lágrimas poseén un fin. - Pase la yema de mis dedos por una de ellas para quitársela del rostro - Estas mucho más guapa sin ellas. Tranquila todo esto pasará.

Me levanté y fuí hacia el anciano...me puse delante de el...dándole la espalda....no soy capaz de mirarlo a los ojos...que poco ha rendido el león en este asalto...

La siguiente vez lo haré mejor madre...Harled...observenme la próxima vez, no voy a fallar. - Pensé en mi cabeza...a viva voz...no voy a rendirme.

Harled...tienes razón, continuemos. - Empecé a andar hacia el frente...dirigiendome hacia el templo...

Me da verguenza sacar el colgante de entre las ropas...la calidez que siento...es mi mente...me engaña.

Cuando tenga oportunidad de demostrar lo que valgo...sacaré el colgante a la vista de todos de nuevo...

Alan

Nuestros compañeros llegan finalmente a la ciudadela. No aparto la vista del mago, aún sorprendido por su repentina muestra de poder. Entonces la niña aprieta mi mano, está llorando.

Me agacho junto a ella para consolarla. Pobre pequeña… ella no tendría que estar aquí. Me dispongo a decirle algo cuando escucho sus palabras. Y callo, me mantengo en silencio. ¿Cómo podría responder a algo como eso? Me siento furioso por dentro.

Abrazo a la pequeña, como mi madre hacía hace años. Se torna una acción un tanto extraña para mí, pero después de tanto tiempo haciendo lo que hago descubro que no he olvidado cómo mostrar afecto. Nunca podía haberlo olvidado.

Vuelvo a mi posición inicial para ver como el mago se apoya en su bastón, encorvado. Seguramente después de hacer gala de tan gran poder ha quedado exhausto. Él mismo lo admite, habrá perdido resistencia con los años. Será algo que deberé tener en cuenta en un futuro.

El joven que ha tomado antes el papel de líder me mira. Parece que a la hora de correr no ha podido desenvolverse lo suficientemente bien. Mis labios comienzan a articular una respuesta que rápidamente corrijo.

- Alan. Tú lo has hecho… - me callo a media frase. No convendría restregárselo por la cara -. Bueno, a la próxima habrá que correr un poco más.

Tras dirigirle unas palabras a la niña se encamina hacia el templo.

- Vamos, pequeña. No hay tiempo que perder – le digo a Alina mientras comienzo a seguir al chico, sin soltar la mano de la niña.

Tras dudar durante unos instantes miro a Halerd.

- ¿Por qué vamos al templo? No podremos refugiarnos por mucho tiempo... La ciudadela acabará cayendo... - le susurro al mago. Si había algún plan... aún no me había enterado.

Tras llegar a la puerta, el hombre del colgante y yo estabamos tomando bocanadas de aire, mientras que el pobre anciano estaba completamente exhausto. Claro, una muestra de poder como esa deberia de cansar bastante... Entonces el muchacho del colgante me extendio su mano derecha, diciendo -Tendrias que haber continuado y no haberte quedado atrás conmigo... -No pude evitar sonreir tras escuchar eso. -Te agradezco que vinieras... no se tu nombre...

Le cogi la mano derecha con mis dos suaves manos, respondiendo dulcemente -¿Sabes? Un grupo no depende en como es cada uno... Un grupo depende en su actuacion como tal. Si uno se queda atras... habra que quedarse con el. Hasta la muerte, y mas alla... -Esas mismas palabras me las enseño mi tutor, instructor, y a la vez amigo de milicia, uno de los primeros dias en los que entre a esta.

Me llamo Selina. Y bueno, yo tampoco conozco el tuyo... -Solte una pequeña risa. -Ademas, no tienes nada que agradecer. De hecho, soy yo la que se tiene que disculpar por lo de ayer...

Tras la pequeña charla entre el tipo del colgante, este se fue a hablar con el joven y la pequeña. Mientras, yo miraba a mis alrededores. Miles y miles de cadaveres se amontonaban en las calles... Era lo que no me gustaba en la milicia. Por muchos años que haya entrenado, por muchas guerras a la que haya asistido, nunca podria superar mi repulsion a la muerte y a la descompisicion...

Luego, empezamos a marchar todos hacia el templo. Me le acerque al joven que se habia quedado con la pequeña, y le dije -Mira... Cuando salgamos de todo esto, tengo que contarte algo... No creo que sea de tu agrado, pero es importante... -Todavia recordaba el incidente de la noche anterior.

Leon

Aún recuerdo esas palabras de Selina...

Un grupo no depende en como es cada uno... Un grupo depende en su actuacion como tal. Si uno se queda atras... habra que quedarse con el. Hasta la muerte, y mas alla... - Era...como si mi propia madre me hubiese dicho eso...no se...

Me quedé mirandola...sus manos eran suaves al tacto...

Me llamo Selina. Y bueno, yo tampoco conozco el tuyo... - Me respondió...
Me llamo...León. - No se porqué...no quise decirle el nombre pero...dudé. ¿Un grupo?

Agradecí que el otro chico no me lo preguntara...no se...¿me da rabia oir mi propio nombre?

Quizás desde que mi madre o mi familia no me lo dice si...me da bastante rabia oirlo de mis labios...

Ademas, no tienes nada que agradecer. De hecho, soy yo la que se tiene que disculpar por lo de ayer... - No, te disculparás si la chica a la que buscamos es la misma, si no lo es no hay nada que disculpar.

No sabemos si es la misma persona...hasta entonces no hay nada que disculpar, es tu trabajo. - Le dije antes de dejarla...

Caminamos y caminamos...deseando llegar de una vez al templo...abría la marcha con la mano izquierda rozando las inscripciones LE de la funda de la espada...y con el peso más grande de mi vida sobre mi cuello...

¿Se hará alguna vez ligero? Por favor...que así sea...solo quiero...estar contigo... - Pensé...

Me despertaba por las noches...solo para verla dormir...me abrazaba tan fuerte que me dolían las costillas.
Amor e inocencia, y pasión y respeto para siempre...

Templo de Osvalth - Ciudadela

Entráis en el templo el cual esta completamente vacío por excepción de tres personas que están en el altar. Dos de ellas son soldados de la guárdia real de Osvalth, un hombre y una mujer, el otro en cambio, no parece nadie especial, viste ropajes normales y lleva una lanza.

Vuestros pasos retumban por todo el templo, cuando la puerta se cierra podéis escuchar un gran golpe que os ensórdece vuestros oídos por un momento. A vuestro lado el mago parece aún exhausto y no parece darle mucha importancia a la presencia de aquellos extraños. Alina que aún iba cogido de la mano de Alan se detiene.

-Creo que conozco a uno de ellos, el que no lleva armadura... -murmura a Alan.- De mis sueños...

Uno de los dos soldados, el hombre, da un paso al frente. Selina se da cuenta de que la insignia que tiene en su armadura lo categoriza de capitán de la guárdia real de Osvalth, en cambio el otro soldado, la mujer parece más bien un soldado regular de la guárdia real, aunque sabías que la guárdia real no son soldados rasos normales, y son excepcionalmente fuertes en comparación a la mayoría de soldados.

-¿Quienes sois y que haceis aquí? -dijo el soldado quehabía dado un paso al frente.- Este lugar esta clausurado y no se permite la entrada de civiles.

El mago murmura algo que no podeis escuchar, aunque estais seguros de que se trata de alguna cosa no muy educada. Tambien avanza apoyándose en su bastón y se pone delante vuestro.

-Veo que no somos los únicos civiles aquí jovencito .-hasta ahora esa era una actitud totalmente nueva de Halerd- En cuanto a nosotros, este es León, la señorita del arco se llama Selina, el joven se llama Alan y la pequeña Alina. En cuanto a mi, mi nombre es Halerd Dahl'Hollander hechicero y guardián del Portador de profecías y agradecería que respetara a sus mayores. -cada palabra sonó con más firmeza.- ...y más de un soldado que no esta cumpliendo su deber ahí fuera.

SELINA HAWKEYE

Cuando llegamos, reconoci a dos solados de Osvalth, uno -hombre- era capitan de la guardia, mientras que el otro -mujer- era un soldado. Eso si, soldado de la guardia real, bastante mas poderosos que los simples soldados rasos...

Enseguida salude al hombre, dandole sus respetos como superior, pero este casi ni me hizo caso. En lugar de eso, simplemente nos pregunto bordamente que haciamos aqui, y quienes eramos. El anciando Hareld respondio, con una actitud que nunca habia visto de el... Parece que no le gusta que le contradigan... "Me lo apunto para la proxima." Pense.

Di un paso al frente. -Perdone, mi capitan, pero necesitamos pasar por ahi. -Dije. Tenia una idea... -He recibido ordenes desde la milicia de Uru'baen de escoltar a este grupo de personas, y no puedo desobedecer sus ordenes... -Mientras hablaba, mostraba mi placa al capitan.

-Estos no son simples civiles... Si no, ¿por que la milicia se interesaria por ellos? Asi que, no quebrantamos ninguna norma ni regla pasando por aqui... Y, por mi, yo soy de la milicia, y es mi mision llevarlos por aqui. Si desobedezco, puedo ser descendida, puedo ser eliminada... Si no me dejais, son ustedes los que podrian llevarse una sancion...

No queremos batallar, pues se que usted, mi capitan, seguro que no es capitan por nada... Y la soldado mas alla tampoco es de la guardia real sin motivo... -Y asi, segui dando explicaciones y convicciones sobre el motivo de nuestra "visita" al templo.

Kaban Chué


Estaba inspeccionando aquél lugar, jamás había entrado en un edificio religioso, pero había escuchado de ellos y éste no me llamaba la atención particularmente. De pronto, un pequeño grupo entró y cerró la puerta tras de sí.

¿Quienes sois y que haceis aquí?
Preguntó Braco, algo autoritario para mi gusto.

-Veo que no somos los únicos civiles aquí jovencito . En cuanto a nosotros, este es León, la señorita del arco se llama Selina, el joven se llama Alan y la pequeña Alina. En cuanto a mi, mi nombre es Halerd Dahl'Hollander hechicero y guardián del Portador de profecías y agradecería que respetara a sus mayores. -cada palabra sonó con más firmeza.- ...y más de un soldado que no esta cumpliendo su deber ahí fuera.

¿Hechicero y guardián de profecías? Sin duda no era un anciano corriente.. de otra forma hubiera escapado de la ciudad hace tiempo..


Selina dio un paso al frente. -Perdone, mi capitan, pero necesitamos pasar por ahi. He recibido ordenes desde la milicia de Uru'baen de escoltar a este grupo de personas, y no puedo desobedecer sus ordenes... -Mientras hablaba, mostraba su placa al capitan.

-Estos no son simples civiles... Si no, ¿por que la milicia se interesaria por ellos? Asi que, no quebrantamos ninguna norma ni regla pasando por aqui... Y, por mi, yo soy de la milicia, y es mi mision llevarlos por aqui. Si desobedezco, puedo ser descendida, puedo ser eliminada... Si no me dejais, son ustedes los que podrian llevarse una sancion...

No queremos batallar, pues se que usted, mi capitan, seguro que no es capitan por nada... Y la soldado mas alla tampoco es de la guardia real sin motivo... -Y asi, siguió dando explicaciones y convicciones sobre el motivo de su "visita" al templo.

Selina, ¿verdad? Interrumpí sin mirar - Dígame por qué están aquí... ¿Cuál es vuestro objetivo?... Deberíamos dejar las formalidades puesto que no disponemos de mucho tiempo Ahora la miraba fijamente y comenzé a caminar hacia ellos, dejando atrás al capitán - Usted dice que no son civiles y le creo.. entonces ¿por qué es que la milicia se ha interesado en ustedes? y si es cierto que sigue órdenes y esas son "llevarlos por aqui", como dice, Dígame por qué
Mi voz era tranquila, disimulaba en realidad la exitación.. No quería perder el tiempo con cordialidades..
Quizá estas personas estén enteradas de lo mismo que yo.. después de todo, Halerd decía ser un chamán y se supone que son personas sabias.. quizá incluso sepan más que nosotros, pues yo no sé por donde empezar...

León

Entramos en la amplia estructura...nunca he adorado a dioses, ni siquiera a los que ponían en los libros de mi familia. Pero siempre he tenido curiosidad...aunque obviamente no iba a mostrarla ahora.

Dioses...solo pedazos de madera o piedra muerta...me conformaría con oler tu pelo de nuevo y saber que estoy en el mismo paraiso.

Miré al frente, 3 personas estaba en el altar.

Soldado...al menos 2, el otro solo...va armado - Pensé...una lanza...nunca me gustaron...demasiado complicadas de manejar al menos para mi.

El aire estaba cargado a pesar de la amplitud de la sala...sin duda era algo que...llama la atención...¿sería la muerte acechando tras cada resquicio de piedra?

Que sensación...el saber que en las criptas de este lugar está la salida de este infierno...

Creo que conozco a uno de ellos, el que no lleva armadura... - Dijo la pequeña - De mis sueños...

Esta chica sin duda...joder... es especial.

¿Vería el futuro, o el presente...quizás ambos?

¿quienes sois y que haceis aqui? - Dijo uno de ellos - Este lugar esta clausurado y no se permite la entrada a civiles.

Tenia una voz autoritaria...un idiota rematado sin duda. Como odio a los adultos cuando se ponen así...espero que al crecer no me vuelva así de imbecil por ser un simbolo de autoridad.

¿Clausurado? haber atrancado la puerta desde dentro pues. - Pensé en decirlo...pero me callé y lo pensé para mis adentros. - No tienen pinta de soldados rasos...tienen que ser de rango superior...y están aqui...mientras allí afuera reina el caos y la muerte en cada resquicio de suelo pedregoso...cobarde... - Tambien lo pensé...no iba a provocar problemas a los demás...sobre todo al anciano y a la pequeña.

Halerd se puso frente a mi para...contestar de forma general.

Veo que no somos los únicos civiles aquí jovencito. En cuanto a nosotros, este es León, la señorita del arco se llama Selina, el joven se llama Alan y la pequeña Alina. En cuanto a mi, mi nombre es Halerd Dahl'Hollander hechicero y guardián del Portador de profecías y agradecería que respetara a sus mayores...y más de un soldado que no esta cumpliendo su deber ahí fuera. - Dijo Halerd con una voz 5 veces más autoritaria que la del soldado...

No le faltaba razón...pero ¿como demonios sabe este anciano mi nombre?...sin duda es una caja de sorpresa...el colgante estaba por dentro de la ropa...espero que estos no me reconozcan...sean quien sean...

Selina fue la siguiente en hablar...

Perdone, mi capitan, pero necesitamos pasar por ahi. - Capitan...ahora cuadra. - He recibido ordenes desde la milicia de Uru'baen de escoltar a este grupo de personas, y no puedo desobedecer sus ordenes.Estos no son simples civiles... Si no, ¿por que la milicia se interesaria por ellos? Asi que, no quebrantamos ninguna norma ni regla pasando por aqui... Y, por mi, yo soy de la milicia, y es mi mision llevarlos por aqui. Si desobedezco, puedo ser descendida, puedo ser eliminada... Si no me dejais, son ustedes los que podrian llevarse una sancion... - Tienes buena labia Selina...espero que piquen.

¿Ayudaría si digo que pertenezco a la familia de Los Leones? - Pensé...pero...prefiero callar de momento.

No queremos batallar, pues se que usted, mi capitan, seguro que no es capitan por nada... Y la soldado mas alla tampoco es de la guardia real sin motivo... - Si alimentas su ego es posible que esto no de el resultado que queremos Selina, ten cuidado...

El hombre de los sueños de la pequeña alzó la voz.

Selina, ¿verdad?.Dígame por qué están aquí... ¿Cuál es vuestro objetivo?... Deberíamos dejar las formalidades puesto que no disponemos de mucho tiempo - Empezó a caminar hacia nosotros...

Acercaté más de la cuenta y perderás algo mas que el tiempo... - Ya voy bastante tenso para tener que aguantar más groserías de gente con poca educación...

Usted dice que no son civiles y le creo.. entonces ¿por qué es que la milicia se ha interesado en ustedes? y si es cierto que sigue órdenes y esas son "llevarlos por aqui", como dice, Dígame por qué - Dijo mientras caminaba hacia nosotros...

Me rebienta gente como esta...

Me situé al lado de la pequeña...quería alzar la voz...decir algo que ayude en un momento como este...pero no tengo ni la mas remota idea de que demonios puedo hacer...

De nuevo me siento inutil.

Sin formalismos somos iguales que esos que están masacrando ahí fuera a todo mujer, niño y anciano de la ciudad, así que antes de dirigirte a alguien di tu nombre por mera cuestión de educación. - Miré a los ojos al hombre - Y ya no por educación...no eres nadie para hablarnos así y mucho menos en ese tono.

Me dirigí hacia el, colocandome al lado de Selina.

Una cosa si es verdad, esto es una perdida de tiempo y tenemos que seguir. - Miré al anciano - ¿Proseguimos Halerd?

Volví a mirar al hombre a los ojos...

Hazte a un lado...vamos... - Le miraba fijamente...¿ante el?

No pienso ceder ni una palabra.

Verbena Aslan



Esta oscuro, muy oscuro, alguien normal seria incapaz de ver en la oscuridad pero Verbena no era un humano normal y corriente. Caminaba tranquilamente por los pasillos subterraneos hechos de piedra, iba arrastrando su guadaña por el suelo y en su rostro se dibujaba una sonrisa, la única palabra capaz de describir aquella expresión era, torturada. Aún así estaba contenta, ahora ya lo tenía todo mucho más claro y sabía que nada debía detenerla de su misión.

-¡Hahahahahahahahahaha! -su risa maquiavélica resonó por los pasillos hasta perderse en aquel laberinto. Se llevó una mano a la boca sorprendida y ahogó su risa.- Shhht! Podrían escucharte. -murmuró, lo que al parecer le hizo bastante gracia porque empezó a reírse de nuevo, esta vez ahogando su risa con su mano.

Aquello era aburrido, para nada interesante. No entendía porque el viejo le había dicho que fuera allí, podría haber ido cualquier otro más insignificante, quizás la estuviera poniendo a prueba después de todo. ¡Maldita sea! pensó, no le gustaban los espacios cerrados y este aún menos. Se podía oler la magia fluyendo por ese lugar abandonado, el dolor resonaba por las paredes de aquel lugar sagrado. Si uno escuchaba atentamente podía escuchar los lamentos de las almas que habían quedado atrapadas para la eternidad hasta que el mundo se derrumbara para siempre. En las paredes había inscripciones, eran runas de la edad antigua, aunque si te fijabas atentamente las runas ahí inscritas en la piedra parecían más sencillas, anteriores. Verbena las observó con curiosidad y se rió, ya lo entendía. Estas runas no eran de la edad antigua, eran de los años... Un ruido interrumpió sus pensamientos, parecían voces. No había de que preocuparse, estaban muy lejos de aquí, ni siquiera estaban en el santuario.

Su atención volvió a las runas de las paredes, contaban una historia. Un guerrero, un héroe que luchó contra un mal que surgía desde las mismas entrañas del inframundo. Hablaba de sacrificio y del nacimiento de algo muy importante pero apenas se podía leer bien lo que ponía. El inframundo, Verbena no creía que tales cosas existieran. Las cosas que morían iban a otro sitio, pero el inframundo... Un sitio donde después de la muerte vas a sufrir. La misma vida era un sufrimiento, no podía creer que después de morir fueras a otro sitio a sufrir por la eternidad. Se suponía que la muerte era un regalo que recibias tras sufrir ene ste mundo...

Continuó la marcha por los oscuros pasillos, podía notar la presencia de algo que la seguía, no era nada vivo por supuesto. Los muertos la perseguían, sus espíritus furiosos, sedientos de sangre. Pues no sería de la suya eso lo tenía muy claro. Se detuvó en seco, podía notar una presión en su pecho, la ansiedad empezó a apoderarse de ella otra vez, no podía ser, no ahora, estaba curada, tenía que estarlo... Quizás los sentimientos son algo que no pueden ser borrados ni suprimidos, su pesar no era tan profundo ahora pero estaba ahí, lo notaba, la acechaba. Empezó a golpearse la frente con la palma de la mano.

-¡Fuera, fuera, fuera, fuera! -cada palabra sonó con más fuerza y cada golpe con más potencia.- Vete... Hahahahahahaha... Vete de aquí, no te quiero, tu ya no formas parte de mí.

Avanzó hasta el final del pasillo a trompicones, apoyándose en la pared y arrastrando la guadaña. Podía notar esa presencia apoderándose de ella otra vez. Miró su brazo derecho, le temblaba, no le obedecía. Clavó la guadaña en la pared de al lado y con la mano izquierda cogió una daga de su cinto y con ella atravesó la carne de su brazo derecho, la sangre empezó a gotear por el filo de la daga y su brazo.

-Mmmmmrhhg... Así mucho mejor. -dijo con un quejido.

Por fin, había llegado. Ahí estaba, era una habitación espaciosa y quadrada y nueve columnas dibujaban un círculo alrededor del centro de la estancia donde había un pequeño altar y encima una caja pequeña de forma hexagonal. Puso un pie en la habitación y unas antorchas iluminaron la habitación de un color azul intenso. Ahí estaba la caja que buscaba, parecía insignificante, quien podría decir que aquella cosa tan pequeña podría contener tanto poder.



Verbena pudo sentir una fuerte corriente mágica invadiendo el lugar. Al parecer no iba a ser tan fácil. Pequeñas esferas de luz aparecieron de las paredes, se movían como si fuesen luciérnagas, "nueve diminutas y inofensivas luciérnagas" pensó. Cada luciernága se fundió con la roca de cada una de las columnas y en cada una de ellas aparecieron unas runas que se iluminaron de un intenso color rojo sangre. Empezaron a moverse como serpientes a los extremos de la habitación y se introdujeron en unas armaduras que no había visto antes. Verbena empuñó la guadaña sonriendo, parece que por fin iba a tener algo de diversión.

Leon Coldfear escribió:

León
Sin formalismos somos iguales que esos que están masacrando ahí fuera a todo mujer, niño y anciano de la ciudad, así que antes de dirigirte a alguien di tu nombre por mera cuestión de educación. - Miré a los ojos al hombre - Y ya no por educación...no eres nadie para hablarnos así y mucho menos en ese tono.

Se dirigió hacia mi, colocandose al lado de Selina.

Una cosa si es verdad, esto es una perdida de tiempo y tenemos que seguir. - Miré al anciano - ¿Proseguimos Halerd?

Volvió a mirarme a los ojos...

Mi nombre es Kaban Chué, si no lo mencioné antes es porque creí que no tenía importancia.
Mantuve la mirada, nuestras pupilas se encontraron en un momento de tensión.
No creo haber dicho nada para que se ofenda, mi tono no tiene nada de altanero, simplemente hablo rápido, pues pienso rápido y lo que pienso es que es probable que estén aquí por la misma razón que yo. Por como hablas, entiendo que tus enemigos son los mismos que los nuestros y si eso no nos convierte en compañeros, pues está cerca, por lo menos en situaciones tan críticas como ésta
Dejé de mirarlo, "ganó".. no estaba para juegos.. Mis ojos fueron a posarse sobre el anciano que decía ser Chamán.
Hareld, ¿No es así?.. ¿Podría usted decirme por qué están aquí? Si perseguimos lo mismo, me gustaría saberlo y si no es así, pues no les impediré el paso.. Pero, con el poco tiempo que tenemos, no me gustaría que ésto se transforme en una discución de poder... no tengo ningún cargo, no soy capitán ni teniente ni me interesa serlo. Tengo una misión y poco tiempo. No esperaba más gente, por eso mi sorpresa y si me intereso en ustedes es porque sé que si Nilveria es su enemigo, pues quizá podamos contar el uno con el otro.
Y tú, pequeña... dije cambiando el tono de cortante y veloz a pausado y amable Dices que me has visto en un sueño, pues yo creo mucho en esas cosas, quizá puedas contármelo mientras caminamos, no?

Por último mis ojos fueron hacia Braco
No conviene que te pongas autoritario.. no hay tiempo y no estoy quitándote autoridad.. simplemente pienso que todo eso es innecesario... y que nos vendría muy bien un par de personas más.. ¿no?

Alan

Iba animando a la pequeña a medida que caminábamos hacia el templo. Aún no sabía qué íbamos a hacer allá, quizá alguna ruta de escape alternativa. Mis labios se sellaron cuando entramos en el edificio. En su interior se respiraba un ambiente de solemnidad, como si la guerra no hubiese perturbado este espacio.

Era gratificante dejar de ver los cuerpos muertos que había repartidos por el exterior. La guerra provocaba siempre un gran sufrimiento. Pero en ocasiones, cuando había que luchar, no había ninguna otra alternativa. Yo lo sabía bien.

En el interior del templo había tres personas. La pequeña Alina me murmuró algo al ver al tipo que no parecía un soldado de los tres.

- ¿En un sueño? – esta pequeña es más especial de lo que me pensaba.

Espero con paciencia mientras los presentes intercambian un buen número de palabras. Como si tuviesen discursos memorizados en sus mentes. Escucho y no me lo acabo de creer. Esta gente de Osvalth sabe cómo justificarse. Sobre todo la chica de la milicia. No puedo evitar sentirme algo desorientado, no soy muy dado a la oratoria. Dejo que los demás se encarguen de la charla mientras me agacho junto a Alina, poniéndome a su altura.

Sonrío, tranquilizador. Entonces se acerca el tipo de la lanza, el tal Kaban. Parece que vamos a tener más compañía. Genial, lo que nos faltaba. Se dirige a la niña con tono amable, pero no puedo evitar seguir cerca de ella y mirarlo fijamente, como un guardián.

- Si ya está todo discutido creo que podemos seguir con lo nuestro, ¿no? – me reincorporo y miro al joven León, que se había encarado con Kaban.

Este chico me gusta.

- Anda, vamos pequeña - digo en un tono alegre. Trato de distraer al grupo de la tensión que provocan estos combates, aunque no siempre es posible evadirla. Menos aún siendo un combate contra la temible élite de Nilveria.

León

Mi nombre es Kaban Chué, si no lo mencioné antes es porque creí que no tenía importancia. - Dijo mirandome...

Una cosa es lo que pienses y otra cosa lo que hay que hacer. - No se que edad puede tener...pero sin duda es maleducado.

No creo haber dicho nada para que se ofenda, mi tono no tiene nada de altanero, simplemente hablo rápido, pues pienso rápido y lo que pienso es que es probable que estén aquí por la misma razón que yo. Por como hablas, entiendo que tus enemigos son los mismos que los nuestros y si eso no nos convierte en compañeros, pues está cerca, por lo menos en situaciones tan críticas como ésta - Continuó recitando.

Este aún no lo entiende...

A mi me da igual como me hable, haré oidos sordos cuando no quiera escuchar a alguien, pero si te diriges a una señorita muestra respeto. Dudo que tengamos enemigos comunes... - Al menos conmigo...mi estancia junto al hechicero no será permanente...solo hasta que encuentre a Elena.

Se giró apartando su mirada de la mia...mirando a Halred

Hareld, ¿No es así?.. ¿Podría usted decirme por qué están aquí? Si perseguimos lo mismo, me gustaría saberlo y si no es así, pues no les impediré el paso.. Pero, con el poco tiempo que tenemos, no me gustaría que ésto se transforme en una discución de poder... no tengo ningún cargo, no soy capitán ni teniente ni me interesa serlo. Tengo una misión y poco tiempo. No esperaba más gente, por eso mi sorpresa y si me intereso en ustedes es porque sé que si Nilveria es su enemigo, pues quizá podamos contar el uno con el otro. - No se donde pretendes llegar con esto...

Alzó su vista hacia la pequeña...

Y tú, pequeña... - Empezó... - Dices que me has visto en un sueño, pues yo creo mucho en esas cosas, quizá puedas contármelo mientras caminamos, no?

Observé como Alan se ponia a la altura de la pequeña...

Tu tono mejora de momento, pero la ultima palabra la tiene la pequeña, asi que ella será la que decida si te contará algo o no. Los sueños son de uno propio ¿no lo sabia usted? - Ni pensarlo Kaban...no le podrás un dedo encima antes de que yo haya averiguado donde está Elena...

Lo he decidido...así que preparate...

Me giré y miré a Halerd...

Esto no lleva a ninguna parte Halerd, y el tiempo no es ilimitado, tenemos que continuar... - No quería a ese hombre entre nosotros....cerca de la pequeña...

Templo de Osvalth

Aunque pareciese imposible, allí dentro no alcanzaban los gritos de dolor y desesperación de la batalla que se estaba librando en Osvalth, como si aquél lugar sagrado permaneciese bajo un hechizo sagrado que no permitiera que nada malo penetrase en él. El interior del templo era circular, las paredes eran blancas y la única luz que entraba era por unas ventanas delgadas y muy altas situadas en lo alto de la sala a unos diez metros de altura. El suelo era de mármol, y nueve columnas estaban distribuidas en circulo por toda la estancia. A los laterales de la habitación había varias personificaciones de dioses y al fondo detrás del altar una gran estatua que representaba a la Creadora, quien se supone que creó el mundo y la vida que habita en él.

Ser espiraba paz en ese lugar, algo un poco obsceno si se pensaba en lo que ocurría fuera de aquellas paredes. El altar había sido apartado mostrando unas escaleras que bajaban a un nivel súbterraneo, Ullirya cogió una antorcha de la bolsa que llevaba, estaba impaciente por bajar allí. Probablemente aquella sería la última oportunidad de bajar con la esperanza de conseguir alguna cosa, si se demoraban un poco más quizás sería demasiado tarde.

-El guardián del Portador... -dijo Braco embobado.- Por favor disculpe la osadía. Acompañenos porfavor, nosotros vamos para intentar encontrar el artefacto que protegía la ciudad y quedó desactivado por alguna razón desconocida. Nuestra información sobre los niveles subterráneos es escasa pero vale la pena intentarlo.

Halerd quien había escuchado a Kaban con atención, ahora escuchó las de Braco. Su rostro parecía el de un hombre que estaba pensando en demasiadas cosas a la vez y demasiado rápido.

-Nosotros solo buscámos una via para salir de la ciudad y llevar a esta pequeña a un lugar seguro. -pausó para tomar aire otra vez, al parecer aún no se había recuperado y volvía a sentir los efectos del cansancio.- Pero supongo que nada nos impide echaros una mano para salvar la ciudad si nos viene de camino. -hizo otra pausa.- ... si es que de verdas es posible hacer lo que decís -esto fue apenas un susurro que se perdió en el aire.- ¿Continuamos?

Alina por su parte se agarraba cada vez mas fuerte de la mano de Alan, ahora incluso se agarraba de sus pantalones. Quizás aquella discusión estuviera siendo demasiado violenta para ella, tenía los ojos vidriosos.

Kaban Chué


A mi me da igual como me hable, haré oidos sordos cuando no quiera escuchar a alguien, pero si te diriges a una señorita muestra respeto. Dudo que tengamos enemigos comunes...
Tu tono mejora de momento, pero la ultima palabra la tiene la pequeña, asi que ella será la que decida si te contará algo o no. Los sueños son de uno propio ¿no lo sabia usted?

Mientras hablaba, noté que Ullirya cogió una antorcha y miraba hacia unas escaleras descendientes de las cuales no me había percatado. Dejé a mi interlocutor sin respuesta al girarme hacia ella, alejándome de la situación de tensión tan innecesariamente armada.
Llegué hasta Ullirya y luego de cruzar una mirada de complicidad, comenzé a bajar lentamente intentando ver qué es lo que había abajo.. Quizá un pasillo, una puerta..

Préndeme una antorcha, por favor... no se ve mucho aquí

Sea lo que sea que está esperando ahí, es mejor que tenga mi lanza lista para defenderme.

Leon

Sin duda...un mal educado, o un cobarde. - Se giró para mirar a la otra chica...el altar dejaba ver el pasadizo del que hablaba Halerd.

El guardian del portador... - Dijo el guardia que antes nos habló de malos modos...asombrado esta vez... - Por favor disculpe la osadía. Acompañenos porfavor, nosotros vamos para intentar encontrar el artefacto que protegía la ciudad y quedó desactivado por alguna razón desconocida. Nuestra información sobre los niveles subterráneos es escasa pero vale la pena intentarlo.

Joder...estos están peor de lo que pensaba...algo que puede salvar la ciudad de lo que está pasando...

Todo es posible - Otra vez la voz de mi madre...esta ciudad me está volviendo loco...necesito irme de aquí... - Cuando te cases esta mansión será tuya junto con todos los libros, cuadros y posesiones materiales, estoy deseando acompañarte al altar, ¿como será la chica que escogerás?

Una princesa mamá...eso es lo que es... - Dije en mi cabeza... - La mansión...

Era un regalo genial...pero ahora...esta en ruinas...ha sido saqueada..no podría estar peor...este ejercito la demolerá para construir una base o una taberna...¿que es esto que siento ahora?

Nosotros solo buscámos una via para salir de la ciudad y llevar a esta pequeña a un lugar seguro. - Fue claro...su voz denotaba cansancio... - Pero supongo que nada nos impide echaros una mano para salvar la ciudad si nos viene de camino si es que de verdas es posible hacer lo que decís, ¿Continuamos?

Kaban fué el primero en bajar...o al menos en intentarlo.

Préndeme una antorcha, por favor... no se ve mucho aquí - Dijo a la otra chica...

Va a ir en cabeza...quizás sea lo mejor...

No quiero que desaparezca esto...no quiero que esto se convierta en una tierra devastada por la sombra y el fuego...quiero la mansion...quiero reconstruirla con mis manos...

Quiero recuperar a la familia que me han quitado..sus recuerdos...no se vivir sin ellos, y no quiero aprender todavia...solo soy un....cachorro. - Padezco algo que me impide callar a mi mente...parece que solo estaba tranquilo cuando estaba a tu lado...desde que tu llegaste.

Fuí hacia Alan...la pequeña se agarraba mas fuerte a el...el pliegue se su pantalon estaba doblado por la fuerza de sus pequeñas manos...le susurré a Alan unas palabras al oido.

No se va a separar de ti, asi que cuida de la pequeña...hay algo que quiero comprobar... - Le dije en susurros...

Intenté ponerme en un punto medio de la formación...de forma de que pudiera ver bien a los 3 nuevos usuarios...sin duda a cada cual más...no se...no me fio de ninguno de ellos, y menos de Kaban.

Inspeccioné el sitio con la mirada...luz...que bien estaría...busquemos a oscuras...

Alan

Observé con curiosidad las diversas estatuas que allí había. Me fijé en concreto en la de la Creadora. En el lugar del que venía no teníamos demasiado tiempo para rezar, aunque ciertamente nunca lo necesité. Siempre que pierdes algo importante te preguntas si de verdad hay algo más allá, que vela por nosotros. El ambiente en el templo me tranquilizaba bastante, pero la niña no se relajaba. No me separé de ella en ningún momento mientras nos acercábamos al altar.

Parecía que el señor capitán después de todo le guardaba cierto respeto a Halerd, se le notó en el cambio del tono de voz. El viejo mago gozaba de una elevada posición en toda esta jerarquía.

El tipo de la lanza se adelantó. León se acercó a mí y me susurró algo al oído.

- No se va a separar de ti, así que cuida de la pequeña...hay algo que quiero comprobar...

¿Algo que comprobar? Supongo que comprendo su desconfianza. De pronto nos hemos visto rodeados de más desconocidos. Casi somos todos un grupo de desconocidos, pero unidos por esta niña. Tendremos mucho tiempo para conocernos mejor.

Simplemente asentí con la cabeza al mismo tiempo que notaba como Alina se agarraba fuertemente a mis pantalones. Nuestros nuevos compañeros comenzaron a bajar las escaleras que descendían hacia una perturbadora oscuridad.

- Estate tranquila – le dije -. Estaré contigo en todo momento. Si pasa algo yo te protegeré – sonreí -. No te dará miedo la oscuridad, ¿verdad?

Tenía un estricto código que seguir, pero esa niña era lo suficientemente importante como para hacer frente a algunas normas.

SELINA HAWKEYE

Todos empezaron a bajar por la apertura del templo... Iban buscando un objeto, que supuestamente ayudaria a salvar la ciudad. Osvalth... No se merecia lo que estaba pasando... Tenia ganas de salir, ayudar, arrasar con el ejercito enemigo... Pero no podia. No podia abandonar a mi nuevo "grupo". No podia abandonar a la pequeña Alina... No podia abandonar al viejo Hareld... No podia abandonar al joven Alan, ni a mi testigo principal, Leon... No a su suerte.

Asi que, decidi a bajar la ultima, para vigilar la parte de atras. Puede ser que alguien se acerque al castillo sabiendo sobre el tunel -y con intenciones poco... "pacificas"-, por lo que espere a que los demas bajaran. -Si no os importa, yo bajo la ultima... Quien sabe que puede pasar si le damos la espalda a la entrada... ¿No creeis? -Dije.

Desenfunde mi arco, y lleve en una mano una o dos flechas, por si las moscas... Preparada para lo que suceda.

Antiguo Santuario



A medida que descendiais por las escaleras el aire se enrarecía cada vez más, el aire era denso, húmedo y había algo mezclado en él que le daba una sensación electrizante que hacía que los pelos de la nuca se erizasen. Los pasadizos eran estrechos apenas dos metros de ancho, y estaba muy oscuro, las antorchas iluminaban la zona en un radio de dos metros pero la oscuridad se comía la luz más allá haciendo prácticamente imposible ver el fondo de los pasadizos. Alina no parecía separarse ni un solo momento de Alan, de hecho, cada vez parecía más enganchada a él, tanto que casi parecía una extensión de su cuerpo.

Kaban pudo observar ese lugar espeluznante, las corrientes de aire parecían gritos agonizantes, ¿o quizás no eran corrientes de aire? Podías percibir algo místico en aquél lugar, algo muy poderoso que escapaba a tu entendimiento. Ese lugar te ponía los pelos de punta y no era muy agradable.

Halerd iba en cabeza junto con Ullirya, seguido de León, Kaban, Braco, Alan con Alina y Selina cerrando la formación alerta por si aparecían perseguidores o algún tipo de amenaza. Llevábais un buen rato caminando por multitud de pasillos, ninguno de vosotros podía orientarse muy bien, solo sabiais que cada vez descendiais más en la tierra. Entonces la marcha se detuvo, Halerd hizo señas a Ullirya de que enfocara mejor a la pared. La pared estava cubierta de runas, Kaban se percató de que aquellas runas se parecían mucho con las que había soñado hace apenas unas horas.

-Nos hemos perdido. -Dijo Braco.- Sabía que pasaría esto. ¿Que nos estabas guiando al azar quizás?
-Silencio. -Dijo Halerd - Estas runas... no... Son lenguaje protorúnico... -decía mientras tocaba la pared con su mano.- Este lugar es muy antiguo, mucho más de lo que habría imaginado. Aquí nos cuenta una historia, una leyenda quizás. -empezó a leer en voz alta.

" ...El destino, la regla primordial del universo... No siempre fue... Todo empezó con un hombre que desafió a los dioses, se enfrentó a los guerreros de las armaduras negras provinientes del inframundo, quebrantó la ley de los dioses y se rompió el equilibrio... Todo por amor... Un sacrificio dió lugar al nacimiento de un nuevo orden... La primera profecía." El texto solo se podía leer a trozos y Halerd aseguró de no tener claro el significado de todas las runas, se quedó unos minutos dubitativo y empezó a avanzar de nuevo.

Continuasteis por varios pasillos, girando a la izquierda, a la derecha y por todos los lados posibles. Halerd indicó que faltava poco para llegar a la cámara principal. Ahora los pasadizos eran más estrechos y solo cabía una persona por lo que empezasteis a avanzar en fila india. Esa sensación electrizante se hacía cada vez más intensa. Girasteis hacia la izquierda, había luz, una luz de color azul. Entonces un ruido empezó a resonar por todas las paredes. En el pecho de León apareció una luz blanca, era el colgante que brillaba.



Braco desenfundó su espada, y Ullirya tambien, pero no pronunciaron palabra, por lo menos contuvieron el miedo. El final del pasillo acababa con una gran habitación cuadrada con nueve columnas repletas de runas. Por el suelo había armaduras, armaduras negras hechas pedazos, y de detrás de una de las columnas otra armadura se desplomó en el suelo. El fuerte ruido metálico asustó a la niña que se agarró con más fuerza a la pierna de Alan y se le escapó un leve gemido. Ahora se escuchaban unos pasos y algo que se arrastraba, algo metálico. De detrás de la columna apareció la figura de una mujer con la cabeza baja, llevaba unos ropajes oscuros y arrastraba una guadaña con una decoración de la cabeza de un león en lo alto de la hoja, en el cinto tenía una daga manchada con sangre, y en el suelo había una capucha de tela negra. Sus cabellos negros tapaban su rostro. El corazón de León se detuvo por un instante, había algo muy familiar en aquella mujer. Dio otro paso en vuestra dirección, fue un paso muy pesado, el brazo derecho le sangraba, en el cuello llevaba un colgante que desprendía una luz blanca. Alzó la cabeza sonriente.



Su rostro, se parecía tanto. León podía ver a Elena en cada uno de aquellos rasgos, no obstante era diferente. Su aspecto había madurado unos cuatro o cinco años lo que llevaba a pensar que no se trataba de ella, pero sus ojos parecían los de ella pero a su vez eran diferentes, su mirada estaba claramente trastornada. Su pelo era aún más oscuro y su piel más blanca. Tambien era más voluptuosa que antes y parecía haber sufrido mucho. Aquella persona se parecía a Elena pero ¿podría de verdad ser ella?

-Llegais muy temprano -dijo mientras intentaba contener una carcajada.- No deberiais estar aquí, aún no. -entonces soltó una carcajada que os heló la sangre a todos.

León

Andamos y andamos...bajo la suave luz de la antorcha...no había nada...joder...que sensación

Tenía algo de frio...

Será miedo - No se...mi cabeza era el mar de las lamentaciones en ese momento, quizás era mi corazón el que hacía que avanzase con la decisión que necesitaba, todo con tal de volver a verla.

Que ganas de salir de aquí...quiero volver a ver el sol.

Iba tras Halerd y la chica que llevaba la antorcha, deseando que encontraran una luz más fuerte que la que emanaba la antorcha.

Bajabamos...y bajabamos. Esto parece una cuesta abajo llena de pasillos...un laberinto...espero que ese Halerd esté mirando el mapa.

Se detuvo la cabeza principal de la marcha, haciendo que tuviese que detener mis pasos


Nos hemos perdido. Sabía que pasaría esto. ¿Que nos estabas guiando al azar quizás? - Que maleducado...me dan ganas de golpearle aqui mismo y enseñarle modales.

Silencio. Estas runas... no... Son lenguaje protorúnico... Este lugar es muy antiguo, mucho más de lo que habría imaginado. Aquí nos cuenta una historia, una leyenda quizás - Halerd empezó a observar unos símbolos en la pared...

Y a contar...lo que sería algo que posiblemente...me dejase más pálido y muerto que el efecto del ambiente.

" ...El destino, la regla primordial del universo... No siempre fue... Todo empezó con un hombre que desafió a los dioses, se enfrentó a los guerreros de las armaduras negras provinientes del inframundo, quebrantó la ley de los dioses y se rompió el equilibrio... Todo por amor... Un sacrificio dió lugar al nacimiento de un nuevo orden... La primera profecía." - El anciano...leyó pausadamente lo que le permitían el deterioro de las runas.

Por amor ¿eh? Como lo entiendo...hiciese lo que hiciese ese caballero - Pensé de nuevo...

Halerd no entendía lo que era...y tras un breve tiempo siguió avanzando y nosotros detrás de el.

La sensación de humedad y frio aumentaba...joder...

¿Por que tengo esta sensación? - No me sentía nada bien en este ambiente...rápido por favor...salgamos rapido.

Aunque... para sorpresa...a la derecha de uno de los pasillos...mis ojos se abrieron y la luz azulada que desprendia del pasillo junto con la de mi colgante...hizo que abriera más los ojos...

Ambos guardias desenvainaron al entrar en esa sala...armaduras negras en los suelos...una sala de piedra cuadrada, con las columnas llenas de runas...y otra armadura cayó desde una de las columnas...

Me situé entre ambos guardias quitandole el seguro a la hoja, esperando a que saliera alguien de entre las columnas, amigo o enemigo, que se descubra...

¡Sal de ahí seas quien seas! - Grité antes de que me faltara el aire para asimilar lo que estaba viendo...

Alli estaba ella...con el colgante brillando y su cabello oscuro, junto con 2 guadañas enormes, con el emblema de la familia en ellos...Elena...

Pero...

¿Elena? - No puse la mano derecha en el mango de la espada sin embargo...estaba en posicion para atacar...¿por que?

Parecía distinta...no parecía ella...es como si estuviese más...estropeada...esos ojos, eran suyos pero tenía la mirada ida. Pero...era ella...el colgante no me miente...y el suyo tampoco lo hace, volví a empujar el pomo de la espada para que se ajustara a la vaina.

Llegais muy temprano. No deberiais estar aquí, aún no. - Dijo mientras...se reía...esa no era la risa de Elena...

Guardad todos las armas ahora mismo - Dije sin dejar de mirar a Elena...

Y avancé hacia ella...era tan...identica. Estaba intentando no derramar una lágrima...Elena jamás ha manejado ese tipo de armas...me lo hubiera dicho...

Elena...soy yo... - Me quedé a 2 metros de ella...era...ella...si, seguro que lo era - ¿Quien te ha hecho esto?

Me acerqué hacia ella, con intención de abrazarla...no podía aguardar más...al fin estas aquí... al fin te encuentro.

SELINA HAWKEYE

Fuimos caminando por los laberintos. ¿Perdidos? Al menos eso pensaba Braco, que pregunto a Hareld si lo estabamos. Por supuesto, la respuesta fue no.

Cuando llegamos a la sala, una mujer con unas guadañas, marcadas con un leon, aparecio. Enseguida, Leon se acerco a ella. Pidio que bajaramos las armas. "¡¿Acaso este esta loco?!"

No baje mi arco ni un pelo. Todo lo contrario, lo tense, apuntando a aquella mujer que acababa de aparecer. -Lo siento, Leon, pero mi instructor me enseño un dia una importante leccion...

Leccion:

-Tengo que hacerlo... Perdona que desobedezca tus ordenes, pero... -Pero es mi presa. Es una asesina. Buscada por la milicia. Y, francamente, no me da muy buena espina... -Pero no puedo dejar que mueras.

Kaban Chué

Este lugar es cada vez más siniestro.. esas voces ahogadas en el aire..
¿A dónde me has enviado?
Caminamos por esos pasillos como sin rumbo, Braco sugirió que nos habíamos perdido, cuando de pronto:
Silencio. -Dijo Halerd - Estas runas... no... Son lenguaje protorúnico... -decía mientras tocaba la pared con su mano.- Este lugar es muy antiguo, mucho más de lo que habría imaginado. Aquí nos cuenta una historia, una leyenda quizás. -empezó a leer en voz alta.

" ...El destino, la regla primordial del universo... No siempre fue... Todo empezó con un hombre que desafió a los dioses, se enfrentó a los guerreros de las armaduras negras provinientes del inframundo, quebrantó la ley de los dioses y se rompió el equilibrio... Todo por amor... Un sacrificio dió lugar al nacimiento de un nuevo orden... La primera profecía." El texto solo se podía leer a trozos y Halerd aseguró de no tener claro el significado de todas las runas, se quedó unos minutos dubitativo y empezó a avanzar de nuevo.

Yo he visto ésto antes.. y la niña me ha visto a mí.
Que estemos aquí no es casualidad.. es nuestro destino... sólo me pareció importante que sepan eso.
Ha soñado alguno con algo así, verdad... ?

Continumos por varios pasillos, girando a la izquierda, a la derecha y por todos los lados posibles. Halerd indicó que faltava poco para llegar a la cámara principal. Ahora los pasadizos eran más estrechos y solo cabía una persona por lo que empezamos a avanzar en fila india. Esa sensación electrizante se hacía cada vez más intensa. Giramos hacia la izquierda, había luz, una luz de color azul. Entonces un ruido empezó a resonar por todas las paredes. En el pecho de León apareció una luz blanca, era el colgante que brillaba.
Jamás entende´re todo ésto..
¿Qué es ese sonido? Y entonces lo vi
En el pecho de León apareció una luz blanca, era el colgante que brillaba.
León...
Sólo con dar un par de pasos, nos encontramos con una "guardiana" según mi punto de vista.. León parecía conocerla.. y llevaba el mismo colgante..
Di unos pasos por detrás de la gente, hacia mi derecha, bordeándolos para posicionarme en una esquina y continué moviendome lentamente por el ras de la pared.. inspeccionando la habitación, mientras se desarrollaba la presentación de esa mujer tan escalofriante.

Dudo que sea Elena... sea quien sea..
Más me vale estar precavido.. este grupo parece una bomba de tiempo.. todos excepto el viejo y la niña parecen dispuestos a luchar... bueno.. a ver que decide León..

Comencé a bordear la situación, examinando la sala... como lo hice siempre..

Spoiler: