[Campaña] (Godia Ozonas, Dakota Cromwald, Jiang, Miquelangello Brunetti y Alexei Tolstói) La Sombra Bajo la Cruz

Por favor, tenga modales... señorita. Dijo Miquel. No soportaba a la muchacha esta, parecia una creida. Hola. Añadio.

Por cierto, de malandrines nada. Dijo, al oir lo que dijo la señorita. Una cosa es estar encerrados, y otra merecerlo. Ya lo aprendera usted con el tiempo...

Me sorprendió que dejaran salir a esa mujer tan pronto... la deberían haber encerrado por mal genio. Pero a ella no parecía importarle en absoluto nada que no fuera ella, bueno, ella y la pequeña Dakota.

No me atreví a abrir la boca esta vez, aunque Miquel lo hizo por mi. Me limité a seguir a las dos mujeres, a una distancia más que prudencial, y hacer de escolta hacia su posada. Allí, si no mejoraba la situación, decidiría con Miquel qué hacer.

Dakota saltó emocionada sobre los brazos de su señora. Hubo unas prudentes presentaciones, y al momento se pusieron en marcha (no era agradable estar pasmados delante del cuartel de la guardia).
Miquel y Jiang se ofrecieron a acompañar a las señoritas, al menos hasta la puerta de su posada, como muestra de cortesía. Al fin y al cabo, todavía tenían que decidir qué hacer.

Mientras andaban por la ruidosa y concurrida ciudad, Godia hablaba sin parar con Dakota. Le explicó que un soldado, de mayor grado, acusó al capitán de abuso de poder, e inmediatamente la soltaron.
Por otro lado, Miquel y Jiang se mantenían al margen, murmurando.

No tardaron mucho en llegar a la posada, donde las señoritas pasaron la última noche. El posadero, famoso por su simpatía, se lamentó al comunicarles que todas las habitaciones habían quedado ocupadas.
Ante este panorama, Jiang ofreció su posada como hospedaje. Era un lugar bonito, barato, confortable, y limpio. No se podía pedir más. Godia aceptó a regañadientes. A Dakota le gustó la idea.

Volvieron por sus pasos, en dirección al centro de la ciudad, el barrio de las posadas. Allí encontraron El Canto del Ángel Dormido, la posada de la que Jiang les habló.
Al entrar, todo estaba tal y como Jiang y Miquel recordaban: El interior era mucho más bonito de lo que decía la fachada, con una decoración de partituras y viejos instrumentos adornando las paredes. Por lo visto el dueño debía ser un gran melómano.
La misma jovencita, veinteañera de pelo castaño que les atendió anoche, estaba allí.

- Un momento, por favor.

Dijo amablemente, mientras terminaba de hacer unas cuentas sobre un papel.

Mientras esperabais, un joven entró por la puerta. De cabello corto y oscuro, ojos azules y mirada inquieta. Vestía una ropa ordinaria, chaqueta negra y pantalones oscuros. A sus espaldas, llevaba un extraño estuche.

Alexei se incorpora a la campaña.

Tras andar un poco y buscar por el centro de la ciudad logro encontrar la posada. Me detengo enfrente del edificio, leyendo una y otra vez el cartel. El Canto del Ángel Dormido. Trato de mantener una respiración tranquila, no me servirá de nada ponerme nervioso ahora.

Finalmente entro con decisión. La visión de los instrumentos y las partituras me alegra parcialmente el día. Me tomo mis segundos en apreciar cada uno de los instrumentos e imaginar cómo deben sonar. En el mostrador veo a una bella joven. Me fijo concretamente en sus ojos, que no se parecen nada a los de Ella… Suspiro profundamente. Entonces me percato de que tengo delante a un variopinto grupo. Los observo uno a uno, extrañado. Ciertamente no son un grupo ordinario. Me llegan a parecer tan dispares que me viene a la cabeza una cacofonía.

La que más me llama la atención es la niña. No sé si será pura casualidad. Me acerco lentamente y me quedo de pie a una distancia prudencial. Me quedo en silencio, pero escuchando atentamente. De todos modos ellos estaban antes, por lo que tendré que esperar si quiero hablar con la joven del mostrador.

Condujimos a las señoritas, aunque sólo llamaría señorita a la pequeña y simpática Dakota, hasta la posada donde Miquel y yo habíamos pasado la noche anterior tras el horrible asalto con los bandidos. Al entrar no sentí ningún tipo de remordimiento por la muerte de aquellos malhechores, al contrario, me sentí como en casa. Era una sensación que no experimentaba desde hacía demasiado tiempo, ya no recordaba ni cuándo. Empecé a preguntarme a qué se debía ese sentimiento, pero no lograba encontrar la fuente.

Sacudí mi cabeza para ordenar mis prioridades; ahora no interesaban mis sentimientos o mis recuerdos, interesaba asegurarnos un techo y organizarnos, como pareja con Miquel o como cuarteto si se nos unían las dos señoritas.

Recordé que Dakota preguntó algo sobre un torneo para su señora ...Gódia. Sería interesante ver cómo de fuerte es esa mujer... simplemente por seguridad.

Me acerqué al mostrador para hablar con la chica encargada. Permanecí muy callado y quieto delante de ella, pero esperé pacientemente a que terminara de hacer lo que estuviera haciendo.

Miré a mi señora con expresión sorprendida, y luego giré la cabeza hacia el posadero. Ni por un instante se me había ocurrido separarme de ella.

Luego conté.

¿cinco?

Un hombre joven estaba tras nosotros. Era un hombre con cierta gallardía, pero tenía un aire abatido o quizás melancólico. Llevaba un estuche en la espalda, como un instrumento. Dado que no tenía pinta de guerrero, o ni siquiera buhonero, y dado que no era el primer violín que veía en mi vida, me pareció que estaba ante mí un músico.

Creo que hasta encogí los dedos de los pies de la excitación. ¡Un músico! ¡¿De veras?!

Me quedé contemplando el estuche, y en mi cabeza daba los pasos de baile que más me gustaban. Oh, ¡cómo adoraba bailar! ¿Se sabrá "Las Tres Guindillas y el Príncipe Caprichoso"? ¿O quizás... ¡ja, ja! se sabrá la canción que me enseñó mi señora Godia? Reprimí una sonrisilla.

Sin comerlo ni beberlo me habia unido habiamos formado un grupo y nos hospedabamos juntos. Y no es que estuviese a disgusto. Aunque me negaba a retractarse de sus palabras.

La posada a la que las habian llevado era realmente agradable, aunque me sentia frustrada de no poder haberse quedado en la suya. Tenia una cama muy comoda, por experiencia quien gasta en decoracion no gasta en cama, y si gasta en los dos soy yo quien no puedo gastar en la posada. Farfulle mientras entraba.

El enfado inicial -Agravado por la insistencia de "escoltarme" de aquellos dos ¡Como si necesitara de escolta alguna!- habia ido esfumandose poco a poco. No vale la pena.

Me habia percatado -Quizas a debido a mi innata obcecacion en buscar peligro en los demas- De aquel hombre, gris y cansado que acababa de entrar. El estuche parecia contener un violín o viola, los habia visto muchas veces, cuando jugaba a esconderme en las fiestas de sociedad de mi padre. Asi que un juglar. Vive Dios que me alegraré si se sabe alguna sonata caballeresca.

- Disculpen la espera, ¿van los cinco juntos? ¿habitaciones individuales o dobles?

La chica y yo vamos queremos una habitacion doble. Pronuncie quedamente, y mientras pagaba me encare a la pequeña Dakota. ¿Tu no querias ropa nueva? Ahora mesmo aniremos a agafar alguna. Justo despres de llantar ¿De acuerdo?

- Disculpen la espera, ¿van los cinco juntos? ¿habitaciones individuales o dobles?

Discretamente todos nos giramos a ver a la quinta persona. De un vistazo rápido pude ver todo lo que necesitaba. Un hombrezucho, de mi edad, pero bastante más escuálido y con la mirada vagando en otro mundo. No me fio.

Aunque yo nunca me fiaba de nadie.

-La chica y yo vamos queremos una habitacion doble. Escuché pronunciarse a Godia. Sinceramente conocer a esas personas ya había sido demasiada emoción parar mi, no tenía ganas de compartir habitación con un desconocido más.

-Espere un momento, por favor. Le dije a la señorita del mostrador.

Me acerqué a Miquel, quien todavía estaba mirando al desconocido recién entrado en la posada.
-Miquel -susurré-, yo quisiera una habitación individual, pero no me fio de dejarte con ese tipo -dije mientras señalaba con la cabeza al silencioso personaje -. Pero si no hay habitaciones individuales suficientes, nos meteremos en una doble. ¿Te parece bien?

Eché una mirada bastante descortés al hombre de la puerta, inconscientemente. Nunca he sido de las personas que muestran sus emociones.... ¿Por qué hago esto ahora? El día de hoy está siendo más que extraño.

Volví a acercarme al mostrador.

-Señorita, me gustaría para mi una habitación individual y para mi amigo otra, en el caso de que quedaran, por favor. ¿Todavía hay libres?

Mientras esperaba una respuesta, puse mi mejor sonrisa. A lo mejor ayudaba.

Mientras espero veo como los integrantes del variopinto grupo me miran de reojo. Excepto la niña, que se me queda mirando, seguramente por el estuche que llevo en la espalda. Cuando nuestras miradas se entrecruzan simplemente sonrío. Al menos no he olvidado cómo sonreír.

El tipo que tiene pinta de oriental se acerca a la chica del mostrador. Su respuesta me deja un poco desconcertado.

- Disculpen la espera, ¿van los cinco juntos? ¿habitaciones individuales o dobles?

- ¿Cómo? – murmuro. ¿Cinco? ¿Hay uno más ahí escondido? No me muevo, pero en mi curiosidad miro de nuevo al grupo que tengo delante. Hasta que me doy cuenta de quién es el quinto. Yo.

- Eh, disculpe, señorita. – Alzo un poco la voz para que me escuche. – Yo no voy con ellos.

Yo estaba solo…

- Pero si quedan me gustaría contar con una habitación, individual. – Aún no tengo claro cómo voy a encontrar a la niña, pero Ella me dijo que buscara en esta posada. Así que supongo que pasar una noche aquí estará bien. Ciertamente no tengo ningún otro lugar donde dormir. No volveré a ese palacio, no de momento.

Me llevo la mano al bolsillo interior de la chaqueta. Saco una pequeña bolsa de piel, la abro y miro en su interior. No sé cuánto dinero tendré, pero a una mala puedo pagar con… ¿trabajo? Seguro que al amo de este lugar le encantaría que tocase algo por aquí… Vuelvo a sonreír, casi olvidando lo que verdaderamente me ha traído hasta aquí.

A mi no me importa, Jiang. Le susurro. Yo me se cuidar bien, aunque hayan habido problemillas con los bandidos.

Ademas, no parece ser amenazante. Dijo.

Entonces, por nuestra parte dos habitaciones individuales. Termino de confirmar Miquel.

[Offrol: Por si no fui lo suficientemente claro en su momento, lo repetiré: soy un máster que no tolera el metajuego.
No me digais "Pero hay que tener cuidado... porque he leido su prólogo y sé que trabaja para los malos". Al proximo que haga un comentario de este tipo, le bajo -20 PX.
Furion, sinceramente: ¿un hombre como Miquel, corpulento, adulto y que va armado hasta los dientes, crees que "tendría cuidado" con un niño de 16 años, que lo único que lleva es un instrumento musical?

No se pueden crear prólogos, a los que no puedan acceder los demás usuarios, más que nada porque sería un rollo tremendo para los administradores. Del mismo modo que tampoco se pueden privatizar las fichas y las historias.
Por este motivo, los jugadores teneis que ser comprensivos, y actuar como buenos jugadores.
Y que nadie diga "me da la sensación de que este tipo no es de fiar" o "mi sentido arácnido me dice que Alexei trabaja para los malos". Alexei es un crío de buen ver, agradable e inocente. Nadie, asbolutamente nadie, puede imaginarse algo malo de este personaje.]

[Offrol: Yo no he dicho el "Hay que tener cuidado" por haber leido su prologo... T_T Pero si he hecho algo mal, simplemente borron y cuenta nueva]

[Offrol: Tiene 16 años?! Te juro que no lo sabia xD]

[Offrol: La primera vez no pasa nada. Asi aprovecho y os aviso a todos. Pero no dejeis que el subconsciente os traicione.
Que Alexei es un niño, no va armado y no tiene nada que le haga sospechoso.

PD: A Jiang no le digo nada, que en su historia deja bien claro (por motivos que no pueden ser revelados ahora mismo) que desconfía de todo el mundo.]

[Offrol: En serio, lo siento mucho. Ni sabia que tenia 16 años... T_T Mil disculpas.]

La joven muchacha revisó unos documentos cuidadosamente.

- Hmmm... vaya, pensaba que tenía habitaciones libres para todos... pero sólo me queda una doble. Las demás están reservadas.

Se quedó pensativa un rato. Y miró de nuevo los documentos que habia sobre la mesa.

- Bueno, en realidad, la suite está libre. Pero es bastante cara... aunque hay espacio para 3 personas y si se paga entre 3 no es tan caro. Son dos Monedas de Oro la noche.
Además, la estancia cuenta con unos baños exclusivos de la suite.

Miro con una sonrisa a los huespedes.

- Si no les importa compartir habitación con el jovencito de ahi detrás, no creo que haya ningún problema. El pago por adelantado, por favor.

[Pienso que dentro del Subforo de la partida deberiamos tener un tema para este tipo de comentarios, descagaria este tema de Offtopic y podriamos escribir mas dudas y comentarios -Que a mi por ejemplo me da cosilla poner asqui]

P.D: Por si Taku ha interpretado mal, Gòdia no sospecha de Alexei, simplemente debido a que siempre esta mirando a su alrededor por su innata paranoia lo ha visto antes de que la chica dijera 5 personas. Es mas, seguramente tratara de buscarle mas tarde porque piensa que es un juglar y quiere oir alguna cosilla.

[Offrol: Pues sí, ya va siendo hora de crear un Off-Topic. Ahora mismo lo pongo.
Y en cuanto a Godia, no he dicho nada. Es que hay personajes que son desconfiados por naturaleza. Pero Miquel, que tiene Elan 61 de cierto Beryl benévolo que yo me sé, es una persona que confiaría en Hitler. Por lo tanto habia quedado raro que desconfiara de un niño de 16 años.
Pero que no pasa nada, el pobre Furion habia sido mal informado.

Por cierto, he reeditado las Normas de Interpretación de Varios PJs: https://rolporforo.activoforo.com/la-hermandad-del-silencio-f3/normas-de-interpretacion-entre-varios-pjs-t95.htm#1132

Leerlas, que es importante. Es para ir más rápido.]

- ¿D-dos monedas de oro? – arqueo una ceja con incredulidad mientras sostengo la pequeña bolsa. ¿Esta mujer está hablando en serio? ¡Es mucho dinero! Incluso partido por tres…

Miro un poco receloso al oriental y al que lleva armadura y pinta de afeminado. Si me veo obligado a dormir con ellos tendré que establecer algún tipo de relación. Y viendo cómo acaban mis amigos no es algo nada agradable. A saber lo que diría Ella…

Finalmente carraspeo. No tengo otra opción. Ella me dijo que buscara aquí. Tendré que agachar la cabeza y resignarme. Por el lado bueno, quizá saben algo de lo que busco. Pero preguntarlo abiertamente sería demasiado sospechoso. Tendré que esperar a algún indicio…

Doy un paso hacia delante, corto, que me acerca más al variopinto grupo. En concreto me acerco a los dos hombres con los que tendré que pasar la noche sí o sí.

- Les aseguro que esta situación es un poco incómoda para mí, al igual que lo podrá ser para ustedes. – comienzo con una sonrisa. – Pero estoy seguro de que durante una noche – porque no pienso quedarme más de una noche en esa aberrantemente cara suite – podremos llevarnos bien. – concluyo mi pequeño discurso tratando de parecer lo más… ¿normal? posible. Espero que no se lo tomen a mal.

- No se preocupen por mí, ni siquiera ronco. – añado con tono divertido.

Me sorprendo incluso a mí mismo del ritmo que está tomando la conversación, incluso cuando he sido sólo yo el que ha hablado. Ella estaría riendo de nuevo, complacida.

Mientras hablabais, un hombre mayor, bien vestido y con una larga barba blanca, entró por una de las puertas que habia junto a la barra.

- Ese olor... ¡pero si tenemos un músico entre nosotros!

El varón, jovial, se acercó a Alexei.

- ¿Qué clase de violín tocas? ¿podría verlo?


RE: Alexei.

- ¡Por todos los....! -Se me escapó. Prácticamente estaba hecho una furia. ¡No podía consentir compartir habitación con nadie! Lo de Miquel la noche anterior fue una excepción, pero de ahí a pasar la noche con otro desconocido más... no, de ahí no pasaba. Y encima tendría que empeñar un riñón para pagar la maldita habitación. ¡Preferiría arrancármelo y dárselo a Miquel!

Intenté calmarme, recordando mis clases de meditación cuando era pequeño. Pronto respiré con normalidad y mi cara tomó su color oscuro natural.

-Lo siento señorita, no puedo permitirme ese lujo. Muchas gracias de todas formas.

Me alejé del mostrador, miré a Miquel y al otro hombre. Parece hasta simpático, pero una cosa es hablar con él y otra dormir bajo el mismo techo. Negué con la cabeza, haciendo patentes mis pensamientos.

-Perdonen caballeros, pero no tengo tanto dinero. Comeremos juntos si gustan, pero luego buscaré otra posada. Lo siento Miquel.
Miré de cerca al desconocido. Me sentí mal por haber desconfiado de él. Luego si podía me disculparía, pero solo si la ocasión lo requería.

Me giré hacia Dakota y Godia
-Señoritas, si os place, podemos comer todos juntos y debatimos asuntos. Me gustaría ir al torneo del que tanto habláis.

Me quedé elegantemente a un lado, esperando que el resto decidiera qué hacer. No me importaría en absoluto tener que irme solo a buscar alojamiento por mi cuenta.

[Offrol: perdón, tardé en contestar y me pasé XD]

Al parecer el tipo oriental no se toma muy bien lo de compartir habitación. Perfecto, yo sólo tendré aún más probabilidades de pagar la suite esa extra-cara.

Entonces entra un tipo por una puerta detrás de la barra. Rápidamente me reconoce como un músico, lo que me hace sonrojarme levemente. Mi rostro muestra una expresión de sorpresa, como diciendo “Vaya, me has pillado…”.

Rápidamente comienzo a asociar todo lo que sucede. Cuando me pregunta por el violín pienso rápidamente. Podría ser el dueño… Quizá si le enseño el violín y le toco algo podría rebajarme el precio para quedarme en la posada… ¡Menuda suerte!

- ¿Ah, mi violín? – digo mientras sonrío de nuevo. Con cuidado descuelgo el estuche de mi espalda y me acerco al mostrador, donde lo deposito con delicadeza. – Es un instrumento de calidad, sí. Pertenecía a mi padre. Tiene… un gran valor sentimental. – comento mientras abro el estuche, dejando a la vista mi instrumento. Extraigo el Stradivarius con cuidado y se lo muestro al hombre, aún algo receloso. Lo mantengo frente a él, pero de momento no hago gesto de prestárselo para que lo sostenga. Pese al orgullo que supone ostentar un violín de esta calidad no puedo arriesgarme a perderlo.

- Si quiere... podría tocar algo, para usted.

[Ouch, voy a editar rápido.]

El hombre, lleno de gozo y asombro, escrutó el violín. Lo palpó y acarició, como si fuese algo de asombroso valor.

- Es un ejemplar extraordinario. De alta calidad, sin duda.

Ante la oferta de tocar para él, saltó exaltado.

- ¿Me concederías ese honor? ¡Por dios, me encantaría escuchar a este Stradivarius soltar sus mejores notas!


RE: Alexei

En cierto modo me alegro de que ese hombre también sienta pasión por la música, como yo. La música ha sido prácticamente toda mi vida. En cierto modo me incomoda un poco que manosee tanto el Stradivarius, pero yo me sentí igual cuando lo tuve por primera vez en mis manos, por lo que lo comprendo.

Finalmente carraspeo para tomar de nuevo mi violín. Saco el arco del estuche, dispuesto a hacer mi interpretación. Miro de reojo a la niña que miraba tan fijamente mi estuche, y le ofrezco una sonrisa.

- Bien, pues. Este solo de violín lo interpreté cuando tenía 10 años, en el teatro que tenía mi padre. Realmente me costó mucho aprenderlo. – suspiro. – Allá va.

Saco de mi chaqueta un pañuelo y lo pongo sobre el violín para apoyar mi cuello y mentón sin dañar el violín con la transpiración. Entonces me aparto unos pocos pasos para tener espacio, y respiro profundamente. Adelante.

[Música (Violín) 125+90+26=241]