"Nada se sabe bien sino por medio de la experiencia." Sir Francis Bacon [El fin del Aprendizaje, Alessia, Jarvan, Jorge, Khende y Salvador]

Salvador

-Muy bien, primero nos roba y luego nos deja tirados- espetó con cierto todo de enfado.

-Bueno, creo recordar que las monedas de oro dan para mucho, igual no tenemos que pasarlo mal, ni los cachorros tampoco- recordó que todavía no había decidido un nombre definitivo para su gatosombra, gato quedaba feo y sombra no era muy original. Ya pensaría en algo.

-Vale, por tomar la iniciativa yo mismo diría que lo mejor sería informarse del camino hasta Ilión para ir directamente, despues de asegurarnos de llevar provisiones claro. Podríamos preguntar a cualquiera, y si no os fiáis de nadie pues a una iglesia, tenemos caballos, por lo que esperar o unirse otros grupos seguramente nos retrasaría- lo cierto es que lo decía para empezar a discutir que hacían realmente, pero la verdad es que algo tan simple tampoco sonaba tan mal. Si alguien intentaba aprovecharse de ellos seguramente podrían defenderse bien, y siempre podían esgrimir aquello de ser futuros inquisitores.

-Por cierto... ¿quién guarda el dinero?, creo que lo mejor sería guardar una moneda cada uno menos khende- sugirió, aquello era cierto, si alguno lo perdían podían pasarlo mal

El resto de la cena transcurre más o menos de forma tranquila, al igual que los días de viaje. Me pareció extraño no ver a nadie más en la tripulación, pero como ya nos habían dicho que el barco era "especial" decidí no darle más importancia. A veces Micaela salía a cantar a cubierta y, puesto que no había mucho que hacer, me dedicaba a escucharla sentado en el suelo apoyado en la borda. En mi camarote me dedicaba a hablar con el cuadro de mi padre y a intentar educar un poco a Kimba, aunque los resultados, entre mi falta de práctica y que Kimba es apenas un cachorro, no eran lo que se dice muy buenos.

Finalmente llegamos a puerto. Cuando nos levantamos y buscamos a Bron, Fede nos comunica que ya se ha ido y se ha llevado a Alessia, pero nos ha dejado una carta. En la carta dice básicamente que nos separamos y que nos busquemos la vida para llegar a Ilión.

- Muy bien, primero nos roba y luego nos deja tirados. -dice Salvador.

- Bueno, al menos nos ha dejado el oro. Una parte.

Salvador propone un curso de acción, sencillo y bastante directo. No me parece una mala idea, menos aún teniendo en cuenta que viajamos con Khende. Cuanto más corto el trayecto mejor, y si nos unimos a otro grupo seguramente no tendrían la paciencia que tenemos nosotros con él.

- A mi me parece bien. Alargar el viaje solo serviría para tener que gastar más dinero en provisiones, hospedaje y demás. Yo voto por ir a la iglesia a preguntar el camino.

-Por cierto... ¿quién guarda el dinero?, creo que lo mejor sería guardar una moneda cada uno menos khende. -añade Salvador. Me gusta como piensa.

- Me parece lo más correcto. Lo haremos así. Por cierto, creo que sobra decir esto, pero no uséis vuestros poderes a menos que sea estrictamente necesario. Todavía no somos inquisidores oficialmente y no tenemos nada que nos identifique como tales, así que será mejor no meternos en líos, ¿de acuerdo?

Jorge

La monotonía era la constante del viaje. Para sobrevivir al aburrimiento, cada día entrenaba con la espada, estudiaba su don o jugaba con Sheline. Para mantener un poco la constancia del entrenamiento, los repartía en lo espacios entre despertarse y la comida, y la comida e irse a dormir. Consiguió enseñarle a Sheline a estarse quieta y a huir con órdenes de voz.

Al final llego a la conclusión que quien estaba retratada en el cuadro no era otra que Sheline, lo cual no fue mas que un tormento constante del cual no se pudo deshacer. Rezaba cada noche por su alma, igual que por la ventura de la pobre Hansa.

Tras el viaje, por fin llegaron a puerto, y al despertarse, tanto Bron como Alessia ya no estaban. Jorge fue a reunirse con los compañeros que quedaban a bordo, con Sheline en su hombro, y encontraron una carta escrita por Bron. En la carta lo explicaba todo, incluso como este había perdido dos de sus escudos de oro. Desde luego... Aun así, como decía Salvador, 3 escudos de oro daban para bastante. Tras plantear el plan, Jorge simplemente asintió.

-Como queráis- dijo Khende con fingida indiferencia mientras se encogía de hombros y siguió acariciando a Blacksight. Esos estúpidos pensaban que no llevar el oro era un castigo para él. ¡Ja! Era casi mejor así. Khende no pretendía gastar nada, y en caso de necesitarlo iba a poder usarlo lo llevase él o no. A demás, no tendría responsabilidad alguna, mientras que sus compañeros ya se podían ir preparando si perdían o gastaban tontamente el dinero.


(OFF: Sí, mi gatosombra ya tiene nombre XDD.)

Por fin, os decidís a preguntar y seguir vuestro camino. Se trata de un camino no excesivamente largo, y por lo que os dicen, hay muchas iglesias cerca de los caminos donde podréis pasar la noche.

De esta guisa continúais vuestro viaje. En todas las iglesias os acogen de forma cálida. Parece ser que mucha gente peregrina a Ilión últimamente, y en un principado tan religioso, el deber de acogida es una responsabilidad muy bien vista.

Sin embargo no todo es de color de rosa. También hay pobres, y muchos inmigrantes de Remo. Aunque los eventos en los que el emperador Elías Barbados murió ocurrieron hace ya meses (aunque no sabéis demasiado sobre ellos), parece ser que el principado de Remo sigue prácticamente en ruinas, y muchos de sus habitantes tratan de hacer vida en otros principados, incluso en lugares bastante alejados como aquel, que es lo que os extraña.

Además, habéis estado oyendo historias extrañas y que puede que obstaculizen vuestro viaje. Parece ser que la fortaleza del conde Vázquez, situada sobre el río Sierpes, y que constituía el paso por el que pensabáis pasar fue incendiada hace un mes. No se sabe bien cómo, y aunque es posible que el puente siga en pie, la gente evita el lugar porque dicen que está embrujado. En vuestro caso, por supuesto, hacerlo os daría unos cuantos días más de viaje por una ruta en la que hay menos lugares para dormir. Por supuesto, es vuestra elección.

Salvador.

Todo iba bien, apenas tenían que hacer uso del dinero y nadie les daba problemas. Poco a poco empezarón a llegar rumores y noticias del camino, hasta el punto de que los tenían en un dilema. Cuando ya apenas les quedaba tiempo para decidirse, salvador tuvo que hablar.

-Bueno, al final siempre hago yo la propuesta el primero, pero llevamos un rato evitando estoy hay que decidirse. Ya hemos oído historias de fantasmas e incendios por la ruta directa y el castillo de los Vázquez. No creo que ninguno de nosotros tema a eso, pero lo de que pueda no haber puente es un problema.- paró unos segundos- En mi opinión merece la pena intentarlo, a las malas podemos dar media vuelta y dar el rodeo, teniendo en cuenta que el retraso sería de varios días merece la pena arriesgarse a perder un rato más para evitarlo.

Con la costumbre de proponer planes tan directos algún día seguro que alguno de los otros le saltaba con alguna frase del estilo "¿quién te ha nombrado jefe?", era cierto que era el único con unas mínimas dotes de liderazgo y táctica, pero, al menos de momento, ni el mismo ni sus compañeros lo consideraban un líder, y a la hora de las decisiones siempre tenía que acabar tomando la iniciativa.

Jorge

El camino no era difícil de hacer, o por lo menos físicamente. Moralmente era debastador ver a tanta gente sumida en la miseria, todo por culpa de una guerra sin sentido. Y por ello, cada noche había mas gente en sus oraciones. Se obligaba a recordar el nombre de todos, cambiandolos de orden para no tener que recordarlos solo como una sucesión, pues nadie merecía ser olvidado...

Entonces llegaron a un punto en el que tenían que elegir si ir por un puente de un territorio que se rumoreaba que estaba maldito y que ni tan siquiera sabían si seguía en pie o rodear el rio, lo cual los retrasaría unos días. Salvador propuso ir por el puente, y Jorge estaba de acuerdo. El riesgo era necesario para aprender en la juventud, y si se equivocaban, sería un error del que aprenderían.

Además, aunque pareciera imposible, echaba de menos a Bron, y quería volver con el cuanto antes. Después de todo, el le había salvado la vida y le había brindado la oportunidad de ser un inquisidor.

-Estoy de acuerdo-dijo únicamente.

Tras resolver el tema del dinero nos ponemos en marcha. El viaje se puede resumir como una jornada tras otra andando de iglesia en iglesia. Por lo visto no somos los únicos, hay mucha gente peregrinando hacia Ilión. Me pregunto si habrá algún evento importante en la ciudad, pero supongo que lo descubriremos cuando lleguemos. Además, en el camino vemos también bastantes mendigos o refugiados. Me dan lástima, la verdad, pero no podemos pararnos para ayudarlos. De eso se encargan otros organismos eclesiásticos.

Llega el momento de tomar una decisión: atravesar una fortaleza embrujada o dar un rodeo. Pienso que lo mejor es atravesarla, nos supondría menos días de viaje. Salvador es el primero en proponerlo y Jorge lo secunda.

- Bien, entonces iremos por la fortaleza.

-Pues claro que vamos por la fortaleza, ¿A caso tiene algún sentido que estemos aquí parados discutiéndolo? No entiendo ni a qué viene la pregunta, si la respuesta es obvia.- Dijo Khende con un gesto de exasperación. ¿Por qué tenía que aguantar a esa panda de estúpidos?

Seguistéis la ruta hasta el castillo de los Vázquez. El castillo estaba ennegracido, y las puertas estaban abiertas de par en par. Ocupaba ambas orillas del río, conectando las dos alas del castillo con un puente.

Las zonas de alrededor estaban quemadas, pero por lo demás, nada demasiado raro.

(Tiradas de Advertir)

Según entrais en el castillo, véis que además de algo quemado y ennegrecido, está viejo más viejo que el señor director de Cadeus, que ya es decir. Vais pisando con cuidado, pues hay algunos escombros en el patio del castillo. Pero según vais avanzando, oís todos una sonoro golpe.

Mientras iba andando, Jorge ha pisado unas baldosas del patio que estaban medio destrozadas, y su peso y el del caballo han hecho un agujero hasta un sótano debajo del patio. El pequeño derrumbe ha dejado una rampa por la que se puede subir o bajar, y parece que el sitio donde Jorge ha caído es un túnel antiguo.

-Tranquilo, machote. Relaja. -le digo a Khende ante otra de sus salidas de tono- Mientras Bron no esté aquí no tenemos un líder, y por tanto las cosas se hablan. En equipo.

Llegamos al castillo y lo encontramos quemado, como nos habían dicho. Las puertas están abiertas así que entramos sin más.

- Pues no parece tan embrujado, solo algo quemado. Y viejo. -digo para romper el silencio.

Mientras avanzamos oigo un ruido y al girarme a ver qué es veo que Jorge ha caído por un agujero. Bajo del caballo y me asomo a mirar.

- Jorge, ¿estás bien? ¿Te has hecho daño?

Al asomarme veo que el agujero no es muy profundo y que los cascotes han formado una especie de rampa que permite bajar y subir. Bajo por si necesita ayuda y le digo.

- Venga, salgamos de aquí. No perdamos más tiempo.

Salvador

Todos apoyaron la idea de ver si el puente estaba intacto, lo gracioso es que había que atravesar el castillo para cruzarlo, no se lo había imaginado así. De todos modos se pusieron en marcha, aquello estaba algo peligroso, viejo y medio derruido, hasta tal punto que el suelo cedió bajo el caballo de Jorge.

Jarvan se lanzó a ayudarlo el primero pero cuando Salvador los vio bajar se le ocurrió que aunque tuvieran prisa podrían demorarse un par de minutos. Si el suelo se había derrumbado es que había algo debajo, quizás el castillo guardara algún tesoro u objeto interesante.

Observó a Jarvan apremiando a Jorge y antes de que empezaran a subir les dijo -...¿Veis algo interesante ahí abajo?- no creía que se fueran a quedar allí, pero si habían caido sobre el sitio adecuado....

Jorge

Ante la actitud de Khende, Jorge no mostró mas que indiferencia. Continuaron su camino hasta el castillo de los Vázquez, el cual parecía, ademas de calcinado, muy viejo. Para ir mas seguro, preferió desmontar e ir tirando de las riendas de su caballo. Anduvo junto a sus compañeros, hasta que pisó unas baldosas del patio interior medio destrozadas, las cuales cedieron ante el peso combinado de él y el caballo, haciendoles caer al sótano.

Nada mas notar la caída, Jorge soltó las riendas del caballo y se llevó las manos al hombro derecho para coger a Shelinne y guardarla entre sus brazos, llevandose únicamente él el golpe de la caída.

Los escombros formaron una rampa a través de la cual Jarvan bajó a ayudarlo, aunque Jorge es capaz de levantarse por su pópio pie. Antes de subir, Salvador les preguntó si había algo interesante por ahí. Le daba la sensació de que ahí había algo, pero tan solo veía una cosa.

-Desde aquí no veo nada-le dijo a Salvador-, salvo que parece restos de alquitran o algo similar en suelo y paredes.

-Pues venga, sube de una vez y deja de ralentizarnos.- Dijo Khende en un tono apremiante, sin moverse de su sitio. -Y ahora tenemos el problema de sacar de ahí a tu caballo. Joder, ¿Tanto costaba ir con un poco más de cuidado? Pues me parece que te vas a quedar sin caballo, porque no veo modo de sacarlo.

Salvador

-¿Brea?, ¿ha quedado brea después de un incendio?-, la verdad es que aquello era raro, era como si dijeran que el castillo no se había terminado de derrumbar con el incendio porque las vigas de madera habían aguantado bien, no tenía sentido.

Khende lo sacó de sus cavilaciones, por un momento dijo algo con sentido. -Tiene razón, pero necesitamos al caballo, si no el no dar el rodeo no serviría para nada, perder al caballo nos retrasaría mucho. Intentemos sacarlo, si no podemos sacarlo por el agujero habrá que buscar otra forma... aunque sea explorando esos pasillos.- añadió, seguía sin parecerle buena idea meterse ahí, pero si no sacaban al animal se retrasarían mucho.

Al parecer Jorge está bien y la caída ha sido más aparatosa que peligrosa. Salvador pregunta si vemos algo aquí abajo. Tras echar un vistazo no veo nada que me llame la atención, pero Jorge dice ver restos de alquitrán en las paredes. Ahora que me fijo, sí que es verdad. Decido ignorar otra de las borderías de Khende. Salvador propone salir por los pasillos del subterráneo para poder sacar el caballo de Jorge.

- Es cierto que necesitamos el caballo, pero no sé si ponernos a explorar los pasillos de una fortaleza que se cae a cachos sería lo más seguro. Por otro lado, no veo otra salida... En fin, si no queda otra tendremos que hacerlo. Uno de vosotros tendrá que quedarse fuera a cuidar de los otros caballos, sería una tontería sacar a uno para encontrarnos con que hemos perdido a tres. El otro debería venir con nosotros, por si hay algún otro desprendimiento.

Slavador

Separarse nunca era buena idea pero claro, tampoco lo era arriesgarse a perder tres caballos apra salvar uno. Tendrían que explorar aquello.

-No me fío de este- dijo señalando a Khende -pero yo tengo poca experiencia en tratar con animales, si hubiera problemas podría perderlos igualmente, decidid vosotros. Aún así antes de decidir nada creo que podemos intentar que subirlo directamente, ya no somos niños pequeños precisametne-

Salvador

Al final sacaron al caballo a cuestas, Jarvan empujó casi con el caballo a cuestas mientras el resto tiraba del caballo y se aseguraban de que subiera bien. Tras un rato de trabajos y quejidos estaban todos fuera otra vez.

-Vale, creo que debíamos olvidarnos de explorar el castillo y salir de aquí, tanteando por donde pisamos y andando, si una de esas caídas fuese más aparatosa no sería agradable.... a no ser que queráis ver de donde ha salido esa brea que no se ha quemado...- la verdad es que le prefería irse, pero si el grupo prefería quedarse a explorar no se iba a ir el solo

Ante vosotros una gran masa informe de color negro, con brazos como pinzas. El ser se gira hacia vosotros y y se prepara para atacar.

Finalmente el fuego lográ prender a la bestia, que se deshace en lamentables chillidos. Habéis vencido, pero... ¿A qué precio? Jarvan está todavía malherido y tardará días en recuperarse del todo. Khende ha descubierto que en ocasiones sus poderes no valen para destruir a un ser simplemente atacándole. Salvador y Jorge, que son posiblemente los que han salvado la vida al grupo hoy están cansandos y han usado una gran parte de sus fuerzas en el enfrentamiento. Pero por otro lado...

Esto era una sensación nueva. Si bien es cierto que ya habíais luchado a muerte varias veces, era la primera vez que no sólo lo hacíais solos, sino que os enfrentabáis a ella en su campo, con sus reglas, y sin estar preparados. Era excitante. Excitante y mortal si no teníais cuidado.

Pero no podíais quedaros sin hacer nada. Iba siendo hora de que os fueráis. Jarvan iba a necesitar ayuda para mantenerse encima del caballo y aún necesitabáis llegar hasta Ilión. Bron esperaba.

Salvador

Desde luego se podía sentir emocionado, el no había salido del todo mal, apenas un moratón que se le iría pronto y algo de desgaste en sus energías, casi todos estaban bastante bien menos Jarvan, que casi no lo cuenta.

-Espero que estemos de acuerdo en salir lo antes posible de aquí. No se si podemos improvisar una camilla con los caballos y de todas maneras Jorge te ha dejado bastante bien Jarvan- Dijo al ver que estaba estable, la herida estaba casi cerrada pero Jarvan todavía estaba bastante mal -, si eres capaz de no caerte del caballo podemos atarlo a otro y seguir el camino lo más rápido que nos lo permitan tus heridas- la intención era salir de allí cuanto antes e ir hacia Ilión, si Jarvan no podía mantenerse sobre el caballo tendrían que improvisar una camilla con telas entre dos caballos e ir guiándolos a pie.

-Pero antes de irnos dejadme echar un último vistazo a la criatura- con más tranquilidad se acercó a los resto chamuscados, mirando si había algo reconocible, e intentando reconocerlo otra vez, ahora que estaba tranquilo.

Por fin tenemos la oportunidad de pelear en solitario. Por fin podemos demostrar de lo que somos capaces. Por fin tantos años de entrenamiento y preparación van a dar sus frutos. El primer combate real, sin nadie que cuide de nosotros, cara a cara contra una bestia impía. Llega el momento de la verdad... y mi actuación se reduce a caer redondo tras un solo ataque del monstruo. El ser me ataca y consigue encajarme un golpe directo a los riñones que me hace doblarme de dolor y ser apenas un espectador del resto del combate. Por suerte mis compañeros consiguen derrotar al enemigo antes de que me remate. Jorge usa sus poderes para ayudarme a recuperarme del golpe. Una vez derrotada la criatura, apoyo la espada en el suelo para usarla de bastón improvisado. Apoyo la cabeza en el pomo, mirando al suelo para que nadie me vea la cara.

- Estoy bien, no ha sido un golpe tan fuerte. -digo apretando los dientes.

La bestia no solo ha herido mi cuerpo. Ha herido mi orgullo. Me ha hecho sentir inútil. Llevo toda la vida preparándome para esto, en especial para el combate, y no he podido aguantar ni un solo golpe. Levanto la cabeza sin disimular una clara expresión de rabia y echo a andar hacia la salida, apoyándome en la espada y con una mano sobre la zona herida.

Jorge

El filo de su arma se undió una vez mas en aquella criatura, y las llamas con las que Salvador lo había imbuido la hicieron prender por fin, acabando con ella. Deshizo el escudo luminoso, y volvió a enfundar la espada. Este combate había sido mucho mas sencillo que el anterior, o al menos así había sido para Jorge, pero al parecer para Jarvan no había sido así.

Este se echó a andar delante del grupo, como rehullendo de los demás, y Jorge fue tras él. Le puso una mano en el hombro, y le dijo:

- Tranquilizate, no pasa nada. La criatura te atacó y tu caíste, pero no pasa nada. Cualquiera de nosotros habría sucumbido ante el golpe que recibiste, pero tú no lo hiciste. Aguantaste. Admite tu debilidad, pero también tu fortaleza. Esto es otra oportunidad para mejorar, y debes aprovecharla - hice una pequeña pausa para que me contestara -. Y ahora, dejame ver la herida. El sortilegio no ha sido suficiente para curarla.

Jorge se acerca a mi para animarme.

"Joder, encima me tienen que venir a consolar como si fuera un crío."

Dejo escapar un gruñido de resignación. No le respondo nada porque sé que en parte lleva razón, pero ahora no estoy de humor. Cuando me dice que le deje ver la herida me aparto, pero no lo hago bruscamente.

- Ahora no. Cuando salgamos.