"Nada se sabe bien sino por medio de la experiencia." Sir Francis Bacon [El fin del Aprendizaje, Alessia, Jarvan, Jorge, Khende y Salvador]

Salvador

Salvador examinó los restos de la criatura, ahora con todo en calma parecía más fácil identificarla, hecha de materiales inertes, semiinconsciente, un núcleo de zeon... era un limo, había una amplia cantidad de criaturas y creaciones capaces de encajar en aquella descripción de "limo", pero se podía precisar, aquella parecía una creación de algún tipo del alquimia. Finalmente encontró el núcleo de zeon, quería llevárselo para que lo viera Bron, al fin y al cabo era él el inquisitor, y a lo mejor hasta le era útil, pero no se fiaba de que fuera peligroso, ni siquiera se atrevió a "secarlo" por si aquel cristal no era solo zeon cristalizado. Finalmente optó por preparar un recipiente adecuado para su viaje y volvió con el resto, que empezaba a dejarlo atrás.

Cuando alcanzó a los otros le vino a la mente algo -¿.... esto hay que contárselo a Bron verdad?- se refería aquella aventurita en el castillo por supuesto.

OFF[Recipiente adecuado, entiéndase una bolsita o una cajita que pueda tener con el hechizo encantar (libre acceso lvl 10-20) a nivel base, son 50 de zeon.

Jorge

-Como quieras...-respondió.

Rascó a Sheline detrás de la oreja y volvió hasta donde estaban los caballos. Agarró las riendas de ambos y los llevó al otro lado del puente, acompañando a Jarvan. Hablar no era una de las prioridades de Jorge, pero si Jarvan quería, no se negaría a seguir su conversación, teniendo en cuenta lo mucho que le había ayudado en Cadeus.

Una vez fuera, esperó a que Jarvan le enseñara la herida para poder tratarla, pero al parecer el método rápido del hechizo lo hacía imposible si no quería causar mas daño al tejido, pues esta se había cerrado tan solo a nivel superficial. Por suerte, eso no provocaría hemorragia interna.

-Lo siento, no hay nada que pueda hacer ahora. Tardará lo suyo, pero sanará. Aún así, conociendote, será mas rápido de lo normal.

-Joder, sólo tú eres capaz de dejar que te den un golpe así- Murmuró Khende, en tono inaudible, tras lo que siguió en voz alta, dirigiéndose a Salvador. -Bueno, este combate nos ha retrasado, gracias, Jorge, y la sangrante marca de incompetencia de Jarvan imagino que no acelerará mucho el paso ¿No? así que será mejor que nos pongamos en marcha, antes de que alguien la cague aún más gorda.

Los siguientes siete días son cortos. Os limitáis a continuar vuestro viaje, yendo lo más rápido posible. Y así, finalmente, llegáis a "La Puerta al Reino de los Cielos", la ciudad de Ilión. La ciudad es impresionante, llena de catedrales y edificios enormes, que en ocasiones ocultan el sol. Las calles están llenas de gente y los mercaderes ofrecen sus mercancías a voz de grito.

Mientras os movéis por la ciudad, algo inseguros de hacia donde ir, escucháis una voz familiar.
¡Y entonces cogí a aquel enorme gatosombra de más de doscientos kilos, y agarrándolo con fuerza por el cuello..!
Sentado, con una jarra de cerveza en una mano y un muslo de pollo en la otra, se encuentra Bron, hablando con un hombre que debe de tener su misma edad, aunque tiene la parte izquierda de la cara cubierta de quemaduras. Ambos ríen mientras Bron cuenta sus anécdotas, y hay un pequeño corrillo de gente escuchándoles.

Si no fuera por lo inverosímil que parece, podríais jurar que Bron está armando más jaleo que todo el resto de la calle junta.

Cuando os acercáis, Bron os ve, y os hace un gesto con la mano para que os acerquéis, al tiempo que mide cuatro platos de estofado a una camarera de delantera generosa.

¡Sentaos chicos! Este es William, un viejo amigo mío. ¿Qué tal os ha ido el viajecito?

Salvador

Al fin pusieron rumbo. Poco a poco Jarvan se fue recuperando y pudieron mantener un ritmo. Por el camino Salvador vió que Jorge le había enseñado algunos trucos a su gatosombra, el suyo seguía igual de salvaje y sin nombre... tenía que ponerle uno. En un descanso durante el viaje se acercó a Jorge. -Estooo.... Jorge, podrías ayudarme a educar un poco a Shalhebetya- dijo sosteniendo al gatosombra, al final había escogido ese nombre, era un poco curioso, durante sus clases de dones divinos le hablaron de algunas lenguas que son más prácticas para el uso de los dones, no aprendió demasiado de ellos pero recordó un vocablo "Shalhebetya", que se traducía como "Llama del señor", se le antojó adecuado.


Cuando finalmente llegaron a Ilión lo tuvieron fácil para encontrar a Bron. Las preguntas sobre su viaje no se hicieron esperar. De momento se miraban entre ellos, prefirió halar antes de que Khende abriera la boca y soltara alguna burrada. -Pues par no dar un rodeo y llegar lo antes posible cruzamos por la fortaleza del conde Vázquez para cruzar el río Sierpes. La fortaleza está incendiada y en ruinas y.... tuvimos un encuentro allí. No se si es adecuado hablar de ello con público.- dijo al notar que había tanta gente atenta a la conversación. Si a Bron le parecía bien le relataría el combate tal y como pasó, y le enseñaría el cristal allí mismo y le diría que identificó a la criatura como un limo, posiblemente creado por un alquimista, si no esperaría a que tuvieran un momento de privacidad, o al menos no con tanta gente atenta a cada palabra.

Tras siete días de viaje, ya me encontraba perfectamente. Durante el trayecto estuve poco hablador en general. Me limitaba a mantenerme en el caballo para no retrasar más al grupo. El ánimo lo fui recobrando poco a poco. Me di cuenta de que estar junto a Kimba me hacía sentir mejor. Aunque al principio era reticente a llevarnos a los gatosombras, le estoy cogiendo cariño al mío.

Llegamos a Ilión, la ciudad más grande que he visto nunca. Aunque eso tampoco es difícil, habiendo pasado la mayoría de tiempo en Cadeus. Las voces de los mercaderes berreando las múltiples cualidades de sus productos me llaman la atención. Nos movemos de forma errática entre las calles abarrotadas sin saber muy bien hacia dónde tenemos que ir. Diría de preguntar en una iglesia, como siempre, pero la cantidad de templos en esta ciudad es abrumadora, no sabría por donde empezar.

- Podríamos echar un vistazo ven las tiendas, casi no hemos gastado nada de lo que Bron nos dio.

Pero entonces se escucha una voz familiar relatando una ya más que conocida historia. Bron y los gatosombras. Nos acercamos y lo vemos comiendo, bebiendo y charlando animadamente con otro hombre, al que presenta como William. Saludo con un gesto de la mano.

- Hola, mi nombre es Jarvan. Encantado.

Bron nos dice que nos sentemos y pregunta por el viaje. Salvador es el primero en contestar y hace un buen resumen de lo acontecido. Me siento a la mesa y añado a lo que dice Salvador:

- Sí, la verdad es que no fue un encuentro fácil. Creo que el entrenamiento que recibimos puede quedarse un poco corto cuando salimos al mundo real.

-Habla por ti, los demás estamos perfectamente. El único que ha resultado herido eres tú, y eso es un hecho. De todos modos, te recuerdo que ESTO es parte del entrenamiento, y está justo para lo que has dicho.

Jorge

Tras cruzar el castillo de los Vázquez, aquella noche tuvo un sueño muy extraño. No consiguió entenderlo del todo, y decidió explicarselo a Jarvan, y después a Salvador.

Durante el viaje, Salvador le pidió ayuda para adiestrar a su gatosombra, y decidió ofrecersela también a Jarvan, el cual aceptó. Y la verdad es que se le daba bastante bien, y lo único que no conseguieron fue que Kimba se meara sobre Khende, lo cual pareció disgustar a Jarvan.

Los gatosombras eran bastante dóciles, seguramente debido a que todavía eran unas crías. Y se estaba encariñando con todos, especialmente con Sheline. Era como si estuviésen conectados, pero no sabía como ni por que.

Y, por fin, tras siete días de viaje, llegaron a Ilión. Empezaron a buscar a Bron por la ciudad, y no tardaron mucho en encontrarlo. Su voz y su típica historia eran inconfundibles. Momentos como aquellos ponían incómodo a Jorge, así que no habló salvo para presentarse a William. Y Khende, como no, tenía preparado un comentario ofensivo para Jarvan. En momentos como ese, sentía ganas de hacer que Sheline le atacara, pero eso sería pecar.

¡Se acabó la historia, asuntos oficiales!¡Largo! Bron despeja la zona con un ademán enérgico y las gente os deja algo de intimidad. Bueno, es normal que hayáis salido algo mal parados si no os esperabáis lo que pasó. Contadmelo. Prefiero estar seguro de que no hemos dejado pasar ningún detalle si era algo importante.

Dicho esto, tanto Bron como William se llevan la mano a sus jarras, dispuestos a escuchar lo que tengáis que decir.

Durante el viaje:

Jorge viene a contarme que ha tenido un sueño extraño tras salir del castillo. Por lo que me cuenta, el sueño fue bastante confuso. Arqueo una ceja y lo miro como si lo analizara por dentro.

- ¿Y crees que significa algo? ¿Sientes algo distinto? ¿Ganas de jugar al ajedrez? Tal vez no sea más que eso, un sueño. O a lo mejor la cosa blanca era el profesor Severus y la gente de las paredes los alumnos a los que atormento, jaja. No le des más vueltas, seguro que has soñado cosas peores. - le digo y le doy una palmada en la espalda para que se relaje con respecto a este tema.

Durante el trayecto, Jorge se prestó a ayudarme en el adiestramiento de Kimba. Aunque más que ayudarme, era él el que lo hacía todo. El último día, ya con el ánimo recuperado, intentamos enseñarle a que meara a Khende, pero por lo visto ni el pequeño gatosombra quiere acercarse a él. Una lástima.

Con Bron:

Escucho el comentario de Khende. Prefiero no contestar, sé que esto no acabaría nunca y decido ahorrarme el esfuerzo. Bron se deshace de la muchedumbre a base de gritos y nos quedamos más solos. La comida llega y Bron pide que le contemos lo que sucedió.

- Bueno, como ha dicho Salvador, atajamos por el castillo en ruinas de los Vázquez. -digo mientras empiezo a comer- Una baldosa cedió bajo el peso de Jorge y su caballo, que cayeron a una especie de sótano. Bajé para ayudarlo a subir, pero vimos que en los túneles había algo parecido a brea. A Salvador le pareció extraño, pero sacamos al caballo y estábamos a punto de irnos cuando sucedió. Una especie de criatura negra y viscosa nos atacó. Al parecer estaba hecha de brea o algo parecido. Nos cogió por sorpresa, pero reaccionamos a tiempo. El ser consiguió encajarme un buen golpe -digo mostrando la zona donde recibí su ataque- , pero Jorge me curó con su magia. Salvador le prendió fuego a la espada de Jorge y acabaron con la criatura. Yo me tuve que ir por el golpe recibido, pero Salvador encontró algo. Que te lo explique él, se le dará mejor que a mi.

Digo todo esto gesticulando, igual que hace Bron cuando cuenta sus anécdotas.

Salvador

-He identificado a la criatura como un Limo, en concreto parecía uno creado por alquimia. He intentado conservar el núcleo de zeon sobre el que se formó la criatura- dijo sacando la bolsa que estaba encantada y ofreciéndosela -no sabía si era peligroso, tan solo que se iría desgastando poco a poco así que intenté contenerlo y traerlo para que lo examinaras- justificó.

-Supongo que el mismo que creo eso se le fue la mano y acabó con todo el castillo en ruinas. Nos atacó por sorpresa e hirió a Jarvan, por suerte, al ser un constructo de brea era débil al fuego- añadió con una sonrisa.

Se sintió extrañamente bien informando, todo había salido bien al final a pesar del susto y casi esperaba que lo felicitaran por un buen trabajo.

Bron se quedó pensativo y William aprovechó para tomar la palabra.

Un limo... Déjame esa bolsa. Es raro verlos aquí en Argos, con tanta presencia inquisitorial. Es posible que su núcleo sea de utilidad. Buen trabajo. Tomó la bolsa en sus manos, y tras unos segundos de concentración, miró a Salvador Vaya, encantada. Bien pensado chaval. Si fuera una bolsa normal podría haber entrando en contacto con algún material que hubiese formado otra criatura. Me imagino que debes de haber sido uno de los alumnos favoritos del profesor Gerardiere.

Mientras William decía esto, todo en voz baja entre vosotros, por supuesto, Bron os miró uno por uno. Tras unos segundos pensando se levantó.

Bien hecho muchachos. No está nada mal. Sabía que teníais madera. Ahora si nos disculpáis, creo que William y yo deberíamos hacer un análisis más concienzudo de lo que nos habéis traído. Me preocupa que podamos tener más de estos sueltos por el campo. Mientras tanto, podéis tomaros el día libre. Dad una vuelta o algo. Divertios. Dicho esto, Bron y William se levantaron, dejando la cuenta pagada. Justo antes de irse, Bron suelta un pequeño comentario. También deberíais ir a la Capilla de la Guerra. Me han comentado que la Santa Evangelinne se encuentra el ciudad, y es posible que vaya para allá. Me imagino que querrá veros, después de todo, algunos de vosotros fuistéis alumnos suyos.

William examina la bolsa que le da Salvador y lo felicita por ser tan meticuloso. Bron se levanta, nos felicita a todos y nos dice que nos tomemos el día libre mientras él se va con William. Nos dice que deberíamos pasarnos por la Capilla de la Guerra porque la Santa Evangelinne podría estar allí.

- Vale, hasta luego.Oye Bron, ¿dónde nos reunimos luego? ¿Tenemos alojamiento en algún sitio o tenemos que buscar uno nosotros? Ah, otra cosa. ¿Y Alessia?

Cuando se van, mientras terminamos de comer les comento a mis compañeros.

- Bueno, pues parece que de momento vamos bien encaminados. Buen trabajo equipo. -digo dándole una palmada en la espalda a quien tenga al lado, excepto si es Khende- ¿Dónde queréis ir ahora? A mi me gustaría mirar algunas tiendas.

Salvador.

Su sonrisa se volvió más amplia con los cumplidos, parecía que iba adquiriendo la mentalidad de un inquisitor. Los felicitaron a todos y les dieron vía libre. Jarvan se le adelantó he hizo las preguntas pertinentes, con aquella información podían perderse a gusto pro la ciudad.

Cuando Jarvan sugirió ir de tiendas no le pareció mal -Por mi vale, pero deberíamos ir a ver a Evangeline, aparte de haberme enseñado cosas que nos pueden haber salvado la vida le podríamos comentar lo del sueño, apuesto a que tiene algo que decir- dijo mirando a Jorge

Edit: Off [Dejo de mantener el encantamiento cuando se llevan el núcleo.]

Jorge

Permaneció en silencio, atento a todas las palabras de la conversación, pero en cuanto Bron dijo que la Santa Evangelinne estaba en la ciudad, Jorge no pudo pensar en nada mas. Todavía podía recordar las clases de Dones Divinos en Cadeus. Realmente, eran aquellas en las que mas relajado se sentía.

Cuando terminaron de comer, Jarvan propuso ir a ver algunas tiendas, pero no era lo que Jorge tenía en mente. La idea de Salvador era mucho mas de su agrado, y le hizo pensar otra vez en el sueño.

-Si, seguramente.

Os dirigistéis hacia la Capilla de la Guerra, parando primero para que Jarvan comprase algunas cosillas. Una estampita de la Santa Evangelinne y un rosario hecho de madera, nada demasiado caro.

Tras eso os dirigistéis directamente a la capilla. La Capilla de la Guerra estaba en medio de una plaza, y siguiendo las direcciones no os fue difícil acercaros. Pero algo raro pasaba. No había guardias por las calles. Y lo más raro... No se oía a nadie.

Cuando por fin llegastéis, supistéis porqué. La puerta de la Capilla estaba reventada. En la plaza había al menos medio centenar de cadáveres, sobre todo guardias eclesiásticos. Y al final del todo, justo en la puerta de la capilla, dos figuras.

Una de ellas estaba cubierta con una gabardina y se apoyaba en una de las paredes. Su pelo, negro como el azabache, le tapaba buena parte de la cara, dejando ver sólo una barba con bigote perfectamente recortada.

En la puerta, un chaval, de, como mucho, vuestra edad, pasando como si nada entre los cadáveres y cargando un fardo alargado en la espalda. El chico viste con unas ropas extrañas, y lleva una gorra cuya sombra le tapa la cara.

Al veros en la plaza, el tipo de la gabardina se separa de la pared, y podéis ver su cara, con alguna que otra cicatriz bastante bien curada. Bajo la gabardina sois capaces de ver decenas de estiletes.

En ese momento veis que los dos tipos están... Jugando al piedra papel tijeras. Cuando acaban de jugar, parece que el tipo de la gabardina ha salido vencedor, y apartando de una patada uno de los cadáveres, se dirige hacia vosotros.

Vaya, vaya, vaya. Lo siento chicos, pero... Habéis llegado en mal momento. La Capilla de la Guerra queda clausurada hasta nueva orden. Lástima que no vayáis poder ir a decírselo a nadie. Dicho esto, saca un estilete y se prepara. Rezad lo que sepáis.

[Pasáis todos a Combate con el Extraño.]

Jorge

La muerte. Todo se reducía a eso. Seimus, quien había muerto años atrás a manos de Khende, ahora se encontraba frente a ellos. Entonces desapareció, y Jorge escuchó un ruido metálico. Entonces todo fue silencio, mientras gotas de sangre pasaban ante sus ojos. Giró la cabeza, solo para ver la muerte azotarlo una vez mas.

Bron, el hombre que le salvo la vida cuando no era mas que un niño, estaba a su lado, tendido en un charco de sangre, sangre que brotaba de su armadura. Al verle vivo, Bron sonrió y dijo algo, pero Jorge ya no oía nada. Pero aún así pudo ver como soltaba su último aliento.

Su espada cae al suelo, y él se queda de rodillas. Sus ojos pierden color. Bron había muerto por su culpa. No supo reaccionar a tiempo. Sacrificó su vida para salvar la de Jorge. Shelinne también murió por su culpa. Porque Jorge era humano. Y, en ese preciso momento, el mundo recupera el sonido con el ruido de algo que se rompe. Algo dentro de si mismo. Aquello que no era mas que un lastre.

Su rostro estaba cubierto de lágrimas, pero estas dejaron de brotar de sus ojos. Su rostro carecía de repente de toda expresión. La Santa Evangelinne estaba allí, al igual que los inquisidores Ruth y Mewt, y aunque los veía, no los miraba. Ya no había nada a su alrededor que mereciera la pena. Estaba despierto, pero daba igual. En esos momentos, Jorge ya no estaba ahí. No estaba en ninguna parte.

El combate se desarrolla a nuestro favor. Tenemos al convocador contra las cuerdas y después solo falta encargarse de la aberración. Esto va viento en popa, la victoria es cuestión de tiempo. Jorge parece que está entonando uno de sus hechizos, está como parado y balbuceando. Pero cuando escucho lo que dice, no es precisamente un conjuro, sino un nombre: Seimus. El nombre me trae oscuros recuerdos y me giro a Jorge con una expresión dubitativa. "¿Seimus? ¿A qué viene eso ahora?" Es lo que voy a preguntar, pero veo al de los estiletes saltando por el campo de batalla, y tengo un mal presentimiento.

- ¡Jorge! -Intento advertirle pero la aberración carga contra mi obligándome a parar su embestida.- ¡Aparta chucho pulgoso! -le grito mientras intento zafarme de él sin provocarle daños, por la advertencia de Salvador.- No tengo tiempo para jugar contigo.

La aberración se desvanece sin más y centro mi atención en Jorge de nuevo. Jorge parece estar entero, pero está en el suelo y junto a él...

- ¡Bron!

Miedo. El miedo se apodera de mi al ver a Bron tendido en el suelo, en un charco de su propia sangre. Terror. El terror me paraliza y no consigo moverme. Debo pelear. Debo seguir luchando, pero mi cuerpo no me obedece. Balbuceo no una y otra vez mientras mis pies me llevan junto al cuerpo de Bron y la mi vista se va haciendo cada vez más borrosa. Calor. Siento calor en los ojos, al formar lágrimas que no me molesto en intentar contener. El tiempo se dilata, parece que la agonía se prolonga durante horas. Hasta que el cuerpo de Bron deja de moverse. En ese momento el tiempo se contrae. ¿Cuánto ha pasado desde que salimos de Cadeus junto con Bron? Parece que hubiera sido esta misma mañana, que hubieran compartido apenas un instante. Apenas lo conocía en verdad. ¿Cómo llegó a inquisidor? ¿Pasaría él también por estas pruebas?

El hombre de los estiletes dice algo a lo que no presto atención. Mientras habla, el calor aumenta. El calor se forma en mi estómago y me sube por la garganta, me abrasa las entrañas y me nubla el juicio. Cojo la espada y me levanto torpemente.

-!!!!!!WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!!!! -echo a correr hacia los herejes arrastrando la espada, debo luchar, pero tropiezo en algo. Me levanto, debo luchar.- !!!WAAAAAAAAAAAAHH!!! -Vuelvo a tropezar y me levanto con dificultad. No veo por dónde se han ido, pero sigo adelante, debo luchar.- WAaah...

Tropiezo de nuevo. No me levanto, debo luchar. No quiero luchar.

Salvador

Los cabrones jugaban sucio. Salvador pudo ver como Bron se interponía en el ataque. Siguió mirando, sin hacer nada más, toda la escena. Hubo un lapsus en su cabeza, siempre había sido más rápido e inteligente que los demás, eso no había que jurarlo y en aquel momento su parte menos humana tomó el control. Veía a aquellos hombre y a la santa corriendo hacia ellos, le pareció que iban muy despacio, analizó el combate entero, Bron había intentado salvar a Jorge pero se sacrificó, si lo hubiera dejado morir, seguramente Bron habría mantenido al de los estiletes hasta que llegaran los refuerzos y ellos hubieran matado otra vez a Seimus.... Seimus, ¿cómo era aquello posible?. Antes de que pudiera figurarse ninguna idea Jarvan salió corriendo torpemente, de algún modo aquello le sacó de su embotamiento. Lo alcanzó una de las veces y lo agarró del pescuezo
-¡Quieto imbécil, Bron a muerto para que vivamos, no te suicides ahora!- ni siquiera sabía si le había escuchado pero Jarvan se fue de rollidas al suelo y no volvió a levantarse.

Cuando se giró para recibir a los recién llegados su parte humana volvió, en forma de un ruido sordo, seco, uno de fondo, una sensación que le era bien conocida, que parecía arderle en las venas, Ira.
-Llegáis tarde- dijo en algo que era poco más que un susurro.

El tiempo pasó rápido. ¿Horas? ¿Minutos? ¿Años? No lo sabíais. Os llevaron a una posada, y la Santa Evangelinne estuvo junto a vosotros todo el rato. Asistitéis al funeral de Bron. Era la segunda vez que teníais que llevar rosas blancas.

No habían logrado capturar a los dos asesinos, pero gracias a todo lo que les habíais retenido, habían logrado al menos recuperar la espada. El de Bron fue el funeral de un héroe. Allí vistéis a gente muy variopinta, todos eran amistades de Bron.

Allí estaban los Inquisidores Ruth y Mewt. La Santa Evangelinne, un ronin de Lannet, una joven nórdica ciega con sus tres hijos recién nacidos y su esposo, un joven mercenario, varios sacerdotes y algunos Santos. El funeral fue oficiado por un Cardenal y varios de los presentes hablaron sobre Bron. Sobre su capacidad de sacrificio, sobre su lealtad, su habilidad y sobre su valía como persona y como miembro de Iglesia.

Tras acabar os llevaron de nuevo a la posada. Una vez allí pudistéis escuchar desde vuestras habitaciones las conversaciones en el pasillo de la Santa Evangelinne con los Inquisidores Ruth y Mewt. La Santa estaba indignada.
¡Son sólo niños! ¡Su mentor acaba de morir! ¿Cómo podéis pensar en eso ahora?
Un silencio y luego la voz del Inquisidor Mewt sentenció aquella discusión.
No son niños. Son futuros Inquisidores.

No pasó mucho hasta que os informaron. Os iban a asignar a cada uno a un Inquisidor. Alessia ya había sido asignada a otro y le habían dado la noticia. Vosotros deberíais esperar un poco.

El primer día se fueron Jorge y Salvador. Jorge fue asignado al Inquisidor Mewt y Salvador a la Inquisidora Ruth. Os despedistéis. A la mañana siguiente llegaron otros dos Inquisidores. El Inquisidor Marcel se haría cargo de Khende, mientras que la joven Inquisidora Jade se haría cargo de Jarvan.

Vuestros caminos se separaban. Pero Dios sabe hay vínculos que no rompe la distancia.

(Reparto de PXs. Jorge recibe 92 PXs, Salvador recibe 82, Jarvan recibe 83 y Khende recibe 74. Abriré nuevos temas, pero debo mandaros unos mensajes con el estilo de los Inquisidores que os han tocado.)