[Campaña] (Godia Ozonas, Dakota Cromwald, Jiang, Miquelangello Brunetti y Alexei Tolstói) La Sombra Bajo la Cruz

[Offrol: Furion, ocurre una cosa... y es que en ningún momento has descrito a tu personaje. En otras palabras, ahora mismo el único que conoce el aspecto de Miquel, eres tú. Por lo tanto, si no aportas una imagen similar (como han hecho algunos), haces un dibujo, o lo describes... aqui la gente se va a inventar mil cosas sobre ti. Y yo no les puedo criticar nada, porque no sé si eres rubio y afeminado (como dicen por aquí las malas lenguas) xDDD

Y no, ya no tienes que tirar nada xD]

[Offrol: Yo he subido foto... *choca las puntas de los dedos indices* xD]

Spoiler:

Oigo que Miquel dice de comer. Secundo la idea poniéndole la mano en su hombro. Realmente me sonaban las tripas.

-Vayamos a comer todos juntos, y así agradecemos a Alexei que nos hayan dejado el alojamiento gratis. Además, podremos conocernos un poco más y con un poco de suerte, volveremos a oír ese violín que tanto éxito tiene.

Le guiñé un ojo a Alexei. Quizá no debería haberlo hecho, pero me salió del alma. Me estaba empezando a caer verdaderamente bien. Casi me quedo con las mujeres en la suite gracias a él, y aunque al final ese no sería el resultado, le agradecería más tarde haberlo intentado.


[Por mi, vamos a comer y después por la tarde, si nadie propone nada, me daré un buen baño en la bañera de la suite, que dure por lo menos media hora mínimo]

Tras organizar las camas que ocuparía cada uno, siguiendo el consejo de Jiang, el grupo se decidió a ir a comer. No habia que ir muy lejos, la planta baja de la posada era un restaurante.
Tuvisteis la suerte de cruzaros con el simpático dueño, Gabril, quien os invitó a comer. Aquel hombre derrochaba bondad. Agradecidos y hambrientos, devorasteis con ansia todo lo que se os puso delante. Durante la comida, hablasteis de cosas mundanas, anécdotas sencillas, que no os comprometiesen en ningún aspecto.
Todo fue bastante normal, exceptuando un momento, donde Dakota perdió otra de sus plumas de luz. Por suerte, este extraño fenómeno pasó inadvertido para todos.

Tras aquel festín, hubo pequeñas incisiones en el grupo:
Godia salió en busca de información sobre sus rivales en el torneo. Dakota, siempre fiel a los pies de su señora, la acompañó como de costumbre.
La tarde fue larga, sin embargo no hubo demasiada suerte. Lo único que la caballera obtuvo, fue el nombre del actual campeón, y ganador del título tres veces consecutivas. Se llamaba Aldabir Abbar, procedente de Kushistán, en las tierras de Al-Enneth. Curiosamente, otro participante de etnia tayahar, también habia estado muy cerca de conseguir el título de campeón en varias ocasiones. Se le conocía como Badr Agmed Muhamma.
También hicieron mención a una mujer de Hoffman. Pero sólo obtuviste nombres, nada relacionado con sus técnicas de lucha, aspecto, ni ningún dato que te pudiese resultar útil en combate.

Por otro lado, Jiang dedicó esa tarde al confort. Ya había olvidado la última vez que estuvo entre cuatro paredes inundadas de lujos. No tardó en probar el baño, el suave colchón de la cama individual de la suite, y la hermosa terraza.

Miquel, por su parte, se sentó en un rincón de la suite a curar su herida, debía cambiar los vendajes, después de limpiarse un poco la sangre reseca. Seguidamente limpió su armadura, algo magullada tras el último enfrentamiento.

Por último, Alexei, no disfrutó de la tarde tanto como sus compañeros. Ni siquiera le sacó provecho. El haber estado hablando durante la comida con aquellas personas, le hicieron replantearse su situación muy seriamente. Eran amables y cariñosos con él. Dakota lo admiraba, Godia, a su manera, lo apreciaba, a Jiang le fascinaba su música, y Miquel no era menos.
Aquellas personas revivieron en él un sentimiento que yacía muerto, la amistad. Desde la muerte de Kail, Alexei había olvidado el significado de esa palabra. Por eso estuvo horas y horas paseando por Ascani, pensando y meditando. Él era todavía un niño, se sentía como tal… la gente de su edad no va por ahí secuestrando niñas, pensó.

Al ponerse el sol, los cinco se reunieron de nuevo en la posada. Era hora de cenar, y aunque esta vez sí que tendrían que pagar, eso no era una excusa para no reunirse en una mesa a disfrutar del ambiente.


Me he tomado la libertad de acelerar un poco, ya que esto se habia atascado. Os doy la posibilidad de que charleis mientras cenais (podeis pedir lo que os de la gana, siempre y cuando podais pagarlo).

Nada mejor que un buen baño.

Definitivamente, la suite merecía el precio que valía. Habría sido una desfachatez no aprovecharse, ahora que no había que pagarla. Mañana otro gallo cantaría.

El silencio es la mejor compañía para pensar, eso es lo único que tengo claro.

[Offrol: El spoiler es para quien quiera ver lo que piensa Jiang mientras se baña XD No es relevante.]

Spoiler:

Ya había pasado mucho tiempo desde que entré al baño. Creo que ya va siendo hora de salir de mi pequeño oasis de tranquilidad.
Salí de la bañera y rápidamente me embutí en la ropa. Odiaba ver un cuerpo desnudo. Y más aún el mío. Empecé el ritual que solía hacer en estos casos, pero con mucha más tranquilidad y maña que de costumbre. Tenía tiempo de sobra y nadie me miraba.

Salí del baño y bajé las escaleras hasta la primera planta. Estaban ya todos dispuestos en la mesa para cenar.

Me senté al lado de Miquel, era con quien más confianza tenía. Todavía me sentía culpable por su herida. Cuando vino el encargado le pedí mi cena.
-Yo quisiera para cenar algo ligero, nada de carne por favor.

Después miré a Alexei, quien miraba a Dakota con unos ojos bastante emotivos. Estos jóvenes... se les nota todo en la mirada. De reojo miré a Dakota, que no paraba de sonreírle a todo el mundo. Esta muchacha rebosa felicidad. Debería aprender de ella. Por un momento sentí mucha envidia, pero esa niña lograba sacar de mi todo lo malo que mi alma encerraba. Era como estar al lado de un sol, muy luminoso pero cálido.

-Y bueno, Alexei, ¿de dónde eres? ¿Qué has venido a hacer aquí?

Había paseado por toda Ascani mientras mi mente se revolvía en un torbellino de pensamientos y recuerdos que creía perdidos. La comida había estado muy bien, incluso me había divertido un poco. Hacía mucho que no me sentía tan bien. Esas personas… ¿de verdad merecían ser traicionadas?

Pensé durante largas horas. ¿Qué era yo entonces? ¿El infiltrado? ¿El traidor? ¿El… falso? Agaché la cabeza, apenado. Hasta entonces mi relación con esas personas se había limitado a una recogida de información, y a una falsa amabilidad mía por mis propios intereses. O quizá había sido sincero, pero con segundas intenciones.

No lo sé.

¡No sabía nada! Ni siquiera a qué se dedicaba realmente mi hermana. ¿De verdad tenía que… secuestrar a esa niña? ¿Amaba tanto a Seles como para hacer eso? Mi paseo se detuvo y me llevé la mano al pecho. Mi pulso comenzó a acelerarse a medida que recordaba la escena. Yo… yo mismo había matado a un hombre, por ella.

No estaba seguro de nada. Pero los pensamientos que nublaban mi mente se disiparon cuando me topé de pronto con un taller artesano, donde hacían… instrumentos de cuerda. Me adentré con paso algo inseguro, con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Dentro olía a madera, realmente me encantaba ese olor. Me atendió un tipo algo mayor pero de rostro afable. Realmente no sabía lo que me había impulsado a entrar ahí, y me quedé como un bobo observando los instrumentos. Finalmente volví en mí y decidí sobre la marcha que necesitaría unas cuerdas de repuesto para el Stradivarius, por si acaso. Finalmente volví a la posada, pues ya se me hacía tarde.

Tras entrar en la posada me encuentro con mis compañeros. ¿Compañeros? Supongo que cenaremos juntos, por lo que me acerco a la mesa que vamos a ocupar. Me siento enfrente de Jiang, en uno de los extremos de la mesa.

- Yo tampoco tengo mucha hambre. Algo de verdura creo que me sentará bien. – digo, algo desanimado por la complicada experiencia que inunda mis pensamientos.

Mi mirada se posa continuamente en la pequeña Dakota, que me inspira sentimientos que no sé identificar. Es pequeña, curiosa, sonriente… Cada vez me recuerda más a ella, cuando aún éramos una familia… De nuevo nuestras miradas se entrecruzan, sólo durante un instante. Sonrío.

- Bueno, pues… - miro a Jiang. – Soy de Gabriel, pero llevo unos cuantos años viajando de aquí para allá. Y el motivo que me trae aquí… – hago un esfuerzo por no mirar a Dakota. Trato de pensar rápidamente en la posible solución. No me conviene revelar nada hasta que sepa más cosas… – Realmente estoy de paso, estoy en otro de mis viajes. – sonrío.

Gòdia llego de la calle cubierta de fango, una de las losas de ese maldito laberinto conocido como Ascani se habia soltado y habia resbalado hacia la orilla del Belio, poniendose toda perdida.

Era su ultima muda de ropa, las demas se habian chamuscado en el misterioso incendio de la Piedad. ¡Maldita sea mi suerte! Habia rugido tan furiosa que nadie excepto la joven Dakota habia reido ante su ridiculo.

La joven Dakota, que la habia convencido de que se comprase un vestido. Era simple, de tela gruesa y colores no muy chillones. Pero un vestido al fin y al cabo. Estan las tiendas cerrando y no encontraras nada de tu talla en un comercio para soldados. Habia dicho la niña de ojos púrpuras.

Gòdia se empecino entonces en conseguirle a la pequeña Gòdia una daga basta, sin florituras, quizas para contraponer los dos vestidos. Pfffff. Vestidos. De vez en cuando le daban escalofrios al pensar en ellos.

Poco después se hallaba en los baños comunes de la posada, sentada en un taburete con el pelo recojido y aclarandose con una jofaina. Mirate. ¿Quién te iba a decir que ibas a plantarte en un posada bonita con un vestido a comer en mesa con gente que solo ha destripado cerdos? Y a cargo de una niña… Si padre me viera ahora se estaria burlando de mi. “¿Ves? Al final tu genero triunfó sobre tu obcecación”. Ya estaba poniendose el vestido, abrochandose el cinturón mientras se obserbaba en un espejo de bronce pulido. Estoy… guapa. Se sonrojó al pensar eso mismo. Pero si alguien se atreve a decirmelo a la cara le hago tragarse prenda a prenda el vestido.

Despues de dejar al sorprendido dueño de la posada sus prendas sucias y de recoger a Dakota bajo a la mesa donde estaban sentado sus compañeros ¿Compañeros? ¿He pensado yo eso? Y asi con una mueca de enfado en la cara, incomprendida por los demas pero nada sorprendente se sento y pidio Algo de carne de ave por favor, y vino si lo tienen bueno.

Mientras comian lanzo varias preguntas a los demás.

¿Asi que quieres participar en el torneo? Se dirigio al extranjero ¿Y que disciplina dominas? ¿Visniste a Ascani por ello? No creo, no sabia nada antes de que yo lo mencionara.

¿Y vuesa merced? Pregunto a Alexei Sos poco mas que un mozé pero teneis pinta de recorrer mundo ¿Asististeis acaso a la Schola Musicale en Arkangel? Gòdia sabia de la existencia de aquel conservatorio por la grandiosidad de su edificio. Repleto de estatuas de querubines y siempre sonando desde alguna ventana algo de musica.

Y asi, entre conversaciones y preguntas, la Gòdia dura, siempre embutida en acero y que blasfemaba mas que hablaba se acostumbro a esta extraña compaña.

Gòdia se dirige a mi. Creo que me malentendió. Niego con la cabeza.

-No, disculpe. Creo que me expliqué mal. Simplemente quisiera acompañarlas, me gustaría ver aquello - realmente quería ver cómo se defendía esa mujer... tenía la pinta de ser fuerte y dominante. Podría aprender mucho de ella, aunque no era para nada mi estilo-. Quiero ver los combates. Adoro los combates.

Entrecerré más aún mis ojos para ver a Alexei al otro extremo de la mesa.
-Yo también suelo viajar mucho, pero es la primera vez que visito esta ciudad. -Miré hacia la mesa un momento, antes de volver a hablar evitando sonrojarme
-Tocas muy bien para ser tan joven. Admiro tu don para la música.

Cuando regresamos de la posada, subí las escaleras muy aprisa, de dos en dos, llevando un pesado fardo. Procuré que salvo mi señora Godia, que me había comprado el vestido, nadie me viera. Quería darles una sorpresa a los demás.

Mi señora estaba en los baños, excepcionalmente melancólica o reflexiva, y para variar, no era con seriedad, enfadado o preocupación. Era otra cosa. Pensé que dejarla en paz era lo mejor y me dediqué a lo mío.

Tras lavarme y perfumarme profusamente, pensé con irritación en el oriental, y su bañera decorada. Pero se iba a enterar de todas maneras.

Todos comenzaron a cenar. Esperé hasta que escuché el sonido de las mesas y las sillas abajo, y le dije a mi señora que iría un poco más tarde.

En realidad, quería estar deslumbrante.

Decidí recogerme el pelo, no lo había hecho hasta ahora, pero no cabe duda de que un peinado diferente me cambiaría un poco. Tras experimentar con muchas cosas, me lo dejé en una sencilla coleta recogida al costado. Me puse mi novísimo vestido a estrenar, y mis sandalias, mucho más resistentes de lo que parecían a simple vista. Creo que estaba fabulosa.

Cuando pasó un rato, descendí por la escalera que llevaba hasta la planta baja del comedor. Procuré andar ceremoniosamente, con lentitud. Al final me llevó un poco la impaciencia, pero más o menos conseguí el efecto que quería.

Spoiler:

Se quedaron un poco callados durante unos segundos. Noté cómo me miraban y de algún modo me encantó, como una secreta satisfacción muy femenina. Me sentí mayor.

Cuando me senté, la conversación se reanudó. Preguntaron muchas cosas y yo me limité a pedir de comida lo mismo que mi señora. De vez en cuando me seguían mirando. Sin duda para admirar mi vestido nuevo, ¿no? Humm. Participé animadamente en la conversación. Mi señora Godia también iba en un vestido, y yo ya había soltado una risita antes, cuando se lo había puesto en el dormitorio. Se había quedado ante un espejillo un buen rato, más del que nunca querría reconocer, y juraría que la vi sonrojarse. Creo que me hubiera mandado al tejado de un improperio si llego a soltar cualquier comentario, pero mi señora Godia estaba... preciosa. Y yo tenía que ser una escudera digna de tal belleza, también. Miré al resto de la sala y a nuestros otros compañeros de mesa con aire de superioridad.

Pero ay, había unos ojos que me costaba un poco observar. Era como si...como si yo...¡jo! ¡es que me daba vergüenza! ¡pardiez!

El violinista, que no había perdido del todo su expresión triste, lanzaba furtivas exploraciones a mi silla. Me resultaba incómodo mantener el contacto visual mucho rato con él. Aquel muchacho era... indescriptible. No era mucho mayor que yo, y sin embargo, había recorrido mucho mundo, era capaz de viajar solo, era un violinista excepcional...

Mi recuerdo hasta entonces de todos los niños eran unas criaturas el doble de altas y a menudo el doble de anchas que yo, especialmente los mayores, que olían a cuadra y a curtiembre, y que había que golpear rápido y duro para salir pitando por los tejados.

¿Pero qué tonterías estaré pensando? Alexei me cruza la mirada un instante y sonríe. Se me eriza el vello con un escalofrío hasta las puntas de los pies.

Cuando se me pasó, agaché la cabeza hasta recuperar la respiración normal. En ese momento volví a prestar atención a la conversación. Mi señora Godia le preguntó al violinista (Alexei, se llamaba) sobre sus conocimientos del violín. También el oriental, Jiang -que olía a flores, pensé mientras mascullaba improperios entre dientes- le obsequió con otro halago a su talento.

Mmm... por alguna razón, me ponía un poquito nerviosa que tanta gente estuviera pendiente de él. ¡Qué motivo más estúpido para irritarse!

Seguí comiendo mirando fijamente el plato y moviendo los pies. Los lacillos de las medias coleteaban alegremente en el aire.


La cena continuó.


[Y tras esto, por mí rematamos la noche, lo q diga furion]

Bueno, como vamos con prisa y Furion suele escribir una frasecita sencilla, me voy a tomar la licencia de seguir adelante.

Termina la cena, las risas y las charlas estrechando aún más la amistad entre los aventureros. Algunos más confiados y otros menos, pero amigos al fin y al cabo. Era curioso pensar, en cómo se habían unido sus destinos, siendo personas tan dispares y diferentes, con una procedencia tan opuesta; Jiang, originario de las lejanas tierras de Lannet. Miquel, nacido en Bellafonte, aunque pasó más tiempo fuera de sus fronteras que dentro.
Godia, caballera andante que vaga por el mundo buscando la fama y la gloria. Dakota, la pequeña niña que cruzó ella sola toda el Mar Interior. Y finalmente Alexei, quien había viajado desde Remo en busca de su hermana. Todos tenían motivos distintos para justificar su viaje, y aún así han terminado juntos. ¿Será realmente obra del Destino?

Los huéspedes, cansados y saciados, se despidieron en el rellano del segundo piso, y fueron a ocupar sus respectivas camas. Dakota y Godia en la habitación doble de la segunda planta, los chicos irían a la suite: Jiang en la cama individual y Miquel y Alexei dormirían juntos en la cama de matrimonio. Una vez acomodados, no tardaron en quedarse profundamente dormidos, en sus mullidas camas. Incluso Jiang, quien tenía un extraño insomnio que le había acompañado toda su vida.

En plena madrugada, sobre las cuatro, Godia y Dakota oyeron, entre sueños, unos fuertes pasos de bota que subían por la escalera, hasta el segundo piso. Seguidamente, cuatro fuertes golpes en la puerta de su dormitorio. Estaban llamando.

TOC TOC TOC TOC

La caballera y la pequeña niña, legañosas, se despertaron.


¿Abrís la puerta, qué haceis?

Ya tenia los musculos en tension y un puño cerrado de manera inconsciente cuando abri el ojo derecho. ¡Rayos y centellas! ¡Que hijodalgo llama a aquestas horas intempestivas!

Observé a la pequeña Dakota, que somnolienta comenzaba a frotarse los ojos. Criaja, agafa el acero que te he comprado hoy colocate al lado del pomo. Cuando te dius abrelo.

Ya levantada coji la lanza, pero puse el contrapeso romo en la posicion de la punta. No queria ensartar a uno de los otros que llegara a la habitacion por cualquier cosa ¿Y por qué no? Pense divertida.

Con una sonrisa malefica espere a que Dakota estuviera en posición. Si le conoces, patada en la entrepierna. Si no, le metes las dos cuartas de acero entre los pendientes reales. Ahora abre, vamos a darle una sorpresa a ese bellaco.

[Gódia se colocara lanza en ristre pero por la parte sin pincho justo delante de la puerta, golpeando entre quien entre. Si Von resulta que rechaza mi plan, puedes modificar el post para que sea acorde a Von o yo lo editare. Hago las tiradas de turno, ataque y defensa por si hacen falta, por ese orden]

El miembro 'Sir Lobo' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 10, 62, 91

Hago como mi señora me dice, pero sin las dagas. No he cogido una daga de combate en mi vida, y creo que es más sencillo que me corte con ellas a que haga algo de daño de verdad.

Estoy temblando cuando abro la puerta... "tiene que ser peligroso por fuerza para que mi señora no quiera ni preguntar quién es"

Dakota abre la puerta. Un hombre alto y corpulento yacía bajo el umbral. Ataviado con oscuros ropajes, ensombrecidos por una larga capa negra, que nacía en sus hombros para morir en sus tobillos.
Inspiraba un respeto inmenso, casi tanto como el terror que transmitía su mirada dorada. Su pelo cobrizo le resbalaba por la mejilla, ocultando alguna que otra cicatriz.

- Buenas noches señoritas.

Era una voz ronca, como si tuviese las cuerdas vocales magulladas. Hablaba en un tono bajo y calmado.


Ahora que intuís de quién se trata ¿manteneis lo de atacarle?
RE: Godia y Dakota.

[Por Gódia si, ademas ahora que esta desnuda es aun mas berserker xD]

[Offrol: De acuerdo xD]

Tirada de Parada.

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'Dado de 100' : 90

[Offrol: Joder, que sepas, que con el bono que va a pillar a la contra, te puede matar perfectamente de un puñetazo.]

Tirada abierta.

El miembro 'Taku' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 65

A pesar de haber obtenido una enorme ventaja en la contra, el personaje decide no hacer nada.


Con un suave gesto de muñeca, el misterioso recién llegado, agarró la lanza con la que Godia pretendía noquearlo. La caballera forcejeó, pero el resultado fue inútil. Aquel hombre no cedía ni un ápice, ante la desmesurada fuerza de Godia. Interrumpido el ataque, golpeó con su codo fuertemente el estómago de la caballera, obligandola a soltar la lanza y caer al suelo.

Godia, haz una Tirada de Resistencia al Dolor.

Dakota, armada, estuvo deseosa de ayudar a su maestra. Pero la lógica se antepuso a la valentía. Si Godia ni pudo sorprenderle, ella tampoco podría, pensó la niña. Retrocedió unos pasos, engatillando con el arma a aquel hombre, temerosa.
El hombre miró a Dakota fijamente, con una mirada envenenada.

Dakota, haz una Tirada de Frialdad.

[Yo tengo una abierta en parada que no he seguido porque no sabia si era necesario, ademas deberias esperar a a ver si Von saca un turno rapido y no le pega a el antes y le hace perder el ataque. Ademas ¿No tiene penalizadores por sorpresa ni nada? Es que Gòdia no tiene intencion ni de dejarlo hablar siquiera.]

[Offrol: Joder, no pillais las indirectas. Es un puto inquisidor de nivel 6. Ni siquiera debería dejaros hacer tiradas xD A no ser que él pifie y vosotros saqueis varias abiertas, relamente todo lo que hagais es inútil.

PD: Y sé que tienes abierta en parada, aún asi repito lo que he dicho: te puede matar de un puñetazo con esa contra.]

[Y aunque sea asi, existe la posibilidad de que Von saque un 3 abiertas en turno y otras 3 en ataque y ademas supere la tirada de frialdad y lo desjarrete, o que yo saque un par de abiertas mas en defensa y no me golpee, aunque sea una infima posibilidad, por lo tanto pienso que deberias esperar a que realizemos todas las tiradas antes de decidir el resultado del combate, aunque despues te lo inteventes en post del dramatismo -Algo pausible y recomendable- pero al menos no nos quedamos con la cara de "Pero si ni siquiera he tirado". Dicho esto y por si las moscas tiro mi abierta en parada]

El miembro 'Sir Lobo' ha efectuado la acción siguiente: Tirada de dados

'Dado de 100' : 22